Un escándalo muy inglés (Miniserie de TV)

Stephen Frears dirige esta miniserie de tan sólo tres episodios basada en la historia real protagonizada por el político Jeremy Thorpe, líder del Partido Liberal, y Norman Scott. La serie disecciona los hechos con el característico y refinado humor negro inglés, y aunque los personajes parezcan encontrarse siempre al borde de la caricatura, se ofrece un retrato bastante ajustado del escándalo. Le cuesta arrancar, pero engancha. En un país, una época y un mundo - el de la política- donde las apariencias lo eran todo, la relación homosexual entre dos hombres, pertenecientes a ambientes muy distintos, causó conmoción en la sociedad.

Hugh Grant está realmente bien en su imitación de Thorpe, muy alejado de sus registros habituales. Ben Whinshaw muestra una amplia gama de emociones en una interpretación nada sencilla. Ambos brillan en una producción, por lo demás, impecable.

Un nuevo ejemplo de cómo hacer una miniserie. Ante todo, contención, sobriedad, ir al grano, aprovechar cada minuto para decir algo y hacer avanzar la historia. Me imagino una serie española con un tema similar, por ejemplo, propiciada por Telecinco: grosería en las palabras, culos y penes a mansalva...
Aquí todo está en su punto, con dos grandes interpretaciones de Hugh Grant y Ben Whishaw. En realidad de casi todos los secundarios, destacando Alex Jennings.
Como la historia podía saberse de antemano, porque el escándalo Thorpe llenó los periódicos, el quid estaba en cómo contarla. Incluso teniendo que salvar tantos años, más de diez, lo hace con fluidez, dando las informaciones justas. En definitiva, un buen guión bien desarrollado y magníficamente interpretado.

El caso que ocupa la serie generó mucha literatura, no en vano fue el primer caso de proceso a un político por intento de homicidio.  El libro homónimo de no ficción del periodista y novelista John Preston publicado en 2016 dos años después de la muerte de Jeremy Thorpe es el que Frears adapta a la pantalla televisiva.  Me sorprende que Rupert Thorpe (1969) único hijo del lider del partido liberal en el 67 no se haya querellado contra Preston o la serie dado que dan por sentado la culpabilidad de su padre en unos cargos de los que fue absuelto y que nunca reconoció.
Dicho esto el siempre fiable Frears y su guionista Rusell T. Davis aciertan al trasladar el tono de tragicomedia con el que Preston aborda los hechos en un ejercicio de funambulista donde el contar con humor sucesos dramáticos hace tambalearse en algunos momentos la narración que afortunadamente nunca llega a caer en las tres horas de duración. Así pues asistimos entretenidos al ambiente social y al establishmente político de la Gran Bretaña de los 60, y a un historia de amor homosexual en la que ambos amantes  se manejan, haciendo el chiste fácil con la fonética del apellido del político, con "thorpeza". Por no hablar de los acólitos encargados de asesinar a Scott.

Decir BBC es sabida garantia de excelente producción y casting actoral. Hugh Grant sigue en un momento dulce en la madurez de su carrera y Ben Whishaw sabe sacarle partido a las aristas de su personaje

cineziete.wordpress.com

Si esta producción fuera una comedia de humor negro sobre hechos de ficción, la calificaría como Muy Buena puesto que tiene buenos actores, está bien ambientada, es entretenida y divierte. Lo que me impide darle dicha calificación, es que el argumento se basa en hechos reales que incluyen:
- una relación homosexual, que si bien es consentida, en su inicio es casi una violación, debido a que las diferencias en la madurez y en la posición social de los partícipes de la relación permiten que uno de ellos se imponga fuertemente, mientras que el otro queda en una situación rayana en el sometimiento.
- un intento de asesinato a sangre fría y sin justificación valedera.
- hipocresía y falta de afectos genuinos y lealtad entre familiares y amigos. Por ejemplo, frente al suicidio de una mujer, las reacciones del marido y de la suegra parecen un festejo, sin manifestación de pena ni de la mínima consideración por quien acabó con su vida drásticamente.
- el accionar corrupto y elitista de los encargados de administrar justicia.
Estos elementos permitirían crear una historia interesante, pero no presentada como una comedia, ni siquiera de humor negro. Por otro lado los actores parecen caricaturas de los personajes reales, provocando risa adonde deberían generar rechazo.
Por lo antedicho mi calificación es Pasable

Una combinación en la que estén Stephen Frears, la BBC, Hugh Grant, Ben Whishaw y una historia sobre la erótica del poder y sus peligros es una combinación siempre ganadora. A very british scandal es la prueba fehaciente de ello.
Detrás de una producción elegantísima y maravillosa, como sólo la BBC puede hacerla, en la que todos los departamentos técnicos tienen un nivel superlativo, se esconde una narración brillante del Escándalo Thorpe, quizás uno de los escándalos sexuales en política más conocidos de la historia, aunque en España pueda no ser tan notorio. Ahí radica un poco su única tara, que es precisamente ese desconocimiento y, quizás, desconexión y falta de interés que el público patrio puede tener al enfrentarse a esa historia. Sin embargo, como decimos, la narración es brillante, la mano de Stephen Frears en la dirección es única, y las interpretaciones de Ben Whishaw y Hugh Grant son fantásticas. Whishaw es especialista en este tipo de personajes de jóvenes aparentemente inocentes pero con un lado sibilino y caprichoso, y Grant ha sabido reinventarse en su madurez y alejarse de los muchos personajes de chico bueno de comedia romántica que hizo en los años 90, mostrando sus múltiples aristas como actor.
Soberbia.

Lo mejor: La innata elegancia de la producción, cortesía de la inigualable BBC, y el duelo interpretativo que ofrecen dos extraordinarios Hugh Grant y Ben Whishaw.
Lo peor: Quizás es una historia muy desconocida para el público español y puede resultar poco interesante.