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Anticristo

Terror. Thriller. Drama Un psicólogo, que quiere ayudar a su mujer a superar la muerte de su hijo en un accidente, decide llevarla a una cabaña perdida en medio de un bosque, donde ella había pasado el último verano con el niño. Sin embargo, la terapia no funciona, y tanto ella como la naturaleza empiezan a comportarse de un modo extraño. (FILMAFFINITY)
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Críticas 287
Críticas ordenadas por utilidad
26 de agosto de 2009
62 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prólogo// Tarkovski. Von Trier.

Tu agua goteando parece falsa, Lars. El tiempo se rebela. Reina tu caos visual-, te dice. Y la atmósfera de esta peli, en cuanto al misterio que anida en sus imágenes, me dejó a medias. Quizás porque su mano gorda y danesa permanece visible sin dejar respirar a los actores (ni siquiera a una Gainsbourg ejemplar); quizás por los contraplanos saltando en pértiga y el habitual montaje arrítmico. Quizás porque sí está Tarkovski, pese a todo, pero reducido a intenciones de postal.

En el spoiler revelo algo. Poco, pero algo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bloomsday
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30 de agosto de 2009
38 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me está resultando terriblemente difícil digerir las impresiones que he ido recibiendo y las que me han quedado al final. Lo que sí saco en claro es que este último revulsivo de mi admirado director danés rompe esquemas y no se deja clasificar con facilidad. No sé muy bien donde situarlo, aunque quizás eso importa poco. Que se trate de la historia de un matrimonio en el que la mujer se vuelve loca de atar tras la trágica muerte de su hijo, o bien sobre una naturaleza conspiradora y tóxica que envenena con la presencia de fuerzas satánicas, con las connotaciones de un pasado sangriento de quemas de brujas y, en general, de ginocidios o asesinatos en masa de mujeres... Es algo que me temo que yo no estoy en facultades de resolver. La puerta está abierta a las interpretaciones. Puede que todas sean válidas, puede que no lo sea ninguna.
Lars seguramente, según intuyo entre toda la marea de incertidumbres, nos invita a una inmersión de pesadilla en los océanos de la mente, y en sus frágiles mecanismos de conservación. Mantenemos un equilibrio en nuestra vida diaria, a menudo precario, sí, pero conseguimos mantenernos a flote en la superficie, sin asomarnos demasiado (por temor, supongo) a las profundidades de esas aguas turbias y más ignotas de lo que podamos imaginar.
Pero puede ocurrir que, por ejemplo, algo nos cause una manía, una obsesión, una fijación, que más o menos se pueda sobrellevar y ocultar, hasta que un acontecimiento desgarrador venga a romper todas las delicadas defensas y los saturados diques y libere el horror. Y ya la vida normal se deshace, la tranquila cotidianeidad se evapora, cualquier cosa se convierte en un obstáculo amedrentador y amenazante. Las obsesiones se acentúan hasta la locura, el dolor se clava cada vez más hondo, como un cuchillo infinito... Y uno, poco a poco, pierde contacto con la realidad, se aleja y se revuelve contra lo que ofrece protección... Y surge alguien que no sabíamos que podía llegar a anidar en nosotros. Y es incontrolable.
Marido y mujer recorren juntos esa noche perpetua de la hora del lobo, que en la película de Bergman de dicho nombre era la hora más aterradora de la noche...
Lars continúa dando bofetones como acostumbra con cada película suya, y en este caso sólo utiliza a tres actores (de los cuáles uno aparece brevemente), unos pocos escenarios, recurre a los efectos sonoros, a un empleo mínimo de la música, y a una fotografía que golpea, que impacta, que asquea, que muestra crudamente y que se hace pleno eco de la visión subjetiva de los protagonistas.
Un descenso cada vez más siniestro a los infiernos del alma.
Vivoleyendo
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29 de agosto de 2009
48 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando haces una película pensando en el epílogo, algo pasa.
Cuando haces una película y te olvidas de ponerle un argumento puede que la cosa sea todavía más grave.
Al Sr. Lars Von Trier debe pasarle algo, o quizás no le pase absolutamente nada, y venga a presentarnos un ejercicio vacuo de grandilocuencia, que más bien parece una sangría de verano, donde colocar todo lo humano y divino ( nunca mejor dicho) que ha encontrado a su paso: muerte, pecado, sexo, culpa, maldad, naturaleza y veinte cosas más.
A todo este refrito ( ¿a alguien le suenan Strindberg, Dreyer, Buñuel o Bergman?) le añade dos caras solventes, una genial fotografía, una preciosa secuencia de arranque, experimentación de velocidad con la cámara Phantom HD etc, pero ¿Qué hay del argumento? ¿Qué nos está contando? ¿Alguien se acuerda a los 20 minutos de que narices trata esta película? Personalmente, yo no.
Las diatribas de una esposa que no escribe y un terapeuta sin carrera con ínfulas de psicoanalista conductivista, mezclar términos sin sentido está a la orden del día, deja de interesarme en el mismo momento en que Lars Von Trier deja de hacer una película para pasarse al documental decadente sobre un zoológico parlante.
No me parece honesto, intelectualmente, exponer una naturaleza, sea maligna o benigna, en un conexto tan artificial y absurdo, una mera sucesión de interpretaciones aleatorias sin ningún diálogo interesante o ningún tipo de reflexión.
Da lo mismo que alguien muera, lo que le pase a los personajes ¡Ésto no es una película es una fiesta privada de Von Trier! ( lo dejo bien claro en Cannes).
De postre hay que tentar aun más a la suerte con unas cuantas escenas violentas, que no tiene ningún sentido, no aportan nada...pero tampoco hay nada que aportar, porque a éstas alturas de película ya nadie sabe por qué está ahí ni importa.
Es triste pensar que un director con calidad tenga que hacer una película que parece más un "tour de force" con su ego que cualquier otra cosa.
Su fórmula, lejos de ser transgresora como muchos han apuntado, a mi me parece aburrida, lenta ( la primera media hora es peor que hacer calceta a tres manos), efectivista y cutre. Ni siquiera la violencia tiene algún sentido y resulta muy alejada de las fórmulas de Haneke o Tarantino, que sí son necesarias y sí hacen que se te retuerza la espina dorsal.
Unas horas después de ver la película, se te quedan unas cuantas sensaciones: no sabes si has ido a ver una película porno gratuita, una de ciencia ficción, de gore humorístico o de supehéroes empalados; te da la risa, porque has visto zorros hablando, bellotas asesinas y bosques parlantes sin que haya sido necesario tomar LSD y a todo ésto, te preguntas ¿realmente era necesario Lars? con lo poco que cuesta comprar un juego de muñecas recortables, tres litros de tomate y un cura baptista en plena ebullición predicativa...

PD: Los títulos de crédito, sin duda, son lo mejor...si los muertos levantaran la cabeza....
littlebluegirl
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22 de agosto de 2009
36 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imaginen una película que analice las relaciones de pareja como Bergman, que aúne un toque de sadismo macabro a lo Takashi Miike y que a su vez busque esculpir el tiempo narrativo como Tarkovsky. A priori se diría que este sería un proyecto arriesgado, de casi imposible ejecución. Sin embargo no sorprende que un realizador como Von Trier decida asumir el reto. Su estilo, incluso la propia personalidad del director, puede generar tanta pasión como rechazo, tanto amor como odio pero no cabe duda que si alguien tiene capacidad para arriesgar es el director danés. Ya desde la instauración del Dogma 95, Von Trier ha demostrado una inusitada pasión por hacer exactamente lo que le ha venido en gana en el momento que ha considerado oportuno.

De ahí que, a pesar de la polémica generada, un film como Anticristo no sorprende en absoluto, es exactamente el producto que uno esperaba ver, una cinta cargada en cada fotograma del sello de su autor; una obra que sin duda provoca reacciones enconadas y encontradas en su defensa y en su contra. Pero, ¿es realmente Anticristo una película tan polémica y subversiva?

Es evidente que en ella encontramos rastros no ya de gran cine sino de maestría absoluta, de dominio absoluto de recursos cinematográficos. Desde una puesta en escena tenebrista impecable el film ahonda de forma descarada en la fuerza visual de sus imágenes, un compendio poético de trazas oscuras capaces de generar una atmósfera insana y enfermiza que se remata por un duelo interpretativo de primer nivel y que sabe transmitir en todo momento las emociones sea a través de silencios angustiosos, explosiones dramáticas o de diálogos claramente conceptuales pero cuyo significado no queda oculto por una verborrea pseudofilosófica.

Es a través de esta aparente fachada de cine de terror psicológico que Von Trier pretende explorar una vez más el pantanoso terreno de las relaciones humanas, centrándose en esta ocasión en la relación entre el sexo, maldad y complejo de culpa, tamizándolo todo con una capa de misoginia extrema. Es precisamente en el tratamiento de estos temas, es decir el eje vertebrador del filme más allá de su potencia visual, donde Anticristo se revela como un producto fallido. Efectivamente todo suena a poco original, pero ante todo a excesivo y gratuito. El cineasta no consigue en ningún momento conjugar en ningún momento la sutileza con el exceso, ofreciéndonos un desfile de mutilaciones macabras que suenan más a provocación que a otra cosa, una declaración de intenciones que nos habla más del interés en generar polémica, artificial por otro lado, que de profundizar realmente en el tema tratado. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
LennyNero
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12 de marzo de 2010
31 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Von Trier propone su personal “Secretos de un matrimonio”: al fondo del alma no por la ruta Bergman, agotando el completo repertorio de sentimientos mutuos, sino por un túnel de alucinación, gore y demencia.
Las profundidades del alma son para VT las de la Naturaleza, que es a la vez núcleo del ser humano (sobre todo el femenino) y Satán, objetivo simbólico del genocidio de millones de mujeres durante la represión de la brujería en Europa.

Esta notable visión da lugar a una película fracturada entre lo concreto de la historia de la pareja y lo abstracto del marco ideológico, capa ésta que busca dar dimensión trascendente al relato.
El intento de, cargando el énfasis en algunos detalles, unir lo abstracto y lo concreto, deriva en exceso y paroxismo, y acentúa esa fractura, defecto principal de la película.
Quién sabe si habría funcionado mejor dando a la historia un contexto social, o ninguno, en vez del teológico-brujeril, tan sofisticado.

VT avisa del tratamiento fuerte que va a usar: en el minuto inicial, primer plano de polla entrando en coño (pene en vagina, si prefieren, pero el danés utilizaría los otros términos) durante un polvo en el cuarto de baño. En el éxtasis sexual, la pareja no ve que su pequeño hijo se ha salido de la cuna.
Es el prólogo, un portento de exquisitez en B&N, en sí mismo un corto de antología. Los copos de nieve y la tragedia caen a cámara lenta, en lo que dura el “Lascia ch’io pianga” de Häendel.

Él tiene personalidad fuerte y distante. Es psicoterapeuta heterodoxo. Trabaja con hipnosis y control respiratorio. El tema es clásico en VT. En “El elemento del crimen” y “Europa” todo era hipnótico.
Aquí trata magistralmente lo onírico y subconsciente, con plástica muy seria, casi solemne. La luz del bosque es perfecta, y las animaciones digitales, medidas.
Ella expresa protesta, objeta abandono. Le ve a él muy arrogante.
En su personaje, Charlotte Gainsbourg responde a la exigencia exhaustiva. Realmente pone las entrañas. Difícil dar más en una interpretación.

¿Basta con meter en escena unas estampas de brujería, un manuscrito con escritura desintegrada, unos libros sobre la Inquisición, para que lo que ocurre se deba entender en clave satánica? ¿No es un intento forzado de dar sentido “filosófico” a la brusca violencia, a lo injustificado –en tanto es injustificable la locura— de los repentinos alaridos, agresiones, sangre, mutilaciones y desvarío? ¿Un intento de impedir que con ese giro siniestro en el mundo particular de los personajes se establezca la arbitrariedad como rumbo?

La posesión de naturaleza bestial, el brote de crueldad y furia ciega, y la sañuda espiral de reacción que genera, tal vez se podrían sostener dentro de la dinámica particular de la pareja: una terapia que se tuerce gravemente sobre la marcha.
El marco satánico quizá sea sólo para amplificar, y no línea central, estructural, por mucha apelación al espiritual Tarkovsky en la dedicatoria.
A uno le parece que se nota.
Archilupo
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