Cronos

La encuentro muy insulsa, tiene una buena idea desaprovechada, unos personajes sin carisma y un guión de lo más flojo y a ratos sin sentido, 92 minutos de mi vida perdidos con esta cutre revisión del vampirismo, sinceramente no me gusta absolutamente nada Guillermo del Toro, ni su cine, ni su estética, ni él, me declaro heater de este director y su estúpida obsesión por la posguerra española y el fascismo, por muy simpático e inteligente que sea no me gusta su forma de escribir y dirigir, la verdad no entiendo que le ven a este sujeto, si no es más que un fraude, un presumido, un gafe, un pedante, un tramposo y un pretencioso sobrevalorado, no le trago, en todas sus pelis siempre hay historias y situaciones de lo mas aburridas, forzadas y vacías y mete personajes secundarios inútiles, mediocres e innecesarios, ni siquiera se le puede llamar cine a lo que hace, entre la soporífera “Mimic”, la decadente “Blade 2”, la personalizada "Hellboy" y las ridículas "Pacific Rim", "El espinazo del Diablo" y esta misma "Cronos", intente darle alguna que otra oportunidad como artesano, pero justo a partir de la vomitiva e inaguantable “El laberinto del Fauno”, que es definitivamente la peor película que he visto en toda mi vida, no pude con él y empecé a odiarle, al verla me torturó, me amargó la existencia, me envenenó y destrozó la mente, y me dejo con muy mal cuerpo y muy mal sabor de boca, hasta me da fobia y náuseas cada vez que aparecen imágenes o artículos relacionados con ese film en cualquier parte, ademas me acumula basura emocional, me amarga el día y me borra la sonrisa de la cara. No sé qué opinarán desde sus tumbas los auténticos maestros del género como Walt Disney o George Méliès, pero aquello no era ninguna fantasía auténtica al 100% para nada, solo era un discurso político de la guerra civil disfrazado de fábula como excusa y farándula para conseguir publicidad, espectadores y premios, no la quiero volver a ver, ni oír, ni nombrarla, ni recordarla jamás, ni en pintura, ni por obligación, ni por equivocación, ni ahora ni nunca, ni aunque me paguen, quiero olvidarla, ignorarla y borrarla por completo de mi memoria.

Ya se que cada uno tiene su forma de ver y hacer películas, pero también soy de la firme opinión de que el cine fantástico tiene que ser sagrado, es un lugar mágico donde solo existe la vanidad y la egolatría, un universo irreal, paralelo y alternativo plagado de seres y personajes que no pertenecen a la realidad conocida de nuestro mundo, un lugar donde perderse un par de horas y olvidarse de los problemas de la vida, mientras estas sentad@ en una butaca o en el sofá de tu casa, a eso si que se le llama cine, esa son las reglas del genero, pero mezclar la fantasía con el melodrama profundo, la dictadura fascista y la cruda realidad, por llenar la taquilla y ganarse las alabanzas del público y la critica, es completamente estúpido e innecesario, no tiene ni una pizca de magia ni emociones, toda una falta de respeto. Lo que hizo Del Toro fue blasfemo, insultante, presumido e imperdonable, no tiene el menor interés en hacer cine fantástico de verdad solo quiere plasmar la cruda realidad y el melodrama social, utilizando la fantasía como sorna y calzador para hacerle la pelota a todo el sector de la critica cinematografía, y de paso sacar calderilla y llevarse algún premio, tratando al público de tonto, él corrompió, prostituyó y descuartizó el género cinematográfico que tanto amo desde niño sobrepasándose de fascismo y/o maniqueísmo político, me da asco y le desprecio profundamente.

Hay gestos inconscientes que solo pueden surgir del aburrimiento: mirar la hora, mirar cuantos minutos de film han pasado y restarle los que todavía quedan. Esperar los títulos de crédito del final. Eso es lo que me pasó con esta película y me pareció ver que no era la única; pantallas de móvil alumbraban las caras de mis compañeros.
Habían momentos de conexión entre el film y yo. La incineración del cadáver, un tema tan serio tratado con esa comicidad y falta de humanidad me gustó y me hizo reír. También me hicieron reír los efectos especiales característicos por su cutrez, que acompañaban sin duda el género del film. El resto; guión, escenificación, arte y banda sonora de la película, me sobró.


Sin embargo, luego fui un poquito más allá. Miré entrevistas con el director y entendí que tiene una pasión diferente al resto, con una mentalidad fuera de lo común, un hombre original y complicado. El director me cayó en gracia y por eso luego, después de día y medio tras haber visto la película, me la replantee y entendí que no tengo demasiado a entender. Él crea, a partir de su universo mental, una película que va con sus ideas. Eso está bien, aunque tiene el riesgo de que no a todo el mundo guste, de hecho debe tener un público muy determinado y eso, entendiendo que no hace cine que espere gustar sino satisfacer su necesidad como cineasta, me apasiona.

No me gustó la película, pero me encantó la pasión con la que el director crea una idea y la lleva hasta el fin a pesar de no tener todo a su favor.

Olé su entrega y olé su manera de entender el cine. Olé su coraje. Olé los cineastas como él.

El debut de Guillermo Del Toro es una alegoría gris (Como el nombre del protagonista) sobre la inmortalidad. Se nota que Federico Luppi tuvo libertad en el trascurso de su interpretación, soportando el film sobre sus hombros. De todas formas los secundarios chirrían un poco ( ese Ron Perlman que no sabes si viene o va) y tiene un desarrollo como acelerado.
En definitiva un clásico , pero con el tiempo se ha estropeado.

Curioso relato creado y presentado por Guillermo del Toro en el que ofrece una nueva visión y concepción del mundo vampiro, jugando con nuevos elementos y ofreciendo un relato bien trabajado.

Uno de los primeros trabajos de Guillermo del Toro, con él trajo su carta de presentación, con un relato de terror que servía para ofrecer un nuevo concepto de los vampiros, con una discreta producción. A partir de una modesta producción, el director logra ofrecer un producto curioso y acertado donde logra generar su propio universo, donde el terror y el romanticismo se dan la mano, una imagen que más tarde seguiría al director en otros de sus trabajos.

Con pocos elementos logra desarrollar una trama atractiva donde un hombre descubre progresivamente las propiedades de un extraño artilugio que le permite recuperarse de heridas importantes y con el que se siente más joven. El director ofrece un relato oscuro y misterioso donde juega con las señales, generando inquietudes e incógnitas en el espectador que irán encontrando soluciones y respuestas progresivamente.

En la selección del reparto podemos encontrar a muchos de los habituales del cine del director, como Federico Lupi y Ron Perlman, ofreciendo interpretaciones convincentes que ayudan a dar calidad al conjunto del relato. Presenta problemas de ritmo y algunos instantes donde el interés decae, pero, en términos generales, se puede ver. Sin ser una maravilla destaca como curiosidad, aunque deja la sensación de que es una buena idea que podría haber dado para mucho más.

Interesante, que no perfecta, vuelta de tuerca al género vampírico, además de añadir Guillermo del Toro un componente esotérico como es la alquimia, lo cual guarda cierto paralelismo con una historia corta de H. P. Lovecraft llamada, precisamente, El Alquimista.
Recordemos que Lovecraft es una constante en el cine del director mejicano y en este film se hace patente desde los primeros minutos en los que somos testigos de los actos del alquimista en pos de la vida eterna, hasta su muerte empalado por una viga cuando ya es un ser grotesco que ha abandonado su humanidad hace ya mucho debido a sus terribles actos (tema recurrente en la obra del de Providence).
Saltamos en el tiempo al presente, en el que Jesús Gris, el siempre excelente Federico Luppi, que regenta una tienda de antigüedades acompañado de su nieta (Margarita Isabel). Un día acude un hombre, Ángel de la Guardia (Ron Perlman, en su primera colaboración con del Toro) en busca de la figura de un ángel, la cual contiene en su interior el artefacto del alquimista que ansia su tío (Claudio Brooke).
A lo largo de la película hay mil y un detalles, no solo homenajes al género vampírico (si se puede calificar género como tal) o a la literatura de Lovecraft o Stoker, que los hay a patadas, si no a homenajes que van desde la religión hasta el drama familiar. Ver a Jesús (!) resucitando de entre los muertos antes de ir al crematorio, ya transformado en un ser ni vivo ni muerto, o también la escena en la que Miguel de la Guardia le enseña a un deforme Jesús Gris su nueva piel bajo la antigua, por no citar el tema de la drogadicción, presente en los momentos en los que la niña le oculta a su abuelo el artefacto, y en el del baño, donde se encierra para “chutarse”. Incluso recupera a otro monstruo como es el de Frankenstein en las escenas finales, donde el protagonista nos causa miedo y lástima a parte iguales.
El fallo que le veo a esta película es su intento, casi parece obsesión, por tocar todos los palos posibles, haciendo que el espectador no pueda asimilar lo que ha sucedido solo hace unos minutos, logrando confundir (y mucho). Aun así, se agradece que nunca se dé una explicación al origen del Bicho del artefacto.
Puede que no sea una película perfecta, pero contiene varios elementos que la hacen superior a otras películas con vampiros supuestamente mejores (si, hablo de Jóvenes Ocultos o a los Crepusculinos), las cuales gana en factura técnica, pese a costar infinitamente menos, y en argumental.
Una película que hay que ver si se es, o no, fan del género de los chupasangres.