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Corazones de acero

Bélico. Acción Abril de 1945, la guerra está a punto de acabar. Al mando del veterano sargento Wardaddy (Brad Pitt), una brigada de cinco soldados americanos a bordo de un tanque -el Fury- ha de luchar contra un ejército nazi al borde de la desesperación, pues los alemanes saben que su derrota estaba ya cantada por aquel entonces. (FILMAFFINITY)
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Críticas 243
Críticas ordenadas por utilidad
19 de septiembre de 2020
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"Corazones de acero", o "Fury", un título que la describe mejor, es una película de guerra que empieza bien y acaba siendo un despropósito.
La tripulación de un tanque (pasa también con la de los submarinos), como protagonista coral de una historia puede dar mucho juego. El tanque es un ámbito estrecho, donde las relaciones humanas, máxime en una situación de peligro constante, se estrechan y sale lo mejor y lo peor de cada uno, dando lugar a tensiones que van forjando el carácter e intensificando las situaciones. En este caso, contamos con un sargento curtido en mil combates, líder indiscutible que da cohesión al grupo, formado además por otros tres y el nuevo. El novato en cuestión viene a ocupar la plaza de tirador que dejó libre el anterior. La primera parte de la película trata del proceso de aclimatación del recién llegado, al principio totalmente desubicado. En este estadio de la acción, la película tiene un pase. De hecho, hasta me recordó a las magníficas series "Hermanos de sangre" y "The Pacific", visionadas durante el confinamiento primaveral. La puesta en escena es magnífica y los combates resultan muy creíbles.
Pero ahí se queda todo. Hay una escena larga con unas mujeres alemanas, que tiene un aire algo tarantiniano, y luego la debacle. Ya nada tiene pies ni cabeza. El sargento recuerda de pronto que es Brad Pitt y que tiene que ser héroe ante todo y se acabó el clima de verosimilitud y el rigor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fuman2
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11 de enero de 2021
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Excelente película bélica en la que se detalla la vida real de un carro de combate, es una explosión de adrenalina para todo el equipo que lo compone en cada batalla.

El fuego cruzado parece auténticamente real y tampoco falta la camaradería y las reflexiones del jefe de equipo aleccionando a un verde recién llegado que pronto tiene que entrar en acción.

Muy buen papel de Brad Pitt dando credibilidad a su papel liderando el grupo de cinco hombres que compone el equipo.

En fin, una película bastante redonda tanto en su interpretación como en su ejecución.
shortcut
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22 de julio de 2021
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Los amantes del cine bélico disfrutarán sin duda con esta película que nos transporta a los últimos meses de la II Guerra Mundial, con las tropas aliadas (norteamericanas, en este caso) adentrándose en una Alemania agonizante que movilizaba sus últimas reservas, sus particulares quintas del biberón, en un intento desesperado por frenar el avance enemigo.

Pese a que si hablamos de contextos claustrofóbicos en el ámbito de la guerra han proliferado más los films ambientados en submarinos, e incluso en aviones, no es éste ni mucho menos el primero en que el vehículo que vehicula la historia, valga la redundancia, es un tanque (recordemos La bestia de la guerra, notable producción enmarcada en el Afganistán ocupado por los soviéticos). No es el primero, aunque sí tal vez uno de los que mejor recrean el ambiente angustioso y asfixiante que se debía vivir en la estrecha y calurosa tripa de un vehículo de este tipo, sobre todo en el momento de enfrentarse a potentes armas antitanque o a blindados enemigos (en el caso que nos ocupa un formidable Tiger alemán). Las escenas de combate están magníficamente rodadas, el armamento está muy bien recreado y el trabajo de los actores es convincente.

A mi entender, si tuviéramos que poner algún pero, éste vendría dado por ese eterno maniqueísmo más o menos sutil del que adolecen las películas de Hollywood (bien patente incluso en cintas magníficas como Salvar al soldado Ryan), con unos alemanes muy malos, ladinos y, en algunos casos, tontos y cobardes, y unos americanos que terminan siendo, como en el film de Spielberg, unos auténticos héroes al estilo de los defensores del Álamo.
Respecto a los primeros, no faltan los oficiales nazis que ordenan barbaridades (que no desvelaré aquí) o que se desentienden del combate después de enviar a los soldados a luchar, y los francotiradores que disparan contra nuestros héroes con alevosía y nocturnidad. Y un poco tontos también, porque resulta poco creíble que en el enfrentamiento final los soldados germanos se pasen media hora corriendo de un lado para otro, en vez de atrincherarse.

Y en cuanto a los americanos (y a diferencia de la cinta ambientada en el desembarco de Normandía, en el que el objetivo de la misión queda bien definido), no queda muy claro si el acto de heroísmo que protagonizan está realmente justificado: viendo las últimas escenas, el espectador decidirá.
Hay que decir que estamos hablamos de un maniqueísmo matizado: recordemos el desenlace del joven Norman en el tanque, o la actitud de los soldados estadounidenses ante los prisioneros o ante las mujeres alemanas de las zonas ocupadas.

Por cierto, la crudeza e inhumanidad de la guerra queda bien explícita en la curiosa (y un poco forzada) evolución psicológica del personaje de Norman (un joven taquígrafo sin experiencia militar que es reclutado a última hora como encargado de la ametralladora del tanque, y que recuerda mucho al cabo Upham de Salvar al Soldado Ryan, traductor enrolado también de buenas a primeras en la patrulla de rescate): en 24 horas, Norman pasa de defender un trato ético con los enemigos que se han rendido a “disfrutar mucho”, según sus propias palabras, matando alemanes…
Sebastia
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4 de mayo de 2023
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Quiere hacer algo parecido a lo que se hizo con 'El submarino' pero en tanques y no le sale tan bien como aquella. Y, la verdad, aquella película no me gustó verla y, sin embargo, la recuerdo como muy buena cinta. Tengo que verla otra vez.
Esta es una película con un marketing extraordinario, con un actor que es una estrella mundial, que haga lo que haga se vende, sin duda, pero no me parece que sea un gran actor. Es de los del montón, de moda, actual. Pero no llena la pantalla como otros.
El resultado es mediocre. A Rodrigo le ha gustado mucho, pero más porque le gustan los tanques y las batallas que por otra cosa. Lo ha visto como si fuera un documental, apreciando cómo se mueven los tanques, si eran más vulnerables por atrás, si se rompía mucho la cadena del tanque, etc.
Me la esperaba mejor película.
ÁAD
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6 de mayo de 2024
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Un monstruo de más de 30 toneladas, armado con tres cañones y tres ametralladoras, capaz de dirigirse a más de 40 km/h en campo abierto y ocupado por cinco hombres protegidos por un blindaje de 90 mm. de espesor con un único objetivo: hacer pedazos al enemigo alemán.
Sin concesiones y sin reparos, porque esto es la invasión.

Aunque en la producción de David Ayer destaquen sobre todo películas de acción intensas, crudas y adrenalínicas, siempre ha estado ligado al género bélico, que consumía desde su infancia; además viene de tradición militar y sirvió en la marina en la época de Ronald Reagan, así que de algún modo "Fury" sirve de tributo a todo lo que aprendió y le enseñaron, inspirado principalmente por el algo controvertido libro de Belton Cooper "Death Traps", donde narraba sus memorias de la 2.ª Guerra Mundial como soldado de la división blindada.
Este puede ser el mayor aliciente para los que somos fans del bélico, porque un servidor al menos nunca ha visto una historia enfocada en dicha división, en la vida de aquellos hombres que a bordo de carros como el M4-A2 Sherman tenían que abrirse camino a través de las filas enemigas, en sus vidas dentro de semejante armatoste. Y Ayer, sin dejar de ofrecer espectáculo al público como buen cineasta de códigos hollywoodienses que es, quería ante todo realismo y originalidad (difícil de conseguir esto) mientras obligaba a su elenco de estrellas a realizar duros entrenamientos para representar el combate ante la cámara de la manera más fiel posible.

Se nos sitúa en los estertores de la contienda, cuando las tropas aliadas asedian ciudades a lo largo del territorio alemán y supuestamente respetando el lema de la Proclamación de Eisenhower "Llegamos como un ejército, no como opresores", con un protocolo establecido para desalojar a los habitantes de manera pacífica...aunque una cosa es lo que los papeles decían y lo que aquellos militares hastiados, sin suficiente suministro, ni preparación ni siquiera munición, hacían en realidad. Desde el primer plano sabemos que esta es una lucha de buenos y malos, y el malo es el tipo que acaba con el ojo apuñalado por un Brad Pitt que sin miramientos se lanza sobre él.
El tanque es un hogar para los soldados "Coon-ass" (repelente Jon Bernthal), "Gordo" (Michael Peña, por eso de añadir color al grupo) y "Bible" (Shia LaBeouf, quien, en su línea, no se llevó bien con nadie durante el rodaje), comandados por el veterano "Wardaddy", mientras fuera la campiña de Oxforshire simula la Alemania en plena ocupación de 1.945. Pero claro, hay que pasar por clichés, y Ayer usa el que menos me gusta: que la historia se cuente desde los ojos de un recién llegado al escenario; el joven Logan Lerman como el mecanógrafo Ellison nos guía a través de esta tierra extraña donde hay que asesinar o ser asesinado y nos presenta a los no muy educados ni sensibles veteranos.

Esta es una maniobra innecesaria y repetida hasta la saciedad unida a una mentalidad muy hollywoodiense: dar al espectador alguien con quien identificarse, cuando sería mucho mejor dejar que por su propia cuenta se identificara con los personajes que considere oportuno, sin verse forzado a ello. Por otro lado, y a pesar de que los alemanes son un enemigo algo impersonal, no existe esa tan criticada propaganda por ningún sitio en "Fury" porque no se esboza a soldados piadosos ni de moral intachable (puede que "Bible" hable de religión cristiana pero, mientras, el sargento (Pitt parece recién llegado de "Malditos Bastardos") obliga al inexperto muchacho a acribillar sin compasión a un alemán arrodillado...).
Lo que hay son hombres hartos de luchar y de morir, que un día estuvieron en la piel de Ellison mientras otro sargento les ordenaba matar; no hay blancos y negros aquí (pero tampoco hacía falta que Ayer me lo justificara por medio de esa escena tan larga, tan incómoda y repulsiva en la que "Wardaddy" y Ellison encuentran a dos mujeres en un edificio y se ponen cómodos en su casa cuando de repente son abordados por los del resto del grupo; suceden muchas cosas durante este corto tramo, se exponen multitud de personalidades, y resulta ser un añadido sin pies ni cabeza porque no guarda ninguna relación con el resto del film).

La trama se construye de una manera casi episódica, hilvanando situaciones, pero dicha escena pareciera que surgió durante el rodaje y el efecto es horrible y desorganizado (no estaría mal que el chico recordara a la pobre Emma al final, pero no, qué más da...) y si Bernthal ya caía mal ahora sólo deseas verle convertido en gravilla por un obús alemán. El último acto (que podría haber abarcado toda la película si se hubiera escrito mejor el guión) se centra en el quinteto y olvida a los demás secundarios: basándose en una de las experiencias descritas en la novela de Cooper, Ayer regresa al bélico menos realista y más aventurero manteniendo en el Sherman a los protagonistas contra una oleada de soldados nazis.
El espíritu de "Doce del Patíbulo", "Hell is for Heroes" o "La Colina de la Hamburguesa" (hay mucho de Vietnam en esta 2.ª Guerra Mundial) lleva el tono y la violencia a cotas casi surrealistas, pero en pantalla esto se traduce en un ruidoso disfrute de cuerpos volando por los aires, proyectiles que iluminan la noche como lásers de "Star Wars" y fuego, carne, humo, metralla y tierra por doquier. Esto es una delicia para todo aquel que sepa apreciar el género en su más espectacular forma; el de Illinois no se anda por las ramas, su estilo es crudo y su ritmo rápido, un digno heredero de artesanos como Siegel o Fuller, que muestra la violencia de frente, sin hacer ascos a la brutalidad.

Por otro lado, al igual que Ford, nos enseña lo que significa la camaradería masculina, la sensación de hermandad en situaciones de pesadilla e inhumanidad.
Al final no hay quien crea que "Fury" pudiera representar un episodio real en ningún momento de la guerra, pero tampoco pierde su mérito de entretenimiento de primera clase.
Chris Jiménez
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