El director Joaquín Mazón, al que conocimos sobretodo por la divertida Cuerpo de Élite (2016) vuelve a retomar la fórmula de hacer una película de humor gamberra utilizando un reparto de caras conocidas de la TV.
Aunque sale Santiago Segura haciendo de 'gancho' para el público que irá en masa esperando algo parecido a la versión navideña de Padre no hay más que uno, el verdadero protagonista es Ernesto Sevilla, que realiza un papel más contenido de lo habitual en él (recordemos, en La Hora Chanante era El Gañán, entre otros), además de Pablo Chiapella, que no falta en este tipo de películas (y en otras todavía más gamberras). Entretenida, pero más predecible y menos ácida que otras obras anteriores. Intuyo que la coproducción de RTVE les puede haber influido a la hora de crear un producto menos 'bruto', ya que tanto en Atresmedia como en Mediaset suelen tener más acelerado el contador de chistes bestias. Para pasar el rato.

El título y la sinopsis no dan lugar a engaños: película de humor con el tema de diferencias entre familias al estilo de la saga protagonizada por Ben Stiller "Los padres de...", en su lugar aquí está Sebastian Maniscalco.
Tenemos también a Robert De Niro en el papel de padre (en este caso, del chico). Si bien ya hace años que las criticas son feroces con los papeles que acepta esta leyenda de la interpretación, el film no decepcionará a los fans de esta última etapa del actor, donde una película de humor sencillo y situaciones cotidianas satisface al espectador que busca pasar un rato y nada más.
En cuanto a la calidad del film, no esperaba ninguna virguería. Técnicamente sencilla. El guion, a menudo previsible, nos deja un producto flojo pero asimilable para todos. Otra película más para pasar el rato.

El guionista y algunos de los actores principales de la cinta original de 2019 se reúnen para filmar esta secuela, estrenada en época festiva para intentar atrapar a (casi) todos los públicos en Netflix y evitar que vayan al cine a ver otras películas (familiares sobretodo), en un entretenimiento con todos los clichés típicos de Adam Sandler y Jennifer Aniston (también de Netflix), que se encasillan y se quieren a sí mismos más que al producto que nos entregan.

El resultado es gracioso pero mediocre: llenar tiempo en una película de apenas 88 minutos con escenas de enredos que parecen sacados de una de Mariano Ozores pero mal imitadas y que dan más vergüenza ajena que risa es un recurso excesivamente sobado. Se entiende que no buscan reinventar la rueda, pero a veces se notan tan forzadas esas transiciones que piensas si realmente se hicieron así en el guion o si luego se añadieron en post-producción para darle ritmo a una película con poco argumento. Y ése, precisamente, es el gran fallo de la película: tiene escenas graciosas, tiene sorpresas (incluso escenas de acción inusualmente violentas, lejos del cine familiar), tiene sorpresas, tiene actores famosos, pero la historia falla por todos lados y se convierte en una mezcla de lugares comunes que rellena los vacíos con sketches más propios de un programa de televisión y algún giro más o menos previsible de historia.

Nadie que la vea la va a aborrecer, pero dudo que muchos la recuerden una semana después. Una oportunidad desperdiciada tanto por la plataforma como por los actores y guionistas, que van en piloto automático: consumible, pero no entrañable.

Trabajo de Roland Joffé, que ya dirigió la titánica y clásica "La Misión" pocos años atrás, en el que deja su huella direccional con critica social y subrayando la épica en la vida cotidiana de los personajes, en este caso en India, basado en un best-seller convertido en más de 2 horas y 15 min de metraje que se antojan un poco pesados a priori, pero que se hacen necesarios para entender la evolución de sus personajes y disfrutar con gusto de cada uno de sus matices.

Película americana de los años 80s donde se establece un claro paralelismo entre los que son conscientes de la situación y los que viven sin enterarse, donde la alegoría de la caverna de Platón queda simbolizada por esas gafas de sol que protagonizan la portada con Roddy Piper, que realiza un papel más físico que emocional, en el que se convierte en el 'sparring' o muñeco de peleas de una cinta de acción con crítica social a la época de Reagan y a la avaricia capitalista.
Recomendable para reflexionar y divertirse un rato.