Super

Super es una historia que hemos visto muchas veces. El clásico perdedor que no para de encadenar sucesos malos en su vida y que tiene una autoestima por los suelos. Como si fuera Taxi Driver, entra en un estado de furia con todo lo que le rodea por lo que él cree que es un mensaje divino, y junto a una encantadora Ellen Page decide combatir el crimen con el objetivo final de recuperar a su esposa.

El caballero acudiendo al castillo para matar al dragón (un acertado Kevin Bacon) y salvar a la princesa. James Gunn consigue darnos lo mismo de siempre pero con un impacto visual y una serie de paradojas emocionales que hacen de Super una película muy distinta. Empatizarás con la mayoría de personajes que van desfilando, e incluso llegarás a plantearte si los buenos son tan buenos y los malos tan malos.

Podría haberme gustado todavía más. En cuanto a la película en sí no se me ocurren muchas maneras de mejorarla, pero hay cosas que no me gustaron, por mera cuestión de preferencias. En cualquier caso estamos ante una película que siempre se mantiene en un estado agridulce en cuanto a sensaciones, ese drama disfrazado en una comedia y con la que no sabes muy bien cómo actuar, ni siquiera cómo catalogarla en un género. Todas estas idas y venidas terminan con un subidón emocional bastante importante que no gustará a todo el mundo, pero que a mí me encantó.

Una película diferente, con un algo difícil de explicar.

Un Quijote cuya imaginación perturbada le hace ir por derroteros trágico-patéticos; eso sí, sin mucha gracia!!! Porque aquí la risa ni es espontánea, ni forzada -ni aparece, la verdad- y, dejen de compararla con una "Kick Ass" de la que bebe, de la que se alimenta, pero también a la que ofende por su demostrado vacío, por su evidente ineptitud para crear algo sabroso con los ingredientes de los que disponía. Buenos actores, buena música, idea no original pero mejorable, diálogos que dicen más de lo que muestran, desbordantes tomas de aceptada ridiculez..., y aún así, el resultado final no es convincente. Sabes que vas a encontrarte un antihéroe mundano que intenta salvar a su Dulcinea, que luchará contra molinos de viento pues ha sido bendecido con el dedo de Dios, con su eterno ayudante de acompañante -que no se crean estos americanos que han inventado nada nuevo!- pero, quédate mil veces con la versión española del siglo XVII, le da mil vueltas y sigue!!! Tanto si es una comedia dramática, un drama cómico, violencia gratuita, o como quieras definir este puchero, la verdad es que se queda corto por su ausencia de picardia, falta de ironía mordaz, más jeta efectiva, por quedarse a las puertas de un banquete que no sabe disfrutar. Pocas copias de originales acaban aprobando! Las situaciones de reciclaje en versión cafre no son divertidas ni notablemente gamberras, son insulsas y con poca gracia, y el enmascarado justiciero al uso soso -dejando de lado el trabajo del actor que hace lo que puede pero, si hay material pero no se le sabe insuflar vida!..., poco se puede hacer-. Flojísima historia de antihéroes que no seduce; su rebeldía y anarquía son dolorosamente tristes!!!

A veces nos cuentan un chiste que, de puro malo, nos tenemos que reir. Algo parecido con esta película; tiene tal pinta de serie Z que es inevitable reirse con ella aunque con el desarrollo de la trama le vayamos cogiendo cariño a ese zoquete y sobre todo a su acompañante (enorme Ellen Page). Los últimos 20 minutos hemos olvidado las risas y entonces la tomamos en serio y con más respeto ¿A quién no le supo muy mal lo de Libby?

Una de las películas más confusas que haya podido ver últimamente por su dificultad de ser encasillada en un determinado género cinematográfico. Comienza siendo una comedia, una parodia del patetismo que lleva a un hombre triste, un fracasado sin ninguna capacidad especial a querer convertirse en superheroe. Pero el componente humorístico se pierde pronto en el antagonismo que caracteriza esta película y que logra encandilar al espectador. Una fascinante mezcla de conceptos, unas situaciones desmesuradamente grotescas propias de una mente desequilibrada que adquieren una caricaturesca normalidad homenajeando a las películas de acción de serie B, para dar paso en su desenlace a un drama, un final que dejará a todos pasmados por su lógica extrañeza y su emotiva normalidad.

La idea de que un tío normal y poco agraciado, a quien su mujer le deja, se haga un superhéroe (cutre) para reconquistarla puede parecer hasta idiota. Pero la película funciona, gracias a una combinación de humor negro, cine Gore, sangre por todas partes y todo con un protagonista que lo borda.
Debajo del guión se puede ver otra película, la de las desventuras de un fracasado. Y eso es lo que hace que todo parezca verosímil hasta lo inverosímil.
Entiendo a los que esta película ha entusiasmado. En mí no llegó a tanto , pero no pude dejar de apreciar lo mucho que de inteligencia hay en ella,
Sólo el giro final me pareció flojo. Habría que haberlo pensado más.