Cronos

El Boeing 727 surcaba el aire con parsimonia. El gran pájaro de acero de UnitedAirlines, procedente de la ciudad de Nueva York arribaba a la Ciudad de México.
En su interior, Karim vestido apropiadamente como un hombre de negocios, se relajaba con un trago de Etiqueta Negra en las “rocas” y a la vez en un folder de piel hojeaba unos papeles, entre los cuales había una fotografía amplificada de una pareja. Él, unos 35 años de edad, mirada eróticamente agresiva, como la de los vampiros, esbelto, taciturno, vestido de frack, y ella de noche, también esbelta, de labios rojos e insinuantes, mirada de fuego. El pelo lo tenia negro y ligeramente ondulado. En ella se advertía una fuerte afición a las emociones fuertes. La foto había sido captada inmediatamente después de haber terminado una pieza que bailaban; durante una fiesta en algún lugar de un elegante salón en Bogotá. Ellos posaron ligeramente para el fotógrafo. Tal foto que iba a ser publicada en la sección de sociales de los periódicos más importantes de centro y Sudamérica, por una ultima orden del hombre de la foto, está nunca se publicó. Se trataba de un zar de la droga, un rey de la cocaína, y ella una “titánide” de su imperio, infiltrada como jefa dentro de la policía secreta colombiana. Ambos se veían como dos animales fantásticos.
Karim guardo la fotografía. Seria solo cuestión de minutos para estar cerca de ese hombre de quien en las próximas horas, tendría que ganarse su confianza. Karim le había seguido por países como Costa Rica y El Salvador, luego Nueva York. Y ahora se le presentaba la ocasión ideal para aparecerle en su camino sin que Dieter sospechara. Karim cerro los ojos y dejo que el aterrizaje lo envolviera en un vaivén delicioso casi imperceptible.
El hombre a quien Karim iba por fin a conocer personalmente en la Ciudad de México; poseía un fantástico secreto, un fascínate tesoro hecho por los brujos y alquimistas de la época medieval. Se rumoraba que un extraño artefacto en forma de escarabajo bañado en oro y con un bicho inmortal; era la fuente de la inmortalidad, la clave del éxito de ese rey de la droga. Muerto y resucitado en varias ocasiones través del tiempo.
El Mayor Tigre había matado en España a Dieter, un anciano capo de la droga hacia varios años. Pero como un moderno vampiro había resucitado y rejuvenecido como un Dorian Gray en tierras colombianas. Una historia increíble y difícil de descubrir.
Karim era un especialista en eliminar a los nosferatus, como en Budapest y ahora, de nuevo iba en pos de un hombre muerto en vida.

Imperdonable haber pasado por alto esa joya del cine, tan profunda y cinematográfica se queda en nuestra memoria. La genialidad de Guillermo del Toro rebosa en este film serio, bien parado y muy atractivo.

Lo bueno:
-El maquillaje.
-Las interpretaciones.
-La historia.
-El manejo de la música y la cámara.

Lo malo:
-Bueno es ciencia ficción.

Guillermo del Toro sorprende con esta primera entrega con altos indicios de auto-complacencia, por contar cuidadosa y meticulosamente la historia de un aparatejo antiguo que brinda el don de la inmortalidad a todo aquél que se vea expuesto a su mecanismo.

El también guionista hace una invitación para alojarnos en sus primeros y extraños delirios, donde guarda el gusto por lo obscuro, por la rareza, por lo que atañe a la realidad con leyendas que vuelven a replantearse y evitar incurrir en el descalificativo habitual que contrae la labor. Asumirse como creativo cualquiera lo puede hacer, aun cuando la película se encuentre en exhibición, el comprobarlo solo unos cuantos.

Para Del Toro la primera intervención como cineasta le favorece, el compromiso lo lleva a recibir excelentes comentarios que avalan guión, caracterización, dirección de arte, así como la intervención de actores protagonistas del proyecto (unos extraordinarios Luppi-Brook).

Transcurridos poco más de veinte años y “Cronos” es la primera muestra de la inventiva de un director convencido de su labor, dispuesto a llevar a cabo inimaginables historias que no se limitan por el contexto.

Película de culto con total merecimiento por contener una historia tan curiosa como inquietante sobre la búsqueda de la inmortalidad, y, en su caso, el encuentro con la misma.

Con sencillez, pero con muchísima imaginación, el diseño de producción logra una atmósfera perfecta utilizando muy pocas localizaciones, muy pocos personajes. Una historia cargada de inquietud pese a no tener los típicos sustos de este género. Recuerda a las novelas y cuentos de suspense y terror de Edgar Allan Poe.

En este cuento para no dormir hecho película, Federico Luppi luce inmenso al igual que Ron Perlman, con la visión de la niñez de fondo, en una tierna e inquietante trama.

Excelente revisión del mito de Drácula, para una moderna película de vampiros, hecha con pocos medios, pero con un gran talento y una imaginación notable por parte de su director y guionista, Guillermo del Toro, que consigue una excelente ópera prima, sólo al alcance de unos pocos.