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La hora 25

Drama Cuando todo va bien en el hogar de Johan Moritz (Anthony Quinn) con el bautismo de su nuevo hijo, el sargento Nicola Dobresco (Grégoire Aslan), decide entregarlo para ser llevado a un campo de trabajo alemán, presentándolo como judío sin serlo para que, así, su linda esposa Suzanna (Virna Lisi) quede a su merced. Ha comenzado la II Guerra Mundial y Moritz se verá involucrado en crueles y difíciles situaciones durante varios años. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
25 de febrero de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carlo Ponti produjo en 1967 este drama que se desarrolla en la II Guerra Mundial, muy bien dirigido por Henri Verneuil, adaptación de la conocida novela de Virgil Gheorghiu, de título homónimo.

La historia son los acontecimientos que le suceden a un campesino rumano de nombre Johan Moritz (Anthony Quinn), un hombre feliz con su familia que acaba de bautizar a su nuevo hijo. Pero con la llegada de los nazis, el sargento Nicola Dobresco (Grégoire Aslan) lo entrega a la Gestapo como supuesto judío para que sea conducido a un campo de trabajo. De esa forma su bella esposa Suzanna (Virna Lisi), queda libre para que el tal sargento la pueda acosar a gusto.

Lo que va sucediendo son las situaciones difíciles, complejas y paradójicas por las que va pasando Moritz durante varios años, que le harán pasar por situaciones verdaderamente surrealistas, pasar de judío, a prototipo de la raza aria y llegar a ser soldado alemán.

Estupendo guion escrito por Henri Verneuil, François Boyer y Wolf Mankowitz, que vuela sobre el drama de Gheorghiu, para dar cabida a un humor sutil, que juega a la parodia y a lo placenteramente incisivo.

En el reparto Anthony Quin y Virna Lisis están más que mejores; igual que Grégoire Aslan como el pérfido sargento; el resto del reparto de gran nivel: Michael Redgrave, Marcel Dalio o Jan Werich.

Vi hace poco en TV esta película tras haberla visto en su estreno y la vi gratamente, me gustó volver a esta historia. Además, el film es una llamada de atención contra la intolerancia y la estulticia. Buena llamada de atención, no maniquea, que nos advierte que la malignidad, el egoísmo, la cobardía y la envidia acechan a la vuelta de la esquina sin mirar fronteras ni colores.

Atento a la escena final, es de antología y muy penosa.
Kikivall
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12 de agosto de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película que entretiene y hace pensar en los absurdos sin fin de la guerra, en este caso la segunda mundial. En esta película de viajes, el protagonista, un Lazarillo de Tormes moderno, transita de un lugar a otro, de un amo a otro, de una nacionalidad a otra, y, como humano botín de guerra, de un campo de prisioneros a otro. Su asombrosa pero creíble ingenuidad (en esto Anthony Quinn tiene mucho que ver) le sirve para evadirse de tan terrible a la vez que kafkiana situación. Con todas las trazas de un cuento de los Hermanos Grimm (al principio aparece una aldea con gansos), pero situada en un marco muy poco idílico, las tribulaciones del pobre campesino rumano sirven para denunciar las arbitrariedades de las autoridades rumanas y húngaras, cómplices de los nazis; de los judíos que ayudaban a huir a sus camaradas, poco generosos, sin embargo, con un rumano cristiano; de los nazis, por supuesto, con su absurda superioridad racial; de los carceleros aliados y el proceso de Nuremberg, impulsado por americanos británicos y rusos. recuerda también los desmanes de las tropas vencederas al tomar los países derrotados... Finalmente, hasta la prensa y sus tentáculos amarillos queda en evidencia, detalle que otorga frescura y vigencia a la historia. No niego que la hora 25 tenga algún lunar, como deficiencias en el trabajo actoral (no el de Quinn, pero sí el de Virna Lisi por ejemplo), así como un final falto de contundencia. Sin embargo, he disfrutado y he aprendido algo, sutilmente oculto entre los renglones del guión. Es todo lo que espero de una buena historia con tintes fantásticos.
Joanarcos
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1 de julio de 2020
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La II Guerra Mundial fue una época que supuso para muchísima gente una enorme desgracia en sus vidas, y muchos de ellos encontraron un triste final. Esta historia, aunque no sucedió realmente, sirve para concienciar de lo que supuso este infame conflicto.

Anthony Quinn tiene películas que han pasado a la historia del cine como 'Lawrence de Arabia', 'El loco del pelo rojo' o 'La Strada'; aunque 'La hora 25' no haya aguantado el paso del tiempo al estar opacada por obras más conocidas (y con razón pues no la considero un peliculón, sí por encima de la media), esta, como digo, tiene un mensaje importantísimo, si bien no es su única virtud. Ambos protagonistas, especialmente el propio Quinn, están fantásticos en sus papeles; la banda sonora de George Delerue también merece elogio por atinar en todo momento.

He visto ciertas similitudes con 'La vida es bella', ya que a veces pretende meter toques cómicos para no ser demasiado dramático, cosa que se agradece y da pie a escenas graciosas, pero no puede evitar ser dramático, pues es lo que pretende al fin y al cabo.

El contraste entre el inicio y el final de la película, con esa escena de las fotografías en la estación de tren, es bastante evidente. El mismo espectador que vea el filme creo que se sentirá muy similar a como se sienten los personajes en dicha secuencia, hecho una mierda y preguntándose también por qué a las personas buenas les ocurren desgracias de tal calibre y por qué el ser humano muchas veces es inhumano.
Michael Myers
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4 de septiembre de 2016
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya sabemos el tema: 2a Guerra Mundial, personaje-héroe sin quererlo se mete en una situación en la que debe sobrevivir y ayudar a sus cercanos a hacerlo, con el padecimiento que ello conlleva. Está claro que en 1967 el tema no estaba tan manido, pero el resultado resulta sonrojante: un cuento bastante panfletario, que utiliza muchas escenas como cliché de conciencia social sobre los abusos del poder y la naturaleza humana. Y digo "cliché" porque lo hace de una manera tan estereotipada, tan poco creíble, tan "de postal", que eso le quita mucho a una película cuyo valor sería ponernos en la piel de los protagonistas. Anthony Quinn logra un buen papel, aunque lo meten en el papel de campesino ignorante donde a menudo lo encorsetaban. Y sobre el tufo pro-católico tampoco tiene desperdicio. Sólo para fans del cine de los 60s-70s.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
kidcreole
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