Haz click aquí para copiar la URL

Pat Garrett y Billy el Niño

Western. Drama William Bonney era conocido por todos como "Billy el Niño". Estando encarcelado en Lincoln, después de ser condenado a morir en la horca, llega a sus manos un colt 44, con el que intimida a los guardianes y consigue huir a México. El sheriff Pat Garrett, que en otros tiempos cabalgó junto a él, será el encargado de darle caza. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 10 15 >>
Críticas 71
Críticas ordenadas por utilidad
11 de mayo de 2006
36 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de indudables cualidades artísticas y magníficos títulos de crédito, no en vano su director es el responsable de la sublime "Grupo Salvaje", pero en la que la saturación de masculinidad aguardentosa se hace francamente atragantable. En verdad todos los diálogos están destinados a demostrar quién es el más chulo a este lado del río Bravo.
Tomine
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5 de febrero de 2008
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El viejo Oeste se desmorona. El país esta en auge, muchos inversores extranjeros desean invertir su dinero en el nuevo continente. Pero para ello es necesario que exista una mínima seguridad. Y eso no es posible si Billy el Niño anda suelto por ahí.

Los tiempos han cambiado. «No se puede confiar ni en uno mismo, Pat» le dice Kid a Garret en cierta ocasión. Antes por lo menos cada uno sabía en que bando jugaba. Ahora la línea entre el bien el mal es tan fina que apenas se percibe desde lejos.

Pat ha sabido adaptarse bien a los nuevos tiempos. Su puesto de sheriff no le gusta demasiado, pero es la única manera que se le ocurre para sobrevivir. Al fin y al cabo, pegar tiros es lo único que ha hecho en su vida, y probablemente lo único que sabe hacer.

Kid en cambio se niega a creer que todo ha terminado."Los tiempos podrán estar cambiando, Pat. Pero yo no". Su juventud le hace no temer a la muerte. Él va a seguir siendo él mismo, pase lo que pase.

Pat es lo suficientemente viejo para saber que lo que importa es sobrevivir. Aunque tenga que matar a la gente con la que lleva cabalgando toda una vida. Aunque acabe disparando a su reflejo en un espejo, como si también él mereciera morir.

A partir de ahora ya nada será igual en el viejo Oeste.

Por lo menos gracias a Sam Peckinpah hemos disfrutado diez años más de él (no lloréis...)
Favio Rossini
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4 de mayo de 2006
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando alguien se vende al enemigo, al precio que sea, sólo puede esperar una cosa: que sea repudiado por los que antes eran sus semejantes. Y es que el poder del dinero lo mueve todo, y puede romper lazos de amistad, y llevar a alguien a ocultar sus ideales en lo más profundo del olvido si a cambio tiene un plato de comida delante todos los días. El Oeste se ha convertido en un sitio alejado de convencionalismos, Leone lo adelantó, y Peckinpah lo remató, los códigos de honor fordianos, el respeto por encima del dinero, el valor de no disparar nunca por la espalda, todo ello ha muerto. Nada de mitomanías, estos hombres no son héroes que luchan por una causa justa, son asesinos sin escrúpulos que se rigen por unas leyes muy particulares. Aunque también es un canto de cisne a un género que estaba dando sus últimos coletazos, y que agonizaba de muerte.

La principal idea que Peckinpah nos quiere transmitir es la de una amistad traicionada, vendida por un puesto de funcionario, y de la madurez, de la casi vejez, y de como cambian las cosas según la edad que se tenga, y de un hombre, grandioso James Coburn, que se da cuenta de que el mundo está cambiando, pero nadie más que él parece percibirlo. Un hombre cansado de vivir, cuya única motivación es encontrar y matar a su mejor amigo, por un puñado de dólares. Y el viaje de Garret en busca de Kid se convertirá en un viaje para encontrarse a sí mismo, para ver qué ha hecho, y qué hará, y saber si lo que tiene lo merece, o se ha traicionado a sí mismo, tanto como ha traicionado a sus amigos, ya que conforme va asesinando a sus camaradas, va una pequeña parte de sí mismo va muriendo también. También la película nos habla sobre la inocencia, la creencia errónea de que un fuera de la ley puede ser un héroe, alguien a quien venerar, representada en el personaje de Bob Dylan, quien considera a Kid casi un modelo a seguir, sin tener en cuenta cuántas vidas se habrá llevado por delante.

Este film se puede considerar casi una ruptura con el estilo de Peckinpah. Claro que contiene violencia, pero más escasa, pero ciertamente este western es mucho más reflexivo que Grupo Salvaje, casi una continuación del excesivamente lento La balada de Cable Hogue, aunque con un argumento más consistente, y una relación entre los personajes que le llega mucho más al espectador, que, al conocer ambas visiones del mundo, puede decantarse por apoyar a Kid o a Garret. Con unos momentos que el espectador retendrá en su memoria, es ciertamente la película más lírica del director, con algunas estampas que habría firmado el propio John Ford, llenas de magia, mientras suena el Knockin' on heavens door, el tema central de una banda sonora magistral firmada por el polifacético Dylan, aunque si que se le podría acusar en cierto momento de una lentitud algo exagerada, demasiado contemplativa, pero a pesar de ello, Peckinpah rodó uno de los grandes westersn contemporáneos, mezclando lo mejor del clasicismo y lo mejor de su propio estilo.
Tony Montana
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7 de agosto de 2008
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el estupendo libro de Francisco Javier Urkijo sobre Sam Peckinpah (Ediciones Cátedra), el autor se lanza a la piscina varias veces y nos cuenta que “Pat Garrett y Billy The Kid” es la mejor película del director de Fresno.

Yo no diría tanto la verdad, para gusto los colores, porque aunque esta es francamente buena, otras como “Grupo salvaje” o “La cruz de hierro” son en su conjunto más acertadas.

En “Pat Garrett y Billy The Kid” tenemos al Peckinpah más poético, que está muy bien, pero también eso mimo tiene sus problemas. El principal es la idealización de la moral personal para convertirla en moral universal. Es decir Peckinpah se acerca a Kant.

Quizá de todos los mitos del cine del oeste norteamericano el de Billy el Niño sea el más poderoso, son legiones de artistas escritores, pintores y por supuesto cineastas que han caído en él mirándolo detrás de un cristal tan personal que termina por ser mera autobiografía de principios existenciales.

Y Peckinpah no iba a ser una excepción, utiliza a Billy para dar riendas sueltas a un canto por la libertad muy sui generis. Mientras Garret es el vendido porque se ha puesto del lado de un orden jurídico injusto que ayuda a los terratenientes y que abusa de los débiles, Billy representa la honestidad de los viejos tiempos. Mientras el primero se va a la tumba rico pero con remordimientos, el segundo lo hace sin camiseta, es decir, desnudo de codicia y limpio de añadidos superfluos.

Todos sabemos que no es así, ese Oeste primitivo que quiere representar Peckinpah no era ni tan bonito ni tan noble, y por supuesto Billy era un mero pistolero, asesino que si tenía pinta de algo no era de cantante de country sino de subnormal profundo.

Esa bifurcación moral del Kristofferson crucificado y del Coburn (magnífico papel en una de sus mejores actuaciones de siempre) diabólico no es racional sino emotiva, por eso prefiero la denuncia de “La cruz de hierro” que es más ensayística y por lo tanto más política.

Un dato a tener en cuenta es el montaje, casi todas las versiones que circulan le faltan veinte minutos que son claves para entender varias cosas de tipo argumental.

En cuanto a la banda sonora de Bob Dylan, ya sabemos que muy buena, su actuación en cambio discreta, creo que distrae más que otra cosa y debería haber sido más modesto a la hora de conocer sus limites, como actor muy flojo como confirmó en sus siguientes aventuras en la gran pantalla.

Como película “Pat Garrett y Billy The Kid” tiene tantos buenos momentos que hace que te olvides de los irregulares y de algunos minutos más que plomizos.

Sin lugar a dudas su naturalismo poético la convierten en una obra diferente que hay que conocer por todos los amantes del séptimo arte y no sólo por los del western.

Nota: 7,8.
vircenguetorix
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 de junio de 2007
18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realizado por San Peckinpah, el film se estrena con numerosos cortes, que muven al autor a reclamar que su nombre se retire de los créditos. Se basa en un guión de Rudy Wurlitzer, literario y poético, reescrito por Peckinpah para dotarlo de mayor cinismo y añadirle un prólogo y un epílogo. Se rueda en Durango (Méjico), con un presupuesto estimado de 4,6 M dólares, con divergencias entre realizador y compañía productora. Es nominado a 2 BAFTA (música y actor novel). Producido por Gordon Carroll, se estrena el 23-V-1973 (EEUU).

La acción tiene lugar en New Mexico (EEUU), en 1881, a lo largo de varios meses. Pat Garrett (James Coburn), antiguo pistolero, de 31 años, se convierte en sheriff de Lincoln y ha de perseguir y apresar a antiguos compañeros y amigos.

La obra hace un descripción lírica y melancólica del viejo Oeste, desgarrado, decadente y condenado a desaparecer por el progreso técnico, los avances sociales, el fortalecimiento del Estado de derecho y las conveniencias de empresarios y terratenientes. Desarrolla un drama sobre una historia de amistad, tema recurrente de Peckinpah, con referencias a la violencia humana, las ansias de independencia personal, la desolación de los perdedores, la añoranza del pasado, la tensión entre lo viejo y lo nuevo y la exaltación de la inocencia (presencia reiterada de niños). La película se estructura en las tres partes clásicas de planteamiento, nudo y desenlace. Garrett abandona la condición de forajido, explica las causas de su decisión ("quiero llegar a viejo") y asume el empleo de sheriff. La exaltación de la amistad se presenta en términos inversos: se muestra el desasgarro que produce en el alma la amistad traicionada. Añade una brillante exploración de la mala conciencia, los remodimientos y los sentimientos de culpa, junto a la contraposición de la opción por la libertad sin límites y la acomodación social. Rinde homenaje a la época dorada del "western", reuniendo a actores y actrices de la misma, como Katy Jurado, Harry Dean Stanton, Barry Sullivan, L.Q. Jones y otros. El sentido crepuscular de la historia se refuerza con atardeceres, puestas de sol, luces horizontales, colores oscuros y escenas nocturnas.

La música, de Bob Dylan, incluye un tema principal, "Cantina Theme", otros como "Bunkhouse Theme" y "River Theme" y la excelente canción rockera "Knocking On Heaven's Door". La fotografía crea imágenes de gran fuerza, usa la cámara lenta y refuerza el dibujo con un notable tratamiento del claroscuro. La parsimonia de los personajes y las escenas con figuras estáticas y solemnes, evocan a Leone. Buenas interpretaciones de Coburn y Kristofferson. Singular y discutida intervención de Dylan, como actor. La película, último "western" de Peckinpah, es un ejemplo notable de la etapa crepuscular del género.
Miquel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 15 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow