La desconocida

"La desconocida" es una película que arrastra a la audiencia a lugares en los que no ha estado y en los que, probablemente, no quiere estar. Es una propuesta desagradable e incómoda, que hace sufrir y asquea al mismo tiempo. Sin embargo, es absolutamente magnética e impide que el espectador separe los ojos de la pantalla ni un solo momento.

Pablo Maqueda ha reunido un escenario acertado, unos actores que hacen un gran trabajo y un guion oscuro en un film que también homenajea a Hitchcock. A petición del propio Maqueda, no se deben hacer destripes para no distorsionar la experiencia del público, pero sí puede decirse que la historia da vueltas alrededor de un pedófilo y su víctima.

No obstante, la trama está llena de giros que demuestran que nada es lo que parece (aunque algunos, pocos, se vean venir) y mantienen la atención de la sala, que quiere saber más. Aun así, no deja de ser una cinta perturbadora sobre las parafilias que, aunque bien ejecutada, deja cierto desconcierto debido a su irregular –y quizá forzada– resolución.

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Muy pretenciosa... diálogos con aires de trascendencia, que no me han engañado. Curiosamente ni la historia ni los personajes resultan creíbles... pese a la actualidad de la temática.

Le falta dinamismo; los flashback solo aportan confusión. Multitud de escenas alargadas innecesariamente, que la transforman en muy lenta.

Me siento profundamente decepcionado.. Aunque en esta página, tampoco es que se hayan "deshuevado" votándola. La nota media supera ligeramente el 5, a fecha de mi comentario. Yo le he dado un 3, pero también podía darle un 2.

La adaptación cinematográfica que Pablo Maqueda lleva a cabo de la obra teatral de Paco Bezerra en “La desconocida” comienza de manera totalmente adictiva para ir deslizándose hacia territorios que obligan a una suspensión de la credibilidad por parte del espectador que acaba yendo gravemente en detrimento del resultado final de la cinta, que pierde todo lo ganado con anterioridad.

Y ello a pesar de dos elementos altamente interesantes que concurren en esta obra:

1. Sus intenciones: la película nos pone frente a un depredador sexual, cara a cara con un acosador de menores a través de internet, un hombre adulto que se hace pasar por un chico de 16 años para extorsionar a sus víctimas adolescentes y conseguir fotos, vídeos y, posteriormente, favores sexuales de chicas menores de edad. Lo vemos actuar, observamos cómo teje la tela de araña y vomitamos cuando constatamos cómo trata a sus víctimas. Esa primera parte de la cinta es descomunal y un notable testimonio de semejantes aberrantes prácticas intolerables. Una pena que después desbarre.

2. Sus interpretaciones: un recital interpretativo de su pareja protagonista (el 80 % del metraje del film se desarrolla entre ellos dos en exclusividad) ciertamente notable. Lo de Manolo Solo ya no sorprende a nadie, porque el actor andaluz es uno de los mejores profesionales del cine contemporáneo, capaz de levantar él solo (nunca mejor dicho) productos cinematográficos exquisitos. Tan sólo mencionar el templo que nos lega en “Cerrar los ojos” de Víctor Erice o ese secundario para la historia del cine mundial que nos regaló en una obra maestra contemporánea llamada “Tarde para la ira” de Raúl Arévalo.

Lo que sí ha supuesto una sorpresa para mí ha sido Laia Manzanares (con ese nombre que precede a su apellido ya jugaba con ventaja). La joven actriz aguanta el pulso a Manolo Solo en todas y cada una de las escenas que comparten y creo que eso ya califica a la actriz “cum laude” sin aportar ningún dato más. Nada resta por añadir si afirmo sin rubor que está a la altura del veterano y magistral actor sevillano.

Un tanto cargante, eso sí, me resulta la música de Elena Hidalgo, así como los temas de electrónica que se apoderan del film y que me acaban cansando. A cambio, me parece efectiva y efectista la dirección de fotografía de Santiago Racaj.

Mientras que la cinta se mantiene en la denuncia de semejante cruda realidad me impacta; conforme evoluciona, me va interesando cada vez menos y me va apartando de un thriller alambicado y poco creíble.

Sin lugar a dudas, ha sido la película española que más a dado de qué hablar estos días por su valiente propuesta y la capacidad que tiene para dejar descolocado al espectador. Esta película de Pablo Maqueda nos presenta en el parque a dos personajes, una joven que, intimidada, parece escuchar el monólogo cinematográfico de un señor de mediana edad. Pronto descubriremos la verdad sobre ambos, puesto que los dos personajes tienen muchas cosas que esconder.

Así, de la mano de Laia Manzanares y Manolo Soto nos sentamos frente a la pantalla con el precedido aviso de no contar ninguno de los «spoilers» que oculta la trama… ¡ay la trama! Me viene a la cabeza, irremediablemente, ‘Hard Candy’, pero hay que salvar mucho las distancias porque no son la misma película ni quieren serlo. Su poster alude a ‘Alicia en el país de las maravillas’, pero tampoco van por ahí los tiros.

‘La desconocida’ elige un camino completamente diferente para intentar despistar todavía más al espectador porque Maqueda tiene la suficiente valentía de ir más allá, pero se pasa de listo, entre otras cosas, porque hacia el final quiere dejar cosas a interpretación del espectador y le sale el tiro por la culata.

Es un film que está bien, desde luego que te mantiene en vilo para saber qué va a pasar, pero no compro todo lo que sucede en pantalla.

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Otra decepción más y ya llevo unas cuantas seguidas. Tenía curiosidad por esta película y al final, pues lo de siempre últimamente, zasca.

Una película que trata un tema muy interesante pero que no han sabido desarrollar de manera eficiente, una lástima. Al director se le ha ido apagando la luz según pasa la película hasta no saber salir del atolladero y dejarte un mal sabor de boca. Creo que podría haberse hecho con un guion más sencillo y habría salido más airoso, a veces menos es más.

Al final sales diciendo, pues vaya m.... y eso nunca es bueno.