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Okupas (Miniserie de TV)

Serie de TV. Drama Miniserie de TV (2000). 11 episodios. Cuatro jóvenes, con diferentes trasfondos, empiezan a convivir juntos en una casa tomada. Ricardo (Rodrigo de la Serna), un joven de clase media, empieza a vivir el descenso social hacia la pobreza y sus consecuencias. (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
4 de noviembre de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada escena, cada plano, son un testimonio vivo de aquella Argentina desolada de los 2000. Y por desgracia, seguimos en la misma, con exclusión, déficit habitacional, pobreza, desempleo, explotación, depresión, racismo, corrupción, pérdida del poder adquisitivo. No aprendemos, y no nos organizamos para cambiar la realidad, y no me refiero a mi país en particular.

El protagonista Ricardo (De la Serna), pasa de la clase media a la pobreza, drogas y delincuencia, y por más que hayan transcurrido 20 años, el mensaje sigue vigente, porque continúan agregandose nuevos Ricardo a las filas de las miseria. Por supuesto que yo mismo me siento identificado y preocupado por un futuro incierto que se viene complicado y con un fuerte ajuste económico en ciernes. La realidad en el contexto de la pandemia de Covid-19, ha generado una nueva crisis de proporciones mundiales, que fue a maximizar todos los desajustes ya existentes y por eso se vienen tiempos preocupantes y de ajuste. Son las reglas que impone un sistema dominado por una minoría concentrada de poder, y que tiene a los políticos como meros títeres.

Y después en cuanto a lo que ha significado Okupas, nada más que no se haya dicho. Es pionera junto a Pizza, Bizza, Faso (1998) del mismo Stagnaro, con respecto a la ficción social y marginal, supuso un volantazo en la pantalla de TV, dominada por tramas noveleras de tono idiota y frívolo. Y no sé si a nivel mundial, marcó un antes y después.

La sencillez y el bajo presupuesto se notan (por ejemplo en algunas tomas que pasan de la oscuridad a la luz diurna en segundos), pero no por ello se disminuye la calidad de la historia (contada en 11 capítulos de 40 minutos de promedio como para mirar en un solo día) y que se desarrolla con un tremendo humor, y con la dureza que implica mostrar aquella realidad tan complicada, todo al compás de un vivaz soundtrack, con muchas canciones de los Beatles y los Rolling Stones sobre todo, y con mucho rock progresivo argentino de los 70 también. Lo más malo de la serie es la resolución en la que se encuentran los capítulos, quizá Netflix que al parecer compró los derechos, haga una remasterización de la imagen, pero quitándo la música original.

No me quería extender demasiado en la crítica, pero esta serie da para reflexionar y analizar bastante.
Rod_Vukmir
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4 de agosto de 2022
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un par de detalles en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Extranjero
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22 de agosto de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Okupas es una serie de televisión argentina parcialmente escrita y dirigida por Bruno Stagnaro. A 21 años de su estreno ha sido remasterizada y subida a Netflix para que toda una nueva generación pueda disfrutarla ¿Habrá sobrevivido el paso del tiempo? ¿Estarán anticuadas las temáticas abordadas? Averiguémoslo.
La trama sigue los pasos de cuatro jóvenes a quienes el destino reúne en un caserón semi derruido de CABA. Estos son Ricardo (Rodrigo De la Serna), un veinteañero, clasemediero, desertor universitario, que es empleado por sus familiares como cuidador de la casa mencionada. Sergio (alias "El Pollo", interpretado por Diego Alonso Gomez), un viejo amigo de la infancia de Ricardo, a quien la necesidad y las malas compañías llevaron por el camino de la delincuencia. Walter (Ariel Staltari), un paseador de perros, rolinga, socarrón, típico espécimen de la fauna porteña. Por último esta "El Chiqui" (Franco Tirri), un vagabundo de profesión, dueño de una sabiduría muy particular que le permite ver las cosas que a cualquier otro se le pasarían por alto. A lo largo de los episodios los protagonistas forjarán una profunda amistad a medida que las circunstancias del día a día y personajes del pasado se entrecruzan para formar contratiempos y verdaderas amenazas.
Sin dudas, el aspecto más fuerte de esta serie, el que le garantiza vigencia después de todos estos años, es la construcción de los personajes. El pulso impecable del guión a la hora de introducirlos (esto se ve ilustrado de forma magistral en el primer capítulo) y desarrollarlos es digno de mención. Todos son muy humanos y tienen personalidades muy bien definidas, que salen a relucir en los conflictos a los que se ven enfrentados y definen sus acciones. Esto podrá sonar redundante, pero es un aspecto en el que muchas otras series fallan. Quizá la excepción a la regla se podría encontrar en el personaje del Pollo, su sabiduría e invulnerabilidad superlativas pueden resultar chocantes entre personajes tan humanos.
Por su puesto, unos personajes bien escritos no son nada sin intérpretes a la altura de las circunstancias, y en este apartado Okupas también cumple con creces. Pese a que no calificaría a todas las actuaciones de impecables, es indiscutible que el elenco en conjunto está sobresaliente. Es de público conocimiento que la improvisación jugó un rol esencial en la filmación de esta serie, dotando de un extra de realismo a algunas de las mejores escenas. Sin embargo, en algunos casos esta falta de dirección acentúa la diferencia entre los actores más y menos talentosos, engendrando escenas poco ágiles.
Con respecto al apartado técnico, la serie esta filmada con un estilo de cámara en mano que complementa bien la temática y el estilo del guión sin volverse caótico. Pese a que no haya explosiones o abundantes tiroteos, esta serie tiene mucha acción y está muy ágilmente grabada. También me gustaría comentar las locaciones de grabación. Desde el centro de CABA hasta la rivera de Quilmes y pasando por el complejo de monoblocks del Dock Sud, esta serie es pura calle bonaerense. Tampoco me puedo olvidar de la casa "okupada", casi un personaje más, llena de personalidad y secretos que se van revelando a lo largo de los episodios. Pasando al sonido, esta serie supo ser dueña de una banda sonora monumental, que incluía canciones de todo tipo, desde clásicos del rock argentino hasta Los Beatles, Bob Marley o los Rolling Stones. Esta sobrevivió al remasterizado solo parcialmente, muchos de los temas musicales tuvieron que ser removidos para evitar conflictos de licencia; en su lugar se incluyeron algunos temas originales y otros pertenecientes al grupo Él Mató a un Policía Motorizado. Yo nunca vi la serie en su versión original así que no puedo comparar, pero puedo decir que la nueva banda sonora se adapta bien al conjunto.
La mayor falencia de Okupas reside en la forma en que esta baraja distintos tonos. Los primeros tres capítulos tienen un tono marcadamente humorístico, mientras los personajes se conocen y tienen aventuras. Sin embargo, a partir del cuarto capítulo (y la entrada en escena del nefasto, el maravilloso, El Negro Pablo) la trama principal se fractura en dos aristas principales. La que sigue el descenso de Ricardo a los infiernos de la delincuencia es de tono solemne y dramático. La otra es la que sigue a Walter y El Chiqui en sus aventuras paralelas, que tienen un tono de levedad similar al de los primeros episodios. Pese a que ninguna de estas dos lineas argumentales me disgusta de por si, me parece que no están bien articuladas, volviéndose los saltos entre una y otra más y más discordantes a medida que los capítulos se suceden. Además debo admitir que las escenas de comedia son mis favoritas, y hacia el final de la serie se vuelven más escasas.
En conclusión, Okupas es todo un logro de la televisión argentina. Es una serie que sobrevivió al paso del tiempo apoyándose en un guión magistral con personajes eternos. Para los que todavía no la vieron, la remasterización de Netflix no les deja excusa.
German
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10 de agosto de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos frente al proyecto televisivo con mejor puntuación dentro de Filmaffinity de la Argentina, estelarizado por Rodrigo de la Serna, quien forma parte de un cuarteto de jóvenes sin okupaciones y que exponerse a la jungla de asfalto la cual dificulta su integración social al excluirlos radicalmente y los relega irremediablemente.

A Ricardo —el protagonista— su prima le ha encargado el cuidado de una casona en deplorables condiciones y le pone una serie de reglas para permanecer en el sitio a la que de inmediato ignora al comenzar con su nueva okupación y encontrar en sus comparsas la solidaridad suficiente al momento de experimentar nuevas vivencias.

Dentro del escalafón social, Ricardo se va sumergiendo en la indigencia ante las constantes decisiones arrebatadas que decide tomar dada su ingenuidad y ante el deslumbramiento de determinadas figuras de autoridad a quienes conoce mientras vaga por su nuevo barrio, en el cual la arbitrariedad es una constante.

El serial de Stagnaro deambula con los cuatro jóvenes, además de un perro, con una interacción compleja, y a la larga sana, que demuestra las virtudes de una auténtica amistad, donde las lealtades y la solidaridad suelen aparecer en momentos clave.

A veintiun años de aparecer, «Okupas» mantiene su vigencia por la impecabilidad con respecto a una temática con perdurabilidad, los chicos en situación de calle. También la autenticidad en las interpretaciones de los jóvenes, quienes se muestran naturales y su registro es acorde a cada escena, con las cuales logran transmitir su propio abandono e indefensión, además de la constante angustia que lo desconocido les genera.

Un serial sobre la inmadurez de grandes lecciones.
Coleccionista Visual
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27 de julio de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una mirada sobre el paisaje que proponen los primeros capítulos de la re estrenada serie argentina Okupas (2000), en Netflix. Creada por Bruno Stagnaro y protagonizada por Rodrigo De La Serna, sigue a un grupo de jóvenes que busca vivir y sobrevivir al borde la crisis económica y social.

Por Nicolás Bianchi

Conocer el resultado de un proceso puede distorsionar la mirada retrospectiva aunque es inevitable percibir en los personajes y las calles de Okupas al estallido social, político y económico que sucedió en Argentina a fines de 2001. La crisis vive en los conflictos que desarrolla la serie y en la ciudad en la que todo sucede, un territorio que se presenta hostil de distintas maneras.

Okupas fue elegida en distintos rankings periodísticos (de revistas como Rolling Stone o Inrockuptibles, por ejemplo) como la mejor serie argentina. A veces las comparaciones de obras de distintas épocas es forzada, y parte de un juego también, aunque algo hay de cierto en los elogios. El primer capítulo de la tira de 11 capítulos producida por Ideas del Sur y dirigida por Stagnaro es brillante.

La historia comienza con un desalojo. La policía es todavía aquella que usa camisas oscuras, la federal, que ingresa a un caserón en el barrio de Congreso y deja en la calle a las familias que lo habían tomado. La dueña Clara (Ana Celentano), una mujer de clase media alta, sobria y elegante, le propone a su primo Ricardo (De La Serna) que viva allí mientras esperan por un improbable comprador.

La casa es enorme pero está prácticamente destruida. En principio no hay luz ni gas y la suciedad reina en todos los rincones. Sin embargo, para Ricardo, que abandonó los estudios universitarios y anda sin rumbo por la vida, es algo así como un palacio. Okupas es también un relato sobre la amistad y, como en muchas bandas de rock, los compañeros serán cuatro.

A Ricardo se unen El Pollo (Diego Alonso), un joven de clase media baja que vive en Dock Sud y está mucho más curtido en las lides cotidianas de la calle, Walter (Ariel Staltari), un ‘rollinga’ paseador de perros, y Chiqui (Franco Tirri), un grandote buenazo que pide monedas, con poco éxito, en la calle. El cuarteto representa a distintos sectores medios o trabajadores que con la larga crisis económica argentina se comienza a ver cada vez más cerca de las drogas, el delito y la marginalidad.

Tanto por la temática como por el estilo hay en Okupas una continuidad de Pizza, Birra, Faso (1998), la primera película de Stagnaro en la que los personajes son un grupo de lúmpenes porteños. La ciudad aquí nuevamente es un territorio hostil, sobre todo para Ricardo, el chico de buena familia que anda perdido en la vida. Los primeros problemas surgen cuando los vecinos paraguayos de la vivienda quieren tomar uno de los cuartos. Cuando el protagonista necesita ayuda no va a encontrar a quién recurrir. Como si todo fuera una trampa, cada paso que da en la Buenos Aires de noche al borde del cambio de milenio lo acerca un poco más al desastre. El chino del almacén lo ignora, unos pibes que juegan al fútbol en la calle lo quieren golpear y la policía, como quedó claro desde el principio, no está para ayudar a nadie.

Todo en el primer capítulo de Okupas funciona a la perfección. En paralelo se construyen las personalidades opuestas de Ricardo y El Pollo, uno dubitativo y el otro determinado. El primero asustadizo y el segundo temerario, tan es así que es quien finalmente va a resolver el primer problema que se plantea en la miniserie. Por otra parte el uso de la música, a cargo de Enrique Bellande y Jean Pierre Noher, le da a la narración un vértigo justo. Son poco más de cuarenta minutos perfectos, que invitan a ver más y seguir a esos jóvenes que intentan vivir y sobrevivir en una ciudad en crisis, donde siempre se puede caer un poco más abajo.

Está disponible en Netflix. Contacto: [email protected].
El Golo Cine
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