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La amenaza de Andrómeda

Ciencia ficción. Intriga Después de que un satélite artificial se estrelle en una remota aldea de Nuevo México, el equipo encargado de recuperarlo descubre que casi todos los habitantes del lugar han perecido víctimas de una horrible muerte, con la misteriosa excepción de un niño y un viejo. Los superviventes son trasladados a un laboratorio de avanzadísima tecnología situado a una profundidad de cinco pisos bajo tierra, donde los perplejos científicos tratan ... [+]
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Críticas 48
Críticas ordenadas por utilidad
25 de mayo de 2013
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que vi esta película, no esperaba ni mucho menos encontrarme con otra de esas peliculas setenteras que no pasan el examen del tiempo, quedan obsoletas y al final solo son recordadas por nuestros parientes cincuentones, mas que nada por que el nombre del director, sin duda ya es una referencia del genero y suficiente garantía para saber que iba a ver una buena película, por desgracia.... para muchos ha caido en el olvido y desmerecidamente, por varias razones:
En el año 71 los medios técnicos para hacer creible una película como esta eran bastante escasos, aún de estar totalmente ambientada en nuestro planeta, el trabajo de los decorados, todo el instrumental que se utiliza así como el soporte informático y tecnológico, es bastante creible, así como el uso de impresoras 3d y diferentes soportes con los que estudian el satélite accidentado hasta descubrir la presencia intrusa en él, el montaje sin duda es espectacular, y los efectos especiales (y digo especiales, no digitales) son sencillamente increibles y totalmente dignos de nuestro siglo, y diciendo esto, sigo haciendo referencia al grandísimo Robert Wise.
En fín, sin ninguna duda estamos ante una de las mejores películas de ciencia ficción de todos los tiempos y uno de los mejores directores del género, como es posible entonces que no este en el ranking de las peliculas de este género y sin embargo otros fiascos si que estén? deberias de hacer en esta estupenda página un apartado para recomendar peliculas de determinados generos, y que conste que me parece una buena sugerencia.
KeyserSoze
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9 de octubre de 2014
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allá por 1951, un señor llamado Robert Wise, un nombre imprescindible en la historia del cine y cuya carrera nadie debería perderse, rodó uno de los clásicos más indiscutibles de la ciencia ficción cinematográfica (que cambió el género para siempre), y que figura entre los grandes clásicos del cine en general : "Ultimatum a la tierra".
Por favor que nadie la relacione ni lejanamente con el lamentable remake que perpetrado en 2008 por Scott Derrickson.

Veinte años después (1971), el señor Robert regresó a la ciencia ficción por la puerta grande con otro clásico también indiscutible, aunque quizás no tan relevante, que es el que nos ocupa hoy : "La amenaza de Andrómeda".
Por favor, tampoco relacionar con la olvidable miniserie televisiva también de 2008.
Aún dentro de esta década, nos ofreció otra magnífica "space opera": "Star Trek:La Película"

La década anterior había cambiado definitivamente la percepción que la crítica y el público en general tenían de este género, gracias sobre todo a "2001, Una Odisea del Espacio" de Stanley Kubrik, y alguna otra joya como "El Planeta de los Simios" de Franklin J. Schaffner. Ambas de 1968 (año también de "Barbarella" y de "La noche de los Muertos Vivientes").

Gracias a ese cambio de percepción del género, de la política de los estudios frente a estas producciones y del pánico nuclear, la década de los 70 fue un caldo de cultivo inmejorable para muchas y muy grandes obras cinematográficas.

"La Amenaza de Andrómeda" es la adaptación de la primera novela publicada por Michael Crichton con su nombre(1969), y seguramente una de las mejores, si no la mejor.
Trata sobre la aparición de un nuevo microorganismo proveniente del espacio que pone en jaque a la comunidad científica. Se centra en el protocolo de investigación de un grupo de científicos encerrados durante cuatro días en una base secreta del gobierno de los Estados Unidos, para resolver la crisis y evitar una pandemia sin precedentes.

Toca temas tristemente de actualidad (ayer, hoy y siempre) como son el las armas biológicas, las medidas de aislamiento y protección, la automatización en los procedimientos sanitarios y la toma de decisiones ante una situación grave e inesperada.

Está considerada "la película más microbiológica de la historia del cine". A veces es incluso desesperantemente científica, lo que la perjudica y la beneficia a partes iguales.
Es tal la meticulosidad del guión con este tema, y su ansia por ser fiel al libro de Crichton, que por un lado la hace creíble y perdurable, pero por otro sus interminables parrafadas científicas desconectan el interés del espectador, haciendo que su mente derive intermitentemente hacia otros derroteros.
Ésta es quizás su mayor y casi única pega. Y a causa de ello un metraje se dispara hasta un poco (tampoco mucho) más allá de lo deseable, lo que contribuye a que en ocasiones el interés se pierda...a pesar de, eso sí, recuperarlo rápidamente.

De aquí en adelante, todo cuanto tengo que decir de esta obra del señor Robert, que lo sabía todo o casi todo de cine, es bueno y en ocasiones magnífico.
Después de haber montado "Ciudadano Kane", cualquier reto era pequeño para él. Aquí hace gala de su maestría y dominio y realiza un montaje ejemplar.
A pesar de la marcadísima estética setentera y de alguna de las señas características del cine de la época, (como la pantalla dividida) el diseño de producción de Douglas trumbull resulta certero y atemporal, además de magistral, y nos traslada a un mundo verosímil científicamente.
Curiosamente, las dos nominaciones a los Oscar que obtuvo fue en esos apartados: montaje y dirección artística.

El reparto es igualmente creíble y desarrolla un trabajo impecable. Está formado por un grupo compacto de actores con una larga carrera televisiva. Quizás destaque Kate Reid, interpretando a la sarcástica doctora Leavitt, un personaje lleno de humanidad que supuso el mayor cambio respecto al libro, donde su personaje era masculino.

Robert Wise dirige con mano de hierro, sin titubeos y sin espacio para la improvisación, para el desconcierto o el caos. Una dirección impecable y ejemplar.

A pesar de los altibajos de que hemos hablado, provocados por un exceso de celo científico, mantiene una tensión constante en una trama aparentemente estanca y es capaz de conjugar todos los elementos para crear interés y tensión donde aparentemente no los hay. Con su ojo de cirujano, huye de subtramas, adornos y personajes superfluos y centra la atención del espectador en lo que constituye la médula de la historia.

Coloca cada pieza de este puzzle minimalista en su sitio preciso y construye una película diametralmente opuesta a lo que estamos acostumbrados hoy en día. Una pequeña obra maestra atemporal, o cuando menos imprescindible en su carrera y en la historia del cine de ciencia ficción, que paradójicamente es también un producto eminentemente setentero.

La Amenaza de Andrómeda es en definitiva, una de esas películas imprescindibles que en este caso afianzó una transición dentro de la forma de hacer cierto tipo de cine: el cine atemporal.
piensaencines
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14 de abril de 2010
18 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
118/01(01/04/10) Robert Wise realiza la adaptación de la homónima novela de Michael Crichton sobre una amenaza biológica extraterrestre llegada en un satélite, dando como resultado una cinta aburridísima solo recomendable a científicos doctos en la jerga, para mí es como si hablaran en chino. Posee un comienzo atractivo que te engancha, pero cuando se meten en la base y empiezan a investigar la cinta se torna en un pelmazo con conversaciones solo entendibles a gente con estudios en física y química, las emociones que sienten los científicos conforme van descubriendo cosas del virus me dejan frío, es una lenta agonía de investigación que produce tedio seguirla, todo ello para desembocar en un final digno de James Bond. Lo mejor es su gran puesta en escena y su referido comienzo. No es que sea mala es que te produce sopor y resulta del todo prescindible. Recomendable a los que sufran de insomnio. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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12 de febrero de 2007
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vi hace muchos, muchos años.
Por aquel entonces me gustó mucho. Recuerdo su parte de ciencia-genética-mutaciones de virus ; temas tratados con imaginación pero también con seriedad, era creíble, muy alejada de las exageradas fantasías a que estamos ahora acostumbrados. Y recuerdo vivamente también la emoción del final, lo cual considero un buen síntoma después de tantos años .....
Me gustaría volver a verla...
NURIAMP
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11 de abril de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A primera vista, una de suspense con virus alienígena desatado.
Por supuesto, a primera vista.

Pero Robert Wise se cuida de empezar narrando "esto ha sido consultado con no-sé-qué organismo oficial", y te empieza a llenar la pantalla de números y avisos que nada bueno presagian.
De repente, tú también formas parte del mundo, y te sientes mirando la grabación alto secreto perteneciente a un laboratorio del que no sabes -ni sabrás- su existencia.
Hay fuerzas, naturales y universales, que amenazan todo el "estado del bienestar" creado por nosotros, y ese es solo el primero de los descubrimientos hiela-sangre.

La vida en un pequeño pueblecito del desierto americano ha sido interrumpida de un plumazo, dejando cadáveres inmóviles de muecas aterradas asfaltando sus espacios, y es cuestión de tiempo hasta que se descubra que había un organismo en el meteorito que cayó próximo.
Tras los trajes de contención de los enviados, una imagen aterradora: la cabeza de un ciudadano muerto en la barbería llena anormalmente el plano como si estuviera a punto de devorar al investigador que lo observa, conjurando sutilmente nuestros peores miedos.

La subsiguiente investigación en una remota base científica en principio es fascinante por las medidas desplegadas para contener la infección, pero luego pasa a ser desesperante cuando pasan las horas (cuidadosamente recordadas) y lejos de contenerse, el Virus Andrómeda hace notar nuestras indefensiones genéticas.
Resulta irónico observar las puertas selladas, los protocolos de descontaminación, los rigurosos controles para pasar de sector a sector, y pensar que solo le estamos poniendo puertas al campo, tratando antinaturalmente de protegernos contra un organismo cuyo justo derecho habría sido exterminarnos.
Si algo aportan esos procesos minuciosamente filmados es que, con el mejor de nuestros esfuerzos, aún tendríamos que luchar por el puesto en la cima evolutiva: da que pensar sobre cómo seguimos creyendo que la naturaleza puede ser contenida en una placa de petri para su posterior disección.

Aunque, ciertamente, el ángulo más interesante es el de las comunicaciones humanas, reservadas a los organismos oficiales que no pueden tomar medidas sin firmar varios papeles, y al incauto investigador al que se le dan las llaves del reino con la misión de destruirlo si el universo quiere expulsarnos de él.
Los primeros no dejan de ser una triste realidad que llega hasta el presente, con un "hacían su trabajo" para su posteridad, pero el segundo, receptor de la llave para volar todo el laboratorio, tiene otra tarea aún peor: saber cuándo hay que suspender la lógica y actuar con la supervivencia humana sobre los hombros.
Una tarea para la que, aún, somos incapaces de responder de la mejor manera posible.

La naturaleza ganará porque sabrá adaptarse, duda no queda.
Solo queda la pregunta de hasta cuándo seremos capaces de sabotear el sistema.
Charles
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