Virtuosity

Curioso que Russell Crowe, actor que hasta Gladiator no terminó de despegar comercialmente aunque hiciera maravillas como L.A.Confidential antes de Máximo, hubiera realizado una cinta con Denzel Washington con quien repitió doce años después en la magnífica American Gangster. He visto Virtuosity sin expectativa alguna y es cierto que tiene muchas estupideces y quizás por ello esté muy mal valorada pero personalmente al no tomármela en serio me lo he pasado en grande sin ser una maravilla. Washington está en piloto automático y Crowe tan pasado de rosca como en Cuento de invierno pero por lo menos divierte y sorprende ya que esa sí que se tomaba en serio y de forma aún más melancólica. Crowe roba el show, destacando la escena de la orquesta de gritos que deja claro quien manda y quien triunfa como villano. Puede ser que su guión sea un tanto plano, sin sorpresas y bastante previsible aunque haya algunas ideas bastante interesantes. Para pasar un rato entretenido la diversión está garantizada y era lo que mis expectativas buscaban así que si te quieres matar poco la cabeza y reírte con Russell Crowe, Virtuosity es tu película pero no busques nada parecido a otras obras de ciencia ficción porque acabarás hastiado.

Seguro que mencionas esta película a sus dos principales (y brillantes, todo sea dicho) actores y les sacas los colores.
Pero, qué cosas, a veces de la serie B más desprejuiciada pueden salir este tipo de maravillas.

'Virtuosity' es muy consciente de sus aspiraciones, y sus limitaciones.
Pero, cosa rara, elige potenciar sus puntos fuertes de forma que te olvides de cualquier limitación que pudiera tener, en lugar de poner una sonrisa de disculpa cuando apunta por lo bajo. Cuando eso sucede, Denzel Washington y Russell Crowe se dejan la piel por hacer que te lo creas.
Que te creas que, sí, un asesino con la personalidad de millones de sádicos históricos bajo el nombre de Sid está jugando a la caza con Parker, un policía que se juega la condena por él, en un Los Ángeles futurista.

Por loca que pueda sonar su trama, no se olvida de presentar a un villano carismático y salido de rosca, que hace gala de su genialidad allá donde va (hacer un concierto con los gritos de tus víctimas no lo hace cualquier psicópata) e incluso se maravilla por nuestra capacidad humana para ver la mierda de los demás (su programa de televisión, aunque más mortífero, no se diferencia demasiado de muchos "realities").
Se trata de un niño grande, con una mente deformada por la más alta clase de perversión, y no parece raro que su propio creador haya querido que viva: semejante ¿ser, anomalía? debería ser contemplada aunque sea una sola vez, en su máxima capacidad.

De hecho, el concepto de realidad virtual de la historia, aunque deudor de muchísimos otros, es algo que no se ha explorado demasiado: más como un mundo en el que evadirse, un mundo en el que no existen reglas para crear, y traspasar al mundo real, siempre que el Dios-programador sepa ejercer de deidad.
Pero, como el propio Sid dice, no estamos preparados para ser dioses, y por eso él, por terrible que sea, no deja de ser producto de nosotros. No es una fuerza que escapa a nuestro control, solo un reflejo perverso que aprende a valerse por si mismo.

Para todo lo demás, una voluntad irrompible de Parker y una descripción del futuro bastante más interesante de lo esperado, donde la realidad virtual puede conceder desde sueños momentáneos, hasta segundas oportunidades.
Las ventajas de apuntar alto desde lo bajo, sin duda.

Argumento:

Un asesino virtual compuesto de la personalidad de cientos de asesinos en serie logra salir al mundo real. Para lograr capturarlo deben sacar de la cárcel a un ex policía que, tiempo atrás, se enfrentó con la principal personalidad del asesino. (FILMAFFINITY)

Juicio:

"Virtuosity" está totalmente desaprovechada para todo lo que pudo ser y contando con los dos pesos pesados en los protagónicos. Aún así, es un correcto espectáculo, visible y entretenido. Washington y Crowe realmente están muy bien en sus roles.

Es tan absurda, tan ridícula, tan estúpida, que funciona como comedia involuntaria. Sería de culto por bizarra si no durara tanto. Además de ridícula es larga y, por lo tanto, tediosa. Tenemos a un malo que come vidrio y se regenera, que también es una suerte de Terminator surgido de la realidad virtual y a un bueno que en realidad es un ex presidiario, pero que en realidad siempre fue bueno y lo condenaron por error y después consigue un indulto y es bueno otra vez, aunque en realidad siempre fue bueno. Y tenemos, qué sé yo, una corporación que utiliza presidiarios para experimentar con la realidad virtual y, no sé, una psicóloga criminalista que más o menos cumple una función romántica, pero todo mezclado en una ensalada que no engancha ni entretiene. Las pocas escenas buenas (como cuando suena Bee Gees), son secundarias, accesorias. Totalmente prescindible.

Una de las cosas que más me gustan de esta página es discrepar, tanto en un sentido como en otro.
En este caso, veo que la película tiene un suspenso de media, pero a mí me gustaba mucho en su momento, y de hecho la he visto tantas veces que estoy escribiendo esto de memoria.
En los 90 surgieron algunos títulos que tocaban el tema de la realidad virtual, como "El cortador de césped", mucho antes de la llegada de "Matrix".
Pero aquí Russell Crowe (absolutamente genial como villano) da un paso más allá y pasa del mundo cibernético al nuestro, y se pone a hacer de las suyas ya que su personalidad es un compendio de asesinos en serie.
Su contrincante es ni más ni menos que Denzel Washington, que se transforma de preso a héroe.
Realmente, la continua persecución que es la película, recuerda a grandes clásicos de la ciencia ficción como "Terminator" (un malo invencible al que las balas no le hacen nada), pero con un aire policíaco y un ritmo que la hacen tremendamente entretenida.
Además, cada vez que sale Crowe, se come la pantalla con su carismático y cruel personaje. Hay que reconocer que los dos actores principales son unos monstruos, aunque la película no les da pie a lucirse en demasía.
Los efectos especiales cumplen de sobra, sobre todo cuando sale lo del cristal y en algunos otros momentos.
Así que, aunque muchos la pongan a parir, yo le doy un notable bajo, que me lo paso muy bien con ella cada vez que la veo.