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El amigo americano

Thriller. Drama El marchante americano Tom Ripley (Hopper) intenta poner a prueba la integridad de Jonatham Zimmermann, un humilde fabricante de marcos (Bruno Ganz) que padece una enfermedad terminal. Ripley le presenta a un gánster que le ofrece mucho dinero a cambio de que trabaje para él como asesino a sueldo. En un principio rechaza la oferta, pero, al pensar en el precario futuro que espera a su mujer y a su hijo después de su muerte, acaba aceptando el trato. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 47
Críticas ordenadas por utilidad
17 de febrero de 2013
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque llevaba ya unos años aposentado en el Séptimo Arte, (percusor junto a Werner Herzog o Rainer Werner Fassbinder del “Nuevo Cine Alemán”) Wim Wenders se dio a conocer mundialmente con ésta adaptación muy libre de la novela de Patricia Highsmith “El Juego de Ripley” (llevada por segunda vez a la pantalla unos años más tarde pero con menos fortuna por la italiana Liliana Cavani y con John Malkovich de protagonista) en el que claramente muestra un estilo muy personal en su método de trabajar en el cine negro americano llevado a la ingeniería puramente alemana. Lo que se entiende como una reintepretación el género acaba siendo una cooperación entre artistas de varios países (con los clásicos directores norteamericanos Nicholas Ray (Rebelde sin Causa), Samuel Fuller (El Kimono Rojo)o el mismo Hopper, el suizo Bruno Ganz o el francés Gérard Blain).

El film se confabula como un “tete a tete” entre Dennis Hopper bajo la maquiavélica apariencia del criminal yanqui Tom Ripley y Bruno Ganz, que interpreta a Jonathan Zimmermann, un fabricante de marcos para cuadros que vive con su esposa Marianne (Lisa Kreuzer) en un apartamento enfrente los muelles del puerto de Hamburgo. Pese a ser algo antipático, porque oculta una rara enfermedad en la sangre a punto de entrar en fase terminal, Tom Ripley ve en Jonathan la oportunidad para sacar provecho a sus planes de asesino contratado por un extraño individuo (Gérard Blain) para que mate por encargo. Jonathan será el cebo y ejecutor sabiendo que por ello recibirá una cuantiosa suma de dinero que, tras su muerte, será tomada por herencia por parte de su familia.

Muy bien ambientada, como si las calles nocturnas de la ciudad norte alemana de Hamburgo se tratara del Nueva York o Las Vegas por la destacada luminosidad de sus neones, la película le brindó a Wenders abrirse a pasos de gigante como uno de los mejores directores europeos de los últimos cincuenta años, ganándose el respeto de otros cineastas y alcanzando la supremacía de su sello de autor gracias a la brillante “Paris Texas” (1984), aunque posteriormente su carrera en los Estados Unidos se vio castigada por su exceso de pretenciosidad al intentar que su fórmula de “hacer buen cine” dentro de los convencionalismos estigmatizados del cine americano como prueba de ello demostraría en “Hammett, el Hombre de Chinatown” (Hammett, 1982); “El Final de la Violencia” (The End of Violence, 1997); “The Million Dollar Hotel” (1999) o “Tierra de Abundancia” (Land Of Plenty, 2004).
Natxo Borràs
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10 de diciembre de 2011
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si juntas a dos buenos actores como Dennis Hopper y Bruno Ganz, bajo la dirección de Wenders y con un buen guión en sus manos, el resultado es “El amigo americano”.
“Hoy es 6 de diciembre de 1976, no hay nada que temer, salvo al miedo, cada vez sé menos quien soy yo, o quiénes son los demás”, esta es la frase de Dennis Hopper que mejor define este largometraje, ya que ninguno de los dos sabe porque uno u otro son amigos, no saben ni el porqué del uno ni el porqué del otro, no saben porque se ayudan o porque hacen lo que hacen. Quizás sea por el miedo, por el miedo a no hacer lo debido. Hoy es 10 de diciembre de 2011 y he visto una buena película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
PABLO
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7 de agosto de 2020
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un día Jonatham Zimmermann, un fabricante de marcos que padece una grave enfermedad, se comporta de forma grosera con Tom Ripley, quien decide utilizarle en un negocio.

Identificar una novela de Patricia Highsmith resulta sencillo: basta leer un par de páginas para empezar a sentir inquietud. La autora siempre demostró un talento especial para meterse dentro de la mente de psicópatas y tipos turbios, para sembrar de peligrosidad y opresión tramas imprevisibles. De las cinco novelas que componen la saga de Tom Ripley, ese artista de la estafa, criminal carismático, increíblemente retorcido, con afición a la pintura, quizá “Ripley’s Game” sea la mejor, la más lograda, donde además Ripley comparte protagonismo con otro personaje.

Wim Wenders dirige esta adaptación que nunca abandona su aire de extrañeza, con una presentación atrayente, que alcanza su momento álgido en la impresionante escena del metro (el primer encargo) y se va desprendiendo de lógica a medida que avanza, hasta alcanzar un desenlace casi metafórico. Bruno Ganz está soberbio. Nunca imaginé a Dennis Hopper como Ripley – “¿qué mejor que un zumbado para interpretar a otro zumbado?”, debieron de pensar–, pero lo cierto es que se desenvuelve con solvencia y, aunque no sea exactamente el mismo de los libros, convence. De secundarios aparecen, además, Samuel Fuller y Nicholas Ray.

“El amigo americano” constituye, en suma, una película sugestiva, de enrarecida atmósfera, más centrada en la psicología de los personajes que en la verosimilitud de los hechos, con poder para arrastrar al espectador a la locura de ese hombre magnético, enrevesado, atrayente y repulsivo a la vez, de marcada inteligencia, ese peculiar individuo salido de la pluma de Patricia Highsmith.
Jackie Daytona
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22 de marzo de 2009
17 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que yo sepa, estamos ante la primera de las adaptaciones de las magnificas y adictivas novelas de Patricia Highsmith a la gran pantalla.
Estamos ante un magnifico y bien rodado thriller, sumamente fiel a la obra que adapta y que te mantiene (no en vano el excelente guion está firmado por la Highsmith y Win Wenders), expectante durante todo el metraje.
Dennis Hopper (recuerdo que la primera vez que la vi, tenía mis reservas respecto a que el hippy motorizado de Easy Rider, su anterior película que le convirtió junto a a Peter Fonda en todo un icono generacional, interpretara a Ripley), compone un gran Ripley complejo y lleno de matices y Bruno Ganz está a la altura como ese infeliz manipulado en su infortunio.
Aunque Wim Wenders no se haya entre mis directores preferidos, he de reconocer que en esta que nos ocupa ha realizado un gran trabajo, sobre todo debido a que se ha dedicado a hacer fluir la trama, sin soltar esos recurrentes toques de autor que acostumbra.
A destacar la aparición de Nicholas Ray y el entrañable y uno de los mejores directores de cine mas musculosos y recios que en el mudo del cine han sido, Samuel Fuller, en el papel de gánster.
En resumen, estamos ante un señor clásico de culto, (se hizo un digno remake dirigido por Liliana Cavani e interpretado por John Malkovich: El Juego de Ripley, que aun siendo una buena película, no llega a poseer la enfermiza atmosfera de esta que nos ocupa), absolutamente recomendable y cita ineludible para los que hayan tenido en sus manos alguna obra de esta gran diseccionadora del alma humana.
tiznao
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8 de abril de 2020
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El amigo americano", adaptación de una novela de Patricia Highsmith, es una película de difícil clasificación, ya que se diría un neo-noir criminal con algunos actores americanos, pero es una producción franco-alemana y el tono es muy de cine europeo. Ahí radica su peculiaridad y sus especiales características.

Sin duda lo mejor de la película es su atmósfera, desasosegante y fría pese a los colores cálidos. A ello ayuda mucho la ciudad de Hamburgo y en particular su enorme puerto, en aquella época más degradado y lleno de burdeles y podredumbre. Diablos, casi se puede oler a brea y a agua estancada. La música de Jürgen Knieper es otro activo, aumentando la sensación de desconcierto e incertidumbre. Luego los personajes principales en general están enfermos, y no sólo físicamente, y los silencios y las miradas que dicen todo son frecuentes. Algunas escenas son un prodigio de tensión e intensidad y la fotografía te da ganas de quedarte a vivir en ella.

Los dos actores protagonistas, ambos ya fallecidos, están inmensos, sobre todo el suizo (como su personaje) Bruno Ganz; Dennis Hopper no se sabe si estaba bajo el influjo de alguna sustancia alucinógena, como en "Apocalypse Now" (empezada a rodar ese mismo año de 1976). Curiosos papeles los de los directores Ray y Fuller.

Podría haber sido mejor, pero es una fascinante rareza muy recomendable.
Ferdin
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