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Alaska, tierra de oro

Aventuras. Western. Comedia. Romance Año 1900. George Pratt (Stewart Granger) y Sam McCord (John Wayne), dos buscadores de oro, se conocen en una ciudad de Alaska y entre ellos surge una gran amistad. Después de haber encontrado oro, George le pide a Sam que vaya a Seattle y le traiga a su novia para casarse con ella. Cuando Sam llega a la ciudad, comprueba que la novia de su amigo ya se ha casado, así que decide regresar con Angel (Capucine), una bella francesa a la que ... [+]
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
31 de agosto de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prometedor, directo, complejo, intrigante, salvaje, emocionante y entrañable western de aventuras amorosas, con el que Henry Hathaway, consigue encontrar un equilibrio entre acción y diversión.

Henry Hathaway, domina los tiempos y dibuja con claridad la personalidad e intereses personales de los personajes protagonistas, haciendo que el interés suscitado inicialmente, no decaiga en ningún momento.

La presencia y labor interpretativa ofrecida por el reparto, hace que la historia cobre fuerza y sentido en muchos aspectos, destacando la presencia y labor para la comedia, de: John Wayne y Stewart Granger.

Algunas situaciones de la trama y su desarrollo, se pueden antojar forzadas y edulcoradas, pero se disfrutan si nos dejamos llevar por la visión del honor y el valor que ofrece.

Alaska, tierra de oro;, queda como un desenfadado y entrañable western de enredo.
Jon
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1 de agosto de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alaska, tierra de oro es un romance con toques de comedia visual desarrollado en los albores de la fiebre de oro estadounidense. Henry Hathaway dirige este pobre largometraje junto la leyenda llamada John Wayne, con la que volvería a colaborar nueve años más tarde para hacerle ganar el Óscar por el mítico personaje de Rooster Cogburn en Valor de ley (1969). La historia, basada en la novela de Ladislas Fodor, nos sitúa en una pequeña ciudad de Alaska en festejo por la riqueza atesorada por Sam McCord (John Wayne), su socio George Pratt (Stewart Granger) y su hermano pequeño, Billy Pratt (Fabian), por una suerte de mina encontrada y repleta de oro. Por ello, Sam se embarca hacia Seattle por petición de George con el objetivo de conducir a su enamorada hacia Alaska para emprender una fructuosa vida de pareja. Pero, tanto en la ida como en la vuelta, el destino de los dos buscadores de oro cambiará por la aparición de una seductora mujer francesa, ‘Angel’ Michelle Bonnet (Capucine) y un tramposo local, Frankie Canon (Ernie Kovacs).

Parece mentira que esta gran y menesterosa producción pertenezca al viejo Hathaway, ese director que me embaucó llevando a la gran pantalla a ese alguacil del diablo llamado Rooster. Con un título de marqués a su sombra, Hathaway siempre se caracterizó por su fuerte carácter, representado en los protagonistas de sus obras, como Rooster o Sam, y, a pesar de ser recordado como un director menor dentro de la edad de oro de Hollywood, es prodigiosamente recordado por algunos de sus wésterns y por la capacidad que tenían sus películas de llegar al gran público, llenando salas.

Con esta pícara aventura de amores y desamores el principal problema que tengo es la incapacidad de creerme ninguno de los géneros en los que se mueve. Como aventura no cala por el hecho de que la travesía es una mera excusa para comenzar un planteamiento amoroso entre dos personajes, predecible y rara vez interesante, que constituye un desarrollo extremadamente largo con escasa intriga y nulo sentimiento, antojándose muy forzado tanto en diálogos como en las acciones de los protagonistas, una de las razones por las que tampoco consigue engatusarme como romance. La otra razón es una mala construcción de los personajes secundarios, Billy y George, que se nos presentan en el lanteamiento, se olvidan completamente en el desarrollo y se retoman con un entusiasmo imposible en el desenlace, creando un triángulo amoroso con Angel en medio imposible e inverosímil, que destroza la poca química que mantenía Sam con esta. De wéstern tiene exclusivamente la época de ambientación (1900), que es colapsada por una escenografía demasiado exquisita para transmitir la atmósfera característica del género. Por último, tenemos la comedia, casi exclusivamente visual, que se asemeja a la de los hermanos Marx distando mucho de ingenio. Aun así, el conjunto se antoja como un nimio entretenimiento.

Entre el amor idílico, el amor platónico, el amor sexual y la amistad danzan los cuatro guionistas, casi pareciendo que cada uno tomara el rol de cada uno de los cuatro engranajes sobre los que se mantiene la engrasada maquinaria de la afección; el idealismo de amor conyugal representado por el mal de amores de George, el amor platónico por una Angel engañada por sus esperanzas, el amor loco lleno de sensualidad propio de la pubertad de Billy y, por último, la amistad antepuesta ante todo lo demás, estandarte de Sam. Capucine y El Duque saben manejar los sentimientos a la perfección, donde el principal problema reside en un guion que se retuerce como una culebra de agua en su charca, en una charca estancada, en la reiterativa y vacía idea de querer ser reflejo de una época tomando la perspectiva de una mujer de mala vida enamorada de un triunfador extranjero, ambos huecos por falta de afecto, para alcanzar la felicidad. Esto se estira hasta unos límites insospechados para acabar teniendo una porquería de final que no excusa los trapicheos con Cupido que han mantenido sus personajes principales para llegar a ese punto. Como contraparte actoral tenemos a Fabian y Stewart Granger, con interpretaciones histriónicas, personajes que no acaban importando a pesar de la subtrama que da sentido al personaje de Wayne, la mina de oro, la única en la que tienen algo que aportar, pero no llegan a colmar el vaso con el suficiente líquido para que desborden llamándonos la atención. Todo sumado a un extremo metraje de 122 minutos que resulta extenuante para lo que se quiere contar. Hay una pequeña porción de humor que funciona, entre otras cosas, por ser tan vulgar a la hora de simular indiferencia en los diálogos de Wayne.

Hathaway hace una dirección pésima con un montaje innombrable, con cortes y transiciones que muchas veces no tienen ni un ápice de sentido y rompen la continuidad de las imágenes, siendo estos en escenas de conversación cuya única labor habría sido mantener el plano/contraplano o los planos medios dorsales. Otro ejemplo es la secuencia del único tiroteo que hay en la película, a lo que se suma una edición de sonido cochambrosa que destroza todo el valor argumental que tenía el momento con respecto al primer arco del desenlace. He de decir que la escenografía está muy cuidada, y se ve preciosa gracias al uso del cinemascope propio del gran estudio que produjo esta obra: 20th Century Fox. La música me cuadra, pero no tiene consistencia para retratar la época histórica alternando entre la música country utilizada en los créditos iniciales con composiciones clásicas del wéstern. Aun así, se desenvuelve bien al puro estilo circense en las clásicas ‘peleas de taberna’, marcando a duración y ritmo de estas a pesar de lo mal rodadas que están.

Diría que es una película para pasar el rato, pero es un rato que se hace demasiado largo de aguantar hasta para un ferviente fan de John Wayne como es un servidor. Espero que esto sea solo un bache en la filmografía del marqués que me obsequió con esa gran película titulada Valor de ley.
Tiggy
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13 de febrero de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ella es increíble, todo lo demás algo menos.
Simpática, agradable, facilona, no hay mucho que rascar, es un pasatiempo que acierta en su tono medio lo suficientemente idiota como para no ser tratado/tomado en serio, y se agradece.
Una puta y un garrulo. O una encantadora y muy preciosa zalamera, un gañán y un sinvergüenza. O tres tontos, una pobre desgraciada y un granuja a todo ritmo. O la quimera del oro...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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23 de marzo de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Henry Hathaway nos demuestra que se puede hacer una buena película mezclando diferentes géneros, "Alaska tierra de oro" es una mezcla de cine de aventuras, comedia romántica y un poco de western, con dos iconos como John Wayne y Stewart Granger y en medio la bella Capucine. La fiebre del oro y los celos son los dos grandes temas de esta comedia ligera agradable de ver que merece ser vista sin demasiadas pretensiones, solo para pasar un buen rato.
Scarface
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9 de agosto de 2020
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deliciosa comedia romántica de aventuras ambientada en la lejana Alaska año 1900. Dos buscadores de oro dueños de una mina, después de 3 años al fin encuentran un filón que les va a hacer multimillonarios. Uno es George Pratt (Steward Ranger) un encantador soltero perdidamente enamorado de una francesa llamada Jenny, que tres años antes había conocido en Seattle y con la que por fin espera casarse. El otro es Sam McCord (John Wayne) un encantador soltero vocacional (las mujeres si son para casarse solo dan problemas), que espera darse la vida padre con su fortuna.
Tienen que ir a comprar maquinaria a Seattle para poder sacar todo el oro, y como Sam es el más entendido deciden que sea él quien compre lo necesario y de paso se traiga a Jenny.
Pero cuando llega a Seattle, Sam descubre que Jenny lleva dos años casada. Pero casualidades de la vida, conoce en un burdel a una bella francesa (anda, como Jenny) llamada Angel /Michelle (Capuccine) y sabiendo el disgusto que va a coger su amigo al no volver con Jenny, le propone a Angel irse con él a Alaska para consolar a George.( quizás,¿argumento pelín machista?, están en Alaska es 1900 y son tíos, me parece bastante realista).

Así comienza, esta comedia de enredo en la que puede suceder de todo, donde también se nos muestra cómo fue la fiebre del Oro en aquellos remotos territorios que unas décadas antes los Estados Unidos habían comprado al Imperio Ruso y de cómo llegaron primero los buscadores de oro que la ley y el orden, como sucedió en el Oeste.
La he visto un montón de veces, de hecho la tengo en DVD y es una de esas películas que veo cuando quiero alegrarme el día. Me gusta porque tiene amor, humor, aventura, paisajes de idílicos, una cabaña al lado de un rio,( bueno un riachuelo pero es que para mí es muy romántico), buenísimos actores, un gran director y un equipo técnico de lujo. Pero, vayamos por partes.

Los actores:
Primero las damas.
Capucinne, esta bella ex–modelo borda el papel de Angel / Michelle, esta bella francesa que por cosas del destino acaba ejerciendo la prostitución. Derrocha glamour y encanto y en el fondo la sientes desvalida y te entra mucha ternura. Es un personaje que me recuerde al de Julia Roberts en Pretty Woman en algunos aspectos.
John Wayne, yo de pequeña estaba acostumbrada a verlo como el vaquero por excelencia, pero lo cierto que hizo también películas románticas y la verdad, me gustan bastante, es meloso pero no empalagoso. Voy a ser pesada, recomiendo la película en inglés aunque sea con subtítulos, para apreciarlo mejor a los más románticos, porque al doblarlo lo suelen dejar como un tipo más duro y frio.
Por lo demás aquí también es un hombre de bastante acción en su línea tradicional y explota también muy bien su papel en comedia.
Stewart Granger, en tres palabras “el hombre perfecto”, no digo más.
Fabian, un joven cantante famoso a principios de los años 60 que en la película interpreta al hermano pequeño de George (Steward Granger), Billy un joven de 17 años.
El resto de secundarios también muy buenos.

El director:
Henry Hathaway, director de la época dorada de Hollywood llevan su sello películas como “Niagara” 1953 con Marilyn Monroe, “Johnny Apollo” 1940 con Tyrone Power, “Tres lanceros Bengalies” 1935 con Gary Cooper…….Trabajo con grandes estrellas de Hollywood. Suya es la película “Valor de ley” 1969 con la que John Wayne consiguió ganar el Oscar en la categoría de mejor actor principal. Para mí es un director que sabe muy bien como despertar sentimientos viendo sus películas sobre todo el de la ternura.

Guionistas:
De altísimo nivel, trabajaron sobre una obra de Ladilas Fodor y fueron guionistas de grandes clásicos como:
Wendell Mayers (“El espíritu de Saint Louise” 1957, “Anatomía de un asesinato” 1959).
John Lee Mahin (“Capitanes intrépidos” 1937, “Quo Vadis” 1951, “Mogambo” 1953).
Martin RacKin (“El hombre que mato a Liverty Valance” 1962).

Música:
Lionel Newman, compositor que obtuvo el Oscar en 1969 a la mejor banda sonora por “Hello Dolly”, casi na. Además tuvo un total de 10 nominaciones entre las categorías de mejor banda sonora y mejor canción original.
Cyril J. Mockridge compositor de películas como “El hombre que mato a Liverty Valance” y que trabajo con grandes directores.

Fotografía:
Leon Shamroy, curriculum impresionante, solo mencionaré cuatro premios Oscar por:
“Cleopatra” 1963.
“Que el cielo la juzgue” 1945
“Wilson” 1944.
“El cisne negro “1942.

Qué más puedo decir, es más bien comedia romántica que western clásico, aunque también tiene acción y peleas. Es muy entretenida porque está muy bien hecha, con grandes profesionales a ambos lados de la cámara.
Se la recomiendo a todo el mundo que quiera pasar un rato agradable y sobre todo a los que les guste el cine clásico.
Airam
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