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Un profeta

Thriller. Drama El joven Malik El Djebena (Tahar Rahim), un francés de origen árabe, ingresa en prisión para cumplir una pena de seis años. Aunque al principio la vida en la cárcel le resulta muy dura porque está completamente solo, se adapta rápidamente y, gracias a su carisma, se gana poco a poco la simpatía de los miembros de la mafia corsa, que tienen sobornados a los guardias y controlan todo lo que pasa en prisión.
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Críticas 130
Críticas ordenadas por utilidad
14 de marzo de 2010
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Jaques Audiard, después de haber realizado un puñado de interesantes películas, ha buscado la consagración definitiva con su nueva película “Un profeta”, dura crónica del ascenso en el mundo del hampa de un joven analfabeto condenado a seis años de cárcel. Y a buena fe que lo ha conseguido, a tenor del buen recibimiento por parte de la crítica y de los festivales que ha cosechado la película. Audiard ha apostado para este fin por el tono crudo y realista, lo que aleja el film del glamour que desprendían películas de temática similar llegadas de Hollywood o del cine de Quentin Tarantino. Hay que decir, pese a todo, que “Un profeta” se ve perjudicada por su larga duración y la incapacidad de Audiard para mantener el buen ritmo narrativo con el que empieza la película. Sus excesivas pretensiones, la voluntad de mostrar músculo cinematográfico se acaba volviendo en contra de un film que va de más a menos y que se muestra excesivamente irregular a lo largo del metraje. No obstante, sería injusto no reconocer también las muchas virtudes de “Un profeta”, empezando por la brillante interpretación de su desconocido elenco, en especial esa pareja mentor-alumno-amo-esclavo que forman Malik y César (Tahan Rahim y Niels Arestrup), siguiendo por una dirección impecable apoyada en la fotografía sucia y realista de Stéphane Fontaine y sobre todo por el tono amoral que sobrevuela la película de principio a fin. Los cambios que el transcurso de los años va propiciando dentro de la propia cárcel funcionan como perfecta metáfora de la misma sociedad, que ve como el fenómeno de la inmigración va calando incluso en los círculos de poder. Interesantísimo en este aspecto el personaje de César, como símbolo de un tiempo que se aleja irremediablemente. “Un profeta” se acaba revelando como una radiografía de la delincuencia organizada que muestra el alma herida y marcada de una sociedad a la deriva, en la cual los principios autoritarios se ven cada vez más cuestionados.

Lo mejor: el duelo Rahim – Arestrup.

Lo peor: su irregularidad y ritmo decreciente.
AMQE
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9 de agosto de 2010
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ese héroe anónimo en “Un héroe muy discreto”, que nos presentaba Jacques Audiard, parece yacer en una de las capas interiores, pero al contrario que el personaje mentiroso que interpretaba Mathieu Kassovitz, aquí las numerosas ‘heroicidades’ cobran forma de una manera sórdida. Sólo queda lugar para la locura, para la creencia en el ascenso, para ser un profeta.

El cine carcelario siempre se había mostrado como un punto de fuga a nivel estético y narrativo. Habitualmente el género se basaba en encierro y fuga o socialismo periodístico siguiendo los patrones documentalistas. Ese adjetivo que se busca en un titular y que nunca llega, pese a las consecuencias, se llama ‘inédito’. Difícil adaptación es la vida para que ésta sea dentro de una prisión. Y esa supuesta y trágica sucesión en la evolución humana es inconsecuente si se pretende cierto crecimiento moral en un ser humano. Podría ser un arma de doble filo, como el juego en el que se ve inmiscuido el propio Malik, por su condición étnica pero no social. Debe matar sino quiere morir. Ese halo de simpleza moral sirve como presentación a un frágil ser humano que es visto como una tierna gacela por diferentes leones. Esa debilidad queda patente y manifiesta en el escaso tiempo que le duran unas zapatillas.
Sentirse persona y más y mejor persona en un ambiente tan inadaptable es complicado a la par que difícil: cuánto más se está privado de libertad mayor es el crecimiento de Malik.

¿Dónde hubiera acabado si no entra en la cárcel? ¿Posiblemente dentro de un anónimo ataúd? La reinserción, por lo tanto, está vista en el filme con un doble juego moral: por un lado salva al personaje y le dota de entidad humana pero por otro le convierte en un criminal (y, ¿decente?). Hay una secuencia espeluznante y no hablo ni siquiera de sus sórdidas escenas de acción o tensión. No es otra en la que nuestro protagonista, cuando pasa por el detector de un aeropuerto, es cacheado por el vigilante. Malik abre la boca instintivamente y saca la lengua, como si ese vigilante fuera el de prisiones. Era su primer vuelo.

Y en ese ambiente hostil y entre tres mundo se genera otro tipo de videojuego cinematográfico: dentro de la cárcel con las mafias corsas y árabes y fuera con misiones suicidas. Se trata de un Choque de géneros y patrones. Con secuencias oníricas como un mundo propio para dotar de entidad interior al personaje.
“Un profeta” es un filme de personajes y sobre todo de uno: vagabundo, analfabeto, sin familia ni hogar y diecinueve años. Dentro encuentra un hogar, cede a la última voluntad de primera victima, empieza a leer y construye un hogar. Determinación, esperanza e inteligencia donde se da un juego de roles y de poder.
Aquí hay cine del denominado de primer orden y una visión cinematográfica por parte de Jacques Audiard de profetizar con un héroe para nada discreto y con zapatillas.
Maldito Bastardo
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26 de febrero de 2010
34 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
A día de hoy, no voy a exigir autoría en el cine. Son pocos los directores actuales que pueden mantener el estatus de autores cinematográficos. Jacques Audiard no es uno de ellos, aunque pretenda serlo. Al fin y al cabo, lo que nos ofrece el galo no es más que un cine que converge a los cánones del cine de Hollywood. De nuevo el planteamiento de la cinta falla en su honestidad hacia el espectador, aunque al contrario de su predecesora (De latir mi corazón se ha parado), en esta nueva propuesta deja muchas más pistas de su intención. Podemos ver así, esbozos de un cine “progre-british” aderezado de nuevo por esa estética sucia muy bien ornamentada.

No existiría mayor problema en dar el pasaporte a este Profeta si no fuera porque al final el producto funciona de maravilla. Jacques Audiard usa un lenguaje cinematográfico de forma más que eficiente, construyendo sobre una pirámide (el guión) una sólida estructura que lo aguante.

No puede el director hacer funcionar esta película plenamente en sus larguísimo metraje. De hecho, hay un stand-by (que se podía haber solucionado en la sala de montaje) tras el primer encargo de El Djebena (Tahar Rahim); aunque debería reconocer que el guión lo solventa con ciertos toques onírico-fantásticos que si bien les pueden estorbar a otros espectadores a mí me fascinan incluso más, que la trama en sí. Quizás lo más sorprendente de “Un profeta” sea que el buen uso del tempo narrativo consigue que los “tiempos muertos” no molesten en exceso convirtiendo la película en una inusual montaña rusa. Recordemos que el punto de mayor tensión tiene lugar cuando aún faltan dos horas para que finalice la propuesta y aunque esto puede descolocar a los más puristas es un acto de valentía por parte del director.

Audiard despide al espectador con el que es para mí, el mejor plano de toda la película.

¿Qué más se le pude pedir?
Chagolate con churros
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12 de marzo de 2010
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Un prophète" es un thriller carcelario en toda regla que narra el proceso de maduración de Malik El Djebena, un joven preso de origen árabe condenado a seis años de prisión que sufrirá numerosas vejaciones a manos de los presos corsos antes de hacerse fuerte y ascender en el escalafón social de la cárcel y del mundo exterior.

El planteamiento es conocido y nada novedoso pero esto no le resta un ápice de mérito e interés ya que lo importante no es el esquema sino su aplicación concreta a un personaje y unos ambientes, a los recursos y sucesos que se articulan de manera sobresaliente para justificar la evolución del protagonista.

Jacques Audiard realiza una minuciosa descripción del universo carcelario, de cómo las relaciones entre el interior y el exterior se convierten en la misma cosa y lo que aprendes dentro te sirve fuera, de las leyes que lo rigen, de cómo los negocios y la política continúan su curso tras los muros de la prisión..., y lo hace desde el realismo, con un guión bien estructurado y una recreación minuciosa de los tipos y ambientes, de los complejos intereses individuales y colectivos, sin hacer análisis sociológicos, sino hablando de ambientes mafiosos surgidos en centros carcelarios, cerrados, con un tratamiento de la prisión como una metáfora de la sociedad.

"Un prophète" es la historia de un hombre que llega a una posición que nunca habría alcanzado de no haber estado en prisión, lo cual encierra una dura paradoja. Malik El Djebena (excelente interpretación del para mi desconocido Tahar Rahim) es un nuevo tipo de criminal muy alejado de los clásicos tipo Scarface; no es un psicópata ni un neurótico, sino inteligente y casi angelical, con conciencia del bien y del mal porque ha sufrido daño.
En esta actualización del género del hampa ya no queda espacio para la lírica, ya no existe aquel código de honor y lealtades que animaba a los clásicos. El universo carcelario es una jungla en la que cada cual busca su propio interés y lucha primero por sobrevivir y después por ascender a costa de lo que sea y de quien sea. Un universo en el que todos los personajes muestran sentimientos y debilidades humanas, algo que les convierte en mucho más próximos y creíbles y, por tanto, mucho más terribles.
Marius
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1 de marzo de 2010
19 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los 60 primeros minutos de esta película son como para quitarse el sombrero. Un prodigio de tensión y dramatismo que parece profetizar (nunca mejor dicho) una obra maestra absoluta, un punto de inflexión en el género carcelario que marcará un antes y después. Se ha comparado esta película con "El Padrino", se han dicho de ella maravillas y se la ha encumbrado en numerosos festivales. Tras estre tremendísimo hype me disponía yo tan contento a asistir al visionado de una obra capital del cine francés de los últimos años.

La pregunta es: ¿Por qué le doy un 6 entonces?

Por varias razones:

1. Un exceso de metraje acusadísimo. La película no es lenta pero a base de repetir situaciones se vuelve espesa y demasiado reiterativa. Sinceramente creo que a la cinta le sobran, como mínimo, 30 minutos para que hubiera resultado más digerible. Es un síntoma malísimo estar viendo una película y a la vez preguntarte constantemente cúando va a acabar. Esto me ha pasado con "Un profeta" durante buena parte de los últimos 30-45 minutos. Repito que no es que se me hiciera lenta sino que la sensación que tenía era algo parecido a que la historia no evolucionaba y que, por tanto, se volvía una y otra vez a los mismos lugares comunes.

2. Más que repetitiva, reiterativa. Como ya he comentado en el punto 1, creo que otro de los fallos de la película es no haber sabido rentabilizar su arranque demoledor y recurrir a la reiteración de estructuras similares. De la mitad hacia el final, Audiard recurre constantemente a la reiteración de situaciones y diálogos. La historia pierde tensión y garra para irse por otros fueros prescindibles como las "visiones o sueños" del protagonista.

3. El tercer fallo es haber querido hacer dos películas en una. Jacques Audiard arranca con un drama carcelario, evoluciona hacia el mundo de la mafia y consagra la conclusión de la película al lenguaje propio del cine de acción. La clave está en las salidas del protagonista para hacer los encargos del jefe de la mafia corsa. Aquí es en mi opinión cuando Audiard decide hacer otra película. Deja de lado el mundo entre rejas y se centra en tensionar al espectador con artificios de la acción y el thriller policíaco.

Un claro ejemplo de la dificultad de finiquitar una obra maestra, "Un profeta" es una curva de aprendizaje en el arte de la supervivencia que peca de excesiva (en el metraje), reiterativa (en las situaciones) y dual (dentro-fuera) pero que aun así merece un visionado tras un café bien cargado y una larga siesta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RagingSergio
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