Ingrid Goes West

Veamos algo: aunque en la película prima la sátira a la cada vez más fuerte dependencia del ser humano a las redes sociales, a los nuevos valores de la sociedad de la imagen y el postureo, a las particulares formas modernas de comunicarnos y "relacionarnos" y a la idiotez que encarna el modo de vida ligado a compartir en las redes sociales desde un desayuno hasta una cagada; otro elemento transversal es el de la enfermedad mental. Y aquí redunda la principal falencia del filme.

Aunque la sátira funciona como drama y comedia negra, el asunto de la enfermedad mental de Ingrid no está muy bien desarrollada y aparece como un factor decorativo, apenas anecdótico, cuando en realidad es el elemento central del errático comportamiento de la protagonista.

Lo que más destaco de la cinta: las actuaciones están muy bien, en especial Aubrey Plaza, que lleva a la perfección todo el peso de la trama. La historia se desarrolla de manera rápida, sin muchos baches ni cursilerías y es efectiva al reflejar la aparente "evolución" de Ingrid de ser una antisocial a convertirse en una influencer de las redes sociales con miles de "amigos" y seguidores.

El mensaje final está muy claro: no importa si es lástima, admiración o envidia lo que generas en las redes sociales, lo que parece importar es figurar, aparentar éxito y ser tendencia (#). Ahora bien, no sé sí la crítica social a las redes sociales habría sido más potente si se hubiera omitido la enfermedad mental de Ingrid. Al final queda la sensación de que la infeliz era víctima de la enfermedad mental más que de la hipocresía de la sociedad virtual moderna.

Me siento bien por no tener redes sociales en las que participar y hacer el memo; transforman en absurda a la gente, y potencian la superficialidad. Mi amiga C. vive por, y para los contactos que pueda establecer a través de ellas. Su vida es tan poco interesante, que solo se alimenta de la frivolidad.

Ingrid Goes West, narra ese mundo trivial e irreflexivo y lo hace evidenciando lo más arbitrario. Aunque en un principio deseas conocer hacia donde te llevará. El destino resulta tan insignificante, que de alguna manera, ya lo conocías o imaginabas..

Roza el 5, aunque no lo alcance, se lo voy a dar.

Pertinente dramedia sobre las falsas amistades en las redes sociales y la necesidad de aceptación. Una chica con problemas psiquiátricos sale de una relación tóxica con una influencer para entrar en otra. Desesperantemente necesitada de amigos que la hagan sentir querida, la seguirá a California para construirse con ella la vida que desea pero, lógicamente, no es algo que pueda salir bien.

La metemos directamente en la lista de películas sobre los efectos perniciosos de las redes sociales, lo cual ya conforma un subgénero en sí mismo. En esta ocasión poca broma, ya que entramos en el terreno del trastorno mental y lo que provoca. No se profundiza, porque no es el tema del film, pero se habla lo suficiente de la situación de origen de Ingrid para que compongamos nosotros el resto del cuadro. Una coyuntura familiar difícil (cámbiese si se quiere lo familiar por lo laboral, lo escolar o las simples relaciones interpersonales) que desemboca en la necesidad de procurarse una vida donde el disfrute y el goze sean lo principal, ya que hasta ese momento han sido las grandes carencias.

No le doy más puntuación porque el nihilismo estúpido que retrata, aunque sea perfectamente verosímil, me resulta irritante. Me jode saber que hay gente así, y que esta época que vivimos parece un vivero para el crecimiento de este tipo de personalidades tóxicas. Me lo recuerdan y me asquea, lo siento. Gran papel de las dos actrices principales, en especial Aubrey Plaza, representando de fábula la fragilidad pero también la determinación cuando el desborde mental se produce. La cinta habla de gente que necesita ayuda, y de gente que es incapaz no solo de prestarla, sino de percibir esa necesidad de ayuda. Y que, por tanto, se convierte en un añadido al problema. Si tienen hijos enganchados a las redes sociales, véanla con ellos.

Como cualquier película independiente que se precie, "Ingrid Goes West" cae en ciertas irregularidades. Nada en concreto, se trata de algo más bien estructural, de pecados de principiante, podríamos decir. Pero en general, es una cinta tan vistosa en lo visual como certera en lo narrativo.

Se centra en Instagram porque es lo que toca en estos días, pero bien podrían ser las llamadas telefónicas o las cartas en otras épocas. De gente hueca por dentro cuya única fuente de felicidad es idolatrar a otros ha habido toda la vida, sólo que con las redes sociales todo es más público. En ese sentido, "Ingrid Goes West" tiene como protagonista a una chica verdaderamente patética. Parece mentira que tanta gente pueda vivir en realidades tan decadentes.

Ahí es donde triunfa la película, pero también en todo lo que tiene que ver con una historia que va de menos a más, que entretiene y que divierte. No sólo se trata del inicio y del final, sino que todo es interesante: guion, localizaciones, banda sonora, personajes y reparto. Aubrey Plaza da un recital de Aubrey Plaza. Se entrega a la causa con pasión. Elizabeth Olsen es perfecta como contrapunto, tan fresca y tan magnética. O'Shea Jackson, Wyatt Russell y Billy Magnussen funcionan en sus roles de apoyo.

Se nota que detrás de "Ingrid Goes West" hay, no sólo talento, sino también decisión y ánimo de hacer algo concreto. Objetivo logrado, desde luego.

La vi por las buenas críticas y me clavé como un campeón. Increíble que esto haya ganado un premio del Sundance por el mejor guión. Nos muestra una realidad exagerada de los acosadores de las redes sociales, en éste caso haciendo bruta publicidad a Instagram, y es como un comercial de la aplicación de hora y media.

No todo es malo, la peli entretiene y te da cierto interés en ver cómo termina. Pero el final me pareció la peor bosta, lo podés interpretar como una ironía (que sería lo mejor), pero si el director la hizo en serio entonces está más hecho mierda de la cabeza que la protagonista. Porque es patético, es como que todo está bien, y es bueno ser acosador psicópata porque te da fama… un desastre el mensaje.

No me banco a Aubrey Plaza, aunque esto es una apreciación personal. Y Elizabeth Olsen tiene menos expresión que una papa... en todas sus películas, parece una depresiva en potencia.

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