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Furtivos

Drama Ángel (Ovidi Montllor) es un cazador furtivo que vive en un bosque con su madre (Lola Gaos), una mujer tiránica y violenta. En uno de sus escasos viajes a la ciudad, conoce a Milagros (Alicia Sánchez), una chica que ha huido de un reformatorio y que es la amante de un delincuente llamado El Cuqui. Ángel la protege y la lleva a su casa. La animosidad de la madre hacia Milagros, así como la atracción que Ángel siente hacia ella desembocarán en un drama. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
19 de diciembre de 2014
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solamente se puede definir como cruel y dura, la película que en pleno año de transición (rodada eso sí, antes de la muerte del dictador) dirigiría José Luis Borau, conocida como Furtivos (Furtivos, 1975). El guión lo escribió Manuel Gutiérrez Aragón, que en un principio había pensado en dirigir él mismo el filme[1], aunque finalmente fuera Borau el encargado de la dirección (Aún así cuenta Gutiérrez Aragón que se encargó de dirigir algunas de las secuencias que tienen lugar en los bosques). Originalmente la película se había de rodar en tierras del norte, aunque por motivos económicos fue Madrid finalmente el lugar del rodaje.

La película, además de conseguir el premio a la mejor película en el Festival de San Sebastián del 1975, también consiguió una carrera comercial muy provechosa, tanto dentro como fuera de España. Aún así la censura realizó su impecable trabajo, negando al film la participación en diversos festivales internacionales, en los que seguramente Furtivos habría logrado un buen papel.

La película nos presenta como personaje principal al personaje que interpreta Ovidi Montllor, un hombre de campo que el día que va a comprar unos recados conoce a una joven de la cual se enamora profundamente, interpretada por Alicia Sánchez. El romance entre los dos se consumará rápidamente, y Montllor llevará a la chica a la casa donde vive, donde también habita su madre, interpretada por Lola Gaos. Y esta última, no está demasiado a favor del romance…

Furtivos es un retrato terrorífico sobre una sociedad que ha interiorizado completamente el miedo y la represión. Ovidi Montllor es un pobre campesino que se siente esclavizado por su madre. Es el representante de una sociedad que vive con miedo. No es casual el gesto compungido que acompaña siempre a este personaje, hasta su liberación final.

También se puede leer Furtivos en correspondencia metafórica con la aún España de la Represión[2]. El personaje de Lola Gaos, la madre, es un ser autoritario que mantiene totalmente sumiso a su hijo, negándole cualquier relación con el personaje que interpreta Alicia Sánchez. Una figura que ejemplifica el propio Franquismo, y que al igual que el poder, mantiene unos métodos de represión violentos. Sin embargo, el Hijo, interpretado por Ovidi Montllor, va rompiendo progresivamente las cadenas con su madre, para que el amor se traslade hacía la joven.

Por no hablar de que además el director del filme parece indicarnos que entre Madre e Hijo existe una relación demasiado extraña, que en algunas secuencias alude a lo incestuoso. Por ejemplo, la más significativa en este aspecto, que tiene lugar cuando la madre ha engañado al hijo diciéndole que su mujer se ha escapado con otro hombre. Entonces se acerca a él para decirle que siempre han estado bien juntos, y que no necesitan a nadie más para ser felices, mientras Lola Gaos se encuentra vestida con ropas ligeras. El filme parece hacer alusión a una relación edípica.

Mención especial merece la interpretación de Lola Gaos, que sobresale por encima de todos los intérpretes (a pesar de que todos están excelentes). No podría haber sido otra actriz la que interpretara el papel que le exigió Borau con Furtivos. Además Gaos sabe encarnar la diatriba de una mujer que interioriza el poder y el mandato de los superiores (habla muy diferente cuando sabe que los cazadores están en su casa) y luego en la intimidad desvela otra cara totalmente diferente. Por cierto, el propio Borau interpreta un papel en la película (El del Gobernador), aunque en un principio estuviera pensado para que lo encarnara José Luis López Vázquez[3].

El responsable de la fotografía es Luis Cuadrado y hay que decir que su trabajo es sencillamente espectacular. Y no era una tarea fácil, porque Furtivos le da una vital importancia a los exteriores donde se desarrolla el filme. Y no es descabellado pensar que el paisaje es en el filme de Borau un protagonista más. Cuadrado reproduce un ambiente agreste, que determina el propio carácter de los personajes (o los personajes determinan el paisaje, quien sabe), frío y hostil contra quien ose adentrarse en sus límites. La humedad de una casa rural es retransmitida con tanta veracidad que no es difícil que el espectador llegue a sentir frío viendo el filme. Por otra parte, Cuadrado tuvo cierta libertad artística, porque Borau dejó al fotógrafo que actuara por su cuenta[4]

[1] Manuel Gutiérrez Aragón,Augusto M. Torres, Conversaciones con Manuel Gutiérrez Aragón, Ed. Fundamentos, Madrid 1985, pp.62

[2] Isolina Ballesteros, Cine (In) Surgente, Ed. Fundamentos, Madrid 2001, pp. 272

[3] Luis Lorente: José Luis López Vázquez: Biografia autorizada, Ed. Foca, Madrid 2010, pp. 23

[4] Luis Martínez de Mingo, José Luis Borau, Ed. Fundamentos, Madrid 1997, pp. 180

http://neokunst.wordpress.com/2014/12/18/furtivos-1975/
Kyrios
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10 de abril de 2008
88 de 171 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para quien no conozca los antecedentes de este simpático abuelito que tanto nos insiste en el civismo y el respeto a los demás, os comento que Jose Luis Borau es el mismo que dirigió la película 'Furtivos' en la que, para rodar una escena en la que un personaje maltrataba a un perro, se le ocurrió la brillante idea de que todo quedaría más realista si simplemente cogían un perro y lo apaleaban de verdad hasta la muerte.
Y ni corto ni perezoso, así lo hizo, con la inestimable ayuda de la actriz Lola Gaos, que recibió el honor de ejecutar esta escena tan entrañable de nuestro cine.
Algunos facinerosos, al ver la película, calificaron aquello de brutal y terriblemente cruel. E incluso tuvieron la desvergüenza de decir que un verdadero director de cine habría sabido representar lo mismo sin hacerle nada malo a ningún animal.Podemos remitirnos a la gran escena de la muerte del gallo en "Espejo" de Tarkovsky,pero claro Tarkovsky es quien es y Burau no tendrá jamás esos recursos,pero, ¡qué sabrán ellos del encanto estético y talento que reside en el arte de hacer sufrir a un ser vivo hasta acabar con él!
Además, el amable señor Borau, esta bellísima persona que enamora a todo el que tiene enfrente, les argumentó con gran sabiduría, que habían tenido la consideración de drogar al perro previamente al rodaje. Y que los llantos y aullidos del animal durante toda la escena, y sus desesperados intentos de escapar o lograr que se apiadasen de él, se debían tan solo a que el perro era un gran actor.
Además, menudo blandengue debía ser ese perro para quejarse tanto solo porque lo estuvieran matando por capricho, no como el valiente señor Borau, que jamás se pondría a gritar como una nenaza si se tropezase en un museo o algo por el estilo.
¡Qué magnifica persona y qué grandes lecciones de la vida nos ofrece el señor Borau!'
xoxeinha
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30 de junio de 2013
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contaba Borau que el origen de esta gran película residía en una única imagen: un bosque y la gran e inquietante Lola Gaos. A partir de ese motivo, el director y Gutiérrez Aragón idearon un guión en torno a esa imagen. La inspiración les llegaría por el nombre de un personaje interpretado por esta gran actriz: la abnegada y servil “Saturna” de “Tristana,” de Luis Buñuel. Es la imagen de Saturno devorando a sus hijos la que construye a la cruel y tiránica “Martina” de “Furtivos.”
Para entender el impacto de esta película es necesario recordar el contexto histórico en el que se estrenó: el año 1975. Así, no se puede ver la historia, sin recurrir a la Historia. Ese bosque, pacífico, otoñal, frío, que oculta tras esa paz una inusitada crueldad no deja de ser una metáfora bastante realista de la España de aquel tiempo que bajo una paz, aparente y forzada, ocultaba la crueldad de una feroz dictadura.
Como dije, la película se construye en torno al personaje de Martina. Así, el resto del reparto se aprobó en función de dos premisas. Primera: que fueran rostros desconocidos, con apariencia de estar lo más pegados a la tierra en la que se desarrolla la historia; segunda: que hubiera “química” entre ellos y la magnífica Lola Gaos. Las dos premisas se cumplen de modo sobrado. Tanto Montllor, como la debutante Alicia Sánchez, no sabes muy bien si son actores o hijos de esa tierra olvidada en el tiempo. Sus actuaciones están impregnadas de un naturalismo estremecedor, muy a tono con el estilo de la película.
El acierto de Borau es ofrecer una perspectiva esencialmente naturalista, de un realismo feroz que no claudica ni ante las crueldades que salpican este cuento terrorífico. Obrando de este modo, Borau consigue unir dos crueldades: por un lado la de la naturaleza que, como dije antes, en su aparente paz esconde la atrocidad; y por otro, la crueldad como obra innata de la raza humana. En el primer caso, la naturaleza de Borau es agresiva, hermosa pero desapacible para el hombre, fría, destemplada, atroz, y, sobre todo: inhóspita. De hecho, de un modo u otro, todos los personajes se pierden en el bosque, sólo el “furtivo” sabe por dónde ir. Metafórico, ¿verdad? Para el segundo, la mejor ilustración que se pudo encontrar fue el cuerpo enjuto de la Lola y la voz rota de la Gaos. “Martina” es la madre cruel, el amor como expresión del egoísmo, los miedos como el detonante de sus violencias. Su expresión es arisca, rabiosa, casi animal (hay momentos en los que el gesto de sus ojos es feroz, como los de una loba). De hecho, su comportamiento no sabe de moralidades (excelente la secuencia del incesto), es como un brote más de esa tierra que pisa: salvaje. Y para llegar eso había que contar con la magistral Lola Gaos. Su actuación es tan grande, y más si tenemos en cuenta que ella, como persona, estaba en los antípodas del personaje que interpretaba, que está insuperable. Hay momentos en los que es terrorífica, brutal; otros, en los que su temor se desnuda en ese rostro surcado por la angustia, hasta hacer entender todas las aristas que tiene esa compleja madre, con una maldad que se lee en los ojos. En resumen: está tan magnífica que se te graba en la retina. Pero nada desmerece al resto del reparto que, aunque sin alcanzar la altura de la Gaos porque su papel es un auténtico “bombón,” está genial. Podemos ver otro de los prodigiosos trabajos del recordado Ismael Merlo, aquí interpretando a un cura que lo mismo intercede en el mercadeo de unas pieles que da la última comunión y, de alguna manera bendice, el destino que tomará el personaje de “Martina.” El mismo Borau también interpreta aquí a un autoritario Gobernador Civil (fue actor ocasional de muchos de los títulos de su productora “El Imán,” aunque se puso a las órdenes de Berlanga en la alocada y esperpéntica “Todos a la cárcel”), cúpula en aquel tiempo del poder en la ciudad por lo que era uno de los cargos más importantes y ambicionados de la dictadura, hecho que ilustra muy bien la película.
En resumen, una obra maestra llena de una belleza muy particular (la fotografía es otro de los grandes trabajos de Luis Cuadrado) y de una crueldad arrolladora. El retrato de una España en la que el lobo no tardaría en morir para que pudiéramos vivir en paz, y LIBRES, TODOS/AS LOS FURTIVOS/AS. Amén.
Strhoeimniano
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2 de noviembre de 2018
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impactante, soberbio, sucio, áspero y cruel drama que nos hace un retrato terrible de la España profunda y que nos muestra la profunda miseria física y moral en la que vivían algunos de sus habitantes sumergidos en ese "remanso de paz" que fue la dictadura.
Todavía estoy atónito de que esta película fuera distribuida comercialmente y los censores no pudieran acabar con ella.
Al parecer lo intentaron y, de hecho, abortaron su posible exhibición en Cannes y en Berlín. Pero claro, era 1975 y Franco se estaba muriendo. Soplaban nuevos aires y la democracia estaba a la vuelta de la esquina. Finalmente se pudo estrenar en el festival de San Sebastián con algunos cortes y ganó la Concha de Oro de ese año con lo que obtuvo un éxito de crítica y público inmediato.
Ángel, vive con su madre Martina en una pequeña casa aislada dentro de la inmensidad de un bosque destinado a coto de caza. Se gana la vida como alimañero, es decir, limpia los bosques de lobos y otros depredadores, rivales naturales de los cazadores que de vez en cuando paran por allí para cazar ciervos y otros animales.
También ejerce de furtivo para redondear su jornal y su madre prepara almuerzos a los cazadores que aparecen por allí.
Su cliente favorito es el gobernador civil. No en vano, fue su ama de cría y le ofrece calurosos recibimientos cuando viene a cazar. Ese es todo el contacto que tiene con el mundo.
Con una interpretación fuera de serie de Lola Gaos, la madre que representa es un personaje animal, tiránico, posesivo y violento. De un carácter primitivo y salvaje, no entiende de moralidad ni de amor. Es también un depredador como los que viven en el bosque y quizá por eso sobrevive.
Ángel, su hijo, es retraído e introvertido. En uno de sus escasos viajes al pueblo, conoce a Milagros, una muchacha que ha escapado de un colegio para chicas "descarriadas" y que ofrecerá sexo a Ángel a cambio de ayuda para escapar.
Él, la llevará a su casa pero Martina no aceptará bajo ningún concepto la presencia de una rival en la posesión y "amor" de su hijo.
LLena de escenas brutales, recomiendo encarecidamente este film del que no quiero añadir más ni siquiera en el spoiler. Pero sí afirmar que estamos sin duda ante una de las mejores películas del cine español.
Sólo quiero recomendar a quién le haya picado la curiosidad, algunas críticas escritas por otros usuarios sobre este film. Yo no sé expresarme con la elocuencia con la que defienden ellos este film, pero merece la pena leerlas.
Quiero recomendar, sobre todo, la crítica escrita por el usuario TOM REGAN, que me parece que explica muy bien todo lo que representa esta película y aporta una visión muy interesante de ella. DE LAS QUE NO SE OLVIDAN.
Izeta
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9 de septiembre de 2015
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo esta crítica como mera aclaración de mi voto. La película es buena, merecedora de un 7 o un 8 sino fuera por la famosa escena del perro, aunque a mí me parecía más bien un lobo. ¿De verdad no había otra forma de hacer las cosas en 1975? Por eso mismo la bajo a un 5. Pero si eres de los que no le dan mucha importancia a esas historias, es una película que se debe ver y conocer.
Mítico el personaje de la madre y estupenda su interpretación. Se yuxtaponen ahí dos mundos, el del hombre soñador, pero violento, representado no sólo por el hijo sino por el novio de la chica, y el mundo de la mujer, con los pies en la tierra, pragmática y calculadora, representado en la madre. ¿Machismo, realismo?
Trebisonda
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