Piedras

Un puñado de buenas historias

Un puñado de grandes actrices

Un puñado de verdad

Eso y mucho más es PIEDRAS, la sorprendente cinta que nos regala uno de los mejores repartos femeninos vistos en nuestro cine. Desde Antonia San Juan que demuestra su valía dramática, pasando por Vicky Peña, Ángela Molina o por la impactante Mónica Cervera, esta película nos regala unas interpretaciones que irradian verdad. Historias de mujeres corajes, que han dado con piedras en su camino que nos les han permitido encontrar su zapato perfecto.

Simplemente deliciosa

Las películas son como cualquier pieza artística, te puede gustar mucho, poco, nada o dejarte indiferente. Muchas veces no hay un motivo técnico en el juicio de lo artístico, es un sentimiento. Mi sentimiento con _Piedras_ es irracionalmente excelente; una historia que recuerdas, que disfrutas cada vez que la ves y descubres detalles que se te habían pasado. Las historias parecen todas muy humanas, no se ve pedantería ni excentricidades calculadas para impresionar a los cinéfilos expertos; yo veo una sencillez trabajada en la esencia y compleja en el resultado. El supuesto influjo almodovariano suena a verdadero chiste, salvo que una historia de mujeres sea un argumento almodovariano de partida; es cierto que Almodóvar ha trabajado con unas bases argumentales semejantes en su filmografía, pero la escenificación de la trama y los personajes son muy distantes al estilo del manchego. Se podrían alabar muchos aspectos técnicos, pero sin duda son las interpretaciones lo más logrado; a mí me conmovió especialmente la de Anita (Mónica Cervera) y su amor, puro e inocente, por su cuidador, Joaquín. No tantas películas han tratado con tanta emotividad el enamoramiento de un personaje con retraso intelectual, pero que afectivamente es capaz de sentir el amor de una forma tan intensa como una persona madura y "cuerda". El amor sincero de Anita nos hace pensar en lo universal del sentimiento amoroso entre los seres humanos, por diferentes que estos sean. El final también es auténtico, no solo por el famoso monólogo, cargado de reflexiones existenciales valiosas, sino porque es un final atipico: agridulce, esperanzado y emotivo. En fin, una película inolvidable que puso de los nervios a críticos homófobos. Hablar de "estética gay" en esta película retrata muchos prejuicios; en la esencia argumental, el tema gay tiene realmente muy poco peso, pero ya sabemos que mucha gente no puede vivir sin hablar obsesivamente y/o compulsivamente de los gays, quizá como una autoterapia de reafirmación personal.

Uno de los más maravillosos finales que he visto, ese monólogo de Leire maravilloso, que te pone los pelos de punta, y nos dice todas esas cosas tan reales; aunque sólo sea por ese final ya merece la pena ver la película; la historia de Leire la mejor, sin duda, la que más me conmovió, una mujer arrastrada por un hombre que no siente lo mismo por ella, Najwa Nimri sensacional, una actriz a la que pocas veces he visto en acción pero que sin duda me dejó maravillada; la historia de Adela y su hija Anita tambien es fantástica, al igual que la relación de esta última con Joaquín; la taxista tambien está genial con una historia durísima, y esa Lola Dueñas que lo borda todo, lo que le pongan; y finalmente está la historia de Isabel, que fué lo que menos me gustó de la película, Ángela Molina para mi gusto bastante mal, me dejó bastante fría y me pareció muy poco natural. De todas formas es una historia coral magnifica, y ese final, sin duda lo mejor de la película!!

Ramón Salazar debutó en este largometraje con una serie de historias cruzadas y un reparto de excelentes actrices, algunas ya consagradas y otras debutantes en aquellos años.
Se entrecruzan cinco historias, algunas más interesantes que otras y los personajes coinciden en determinados momentos de la trama.
Las interpretaciones son diferentes, hay actrices que están espléndidas como Vicky Peña o Monica Cervera pero por ejemplo la intensidad que intenta transmitir Najwa Nimri a su personaje (Leire) se hace muy pesada y a veces resulta bastante incomprensible por lo que no comulgué con la historia en absoluto. También la excesiva duración de la cinta a veces empaña el resultado final. O el empleo de ciertos personajes secundarios que no vienen a cuento (Nacho Duato y Daniele Liotti en actuaciones bastante mediocres).
Un debut interesante, curiosamente he leído varias críticas de enamorados de esta película. Muchas veces no hay que rodar la película perfecta para conseguir que llegue al corazón del espectador. Y ésta es una de ellas.

Siempre es saludable para el cine español contar con propuestas innovadoras y personales que aporten aire fresco a una cinematografía algo enclaustrada en los productos televisivos.
En el caso de la ópera prima de Ramón Salazar no hay duda alguna del talento y las ganas que se han puesto en la ejecución de su complejo guión. En él se dibujan a cinco desiguales mujeres, cuyo protagonismo es paralelo, de forma que vamos encontrando varias historias que se entrecruzan por motivos algo imprecisos. Aunque la película no se queda en eso: la forma de contarlo que tiene el director malagueño tiene su miga, aportando una serie de entresijos que se proyectan con algo más que un toque poético.
No obstante, es una lástima que esa combinación no llegue a cuajar, pues parece quedarse en la superficie. Los personajes no llegan a conmover, y lo que realmente acaba por trastornar es la fugaz y superflua aparición de temáticas algo aparatosas como la homosexualidad, la prostitución, la drogadicción o el maltrato. Y aunque la equiparación con el cine de Almodóvar pueda ser evidente, llegar a decir que es una imitación es cuanto menos injusto, ya que el film posee una ligereza y personalidad por sí solo.
De ahí, que deje la sensación de que si uno no es capaz de admirar la expresividad que hay en cada plano, seguramente quede algo desencantado.