Palmer

Posiblemente una de las películas más bonitas y bien contada que haya visto en bastante tiempo. Defiende valores humanos y merece la pena verla sin prejuicios. La infancia es la época más hermosa de la vida y la inocencia es la clave.

Entre otros temas que trata con acierto están: la reincorporación a la sociedad de un encarcelado, la identidad sexual de un niño al que le gustan las muñecas y las princesas, y finalmente la desconfianza por parte de la sociedad ante un ex convicto que se ve obligado a cuidar de ese niño.

La segunda oportunidad para cualquier persona es la temática que flota durante toda la película y es necesario plantearlo en la sociedad actual para evitar los juicios desproporcionados que realizamos a todas las personas. Recomiendo ver esta película y reflexionar sobre todo lo que plantea.

Palmer (2021) es un drama familiar producido por Apple y dirigido por Fisher Stevens que busca cierta emotividad a partir de la relación entre un hombre que sale de prisión luego de cumplir su condena y un niño queer que es abandonado por su madre. Con Justin Timberlake y Juno Temple.

Por Nicolás Bianchi

Eddie Palmer (Timberlake) era el gran proyecto de hombre estadounidense. Jugaba al fútbol americano en la posición de mariscal de campo, estaba becado en la universidad y tenía un buen futuro por delante hasta que algo salió mal. Luego de cumplir su tiempo en prisión regresa a la casa de su abuela en el pueblo rural de Sylvain. Está en libertad condicional y necesita conseguir un empleo pronto.

Frente a la casa de su abuela, en un tráiler, que siempre indica algún tipo de situación social vulnerable, vive una joven madre con su hijo. Shelly (Temple) es una rubia white trash adicta a las drogas que descuida permanentemente la crianza de su hijo Sam (Ryder Allen), un niño regordete y alegre que se divierte mirando dibujos animados de princesas, sus personajes preferidos, y jugando con muñecas tipo barbies.

Con música de fondo y primeros planos en los que el personaje reprime sus angustias y enojos el reflejo de la nueva vida cotidiana de Eddie busca lograr cierta emotividad. Finalmente el personaje consigue un trabajo como conserje en la escuela primaria del pueblo mientras que el pequeño Sam se integra a la vivienda familiar que comparten con la abuela Vivian (June Squibb) ya que Shelly desapareció.

"El camino del hombre recto está por todos lados rodeado por la avaricia de los egoístas y la tiranía de los hombres malos. Bendito sea aquel pastor que, en nombre de la caridad y de la buena voluntad, saque a los débiles del Valle de la Oscuridad. Porque él es el verdadero guardián de su hermano y el descubridor de los niños perdidos."

Esto es parte de lo que decía Jules Winnfield durante el mítico monólogo en 'Pulp Fiction'. El resto del texto ya tiene que ver con venganza, pero esa parte en particular creo que tiene que ver mucho con esta película ya que Eddie Palmer (Justin Timberlake) tiene que redimirse tras pasar tiempo en prisión y evitar caer en la tentación de volver al mal camino que le haría volver, posiblemente sin camino de retorno; además, descubrirá en el viaje hacia su autodescubrimiento a un niño con una familia desestructurada del que se encariñará. Lástima que la película no acompañe del todo lo bonito de esta historia.

'Palmer' es el nuevo proyecto del actor/director Fisher Stevens ('Tipos legales') que supone un trabajo como aquel que contaba con Al Pacino, Christopher Walken y Alan Arkin que se queda a medio camino entre ser un bodrio y ser una genialidad. Cuando pasa ya dos veces me hace pensar que es obra del propio Stevens el buscar tramas e historias que hagan más pensar que llenar los ojos con argumentos cinematográficos. En este caso, hay una bonito tema como es la redención, las segundas oportunidades y dejar el pasado atrás, más el filme en sí no cuenta más que con un reparto sólido como mayor virtud.

En este sentido, tener a Justin Timberlake, June Squibb, Juno Temple o al niño Ryder Allen hacen elevar este correcto largometraje que en manos de actores planos no pasaría más que por Antena 3 los fines de semana, especialmente destacable el caso de Timberlake que sigue demostrando que ser actor no se le da del todo mal. No es un actor que hasta ahora haya tenido una carrera de triunfo absoluto, aunque yo personalmente no recuerdo un mal papel suyo y ha aparecido en producciones más que dignas como 'La red social' o 'In Time'. Aquí mantiene una gran química con el niño protagonista Sam (Ryder Allen).

Por el otro lado, el guion es tan rígido como el acero lo que perjudica sobremanera a un filme en el que si la guionista hubiese puesto algo más de chicha podría haber salido algo que quizás hubiese permanecido más tiempo en la memoria que en lo que realidad es, una cinta correcta que más pronto que tarde caerá en el olvido.

Una película cuyo argumento es muy sencillo, emotivo y con una fuerte carga moral.
La amistad entre un ex presidiario y un niño transexual te hace ver la vida de otra manera.
Timberlake hace suyo el papel pero todavía le faltan tablas pero Temple esta excelente como la madre drogadicta del pequeño que este último destila ternura y ninguna maldad (solo quiere ser lo que es).
Le resta puntos su duración, ha veces se repiten ciertas cosas.
La disfruté emocionalmente y da que pensar.
Me gusto y le pondré un (7).
Besitos y saludos.

Un chiquito divino que nos invita a encariñarnos. Un protagonista con todo el carisma posible. Una historia muy noventera pero con una pincelada de actualidad. Un pueblo del interior de USA, de esos en los que no sobra nada y la gente está al borde de no tener nada. Esa fórmula es muy difícil que falle. Y acá no lo hace. El director se encarga de llevar todo a buen puerto. De no aburrirte en ningún momento, por más que hay cosas que no cierran. Para pasar el rato y un poco para emocionarse muy simplemente y claro, si vas a ver la película es lo que vas a buscar.