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Un minuto de gloria (Glory)

Comedia. Drama Cuando Tsanko Petrov, un trabajador del ferrocarril, se encuentra un millón de levs en las vías del tren, decide devolver la totalidad del importe a la policía. El Estado le recompensa por ello con un nuevo reloj de pulsera... que pronto deja de funcionar. Mientras tanto, Julia Staikova, jefa de relaciones públicas en el Ministerio de Transporte, pierde su viejo reloj. Así comienza la lucha desesperada de Petrov para que le devuelvan no ... [+]
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
11 de marzo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estimable tragicomedia de un cine, el búlgaro, que aparece y desaparece con cuentagotas a través de los distintos festivales y que en los últimos tiempos corre paralelo a ese llamado nuevo cine rumano de corte realista y muy crítico socialmente. Bulgaria forma parte de la Unión Europea desde el 2007 después de años de estar bajo la égida soviética y su cine siempre interesante, bien interpretado y dirigido lucha por abrirse un hueco a pesar de los graves problemas que tiene de producción y distribución.

La fuerte desigualdad social es el eje sobre el que pivota esta fábula del pobre honrado ninguneado y aplastado por un sistema que lo utiliza y desprecia a conveniencia. Desgraciadamente dicha desigualdad se multiplica como hongos en los últimos tiempos en una Europa que no acaba de encontrar su propio equilibrio y duda entre atrincherarse en sus viejos privilegios o abrirse al resto del mundo.

La pareja de directores que también guionizan apuestan por apelar a las individualidades de conciencia personales por encima del establecimiento social. La encargada de relaciones públicas del Ministerio de Transportes asumirá (gran interpretación de Margita Gosheva) ese rol frio y despiadado desde un poder que persigue su propio fin sin importarle los medios. El personaje de Gosheva quien repite con la dupla de directores después de la notables "La lección" (2014) antepone su estatus profesional a su vida privada y solo al final parece ser consciente en un tímido vestigio de esperanza individual al que apelan los directores, de las consecuencias de sus actos. Si llega o no demasiado tarde es algo que Grozeva y Valchanov dejan a juicio del espectador en un final abierto.

Con un ritmo ajustado y una buena edición se sigue con interés trufada de un humor negro y un buen varapalo a la manipulación de los medios de comunicación de uno y otro signo así como a la insensibilidad de aquellos que pululan alrededor de la historia, funcionarios, reporteros, trabajadores del transporte..., que ríen las gracias al jefe, cumplen como mercenarios o se vengan de aquellos que no callan sus mezquindades. En el debe, una excesiva repetición de situaciones sobre todo en la fertilización de la protagonista que no acaban de aportar demasiado a la trama.

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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4 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que no soy un asiduo del cine de estas latitudes.
Las pocas veces que me acerco a ellas lo hago con temor y escepticismo, pues sé que utilizan recursos narrativos con las que no estoy familiarizado y la mayor parte de las veces me resultan muy lentas, pesadas y de lenguaje críptico.
Así que me he animado a ver ésta, diciéndome a mí mismo.." Si al cuarto de hora esta película no me engancha a la trama, lo dejo".
Y al principio así ha sido.
" Uff, está rodada cámara al hombro, ya empezamos", Planos oscilantes para arriba y para abajo que a mí me marean. Sonido natural en el que oyes hasta el vuelo de una mosca que no sé qué pinta ahí.
Silencio, mucho silencio, mientras la cámara sigue a nuestro protagonista en sus anodinas tareas, deteniéndose mucho tiempo en ellas.
Os lo juro, estaba a punto de tirar la toalla y de darle al off, cuando, de pronto, todo lo que me habían mostrado hasta entonces empieza a cobrar sentido.Y, sin darme cuenta, me siento enganchado a la historia de este pobre hombre que encuentra un pastizal en las vías del tren y tiene la fatal ocurrencia honrada de devolverlo a las autoridades gubernamentales que premiarán su honestidad como la premiarían una manada de cocodrilos si tuvierais la ocurrencia de darles de comer en sus mismas fauces.
Una crítica feroz al despotismo y desprecio de las burocracias de esos países ( aunque no estoy muy seguro de que en los países de la Europa occidental no pasaría algo parecido), por los proletarios a los que dicen proteger, sobre todo en forma de una perra que no merece ni esa nominación.
Pero nuestro hombre intentará defender su dignidad de la mejor manera posible.
Película pues, que me ha sorprendido gratamente, teniendo en cuenta que no soy aficionado al cine de esas latitudes. Así que la recomiendo. Me ha enganchado por completo.
Izeta
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21 de noviembre de 2017
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo más sobresaliente de esta película, para el espectador medio, es enterarse de que en Bulgaria también hacen cine y de que el ser humano allí posee las mismas virtudes y defectos que aquí.
Me gustaría saber a mí la atención que esta película habría recibido de ser de producción española. Pero como es búlgara. Quien dice búlgara, dice turca, afgana, iraní o esquimal… que sea exótico. Rodaje lento, cámara vacilante, así en plan aficionado y planos eternos. Poco dialogo, no vayamos a decir tonterías. En boca cerrada no entran moscas.
Hay películas excelentes, españolas, que ni salen a las salas de cine, y sin embargo nos desvivimos por mediocridades llegadas de lejanas tierras. Lo que se llama ser provinciano. Todo lo de la ciudad es bueno, todo lo ajeno es mejor. Y si llega de países maltratados, el acabose. Confundimos solidaridad con exigencia artística.
Fui a verla acuciado por la lista de premios que había recibido y por las dos frases escuetas y simples del cartel: “impresionantes interpretaciones” y “Una lección de cámara y montaje”.
Creo, modestamente, que el crítico que afirma “impresionantes interpretaciones” confunde interpretar con representar. Pues es difícil que un hombre barbudo, con gorra, más estático que un espantapájaros y tartamudo, sin apenas frases, pueda interpretar nada, transmitir nada. Eso sí, representar mucho. De hecho es lo que es en la película: La representación del humilde obrero, burlado, estafado y explotado en la sociedad poscomunista búlgara. Más teatro que cine. En cuanto a los demás actores, me han dejado bastante frío y eso que le he puesto ganas.
Lo de la lección de cámara y montaje, pues bueno. Empiezan a estar muy visto esos montajes que buscan la semejanza con el aficionado, buscando la espontaneidad y la frescura, quizás debido al abaratamiento de costes o quizás cumpliendo las sagradas reglas de lo directo. A mí me parece que son estrategias muy respetables pero que al artista lo merman. Es como si corrieses los cien metros y tuviese que hacerlo de espaldas. Así no hay manera de bajar de los diez segundos.
No hay en el film originalidad, nada de creatividad, situaciones mil veces vistas y un final millones veces sugerido. Ninguna razón para que ande por nuestras salas mientras algunas nuestras no pueden ver el Sol. Repito, provincianismo. Lo de los premios, ellos sabrán.
Lo del juego de palabras del título, que los sospecho, queda perdido en la traducción. Vaya por Dios.
cinefiloman
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21 de julio de 2017
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Buena y original historia de un empleado del ferrocarril búlgaro que encuentra una gran cantidad de dinero en medio de las vías del tren, mientras realiza su trabajo, y decide entregarlo a las autoridades. Este acto, que al principio le convierte en un héroe, se va a convertir en una pesadilla.
La película está bien llevada y con buenas interpretaciones.
Que pena el final que se le ocurrió al director. Había uno mucho mejor, aunque hubiera resultado desolador.
Francisco Montoto
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21 de noviembre de 2017
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Tragicomedia que sirve para sacar a la luz las vergüenzas de la sociedad búlgara. El momento en que uno de los personajes utiliza la bandera europea para taparse es toda una metáfora de lo que "Un minuto de gloria" pretende decir. Esta película es una crítica a una sociedad que desprecia a sus héroes anónimos después de servirse de ellos para manipular a la población. La corrupción lo pudre todo, desde las esferas más altas hasta los estratos más humildes. La película atrapa al espectador gracias al ritmo implacable de un relato que avanza lento, pero inexorable (como un buen reloj que nunca falla), hacia un desenlace que desde el principio se adivina trágico. El humor negrísimo ayuda a digerir una historia relatada de manera cruda, en tono documental, sin artificios de sonido y "cámara al hombro". Una trama banal y un protagonista aparentemente insignificante sirven de trampolín perfecto para lanzar un mensaje universal, contundente y reivindicativo. Una buena y entretenida película.
rober
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