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El crack Cero

Cine negro. Drama Seis meses después del suicidio del afamado sastre Narciso Benavides, una misteriosa y atractiva mujer casada visita a Germán Areta, prestigioso ex policía de la Brigada Criminal y ahora detective privado, para que inicie una investigación exhaustiva sobre el “Caso Benavides”. La mujer está convencida de que el sastre, que era su amante, fue asesinado. Aunque su instinto le dice a Areta que la gente sólo mata por amor o por dinero, irá ... [+]
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Críticas 85
Críticas ordenadas por utilidad
8 de octubre de 2019
15 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fui a ver la película junto con mi hija el día de su estreno en mi ciudad. Ambos salimos maravillados. Gran película. Garci filma una historia criminal en la que el crimen en sí, siendo importante, no es lo más importante. Lo prioritario es la interpretación de Carlos Santos, que está magistral. De las mejores interpretaciones que he visto últimamente. El ambiente, las elipsis (un modo de respetar la inteligencia del espectador), el blanco y negro, las miradas, los diálogos, todo te va metiendo en un universo en el que te sientes confortable. También el sentido del humor le da un punto ligero a una historia que respeta los convencionalismos del género negro. No sólo Carlos Santos está muy bien sino todo el reparto. La España de finales de los 70, que yo viví, está bien rememorada, con sosiego, sin estridencias. Garci vuelve a aparecer aquí como lo que es: el mejor director vivo del cine español.
vivaldi1967
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11 de marzo de 2020
15 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Con lo que sabe de cine este director!
¡Con lo que hemos aprendido de cine con su mítico programa de TV que todos recordamos!
¡Con lo bien que me cae personalmente, por su sencillez personal y amabilidad (visita periódicamente una localidad que yo frecuento y que dio origen a su recurrente "Cerralbos de Sella")

...Y me encuentro con esta especie de fan-film!...
(...Con perdón para este tipo de películas...pues hoy día vemos fan-films de directores noveles, escasos de dinero, pero sobrados de ideas, originalidad, técnica e iniciativa)

Una vez más Garci pretende copiar la forma de las grandes películas del cine negro.

Hace tiempo que cree, que existe una "formula" para hacer Gran Cine, a la manera de Howard Hawks, o de Anthony Mann...Y que debe encontrarla para dejar...huella como ellos hicieron.
Error.... Error en el que insiste desde hace 2 décadas. No antes.

Por eso, películas anteriores a esa pretensión, como Las verdes Praderas, o las 2 primeras de la saga del Crack, están entre mis películas favoritas, y de periódico visionado.

Pero desde Canción de Cuna, El Abuelo, You're the One, y posteriores, asistimos a un descarado intento de hacer obras serias y trascendentes.

Pero es que en Crack Cero, ademas del citado error, el resultado es aún peor que en las obras previas,,,
Es patético!...
Las escenas "se caen"...no tienen ritmo...los actores hacen movimientos o acciones inútiles...pero que se filman como para rellenar metraje...Con una cutrez de expresión que no es fácil ver en estos tiempos.

No reconozco a este director en esta película.

De hecho creo que si la película no viniera avalada por el prestigio de su nombre...No habría pasado un filtro de de calidad mínimamente exigente.
maiquel
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4 de octubre de 2019
32 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva exposición del cine más emblemático del Sr. Garci para recoger el estilo, los modos y las formas del cine negro más clásico. Por tanto, cita obligada para los amantes del cine negro. Allá voy.

Resultado: El Cine a blanco y negro no quiere decir que sea cine negro, ni muy negro, este es casi más bien blanco, pálido como la cara de Areta, ha faltado en todo por lo que más bien queda en un ejercicio de estilo a base de estereotipos y presentaciones, pero no es completo y menos un regalo que nos hace Garci.

Landa ya no está y este Carlos Santos se acercará más al perfil de un detective privado pero nada más; el resto del reparto pues vale. Y lo demás apariciones de personajes en escenarios interiores ante el impávido Cara de Marmol Areta, muy pobre en acción, en ironías y en cinismo. A uno es que le llenan más cosas: las mujeres fatales, las carreteras, los tiros... Lo que es importante y eso es lo que aquí no hay. Yo no sé qué coño de cine negro habrán visto toda esta gente que da tan buena nota, debe ser sentimentalismo o afinidad mental con el autor, comprobarlo por favor, a fecha de hoy, claro, que igual ahora se ponen como locos a ver cine negro.

Los diálogos son todos del gusto de Garci, de lo que hablará con los amigos con un cubata y un pitillo. Son diálogos estrella, cortos, suficientes para llenar la escena pero no la película. Poca violencia, argumento central muy pobre, con deducciones parcas o ridículas, pero es que eso no era lo importante, aquí lo que importa o lo que le ha importado a Garci es la ambientación, el método y las anécdotas como el gol de Marsal (que debió ser un churro); boxeo, cómo no; y cine también, más el acontecimiento estrella del año 75 y un pesimismo generalizado que resta dinámica.

Por último decir, eso sí, que no nos ha engañado, Garci ha sido él de nuevo y ha plantado otro Crack. Pero igual de soso.

Fdo. El Espíritu de la Contrariedad
floïd blue
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2 de octubre de 2019
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puntuación: 7,5

Areta: los orígenes del detective

El mítico personaje de las anteriores entregas de El Crack era un hombre enigmático con un perspicaz olfato para la investigación privada. Sin embargo, la introversión era una de sus definiciones. Pero esta característica era algo que había permanecido oculto en el personaje hasta El Crack Cero. En esta nueva película, Germán Areta no aparece como una persona tan fría y distante. El caso que investiga y sus consecuencias hará que su personalidad cambie hacia el Areta que Garci daba a conocer en los ochenta.

El personaje de Don Ricardo, también llamado Abuelo, da también las pistas para entender quién es Germán Areta y cómo evoluciona en un periodo corto, pero en el que España se ve enfrentada a un periodo de cambio. Sin duda, el caso del sastre Benavides será el que cambie el destino del detective.

*Todos los cabos atados

Se puede afirmar sin duda alguna que lo de dirigir películas para Garci es como montar en bici: por mucho tiempo que pase, no se olvida. A pesar de que han pasado más de veinte años de diferencia entre las primeras partes de la trilogía y esta tercera, la continuidad en el guion, la fotografía y el montaje dice mucho de las dotes cinematográficas del director.

Por un lado, muchos detalles de los diálogos entre los personajes vienen hilados a través de las anteriores entregas, lo que ha debido significar un trabajo más que meticuloso por parte de Garci y Muñoz, los guionistas. Prueba de ello es la escena en la que Areta y Conchita se conocen y debaten entre ellos si llamar a la policía o no tras su encuentro, pero finalmente acuerdan que se verán en un futuro.

Por parte de la fotografía y el montaje, El Crack Cero toma el monócromo como si de la televisión de los 70 se tratase, a diferencia de las siguientes entregas. Se trata de un homenaje claro al cine negro más clásico. A su vez, el montaje da continuidad a la trilogía a partir de los planos recurso del Madrid de los 80 y con la banda sonora de Jesús Glück de fondo. Si uno viera las tres películas del tirón no encontraría ni un fallo raccord.

*En los bajos fondos del Madrid setentero

La película transcurre en el momento en que el detective Areta contrata a el Moro, un ex criminal, para que le ayude a bucear en los bajos fondos del Madrid de los setenta, en un momento en el que Franco se encuentra muy enfermo y la dictadura está a punto de caer.

El director José Luis Garci no tuvo la posibilidad de contar con su asiduo Alfredo Landa en esta nueva edición. Sin embargo, su reemplazo lo cubre el actor Carlos Santos, que da vida a un Germán Areta mucho más joven. No deja nada que desear, pues se adapta perfectamente al papel. Por parte del personaje de Moro, Miguel Ángel Silvestre cubre la ausencia de Miguel Rellán y lo hace con honores. Ambos hacen un dúo que refleja la juventud de los personajes.

*Conclusión

En resumen, lo que Garci ha sabido hacer a la perfección es hilar las películas anteriores con esta nueva edición de El Crack. La continuidad es la mayor experiencia que la sala va a poder disfrutar. Como si no hubieran pasado más de veinte años entre la segunda y esta tercera parte, la Gran Vía de Madrid sigue siendo aquella gran avenida llena de cines y teatros recorrida por cientos de coches cada día y Germán Areta sigue siendo el mismo investigador perspicaz que se presentaba en los ochenta.

Escrito por Lucia Blazquez
Cinemagavia
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18 de octubre de 2019
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
José Luis Garci deconstruye y destruye, desde los cimientos a la techumbre, todo lo que en los años ochenta consiguió con aquellas dos fantásticas películas que fueron el Crack y el Crack 2. Podemos ver cómo donde entonces había negrura y verdad, hoy solo encontramos artificio y retales que huelen a naftalina. Aquello que hace cuatro décadas rezumaba espontaneidad y aroma, hoy únicamente destila diálogos acartonados y exceso de declamación. Las relaciones y personajes que en las dos primeras películas atrapaban al espectador en una nebulosa de pesar y esperanza, hoy son la nada misma hecha cine de interiores.

Ni Carlos Santos es Germán Areta ni nada hay que se acerque a aquella fantástica María Casanova que nos ofrecían las obras primigenias. Las conversaciones que escuchamos en este preludio no tienen ni el poso ni la gracia de sus anteriores y resultan forzadas y, unas cuantas, hasta ridículas. ¿Quién podría pensar en el gran Areta hablando tontamente de perfumes?

Garci vuelve a cometer exactamente los mismos errores que en todos sus últimos filmes y vuelca su nostalgia en una película que debería haber sido otra cosa. El director habla a través de sus personajes y eso la condena a ser un simple vehículo de frases y reflexiones que suenan impostadas.

Se salva la eterna música de Jesús Glück, el material de exteriores que se rodó para las anteriores obras y el tono que Miguel Ángel Muñoz le da a su "Moro". También alguna escena de Luisa Gavasa.
Y, desde el primer al último minuto, machacona y constantemente, se echa de menos al Areta que, tan sabia y duramente, construyeron Landa y Garci en el año 81.
JRC
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