Super

Recientemente hemos podido ver como se paseaban por nuestras pantallas películas que tratan el tema de personas, en principio normales, que deciden ponerse un traje, salir a la calle y combatir el crimen. Seguramente la que más ruido hizo fue "Kick Ass" y la verdad es que motivos no le faltan. Se trata de una buena adaptación de un cómic muy entretenido aunque se tomaran ciertas libertades que no voy a ponerme a discutir aquí porque no es su sitio. Pero es que yo personalmente no puedo hablar de "Super" sin hablar de "Kick Ass" porque la primera capta de tal manera ciertos momentos de dicho cómic que en su correspondiente adaptación no fueron capaces de plasmar. Estoy hablando de la violencia.

"Kick Ass" sí, tenía muchas escenas calcadas al cómic, pero aquel que lo leyera sabe el exagerado uso que hacía John Romita Jr. de la sangre, así como viñetas que hacían rechinar los dientes debido a su dureza y como luego en la película todo esto fue más rebajado. ¿Qué pasa? Pues que los que leímos el cómic y en él vimos ese tono gamberro y esa brutalidad con la que sus autores hacían lo que realmente les daba la gana, esperábamos exactamente lo mismo en la película. Es ahí donde paro y empiezo con "Super".

En "Super", su director sí que hace lo que le da la gana, hay una gran cantidad de escenas que no queda más remedio que soltar un "¡joder, que bestia!". Muchísimos palos y mucha sangre. Además hay ciertos puntazos de humor negro realmente buenos, así como una interesante mezcla entre el drama y la comedia. Lo único en lo que falla es en el ritmo y el desarrollo. Por ahora no puedo ponerle más nota porque se resiente demasiado (quizá en algún revisionado...). Hay momentos que uno nota que flojea, que los personajes podrían desarrollarse más o mejor, que los acontecimientos podrían sucederse de manera que la cinta tuviese un ritmo más apasionante, ya que hay veces que uno piensa que las escenas se han pensado sueltas y luego se ha hecho un corta y pega.

Pero de todos modos no deja de ser una película que entretiene, sobre todo gracias a sus protagonistas. Increíble Rainn Wilson, me ha hecho olvidar a Dwight Schrute, cosa que me parecía imposible. Luego, Ellen Page me encanta, sin más. Clava su papel de fiel compañera que encima esta loquísima, más que el propio Crimson Bolt.

De Liv Tyler y Kevin Bacon no voy a decir nada, cada uno está correcto en el papel que le ha tocado, pero sí voy a pararme en el gran Nathan Fillion. Puede que en toda la película no aparezca en total ni 2 minutos, pero el personaje de Holy Avenger es para partirse.

En general, una película que pese a tener sus fallos, es gamberra, bestia, con la que uno se ríe y en algún momento puede quedarse pensando. Y encima tiene una intro y una banda sonora buenísimas. Yo por mi parte, no pido más.

La única razón por la que la vi fue porque el protagonista es Rainn Wilson (Dwight en “The Office” serie que deberíais seguir), no sabía nada más de ella, pero me ha gustado mucho, muchísimo.

Super sigue la línea de películas como Kick Ass o Defendor pero con estilo propio. Un perdedor que decide acabar con el crimen convirtiéndose en un super-héroe y todo ello cuando su mujer (Liv Tyler) se va con un malvado traficante de drogas (Kevin Bacon). Encima se une a el una friki (Ellen Page) que le acompaña en su lucha contra el mal.

Super ofrece humor negro, violencia, realismo (aunque no lo parezca), risas, lágrimas y una Ellen Page en un papel brutal y además guapísima.

Hay, como hay diferencia entre algo (por ejemplo... una película) alocado y algo desquiciado, diferencia entre un loco y un desquiciado.

Todos los desquiciados son locos pero no todos los locos son desquiciados, sí, esa es una diferencia, pero hay más. Un loco puede ser gracioso. Por ejemplo, uno feliz que piense que para que las puertas se abran hay que decir delante de ellas "me gusta darle a la sinhueso" mientras se mete un dedo en la nariz y salta a la pata coja. Pero un desquiciado, uno de esos esquizofrénicos que se sujetan las rodillas sentados en las esquinas mientras lloran, tiritan y se sorben los mocos porque su vida está vacía y hay cucarachas siempre escarvando en la carne de sus tobillos, por (otro) ejemplo, no tienen ninguna gracia.

Al igual que hay locos graciosos, los puede haber interesantes. Piénsese en Kevin Spacey en K-Pax, que no sea por ejemplos. Esos que tienen una paranoia tan bien montada, compleja, creíble y simpática que hasta daría pena curarlos. En cambio, el desquiciado que se siente acosado solo porque lo miren medio segundo, da pena así, ya sin curar.

Y bueno, ahora adivinad si Super es película alocada o desquiciada.

Sí, la fascinación inicial que produce todo lo que tenga una tara, Super es un patético esquizofrénico balanceándose pensándose a sí mismo como loco con gracia. Pero no. Super quiere ser una película alocada, como su punto de partida (fascinante, sí, la idea del tipo normal que se convierte en superhéroe es siempre fascinante), pero acaba siendo un torpe intento de ello.

Y es que su paranoia no se sostiene, siempre a medias entre la ficción más inverosímil (voy a ponerme el traje al coche) y el realismo más desnudo (soy un pringao con una llave inglesa, no sé correr, ni saltar vallas), que se atragantan mutuamente, y conjuntamente en el espectador. No ayuda que a parte la historia sea lentorra, más bien descafeinada, y con poco trabajo. Una broma pesada, cada vez más.

[Seguid sin miedo, no hay spoiler]

Super llega donde otros no quieren llegar por medio de una crudeza extrema, digna del mejor alumno de la TROMA, con claro espíritu de serie Z pero con una factura técnica formidable, resultando un entretenimiento para nada inocuo, divertido y trágico a partes iguales.

Ser un superhéroe no es tarea fácil, las balas duelen, las personas mueren y el éxito final quizás (seguro) no llega. Los títulos de crédito anticipan que la película se propone como un divertido festival, hasta que comprobamos con crueldad que es uno que se toma muy en serio, siendo capaz de establecer un discurso -sin lecciones de moralidad- sobre el ser humano y su necesidad de autoengañarse en busca de la felicidad. Super desmitifica al héroe como salvador de nuestra existencia (la excelente secuencia en la cola del cine lo demuestra) pero lo recupera como persona(je) necesario en nuestras vidas para hacernos saber que podemos cambiar las cosas si queremos vivir en un mundo mejor, aunque este nunca sea como esperamos.

El sentido del humor irreverente y escatológico va acompañado del más negro, que roza la tragedia en secuencias en las que la película deja de ser una comedia para ser otra cosa, algo que la gente no espera ni está preparada para ver en una peli de Dwight el de The Office disfrazado de superhéroe.

"You don't butt in line!"

Tener una buena idea no significa tenerlo todo hecho. Que tu película sea independiente y pretenda aires de serie b, no quiere decir que se pueda hacer cualquier cosa. Y si pretendes hacer cualquier cosa, al menos intenta que se note.

"Super" arranca con buenas intenciones, un hombre que tras una vida llena de complejos y frustraciones decide convertirse en un superhéroe y plantar cara de la forma que nunca pudo a sus miedos y a los males que azotan a la sociedad. Una idea quijotesca que se da contra la pared nada más salir por la puerta.

El realismo de las acciones del protagonista no termina de cuadrar y choca de lleno con los movimientos del resto de personajes. Así nos encontramos con una banda de villanos, que no es que sean Bambi pero no resultan nada creíbles ni para parodia, quedándose a mitad de camino entre lo formal y lo cómico, capitaneados por un Kevin Bacon irreconocible como intérprete. En cuanto al otro lado de la ley, la policía, que no aparece ni para saludar en cualquiera de las situaciones de conflicto, se le ve interesada en los delirios de una mente infantil, algo que sólo se puede tomar como crítica al sistema policial y sin embargo no resulta nada convincente.

A destacar, salvando en cierto modo la película, una buena fotografía y las interpretaciones donde, a excepción del ya nombrado "hombre sin sombra", sobresalen las de la pareja protagonista. Un Rainn Wilson que borda su papel de rarito con pretensiones de héroe, y una encantadora Ellen Page, que continúa siendo una de las mejores actrices de su generación, como su colgada compañera de aventuras con cierta tendencia psicópata. Además de la aparición de Liv Tyler, cuya dulzura y pasividad vienen como anillo al dedo a su personaje.

Una película que bajo una falsa transgresión es mucho menos gamberra de lo que en principio promete.


(Gabriel Martínez, en Blog Ciempies)