Starman, el hombre de las estrellas

Años 80, John Carpenter y ciencia ficción. Esos tres ingredientes ya habían dado lugar a un mítico título como es "La cosa". Pero parece ser que tras el famoso muñeco cuellilargo de Spielberg, la moda era plantear extraterrestres más buenos que un pedazo de pan.
Pues aquí tenemos a los muy ochenteros Jeff Bridges y Karen Allen, jugador de "Tron" y novia de Indy respectivamente, en una historia preciosa de ciencia ficción, aventura y romance.
Con el personaje de Charles Martin Smith, conocemos algunas de las teorías científicas sobre exobiología que se barajaban en la época. Está clara la influencia de la mítica serie documental "Cosmos" de Carl Sagan, que tantas mentes despertó a principios de esta década maravillosa. De hecho, se habla de una de las famosas sondas con mensajes enviadas al espacio.
No tiene apenas acción ni grandes escenas de efectos especiales, pero la historia me parece muy emotiva, con este visitante de mente en blanco que viene a conocer la vida humana.
La parte romántica está ahí, pero no es el único tema de la historia y no es empalagosa.
Las autoridades sanitarias advierten que la banda sonora (que me recuerda a ciertos temas de Jean Michel Jarre) es extremadamente melancólica. No se recomienda su escucha en estados bajos de ánimo o de sentimiento nostálgico. Asimismo, se advierte a los oyentes de que se te mete en la cabeza y la hija de su madre se empeña en quedarse ahí unos cuantos días.

¿Que mas se puede decir?¿Que mas se puede pedir?¿Que peca de romántica?Un poco.¿Que el guión es predecible?Muchas obras maestras tambien lo son.La trama del malo-malote se podría haber trabajado un poco mas, pues si, no es perfecta.Pero dentro de 10 años se puede volver a ver.

Starman (1984), de John Carpenter, es un melodrama de ciencia ficción que cuenta una historia romántica entre una terrícola que recientemente enviudó y una extraña entidad extraterrestre.

Por Nicolás Bianchi

Una road movie de ciencia ficción, una historia romántica, un ejercicio de contrastes entre personajes ideales e imperfectos. Así es Starman, quizás la película más mainstream de Carpenter, la que obtuvo una nominación a los Oscar por el trabajo de Jeff Bridges como una criatura extraterrestre que solo está de paso un puñado de días por la Tierra luego de llegar accidentadamente a Wisconsin.

Todo lo que el extraterrestre, que en principio se manifiesta como una bola de luz azul, sabe sobre este planeta se lo debe a la sonda espacial Voyager II, que viajó por el espacio llevando algunas expresiones musicales, como ‘(I can´t get no) Satisfaction’ de los Rolling Stones y saludos en algunos de los lenguajes más populares. Con ese escaso conocimiento pero con un poder inconmensurable ingresa en el hogar y la vida de Jenny (Karen Allen), una joven mujer que recientemente enviudó y todavía no completó su duelo.

Luego de observar fotos y videos, y ante la mirada atónita de Jenny, el extraterrestre adopta la figura de su difunto marido, o sea la de Jeff Bridges, en una secuencia bien propia de Carpenter en la que de la luz nace un bebé y crece hasta su forma adulta en solo segundos. En seguida ambos personajes se embarcan en un viaje por las rutas estadounidenses en búsqueda del lugar al que el extraterrestre necesita ir para volver a su mundo.

Para Jenny la situación en principio se parece a la de un secuestro, y el personaje no puede superar el estupor que le produce tener a alguien idéntico a su marido sentado al lado de ella. El hombre de las estrellas, el Starman, no solo desconoce gran parte del lenguaje humano sino también los sentimientos. El relato se apoya mucho en la relación que se comienza a forjar entre ellos, en el aprendizaje de él y en cómo ella lo va a comenzar a mirar con otros ojos.

En el camino quedarán expuestas también las diferencias entre el hombre de las estrellas, de una inteligencia y sabiduría superior, y los humanos comunes. Así es como el personaje es presentado como alguien que respeta ante todo la vida, en una escena clave de la película en la que revive a un ciervo que fue muerto por un cazador. A partir de allí es que Jenny nota que lo que tiene al lado es un ser de suma bondad. Y si bien se enamora nuevamente de alguien que se ve como su marido, se trata de otra entidad, para decirlo de alguna manera, de otra persona. Los villanos son los policías, agentes federales y militares que persiguen a eso que bajó no saben de dónde, y al que buscan dispararle a toda costa.

Quizás en ninguna otra película de Carpenter el componente romántico o emotivo sea tan fuerte como el que logran construir Bridges y Allen con sus interpretaciones. Con muchos elementos de ciencia ficción, con otra banda de sonido extraordinaria, con efectos especiales característicos de su filmografía, en definitiva a su manera, el director construye una conmovedora historia de amor.

Soy escritor y un amante del Fantástico, en especial del cine de Ciencia Ficción. Nací el año que estrenaron la primera "Guerra de los mundos", así que no me dejo llevar por los juicios rápidos e insensatos; y al igual que Harryhausen o Bradbury sigo siendo un joven lleno de sueños y con mucha imaginación; aunque algo más listo. Me he decidido a realizar una revisión de todos los títulos del género, y comprobar a fecha de hoy su frescura. Ésta merece el calificativo de: INTERESANTE.
Un punto y aparte en la trayectoria de Carpenter, puesto que la presenta cinta es más una historia romántica que otra cosa. Pero funciona. La invención de Jeff Bridges en cuanto a la forma de tratar su personaje es acertada, destilando filosofía y humor. Karen Allen está muy natural y emotiva en su registro facial. La música de Jack Nitzsche es pegadiza, y la road movie avanza con fluidez siguiendo las aventuras y desventuras de este simpático alienígena. A día de hoy se sigue viendo con interés, en parte por la misma historia, donde los efectos especiales no son el plato fuerte de la función. Y el ojo de Carpenter planea con sutileza en cada uno de los fotogramas.

Esta cinta que cumple ya 35 años este 2019, es una de las cintas mas hermosas sobre invasiones "alienigenas", y cuando digo "hermosa" es en el sentido artístico, estético y emocional y que demuestra que no necesariamente todos los seres de otros mundos (si es que los hay) vienen con el afán de esclavizarnos, quitarnos algo o ya de plano exterminarnos de este universo.

Y es que el maestro John Carpenter nos muestra su particular visión de la llegada de un ser extraterrestre, pero en esta ocasión nos brinda un punto de vista mas optimista que la nihilista "The Thing" (1982) y para lograr eso el guión firmado por Bruce A. Evans y Raynold Gideon utiliza como su principal ingrediente el amor, pues conjuga el improbable romance que surge entre los protagonistas, una viuda, idealista y de valiente carácter que se encontrará en su casa (literalmente) a un ser que no es de este planeta, pero cuya ingenuidad y pureza es solo comparable con su poder y deseos de volver a casa.

Dentro del reparto hay que aplaudir de pie a un Jeff Bridges espectacular y brillante en todo el sentido de la palabra, y luciéndose como siempre, especialmente por la sutil gesticulación que realiza y con esa mirada que uno no se explica como puede transmitir tanto, en cada escena que aparece, a ratos este caballero pone en duda si de verdad es un ser humano o un viajero interestelar. Junto a él una adorable Karen Allen, que también nos ofrece una actuación melancólica, casi vivida, pero que transmite un optimismo y una "luz" sorprendente junto con el primero, convirtiendose en un "dúo dinámico" perfecto por decirlo de algún modo.

Completan de manera correcta la música de Jack Nitzsche y la interesante fotografía de Donald M. Morgan a una película que creo mereció más relevancia que aquella otra obra de Steven Spielberg, estrenada poco antes y que dejó algo "olvidada" esta disfrutable, muy bonita "Starman" y hasta incluso mejor en mi humilde criterio.