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Route Irish

Drama. Thriller "Route Irish" es el nombre de la peligrosa carretera que une el aeropuerto de Bagdad con la zona internacional de la ciudad. Se trata de un análisis de las secuelas de la guerra en dos soldados británicos que se enamoran de la misma mujer y se desplazan a Irak para trabajar como contratistas privados. Cuando uno de ellos (Mark Womack) regresa a su país, experimentará profundos sentimientos de tristeza y amargura, agravados por la muerte de un amigo. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
30 de enero de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ken Loach se le ha conocido por denunciar con insistencia las irregularidades de un sistema que ha beneficiado a unos pocos en contra de una gran mayoría de la población obrera o de clase baja en su Reino Unido Natal, ese gran paraíso de la colonización, el comercio, la industrialización pero también el de la lucha de clases. Activista de pro detrás y delante de las cámaras films como “Riff-Raff” (1991), “Lloviendo Piedras” (Raining Stones, 1993) “Ladybird, Ladybird” (1994) o “La Cuadrilla” (The Navigators, 2001) demuestran ser una buena pincelada del o que clama su cine a los cuatro vientos: los derechos básicos de un pueblo azotado por la falta de trabajo, la compleja burocracia de la administración pública o incluso las pésimas condiciones de vida en que tienen que malvivir o subsistir.

En los últimos años, el director natural de Nuneaton (Inglaterra) no ha dejado de sorprender tratando otros temas sin escapar de su mensaje de denuncia prominente. Ya lo hizo tratando el agitado y convulso conflicto irlandés con “Agenda Oculta” (Hidden Agenda, 1990) y “El Viento que Agita la Cebada” (The Wind That Shakes the Barley, 2006). Pero en los primeros años del siglo XXi, con la Guerra de Irak y la posterior intervención del país, entre otros por el ejército inglés, hasta la reconstrucción como etapa más violenta y en algunos momentos silenciada por la cadena de atentados surgidos por movimientos insurgentes no relacionados directamente con Al-Qaeda. Esa bomba de relojería era el dia a dia que vivieron muchos soldados contratados por mercenarios privados con la función de proteger, vigilar y matar sin pestañear a merced de las empresas interesadas que los contrataban sin darse cuelta que la ocultación de algunas pruebas se les acabaría yendo de las manos.

Ken Loach no necesita de actores conocidos para virtualizar (gracias a Paul Laverty en el guión) realismo y denuncia ante un tema tan delicado disfrazando un thriller serio y sin demasiadas concesiones a la acción pero sí a una intriga recurrente para su argumento. El título, “Route Irish”, se refiere a la ruta o trabajo sucio que hacían muchos de esos protectores a merced de francotiradores y emboscadas diversas por lo que se la calificó a la carretera más peligrosa del mundo: la que llevaba el Aeropuerto de Bagdad a la misma capital.
Natxo Borràs
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9 de julio de 2017
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es ésta una historia de mercenarios, personas -hay que recordarlo- que se postulan al mejor postor para matar. Sin preguntas, sin titubeos, sin escrúpulos. Los mercenarios y las mercenarias (conviene también aquí utilizar el lenguaje no sexista, porque haberlas, debe haberlas) son gente sin principios, si no, no se explica el oficio. Pues bien, partiendo de esta figura tan novelesca, Route Irish nos propone la historia de un mercenario muy bueno al que matan unos mercenarios muy malos, como si "bueno" y "malo" fuesen calificativos distintos aplicables a idéntica calaña (malos, muy malos y peores, sería más apropiado). La noticia de la muerte del "mercenario menos malo" le llega a un camarada del alma que, desde la distancia (de Inglaterra a Irak), investiga ese asesinato que, al cabo, no es sino un asesinato más de los muchos que componen una guerra larga e insensata como tantas de las muchas de Oriente próximo.

Desde estas premisas, y con tintes de trascendencia y denuncia, Route Irish compone una trama muy compleja y difusa que mezcla hechos de allí y de entonces, que se intentan resolver ahora y acá con los archivos de un teléfono móvil (¿una prueba? Ja), llamadas y más llamadas y con un sinfín de historias cruzadas e infinidad de personajes que sólo llegamos a conocer de nombre. En definitiva, uno toma interés y acaba perdiéndose en elucubraciones y conjeturas hasta que se da cuenta de que la historia es de una simpleza insultante, que no vale nada y que el dramatismo es falso y muy forzado para lograr, finalmente, el refrito de un buñuelo pringoso y sentimental sin mucho fundamento.
Eulate
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23 de julio de 2011
4 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Caramba! Si la vida fuese así, que difícil sería. De todas formas es una historia bien contada en forma reiterada de Flash backs, que no cansan, si no que ubican todo aquellos pormenores, cuando en mi mente trato de hallar responsabilidades y estar en paz conmigo mismo. Esta idea permite, por supuesto, que las caracterizaciones sean excelentes.

Pero también el film trasciende sobre del búsqueda del alter ego cuando de encontrarlo desesperadamente se trata. En este contexto, algún pequeño eco hay sobre el film “Fight club”, con Tyler (Brad Pitt) y algunos puntos de encuentro con el hombre Fergus en el film de ken Loach.

Y así nos podríamos estar escribiendo sobre los alter ego. Para quienes desean regocijarse en este tema también está el film “Being Julia”, de István Szabó, donde Julia no deja de “conversar” con su alter ego.
gonzalo restrepo sanchez
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17 de diciembre de 2011
3 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El lucrativo y prolífico team Laverty/Loach/O'Brien (ganadores de la Palma de Oro en Cannes por "El viento que agita la cebada") nos ofrece una película aburrida y previsible sobre los desalmados contratistas de seguridad privada que operan en IraK, la mayoría de los contratistas y empresas de este tipo son de origen estadounidense. Uno de los mercenarios que trabaja para una de estas poderosas corporaciones militares es asesinado de manera misteriosa en Bagdad y su amigo (el desconocido actor Mark Womack, clónico de Peter Mullan) investigará el suceso para llegar al meollo del asunto. El escocés Paul Laverty utiliza el nombre de una de las rutas más peligrosas de Irak para dar título a una historia absurda, torpe, y en ocasiones ridícula que filma sin complicaciones el inglés Ken Loach, alejándose de su acostumbrado british social realism para ofrecrnos un thriller frío, distante, y lleno de los peores tópicos y clichés. La música es de George Fenton, la fotografía del gran Chris Menges (cinematógrafo de títulos tan interesantes como "The Killing Fields", The Boxer", y "The reader" entre otros). Como dato curioso, me gustaría añadir que la actriz vasca Najwa Nimri tiene una fugaz aparición en este fallido film.
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