El mundo es nuestro

Me declaro fan de los sketches de Mundo Ficción. Mi primera impresión después de ver la peli es de decepción. No una decepción absoluta pero si me ha resultado evidente que la empresa les venía larga. No es que lo hagan peor que otros cineastas españoles, es más, diría que lo hacen bastante mejor, pero el guion no termina de cuajar por lo simplista del planteamiento. No me queda duda de que esta pareja funciona mejor en los espacios cortos, quizás deberían haber madurado un poco más la idea antes de tirarse al charco. Otra cuestión es que la película sea un sueño cumplido, mis felicitaciones por haberlo logrado y ahora a mejorar que capacidad de mejora tienen de sobra. La nota que el personal ha puesto en Filmaffinity (dejándose llevar por la simpatía y metiendo en el saco los cortos anteriores) es engañosa, el film está muy sobrevalorado en mi opinión.

He de confesarlo: no me lo esperaba. Sin ver la película, mi primera reacción al saber que "el culebra" y "el cabesa" saltaban al largometraje fue de excepticismo. Pensaba que sería el intento frustrado de alargar una serie de vídeos con bastante éxito y, por ello, dicho éxito moriría de tanto explotarlo.
Aún así, quería ver la película, sentía curiosidad. Además, prácticamente los había seguido desde sus inicios, y consideraba que sería un buen colofón hacerles una visita en la gran pantalla, como despedida y agradecimiento de los buenos ratos que me hicieron pasar con sus vídeos. Sí, me considero fan de este par de artistas.

Sin embargo, no me lo esperaba. No me esperaba que la que presuponía que iba a ser una "españolada" más, una comedia patria de las que avergüenzan (como nos lleva acostumbrando nuestro cine), fuese un constante ejercicio cómico, con un ritmo que no decae, nada trivial, sin argumentos de relleno y una calidad excepcional a la hora de desarrollar la trama. Y no necesité más que los diez primeros minutos de metraje para darme cuanta de mi equivocación.

Nunca cansa; no sobra ni un plano, ni tampoco una coma del guión, que se nos antoja hilarante sin ser pesado, escatológico o absurdo, humor de comedia fina, de mandíbula dolorida en los créditos finales. Personalmente, no me reía así en el cine desde hace años, el mismo tiempo que llevaba sin escuchar una ovación al final de una proyección. Cierto es que verla en Sevilla puede influir, pero no resta su ambición por romper moldes y no anclarse en los estereotipos idiosincráticos de esta ciudad. Digamos que no deja títere con cabeza, ni para Sevilla ni para el resto de España.

Su calidad viene avalada por sus referencias, pues el filme emana inspiración del Berlanga ácido y crítico con la sociedad española en "Plácido", del Lumet de "Tarde de perros", de conversaciones tarantinescas, de "La estanquera de Vallecas" y esa "consiensia sosiá", en palabras de "El cabesa", propias de los filmes neorrealistas y sus denuncia a las injusticias que nos vemos obligados a tragar día tras día.

A la población andaluza, en particular, y a la española le resultará divertido ver cómo los acontecimientos que se van desarrollando en el interior de la sucursal, aunque rayen lo absurdo, les puedan incluso ser familiares, como una anécdota desquiciada pero que puede ser cierta. Esa es quizá la clave de su éxito: saber desenvolver (y de qué manera) una serie de sucesos dentro de la propia ficción del guión sin despegar el pié de la realidad, haciendo que todo pueda ser tremendamente cotidiano.


DAVID RODFEL

A los diez minutos me dije: no lo aguantan... Error: lo aguantan más de setenta minutos. Porque "El mundo es nuestro" es ante todo, una película divertida. Pero, a diferencia de los "Torrentes" (que se sabe que hay gente que dice que se divierte viéndolas), es algo más. Una película con un mensaje muy poco disimulado, que ni se molesta en ocultar qué personajes le caen bien al guionista, a cuales les ha puesto una cruz y por último, probablemente el bloque más numeroso,cuáles son los que cómo vas a meterte con ellos si bastante tienen ya encima con haber nacido. Yo me quedo con la reportera de cadena local que desde la calle suelta los comentarios más delirantes con la misma seriedad de Ana Rosa pontificando sobre cualquier trivialidad, pero hay para elegir en el larguísimo reparto. Si es verdad que los responsable vienen de Internet habrá que echarle un ojo a la red para algo más que descargar películas que los distribuidores españoles jamás se enterarán de que existen. Y si terminan dando el gran salto, a saber si hacia adelante o hacía el suicidio colectivo, espero que no pierdan el espíritu ácrata-humanista por el camino.

El Culebra y el Cabeza deciden dar el gran golpe en un banco y huir con el botín a Brasil, como dos Dionis de pro. Pero esto es Sevilla, concretamente Triana, y la cosa se les va a complicar una mijilla.

En el banco encontrarán a un director corrupto intercambiando maletines con un empresario; a una pareja que va a firmar una hipoteca, ella muy pija y muy entregada y él no muy convencido; a un parado con mono de trabajo que tiene prisa porque debe sellar el paro; a un chino, no faltaba más; a una funcionaria muy particular, a una periodista de incógnito.... Y a un empresario arruinado que llega cargado de explosivos dispuesto a volarse él, el banco y a todos los rehenes si no viene la televisión. Toma ya!

En la calle, una inspectora de Burgos, muy castellana ella, que lo flipa; unos periodistas ávidos de noticias; cientos de curiosos… y unos municipales que piden que despejen el operativo porque tiene que pasar una procesión. Esto es Sevilla y olé.

Alfonso Sánchez viene de Internet y eso se nota mucho en la agilidad y frescura de su guión. El tío se lo pasa bien haciendo lo que hace y consigue que el público se lo pase también de puta madre.

Humor negrísimo andaluz, un fantástico coro de personajes caricaturescos y un buen repasito a toda la sociedad, vamos, que no deja títere con cabeza: políticos, policías, prensa, funcionarios, trabajadores, empresarios, pijos, chonis y chusma en general. Risas garantizadas, aire fresco y mucha mucha mucha mala leche. No os la perdáis.

Goza de un cierto espíritu berlanguiano en la medida en que retrata fehacientemente y con gracia algunas de las mayores problemáticas del tiempo en que fue estrenada (corrupción y paro, principalmente). En ese sentido, constituye una magnífica instantánea de su época (con crítica incluida; no tan ingeniosas como las del maestro, pero críticas al fin y al cabo). Sin embargo, se aprecian también de igual forma enormes carencias tanto a nivel interpretativo como de historia y guión. Y es que, probablemente, la cinta habría funcionado mucho mejor como corto que como película.

La ves y se pasa un rato agradable, pero te deja un sabor agridulce: teniendo como tenían estos chicos un inmenso potencial para la crítica mordaz, llegaron demasiado justos al largometraje. No pasará a la historia como una grande del cine español, pese a que su nota en FA pueda apuntar en otro sentido. En mi opinión, una cinta muy sobrevalorada.