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Jane Eyre

Romance. Drama Jane Eyre, una muchacha educada en un orfanato y de triste infancia, es contratada por Edward Rochester para trabajar como institutriz de una niña en Thornfield House. La aislada y sombría mansión, así como la inicial frialdad del dueño de la casa ponen a prueba la fortaleza de la joven. Sin embargo, poco a poco empieza a enamorarse de él. (FILMAFFINITY)
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Críticas 107
Críticas ordenadas por utilidad
21 de agosto de 2011
26 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jane Eyre es mi novela favorita, y la que más veces he leído. He visto casi todas sus adaptaciones al cine y la televisión, solo me faltan un par. Este caso es, por lejos, el peor. Para empezar, la forma en que está narrada, superponiendo tiempos, constituye un error, ya que entorpece la construcción dramática de la obra y el devenir de los acontecimientos, restándole fluidez y poder a los hechos, e incluso comprensión. En el cine me encontré explicándoles a mis acompañantes algunas cosas y agregando información faltante, y por lo que pude escuchar en la sala, no fui la única. Pero este error no fue el único ni el más importante.

Las licencias argumentales, las exclusiones y recortes exagerados que sufrió la gran obra de Charlotte Brontë, produjo que cada etapa de la vida de Jane, sobre todo su infancia y estancia hasta la adultez en Lowood, quedaran minimizadas a niveles alarmantes, restando fuerza dramática, complejidad y determinación a la construcción de un personaje que debió poseer un mundo interior rico e imaginativo, una entereza y fortaleza moral inquebrantables, y una forma de ser decidida, austera y reservada, dentro de un cuerpo cuyas características físicas estaban muy lejos de la belleza etérea de Mia Wasikowska, que además creo un personaje débil, inexpresivo, intrascendente y susurrante hasta el hartazgo. Y de Rochester no quiero ni hablar… Evidentemente esta vez la BBC quiso hacer una versión americanizada de este libro, poniendo actores lindos donde no debieron existir, además de que también se tomaron algunas licencias en la forma de conducirse entre un hombre y una mujer en la época.

¿Y la relación entre ambos? ¿Cuál relación? Si fue casi inexistente durante toda la película. Es decir, ¿se supone que tengo que creerme que esas dos personas se enamoraron? ¿Cuándo? ¿Por qué? Pésimas decisiones se tomaron al respecto. Y por favor, la falta de química y las pésimas dotes actorales de Wasikowska hicieron imposible que descubriera alguna emoción en esa maqueta vacía de historia sentimental que fue el resultado.

Creo firmemente que se tomaron fatales decisiones no solo para estructurar la historia, sino para decidir qué incluir en ella, cómo contarla, de tal forma que la vida de Jane, desde su infancia hasta su relación con Rochester, fuera un devenir significativo, la puesta en escena de un viaje arduo y emocionante que tuvo como resultado la construcción de uno de los personajes femeninos más fascinantes de la literatura universal. Y lo digo siendo conciente de que no se puede incluir todo en una película, ese no fue el problema. Lo que incluyeron, el cómo, y lo que cambiaron fue el problema. Destrozaron la novela y volvieron a Jane y a Rochester una pareja insustancial, sin fuerza, olvidable.

Le puse un 2/10 por ambientación y fotografía, pero me rehúso a poner más por unos paisajes y decorados.
Lyssa
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4 de diciembre de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta ya innumerable adaptación del clásico del romanticismo inglés -la novela homónima de Charlotte Brontë, la mayor y más prolífera literariamente hablando de las tres hermanas escritoras del siglo XIX-, aunque resulta fiel al original, muestra como diferencia fundamental la estructura narrativa, al emplear el recurso del flashback y no contar la historia en primera persona.

La novela se presenta como una autobiografía narrada por su protagonista, y el que Buffini prescinda de ello en el guión se aleja en cierto modo de aquella introspección sobre el personaje principal. No obstante, Fukunaga rueda las escenas casi con un completo acercamiento a Jane Eyre, de modo que el punto de vista de los sucesos parece el de los ojos de la institutriz, recuperando así buena parte de esa interiorización de los sentimientos.

Aunque a priori es totalmente innecesaria la ruptura temporal del argumento, pues podría desarrollarse perfectamente de modo lineal, el uso de la secuencia inicial luego precedida por el flashback tiene clara intención y efecto: atrapar al espectador creando tensión y suspense sobre los hechos que han podido llevar hasta ese momento. Así las imágenes de Mia Wasikowska huyendo por los páramos que rodean Thornfield Hall, dan muestra del intenso y expresivo trabajo que la actriz no abandona en todo el metraje, además de introducir una exquisita ambientación que revive la época romántica y el característico estilo literario gótico en el que se mezclan amor, lujo y naturaleza con lo siniestro y misterioso.

Si miramos la evolución del Rochester de Fassbender resulta inevitable recordar a ese genio delante y detrás de la cámara llamado Orson Welles -quien interpretó el mismo papel en la versión de 1943 dirigida por Robert Stevenson-, pero no por ello debemos menospreciar el medido trabajo de Michael Fassbender a la hora de representar al hombre entre tosco y misteriosamente atractivo que requiere su rol.

En definitiva, si apreciamos esta película al lado de la novela y de algunas de sus anteriores adaptaciones para la gran pantalla o para televisión, posiblemente salgan a flote algunas de sus carencias; pero si sabemos introducirnos en la historia y nos abandonamos dejándonos llevar por la inmejorable partitura de Dario Marianelli, las notas de piano y violín nos adentrarán no sólo en las entrañas de personajes que tras su apariencia externa supuran amor y desesperación, sino también en nuestro propio corazón.
Pedro
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7 de diciembre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que soy una fan absoluta de la novela. Creo que no está suficientemente valorada en su vertiente feminista y en cuanto retrato, no ya de su personaje, sino de su autora. En cuanto a la película me ha dejado algo fría. En la novela sucede algo similar con la prosa de Doña Chalotte Brönte, al intentar demostrar sus amplios conocimientos a veces brilla más lo pretencioso de la narradora que la absoluta maravilla de dos personajes que son prototipos de historias de amor posteriores. En ese mismo sentido, el Sr. Fukunaga tiene una innegable maestría en el hilo de la historia, en hacer una película bien tramada recortando cuestiones del libro, en la fotografía, etc. Las imágenes de los páramos y los paisajes te trasladan el frío devastador en el que se sumen ambos personajes. El problema es que nunca llegas a entrar en calor. No logra transmitir la profundidad de los personajes. Su carisma. Su pasión. A su favor, sí recoge en cierto sentido ese alegato a la libertad de las mujeres y de respeto por sí mismas que en cierto modo recoge el libro. También hace algo de justicia al personaje de la Sra. Fairfax que Brönte/Eyre olvida (en un personaje bastante egoista en el fondo).

En conclusión, ¿merece la pena verla? rotundamente sí ¿hay versiones mejores? Indudable. Sin perjuicio de recomendar igualmente el libro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
APDoolitle
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26 de diciembre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy admiradora de las hermanas Brönte. He leído “Jane Eyre”, de Charlotte, “Agnes Grey” y “La dama de Wildfell Hall”, de Anne, y sobre todo “Cumbres borrascosas”, de Emily, una obra maestra de la literatura universal, una de las novelas que siempre incluyo entre mis favoritas (junto con “Crimen y castigo” de Dostoievski”, “Cien años de soledad”, de García Márquez y “Los miserables”, de Víctor Hugo).

La historia de estas mujeres a quienes, por el hecho de serlo, les tocó vivir una época muy dura siempre me ha fascinado, por lo que también leí la biografía titulada “La vida de Charlotte Brönte” escrita en 1857 por Elizabeth Gaskell, amiga de la novelista. Criadas en Haworth, un pueblo de los páramos de Yorkshire, fueron educadas en el colegio de Clergy Daughters, en Cowan Bridge (colegio en el cual se inspiró Charlotte para describir el lóbrego e infame colegio Lowood que aparece en “Jane Eyre”), donde enfermaron de tuberculosis. Las dos hermanas mayores, Maria y Elizabeth, murieron en 1825, Emily en 1848, Anne en 1849. El 31 de marzo de 1855, Charlotte, estando embarazada, enfermó y murió de tuberculosis como sus hermanas. ¡Unas vidas tan cortas que maravillas nos legaron!.

Charlotte en “Jane Eyre” convirtió en heroína a una mujer poco agraciada físicamente, en apariencia adusta y seca, pero que, contra todo pronostico, se niega a verse a si misma como un ser gris e insustancial, con una vida triste. Muy al contrario, a lo largo de toda la novela queda palpable su ansía de vivir y experimentar, su amor por la vida, su conciencia clara de las limitaciones que como mujer tiene y su envidia de la condición masculina por ser dueña absoluta de su destino.

Ambientada en la época victoriana es una novela muy actual por su realismo, por su crítica de la situación subordinada de las mujeres y por su defensa de las cualidades del alma frente a las del cuerpo. Es una loa al verdadero amor al reconocimiento del alma gemela. Tiene una fuerza y una pasión que desborda cada palabra, cada página. Y esa esencia, tan difícil de transmitir, ha sabido captarla maravillosamente Cary Fukunaga en su película.

Es, con diferencia, la mejor adaptación que he visto de una novela de las hermanas Brönte (y he visto unas cuantas). Por poner un ejemplo, “Cumbres borrascosas” de Peter Kosmisnky, con Ralph Fiennes y Juliette Binoche, fue francamente decepcionante.

Realmente excepcionales las interpretaciones de Mia Wasikowska y de Michael Fassbender (cuya interpretación de Carl Jung en “Un método peligroso”, también me pareció fantástica). La perfecta ambientación y la música contribuyen a transmitir lo que Charlotte quería: La imaginación te hace libre, la pasión es arrolladora y no es privilegio exclusivo de nadie y la aventura de vivir es lo mejor que tenemos.

¡Recomiendo que vayan a verla, pero sobre todo, recomienda que lean las obras de las hermanas Brönte!.
MAFALDA
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14 de enero de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mi todavía no existe una adaptación perfecta de cualquiera de las novelas de las hermanas Brontë. Estos libros son monumentos del movimiento romántico, en el que no sólo se contaba una determinada historia sobre unos determinados personajes, sino que son auténticas piezas maestras de dicho movimiento, que a lo largo de extensos y estilísticos monólogos internos hablan de toda una sociedad, de sus creencias, de sus costumbres, de sus pasiones, de las limitaciones de género, de la pasión en aquellos años... en definitiva, son obras que suponen una revelación sobre la manera de Ser, Pensar y Sentir de aquella época, libros de difícil adaptación porque su mensaje no se limita solamente a contar una historia, sino que debajo de ella hay todo un movimiento, unos valores y una forma de ver el mundo.

Adaptar eso a una película es una tarea tremendamente difícil, y por eso todas las adaptaciones que se han hecho de la obra de las Brontë optan por centrarse en alguno de los aspectos, pero dejan a un lado otros. A esta Jane Eyre, siendo una excelente película, le vuelve a pasar lo mismo, aunque intenta abarcar muchos aspectos de la historia, otros (el papel que representa Jamie Bell en cuanto a la religión en las elecciones finales de Jane, los rasgos de terror gótico de la historia, la tragedia de algunos personajes secundarios) no están presentes como debieran.

Pero dejando a un lado eso, Jane Eyre es una película hecha con un gusto exquisito, de sosegada narración pero de apasionado torrente soterrado bajo la corrección de las formas. La puesta en escena y el guión, en apariencia calmados e imparciales con el devenir de Jane, crean una atmósfera opresiva, formidablemente tensa, de un romanticismo no tan solo pasional, sino acorde con el estilo de la historia. La música, la fotografía, esos páramos tan “Brontescos” captan a la perfección el estilo del original, convirtiéndose en piezas esenciales de la película, de una belleza formal arrebatadora.

Y el gran punto fuerte de Jane Eyre es un reparto de actores al que es un placer, simplemente, escuchar. Jamie Bell y Judi Dench hacen papeles secundarios pero con un aplomo fascinante, que dejan con ganas de ver más de sus historias. Mia Wasikowska soporta la gran tragedia de Jane Eyre con un estoicismo y una economía interpretativa fascinante. Hay una actriz maravillosa en ella, pues su trabajo es honesto, limpio, conmovedor. Y unos de los mejores actores de este siglo, Michael Fassbender, vuelve a crear un personaje perfecto. Su Rochester es un ejemplo de cómo hacer, sin que parezca difícil, el retrato de un hombre que a la vez es hosco, solitario, dolido, agresivo, erótico, misterioso, apasionado, brillante y profundamente enamorado, adjetivos todos que son el Alma mater de los personajes de las hermanas Brontë.
jaly
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