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Katmandú, un espejo en el cielo

Drama. Romance Laia, una joven maestra catalana, se traslada a Katmandú para trabajar en una escuela. Allí, además de la miseria, descubre un panorama educativo desolador que excluye a los más necesitados. Tras contraer, a su pesar, un matrimonio de conveniencia para legalizar su situación, emprende un ambicioso proyecto pedagógico en los barrios de chabolas de la ciudad, aunque pronto se da cuenta de que necesita ayuda para hacerlo realidad. Al mismo ... [+]
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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
18 de marzo de 2013
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un tiempo en el que Icíar Bollaín hacía películas en español sobre gente que vivía en España y que tenía problemas con los que cualquier ciudadano español en un momento dado podía identificarse. Y estaba bien porque la inmensa mayoría de su clientela, de hecho, era española. Pero eso fue antes de que Icíar decidiera que los pueblos indígenas son más interesantes para contar historias. Y ya van dos pelis en las que:

1. Se dedica a relatarnos con profusión de detalles sus costumbres ancestrales, muy interesantes para hacer un documental pero no para hacer cine en plan "guiri que va de turismo y flipa".

2. Nos muestra sus exóticas vestimentas y sus peinados como lo más de lo más. Idem de lo mismo. Por qué no te pones un traje típico nepalí para los Goya y te dejas de demagogias baratas?

3. Mezcla a nuestros actores y actrices más guapos y estilosos con los suyos para que podamos comparar en cuanto a belleza, altura y elegancia natural. Curiosamente los nuestros salen más que favorecidos.

4. Monta un batiburrillo de lenguas muy sui generis y sus personajes hablan indistintamente en indígena, español, inglés, guatemalteco, etc... Pero en realidad no sabemos en qué idioma hablan porque a ratos los dobla (por cierto, peor imposible), a ratos los subtitula y a ratos simplemente pasa del tema, dando por sentado que nos da igual de lo que estén hablando y en qué idioma.

5. Le ha dado por el amor interracial. Se ve que desde "Flores de otro mundo" se quedó con la copla y está superentregada. Empiezo a pensar que para Bollaín emparejarse con un compatriota es arriesgarse a una dosis de "Te doy mis ojos"

Y no mola, Icíar. No mola esta trayectoria que has tomado, porque ni me interesan las historias que cuentas ni me las creo ni, para empezar, entiendo la mitad de las cosas que dicen tus personajes. Dudo incluso que las entiendas tú.

Por qué no te decides por un idioma? Y si hablan en nepalí o en guachinchinabo o en katmandunés, pues los doblas o los subtitulas, pero a todos. No me dobles a unos, me subtitules a otros y me dejes a dos velas cuando no consideras necesario ni lo uno ni lo otro. Y si decides doblar, jodeeeer, gástate la pasta en buenos actores de doblaje, hossstia!!!! O si no subtitula y acabamos antes.

Y sobre todo, están bien las flores de otro mundo, pero que éste es el tuyo, en el que vives. Por qué no vuelves a hacer cine sobre este mundo, que es el que mejor conoces y que además es el mundo que conoce la gente que va a verte? No sé, tía, es una idea. De hecho, lo hacías bastante bien.
Talía666
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9 de septiembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de regalarnos una maravilla de película como También la lluvia, en la que la labor de la directora se apreció y consideró por la mayoría de la crítica, Iciar Bollaín, irregular como ella sola hace una peli denuncia aburrida, tostón, previsible y sobre todo, carente de emoción, empatía e identidad propia. Llena de flashbacks mal contados, a pesar de los esfuerzos de su protagonista, con diferencia lo mejor de la cinta, el drama se torna coñazo y aburre pero mucho, mucho.
Lo mejor: Verónica Echegui, que parecía condenada a arrastrar el yosoylajuanismo en toda su carrera y para sorpresa de muchos entre los que me incluyo, se perfila como una buena actriz.
Lo peor: El resto.
javieritos
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19 de noviembre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Películas como esta deberían venir con la misma advertencia que los medicamentos de leer el prospecto o consultar con el médico o farmacéutico. Estamos ante la típica adaptación al cine de una historia muy comercial, la de una señora, española y maestra, que en algún momento de los setenta u ochenta se fue a Nepal y ya fuese porque le gustara el ambiente, porque necesitara un cambio de vida, porque se sintiera en la obligación moral de ayudar a alfabetizar a la población local o por una mezcla de todo ello, decidió quedarse e iniciar allí una nueva vida. Las fechas del suceso, una época ajena a postureos y necesidades de autoafirmación, me hacen pensar que la historia de esa señora es honesta y actuó conforme a lo que le dijeron su corazón y su cabeza, nada que ver con lo que Bollaín nos ofrece en su adaptación.

“Katmandú: un espejo en el cielo” es superficial y está escrita y rodada con la mirada de alguien fácilmente impresionable que descubre la pobreza al leer un libro, la violencia al ver un reportaje de Informe Semanal o la tragedia al escuchar una entrevista en la SER y siente la necesidad de compartirlo con el resto del mundo, como si el resto del mundo estuviese tan alejado de la realidad como ella. Y como Bollaín tiene medios para difundir su recién adquirida conciencia, lo hace en forma de una película en la que deja meridianamente claro que ha descubierto esa misma mañana que en los países del lejano oriente mucha gente no tiene agua corriente o varias familias comparten un baño. El día que ponga las noticias y vea lo que pasa en Kabul, le estallará la cabeza.

Su película es de una inocencia que roza el insulto. Al margen de la condescendencia con la que juzga los hábitos de vida nepalíes contrastándolos con los occidentales, como si la gente de Katmandú viviera en condiciones infrahumanas por no tener televisor o un Starbucks en cada calle, en lugar de valorar su forma de vida en base a su historia y tradiciones, Bollaín, a través del personaje protagonista de Echegi, se dedica a explicar a los nepalíes cómo deberían vivir para ser realmente felices. No les ayuda integrándose en su día a día y viendo qué pueden mejorar con los medios de que disponen, sino que les exige que se occidentalicen para resolver sus problemas. Para predicar con el ejemplo, se casa con un lugareño y le instruye en el feminismo y la igualdad, algo sobre lo que no tendría nada que objetar si la película quisiera ser un melodrama y no una visión supuestamente realista.

Hay que reconocer que Bollaín sabe dirigir, la puesta en escena es buena, la fotografía saca rendimiento a las localizaciones y la ambientación está lograda. También Echegui ha madurado mucho desde aquella olvidable Juani. Pero cuesta destacar algo de la película en el plano meramente cinematográfico porque su espíritu buenista se apodera de todo. Lo peor de todo es que, seguramente, Bollaín y gran parte de su equipo habrán vuelto del Himalaya pensando que han puesto su granito de arena para hacer de Nepal un sitio más diverso, inclusivo y democrático. Y se sentirán orgullosos de si mismos una buena temporada, hasta que lean algo sobre los corales que se mueren en Australia o sobre cárceles de Tailandia, les pegue la bajona e inicien una nueva cruzada.
OsitoF
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9 de febrero de 2012
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustan las películas basadas en hechos reales porque suelen tener un argumento interesante y, la mayoria de las veces, caen en manos de directores que te ponen los pelos de punta y sales del cine queriendo convertirte en superratón.
Lamentablemente, estoy de acuerdo con la crítica de Boyero. La película es tan predecible que casi adivinas lo que van a decir los personajes en cada momento. Es más, crees que todavía dirán algo más interesante que lo que al final dicen. El guión, es muy muy flojo.
Lástima que el doblaje sea pésimo (acostumbrados en España a tener de los mejores doblajes del mundo) porque a ella (como dijo un amigo) no te la crees ya desde el minuto cero de la película.
No me creo su papel y creo que tampoco ella se lo cree. No me emociona en ningún momento a pesar de ser un drama.
Venía ya como un 6,2 en Film Affinity curada de espanto sabiendo que no iba a ser muy buena, pero ha sobrepasado mis expectaivas siendo aún peor.
albita
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23 de febrero de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si partimos de la base de que este ejemplo de españoles por el mundo (dicho sin ironía ni dobles intenciones), es un intento de alejarse de los lugares comunes del cine español, de aventurarse en un proyecto no exento de riesgo, de diferenciación en el panorama nacional; Katmandú es una película apreciable, por su diferencia, sus buenas intenciones y su dificultad de producción en el entorno del panorama patrio.

Pero el problema de Katmantú es que no difiere demasiado de productos hollywoodienses de turismo mundial, como Amar Peligrosamente (con Angelina Jolie), El Velo Pintado (con Naomi Watts y Edward Norton), Los Niños de Huang Shi (con Jonathan Rhys Meyers) o Diamante de Sangre (con Leonardo DiCaprio), películas todas ellas que en nuestro país se atacan y critican sin perdón, por la visión unilateral y turística que ofrecen de las culturas, los lugares y los conflictos que cuentan.

Esa visión superficial, de una historia que no lo es en absoluto, ocurre porque sus responsables están más interesados por emocionar a la audiencia que en dejarles emocionarse simplemente contando la vida de su protagonista. Cada quiebro dramático o situación con facilidad para impresionar, es reforzada sin ningún disimulo, dejando poco espacio para la imaginación o la reflexión. Nada ayuda un montaje precipitado y caprichoso, que hace del metraje algo muy previsible, y que no deja ir a sus personajes más allá del estereotipo; o la inclusión de un par de flashbacks metidos, y bastante mal, con calzador, que no confían en la labor de Verónica Echegui a la hora de definir su personaje.

Porque sí, lo mejor de Katmandú (al margen de su elaborada fotografía) es la labor de Echegui, que aporta una profundidad psicológica y emocional a una historia cuyo enfoque carece precisamente de eso. Su estudio, comprensión y detallismo de esta extraordinaria historia demuestra de nuevo el gran valor que es dentro del mundo de nuestro cine, y además consigue que Katmandú eleve su interés y emocione en los instantes en que el proyecto en sí no está por encima del personaje, una mujer abnegada y valiente buscando su lugar en el mundo, el verdadero corazón de esta gran historia.
jaly
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