Sin remordimientos

La verdad es que de un personaje más bien atractivo, como mister Clark, que en las novelas es un agente de campo de la CIA y ex SEAL. Seguramente lo de que sea negro o afroamericano era para ser políticamente correcto para variar, creo que si se hubiera sido un poco más fiel a la novela, podría haber salido un protagonista y una historia un poco mejor. Al final de la partida, nos quedamos con un thriller rutinario y algo previsible, que eso sí, tiene unas secuencias de acción harto espectaculares, sobre todo la de la huida del edificio (adrenalina pura) los actores justitos, un trhiller con elementos de espionaje que podría haber estado mejor, la verdad. De Estefano Sollima esperaba algo más, otra vez será, espero.

Con más ruido del que merece, se ha estrenado en Amazon el thriller Sin remordimientos, adaptación de una novela de Tom Clancy y protagonizado por el ascendente Michael B. Jordan. La crítica no ha quedado demasiado entusiasmada, y el público tampoco parece muy contento ante una propuesta que sólo se puede calificar de descafeinada, insustancial y carente de garra, por mucho que las intenciones de sus responsables sean otras, inminente franquicia incluida. Yo no tenía intención alguna de verla, pero al final he picado el anzuelo, aventurándome en una producción que me ha dejado casi igual que estaba al principio, ya que esto lo hemos visto todos antes, y mucho mejor.

El director es el mismo de la secuela de Sicario, y la verdad es que en aquélla realizó un trabajo superior, aunque no se le puede quitar valor a su labor tras las cámaras en la cinta que nos ocupa, con unas escenas de acción que cumplen, sin más. Había leído sobre la crudeza de las muertes en el film, pero nada más lejos de la realidad, ya que la sangre brilla por su ausencia, en un producto poco arriesgado y que busca ser apto para todo tipo de público, cuando se invitaba a lo contrario.

Lo dicho, buscan una saga, notándose que esta primera entrega es más bien el piloto de una serie que no una película en firme. Es por ello que la cinta se queda en tierra de nadie, al no tener identidad propia y ofrecer una historia más plana que un folio. Sorprende que detrás del guion esté Taylor Sheridan, responsable también del libreto de la estupenda Comanchería (Hell or High Water), y que aquí ofrece una trama conformista, sin alma y que se queda a medio gas, con el piloto automático e incapaz de sorprender a pesar de que se esfuerce en ello. Predecible hasta el hartazgo.

Lo del piloto y las ínfulas de saga cobra más sentido cuando se asiste a la escena post-créditos, como si de un film de Marvel se tratase, y con una palabra clave que busca sorprender a los aficionados del novelista. Sinceramente, no sé muy bien quién va a pedir una secuela después de un episodio que no deja con ganas de más, pero Amazon tiene un plan y lo va a llevar a cabo, y más si tiene de protagonista a una de las estrellas del momento.

Y hablando del mismo, Jordan (que ha sabido reconducir su carrera después del fiasco de la terrible Los 4 Fantásticos) ofrece una actuación correcta, intentando sacar provecho de un personaje sin ninguna gracia. No se le da nada mal esto de ser action hero, por lo que pueden tomar nota los estudios. Eso sí, si el primer paso es esta hipotética saga, mal vamos. Jamie Bell (en un rol diferente a lo que nos tiene acostumbrados) y Jodie Turner-Smith dan el contrapunto perfecto a Jordan, aunque duele ver a un Guy Pearce en el mismo papel de siempre. El actor vale para mucho más, y Hollywood no deja de ofrecerle papeles que están muy por debajo de su talento.

En conclusión, estamos ante un thriller del montón, que mañana habremos olvidado todos, y del que quizás se pueda destacar a su entregado reparto y una dirección sólida, pero que se queda en tierra de nadie, siendo un fallido intento de iniciar una nueva franquicia. Quizás sea un éxito, quién sabe, pero no creo que me veáis en una segunda parte o en una serie, porque si esto es lo que tienen que ofrecer… Una cinta de esas que no pasa nada si te la pierdes. Ni más ni menos.

Más críticas: ocioworld.net

Cabría hablar de la peor adaptación de una novela de Tom Clancy de la historia si el concepto de ‘adaptación’ encajase con lo que se ha hecho en esta película. A mi modo de ver, igual me equivoco, adaptar un libro al cine es trasladar a la pantalla (con las licencias y limitaciones esperables) la historia que se narra respetando en lo posible los personajes y sus personalidades. Lo único que “Sin remordimientos”, la película, toma de “Sin remordimientos”, la novela, es el nombre del protagonista (John Kelly) su profesión (SEAL de la Marina de EEUU) y el hecho traumático que le marca decisivamente (el asesinato de su mujer embarazada). Todo lo demás, empezando por la localización temporal, siguiendo por la localización geográfica, continuando por el enemigo y terminando por la dimensión internacional de la película se alejan años luz de la novela. Y, lo que es peor, de su espíritu.

Con el envoltorio de la marca Tom Clancy, Amazon Prime ha querido colarnos un típico producto de unos cuantos supersoldados americanos que evitan una conspiración internacional haciendo frente a cientos de rusos malvados. Lo que, dentro del Universo Jack Ryan creado por Clancy, era una novela satélite que contaba los orígenes de uno de los personajes secundarios de dicho universo, con un SEAL en busca de venganza contra pandilleros locales que concedía mucha importancia a los detalles y la parte detectivesca, la película va de un dios de la guerra que mata al que se ponga por delante mientras evita una guerra mundial. Con este panorama, la afroamericanización extrema de la película (no sólo los personajes cambian la raza sino que mandan mensajitos BLM) ni siquiera pasa de la categoría de anécdota.

Y ni siquiera es una buena película. Aunque consigue grandes secuencias de acción puntuales, con espectaculares coreografías y explosiones, la película brilla por su falta de sentido táctico. Para favorecer el espectáculo, algunos sicarios adoptan las mejores posiciones para morir a lo grande y los héroes se adornan con entradas sin sentido por el sitio más difícil (SPOILER1). Los buenos aciertan aunque no apunten al disparar y los malos tienen peor puntería que los stormtroopers, incapaces de acertar a un grupo en un pasillo con un lanzagranadas, con francotiradores que no aciertan a blancos estáticos o explosivos con ondas expansivas erráticas que sólo afectan a los eslavos. No voy a decir quién para evitar spoilers, pero los combatientes de un bando son inmunes a las balas que no esquivan y los de otros, no. En cuanto a la conspiración, oscila entre la previsibilidad de que en el minuto quince se sabe quién mueve los hilos y el amateurismo de quien espera hacer arder el mundo con un plan que no se le ocurre ni al que asó la manteca.

Nada fluye de manera natural. Ahora toca tiroteo, pausa, luego charla insulsa, fundido a negro, vamos con una pelea, etc... Claramente, han escatimado en guionistas y muchos de los figurantes en plano no tienen frase y hacen extraños gestos sin emitir sonido cuando notan que les enfocan o cuando alguien les interpela de manera no planeada, De los protagonistas, sólo Guy Pearce parece encontrar algo de sustancia en los momentos iniciales de la película, cuando su papel tiene algo de sostenible. El resto del reparto parecen sufrir de estreñimiento a la hora de soltar a desgana unas frases genéricas. Paso atrás en la carrera de Michael B. Jordan, muy mazado la verdad, pero con un extraño caso de sobreactuación inexpresiva impropia de un tío que ha hecho buenas películas en el pasado.

Relleno para amantes de la adrenalina e indignante para aficionados a Tom Clancy. Tiempo perdido.

*La complicada vida de un Navy Seal

Sin remordimientos (Without remorse) es esencialmente una película de venganza, por mucho que surjan otras ramificaciones. Y como en cualquier película de venganza, el inicio ha de ser catastrófico para el protagonista. La película se mete en harina bastante pronto, con un misión en Siria llevada a cabo por unos Navy Seals liderados por John Kelly (Michael B. Jordan). La misión concluye con los enemigos abatidos, salvo que inesperadamente resultan rusos y no del ISIS. En ello tiene que ver bastante el hermético oficial de la CIA Robert Ritter (Jamie Bell), que permanentemente aparenta saber más de lo que dice.

El culmen de la desgracias será que los Navy Seal que participaron en la misión en Siria, irán siendo asesinados uno por uno. En el caso de John, la que resulta muerte es su mujer, que para más inri está embarazada, mientras que él queda gravemente herido. Cuando se recupera, ya tenemos al clásico ejecutor letal dispuesto a todo para vengar a su mujer. Todo un clásico arquetipo. Para realizar sus vengativos planes se moverá entre un plano oficial y otro extraoficial. Es decir, participará en una misión auspiciada por la CIA con el objeto de capturar a uno de los ejecutores de los Navy Seal. Pero en su propia cabeza, más que la captura, lo que desea es simple y llanamente liquidarlo.

El planteamiento de Sin remordimientos (Without remorse), por lo tanto es de lo más clásico. No se aleja demasiado de otras películas de acción con el protagonista, siempre atormentado, llevando a cabo una bombástica venganza. Si acaso se añade un contrapunto geopolítico de sabor añejo, donde EE.UU y Rusia juegan el papel de antagonistas, aunque con algunos giros y matices.

*Pasando a la acción

Sin remordimientos (Without remorse), por lo tanto, es una mezcla entre la acción pura y dura y el thriller de espías que tanto se asemeja al universo de las novelas de Tom Clancy. Baste ver las adaptaciones de las aventuras del personaje de Jack Ryan, particularmente la estupenda La caza del octubre rojo (1990) de John McTiernan. La parte correspondiente a la acción, es poderosa y adrenalínica. Como botón de muestra tenemos el fulgurante comienzo en Siria, algunas escenas carcelarias, amerizajes hiperbólicos, y épicas batallas campales.

El problema es que el trasfondo político es decorativo en exceso. La trama, y la película en general, parece sacada de los años 90, o incluso antes. Como si quisiera hacer renacer de sus cenizas la Guerra Fría y continuar con la premisa (no siempre olvidada) de que los malos son los rusos. También está la figura del burócrata americano que manipula a la fiel infantería para planes que solo él conoce. Una figura relevante será la de el Secretario de Defensa Thomas Clay (Guy Pearce), ambiguo en sus intenciones. En cualquier caso, la trama y su justificación en este aspecto es muy básica y, con los giros sucesivos, muy alambicada.

La mano ganadora, ya decíamos, son las competentes, y a ratos espectaculares, escenas de acción. Técnicamente, las peleas, tiroteos, explosiones y toda la parafernalia adjunta, es bastante aceptable. Aun así se pierden algunas bazas que le hubieran dado mayor interés. Cuando Sin remordimientos (Without remorse) se transforma en una película de comandos, los secundarios se convierten en comparsas sin mucho peso. Si acaso destaca Karen Greer (Jodie Turner-Smith), antigua amiga de John y miembro de la CIA. Es decir, en realidad estamos más cerca de una película del estilo de El justiciero de la ciudad (1974) que de la saga Misión Imposible, p.ej.

*Elenco y factura de Sin remordimientos (Without remorse)

Sin remordimientos (Without remorse) tiene como director al italiano Stefano Sollima, un sólido realizador que ya ha dado muestras de dominar los thrillers de acción. Como botón muestra tenemos a la segunda parte de Sicario (lástima algunos detalles de guion) o Suburra (2015). Por no mencionar sus trabajos para televisión en Gomorra (2014) y Romanzo Criminale (2008). Para la película que nos ocupa mantiene algunas de sus virtudes: un ritmo nervioso y poderoso, buen sentido de la tensión y escenas intensas. Además, el acabado a ratos es espectacular y hay momentos de excelente cine acción.

El problema es que la historia nos suena tanto, que cuando la película se sale de los rieles de la acción baja mucho. Está el héroe triste que tiene dolorosos asuntos que vengar, y el rifirrafe entre grandes potencias. La sensación de deja vu es constante, lo que nos lleva a que la película la disfrutarán en toda su plenitud los feligreses convencidos del género de acción, pero para los demás la historia será algo plana. Se echa de menos algún toque más lúdico, o ligero, pero con el material preliminar tampoco se podía hacer mucho en ese aspecto.

En el campo de las actuaciones, la película parece hecha por y para Michael B. Jordan, quien capitaliza protagonismo e interés. Le dan respuesta Jodie Turner-Smith o Jamie Bell, pero a cierta distancia. Y Jordan la verdad es que realiza un buen trabajo como hombre de acción atormentado. Tiene nervio y vigor de sobra para el papel que representa. El resto del elenco o son oscuros funcionarios que mueven los hilos, o un mero apoyo para John Kelly. Incluyendo a nombres de cierta categoría como Jamie Bell o Guy Pearce.

*Conclusiones

Sin remordimientos (Without remorse) es una competente película de acción que muestra sus poderes con una enérgica dirección de Stefano Sollima y un poderoso desempeño de Michael B. Jordan. El guion, a pesar de la participación de Taylor Sheridan, es irregular y tiene un regusto a películas que contaron algo parecido hace ya mucho tiempo.

De todos modos la acción está filmada con competencia y es un entretenimiento digno. Especialmente recomendada para los fans del cine de acción con algún aderezo de espionaje o tramas políticas. Huele a franquicia.

Escrito por Mariano González

No es mala, tampoco buena. Cumple con el fin, entretener un rato, y si nos basamos en eso la película termina siendo efectiva.
Ahora si vamos a hondar en detalles lógicamente pierde. La trama es más de lo mismo, yankilandia y rusos, buenos y malos solo con la diferencia de que en un punto intenta "revelar" un hecho sistemático que tienen los yankis (y otros países) respecto a las guerras y para que les sirven. De todas formas no es que estamos frente a algo autocrítico y profundo. Solo es un decoro argumental para darle un touch de realidad.
Es pochoclera, cumple. Nada más,