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Un profeta

Thriller. Drama El joven Malik El Djebena (Tahar Rahim), un francés de origen árabe, ingresa en prisión para cumplir una pena de seis años. Aunque al principio la vida en la cárcel le resulta muy dura porque está completamente solo, se adapta rápidamente y, gracias a su carisma, se gana poco a poco la simpatía de los miembros de la mafia corsa, que tienen sobornados a los guardias y controlan todo lo que pasa en prisión.
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Críticas 130
Críticas ordenadas por utilidad
11 de mayo de 2010
54 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Un profeta" se puede resumir más o menos en la historia de un hombre que entra a la cárcel no sé porqué ni me importa y que pasa de ser el recluta bisoño al capo molón que controla el cotarro criminal intramuros.

Está un poco mal hecha porque las acciones no se corresponden con las subidas en la barra de carisma, inteligencia y habilidad, de hecho juraría que se saltan varios niveles lo que es raro porque todo lo demás transcurre con una lentitud exasperante. O sea no tiene tiempo de hacer misiones en la cárcel pero sí tener sueños estúpidos y de poner cara de reconcentrao para ver si nos creemos su evolución de personaje chorras al tipo más curtido del guetto.

El guión es malo, el personaje no tiene un gran trasfondo y su devenir carcelario por ratos parece más carne de documental que de ficción a lo Scorsese. Sin embargo, no todo es condenable, el director sabe qué hacer con su cámara y sin duda tiene mágicos poderes porque cuando crees que ha pasado una hora de peli y miras el reproductor ¡de repente te das cuenta de que sólo han pasado quince minutos!. Con lo que te hace sentir la cadena perpetua ahí, en todas tus carnes.

Tiene muchos premios, normal, es francesa, lenta y aburrida y no cuenta nada demasiado interesante, peliculón.
Neathara
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18 de julio de 2010
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Malik El Djebena (Tahar Rahim) es un joven de aproximadamente 19 años de edad que es condenado a una pena de seis años prisión. Empezará siendo un simple preso más, pero los acontecimientos harán que poco a poco vaya ascendiendo en la “escala de poder” que existe dentro de la prisión realizando pequeños trabajos para el grupo de mafiosos conocido como “Los Corsos”, entre otras cosas.

Es increíble ver cómo Jacques Audiard ha retratado tan bien todo lo que existe en una prisión como es en este caso, de Francia, en la que nuestro protagonista conoce a todo tipo de individuos como capos de la mafia, traficantes de droga y musulmanes, entre otros. El Djebena deberá sobrevivir en un sitio desconocido gobernado por “Los Corsos”.

La manera con la que se nos van describiendo los hechos es perfecta. El espectador nota, al igual que El Djebena que el tiempo se ralentiza dentro de la prisión. Vemos sus temores y sus preocupaciones. Sabemos cuando las cosas van bien y cuando van mal pero no sabemos cómo acabarán, y esto es lo bueno que tiene Un Profeta, que te mantiene en vilo todo el rato.

Queda más que demostrado que para hacer una buena película no hace falta abusar de talonario para contratar a mega estrellas existiendo actores por explotar y exprimir como Tahar Rahim, que da vida al protagonista de la historia, un chaval musulmán analfabeto y sin futuro del cual no se espera gran cosa. Reda Kateb realizará el papel de Jordi “El Gitano”, uno de los principales contactos que El Djebena conocerá en la prisión y con el que mantendrá algún que otro negocio. El jefe y el que mueve todo el cotarro en la prisión es César Luciani, una de las máximas autoridades de “Los Corsos” y que pese a ser un preso gozará de todos los privilegios que quiere. Por último, en cuanto al reparto destacar la solida actuación de Adel Bencherif encarnando a Ryad, amigo íntimo de El Djebena, con el que mantendrá un importante vínculo.

El candidato a los premios Oscar en 2009 por la película El curioso caso de Benjamín Button, Alexandre Desplat, repite el éxito con unos magníficos temas en concordancia con Un Profeta. Son 22 los temas que incluye de los cuales 5 son realizados por diversos autores como Nas feat Olu Dara o Turner Cody entre otros.

Un drama conmovedor y sólido de los que hace años que no se ven, donde la soledad predomina en no pocas ocasiones. Sobrevivir es la pieza clave de esta película, donde predomina el dicho de “o matas o te matan”. Ver cómo el protagonista tendrá que labrarse un futuro dentro de la prisión es parte fundamental de la película, en la que la historia irá acompañada de una envolvente e inquietante atmósfera que se respira tanto dentro como fuera de las paredes del presidio, llegando a ser sentida por el espectador.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
SCuenca
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27 de febrero de 2010
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
En palabras de Jacques Audiard “Esta es la historia de un hombre que llega a una posición que nunca habría alcanzado de no haber estado en prisión, lo que encierra una paradoja”. En realidad ‘Un profeta’ es mucho más que eso. Para mí es una de las mejores películas del 2009, excelentemente concebida, dirigida e interpretada. Es una película dura e intensa, que conmueve y cautiva. Sin fisuras, sin aditivos ni colorantes, sin concesiones gratuitas, con mensaje, con profundidad psicológica, con tensión natural, con suspense. ‘Un profeta’ ha predicado en la tierra del séptimo arte con un mensaje cinematográfico de lo más inspirado.

Y es que Jacques Audiard hace emerger de la nada a un delincuente (Malik) que no solo logra adaptarse a un medio tan hostil como el de la prisión, sino que llega a beneficiarse de él usando su instinto de supervivencia e inteligencia emocional. Es en esa jungla de clanes mafiosos, racismo y lucha de poder, donde Jacques Audiard deja a su suerte a Malik. Pero no lo deja sólo, lo deja acompañado de su cámara para que el público le siga de cerca y empatice psicológicamente con él. Malik dará sus primeros pasos con el sigilo y la astucia felina de los gatos, aprendiendo y asimilando todo cuanto esté a su alcance. Y a partir de aquí adaptación y dominio del medio en estado puro. Aprenderá de las dos mejores escuelas: una dura y cruda, la de la calle (paradójicamente entre barrotes, con un Niels Arestrup en el papel de César magistral) y otra más profunda e intelectual, la de su instinto natural (arrimándose a las mejores sombras, manteniendo las distancias, aprendiendo a leer y escribir y, sobre todo, a escuchar la voz de su conciencia).

Jacques Audiard se ha preocupado de captar la atmósfera de la prisión, con una violencia no brutal, sino en estado bruto (es una constante que enseguida quedará en segundo plano). Pero sobre todo se ha preocupado de situar la cámara a la sombra de Malik, unas veces más cerca de su estómago (para justificar que la violencia no tiene porqué ser gratuita), otras veces más cerca de su corazón (donde mantendrá unas deliciosas escenas oníricas con su conciencia, personificada en una de sus víctimas), y otras veces la cámara estará situada en el interior de su coco (donde se fusiona lo divino con lo humano, su inteligencia emocional y su astucia). Excepcional estreno el de Tahar Rahim, no por interpretar a Malik, sino por serlo.

Por otro lado, no creo que podamos encasillar esta película en ningún género concreto porque aunque tiene mucho de thriller, también hay un fuerte componente drámatico y psicológico. Puestos a delirar yo diría que es como una película del oeste en la cárcel de nuestros días, con un héroe encarnado por un actor revelación, Tahar Rahim, fantástico y cautivador. Y por si fuera poco, con una banda sonora de Alexandre Desplat de lujo.

Por favor, no os la perdáis.
LUNERA
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22 de septiembre de 2009
35 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las citas obligatorias de esta edición de San Sebastián era el nuevo film de Jacques Audiard, ganador del premio del jurado en el pasado festival de Cannes, una obra presentada como un giro de tuerca a los dramas carcelarios, más cercana, humilde, con posibilidad de romper moldes al incorporar elementos de otros géneros para formar un collage único y personal. Audiard, que se hizo popular con "De latir mi corazón se ha parado" y cuya verdadera gran película (si bien no ha hecho aún nada insuficiente) sería "Lee mis labios", con unos impresionantes Vincent Cassel y Emmanuelle Devos, ha desaprovechado la oportunidad de hacer un film para la historia, partiendo de un material impresionante que sin embargo no ha sabido llevar a buen puerto por numerosos problemas.

El mayor, la gran pega, es no dar muestras de saber manejar el ritmo, consiguiendo que por momentos la película sea no sólo llevadera sino entretenida, pero dando en otros tramos la impresión de que sobran escenas, falta un desarrollo mejor de personajes o algo que suponga que nos interese lo que están contando. No es culpa de los actores, que por lo general cumplen con creces, sino por querer abarcar más de lo posible y quedarse sólo a medio camino. La historia, que alterna el drama carcelario con el thriller, nos narra la típica historia del recluso que poco a poco va escalando puestos en la "pirámide social". Así, sin mayor sorpresa, encontramos cómo lo que se cuenta no sólo no es interesante sino que además carece de emoción.

Excesivamente larga (casi 160 minutos) de cine bien hecho, pero no del todo pensado, con fallos graves de ritmo y algunas pegas con respecto a su montaje. Una oportunidad perdida, a pesar de reconocerse su factura técnica y algunas escenas que destacan por encima de las demás.
Caith_Sith
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28 de febrero de 2010
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta a veces inexplicable la poca proliferación de intentos en firme de hibridar el género carcelario con el cine de mafias, dos hipertextos aparentemente predestinados a cruzarse una y otra vez. Ese ha sido uno de los principales propósitos de Jacques Audiard en la que es ya su obra maestra, la gran sensación en Cannes con el permiso de La cinta blanca.
Partiendo del procedimiento común en ambos géneros que es la trayectoria iniciática, el director comienza a tejer una intensa trama encerrada en ese microcosmos de relaciones de poder que es el espacio carcelario, muy decisivamente revestido de mestizaje para ir más allá en su dimensión sociológica y antropológica y llevar esas dialécticas de la jerarquía a las disputas étnicas, que devienen más determinantes que nunca.
Aunque para transcender esos rasgos comunes de los hipertextos, resulta especialmente relevante el salto del campo (el espacio cerrado de la prisión) al contracampo (el exterior) y la manera en que este cambio se reserva casi con exclusividad la mayor parte del 3º acto. Al mismo tiempo, existe entre esos dos espacios una relación tesis/praxis, magistralmente medidas en el tiempo de la trama.
La iniciación adquiere un carácter más complejo al tratarse de todo un intrusismo, como es la aceptación y posterior escalada de un 'novato' árabe entre los círculos corsos. Las divergencias étnicas se llevan al plano idiomático y así nos encontramos situaciones de incomunicación que dan mucho juego al desarrollo del drama.
Otro de los puntos fuertes de la narración es la manera en la perfecta complementación entre los dos actores principales: la contención y cautela del debutante Tahar Rahim, toda una revelación, en la recreación del iniciado Malik, “el trepa tranquilo”, choca con la energía, el despotismo y la intimidación que nos produce Niels Arestrup (ya presente en la anterior película de Audiard) en la piel del capo de los corsos, versión maligna y peligrosa de la figura del mentor.
Pero la auténtica guinda, el rasgo distintivo que pone a este película por encima de muchas otras, es esa dimensión mística, que acompaña al protagonista suministrada en la justa cantidad. Desde el fantasma de su primer acto de iniciación, causa de tormentos y falta de sueño, hasta la providencia que lo acompaña en momentos clave, de corte casi divino pero cuya ejecución desde el subconsciente evitan el indeseable deus ex-machina. Así, una peculiar religiosidad impregna con latencia el relato, dándole un título inmejorable.
Skorpio
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