Reeker

Para comenzar, tenemos a los típicos personajes juveniles norteamericanos, que parecen extras que no lograron entrar en el casting de la décimoquinta versión de American Pie: el idiota de siempre, que se cree tan gracioso, la rubia estúpida, la protagonista con un falso aire de seriedad, el "príncipe azul" (esta vez en una versión ciega para darle un toque más dramático).

Luego, tenemos los típicos díalogos de road story juvenil, con los cinco o seis macacos viajando en un jeep a través del desierto, escuchando rock y contando los mismos chistes de siempre.

También contamos con la participación del típico "tipo raro" (en esta ocasión interpretado por Michael Ironside) que tiene cara de asesino psicópata, habla como asesino psicópata y actúa como asesino psicópata... pero al final no es más que otra víctima, cosa que ya intuíamos desde el principio.

No nos olvidemos de la ambientación: oscura, lóbrega y mostrando los típicos parajes desolados del desierto estadounidense, o sea: desierto, desierto y más desierto, piedras, cactus, arena, lagartijas y una estación de servicio en medio de todo eso, como si fuera un accidente más en el terreno, donde el teléfono (vaya sorpresa) no funciona y donde todo el mundo parece haber desaparecido de manera misteriosa.

Y como cereza de la torta, tenemos al asesino, que en esta película es aún más ridículo que los malos de los Power Rangers. Se supone que el asesino que es ni más ni menos que la muerte, pero en este caso en una representación que resulta, digamos... estrafalaria. Para empezar: ¿por qué la muerte usa una especie de piloto de goma y una máscara antigas? Y, ¿por qué mata a la gente usando unas batidoras afiladas (al menos eso parecen) o un taladro con la mecha torcida? Yo pensaba que la muerte usaba una guadaña o al menos una navaja afilada y vestía una sotana negra con una larga capucha. Tal vez lo que digo suene algo trillado y me parece que el guionista pensó lo mismo, por lo que trató de imprimirle a la muerte una forma original de matar y de vestirse... pero en lugar de ser original, terminó siendo ridículo. ¡Una lástima!