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La parte de los ángeles

Comedia. Drama Robbie es un joven padre primerizo de Glasgow que no logra escapar de su pasado delictivo. Se cruza en el camino de Rhino, Albert y la joven Mo cuando, como ellos, evita por poco la cárcel pero recibe una pena de trabajos sociales. Henri, el educador que les han asignado, se convierte entonces en su nuevo mentor y les inicia en secreto… en el arte del whisky. Entre destilerías y sesiones de degustación, Robbie descubre que tiene un ... [+]
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Críticas 48
Críticas ordenadas por utilidad
29 de julio de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando un hombre decide irse algún día por el camino equivocado, tendrá que vérselas luego con las consecuencias de sus actos, ya que toda acción produce una reacción; y si arrepentido por lo hecho, piensa seriamente en dignificar su vida, se verá enfrentado con la obstinación de la sociedad que, en su gran mayoría, no creerá que esté haciendo un real intento de redimirse. Quienes más le conocen, serán sus peores enemigos, porque a la gente que conoces poco, y sólo en su lado de luz, es fácil apreciarla, pero, si tuvieras acceso a sus secretos… quizás odiarías a muchos de los que ahora quieres, porque sabemos mucho de condenar –pues con el mecanismo de proyección acallamos nuestra propia conciencia atormentada-, y muy poco de perdonar –porque así el otro se sentirá más liviano que nosotros.

El joven, Robbie Emerson, ha tenido su 'historial', pero, cuando apalea a un chico inocente hasta casi dejarlo ciego, paradójicamente, le suceden tres milagros casi sucesivos: Cuando todo el mundo, él mismo y hasta su novia Leonie, esperaban una larga condena en la cárcel, el juez (su primer ángel) le condena tan solo a ejercer trabajo comunitario por una corta temporada. Al comenzar a cumplir con esta tarea, en su camino entrará Harry, el oficial a cargo, quien se convertirá en un ángel consecuente y comprometido, tanto para él como para los demás chicos en el proceso; y pronto nacerá Luke, su hijo del alma, a quien hará una linda promesa que se verá en apuros para poder cumplirla.

Magnífica película la que ha logrado el director inglés, Ken Loach, con el doceavo y último guion que ha escrito para él, el excelente escritor, Paul Laverty. Se trata, en <<LA PARTE DE LOS ÁNGELES>> (el título tiene aquí un doble sentido), de demostrar una vez más que, lo que muchos hombres necesitan es sólo una oportunidad. Todo el mundo anhela la paz, el amor y la felicidad, pero la mayoría se pierde con sus maneras de buscar. Para enderezar el camino, puede bastar uno, dos, o tres pequeños milagros, y entonces se vuelve a creer… y desde entonces, el ser humano es capaz de asumir cosas ciertas definitivamente.

Magnífico, John Henshaw, el oficial que parece haber comprobado hasta la saciedad que todo hombre se merece una oportunidad. Muy bien por el debutante, Paul Brannigan, el nuevo padre dispuesto a transformarse en un buen ejemplo para su hijo; y estupendo, Gary Maitland, la suerte de “tontuelo” que no es fácil de olvidar.

Con el cariño y el acrisolado respeto de siempre, con el buen humor y el profundo sentido crítico a que ya nos tiene acostumbrados, Loach nos brinda un puñado de magníficos personajes: Robbie, Harry, Leonie, Albert, Mo, Rhino, ¡Mairi!... ángeles y demonios que se entremezclan para mostrar el valor de creer, tener fe y perseverar... y cómo la vida reclama que nos busquemos los unos a los otros, para que fluyamos, para que nos proyectemos, para que crezcamos juntos… pues será así como permitiremos que la vida circule como el río, haciendo el recorrido que haga falta hasta volver a la fuente mayor.

¡Qué bueno que la vieran todos los jueces y abogados de este descontrolado mundo!
Luis Guillermo Cardona
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29 de enero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ken Loach, el cineasta social por antonomasia, contraataca. En esta ocasión con un delincuente con tremendas orejas de soplillo que busca la redención a través del whisky. Comorrrrrrrrr, dirá alguno. Tranquilos, que no cunda el pánico; no es que el muchacho se ponga ciego de whisky para redimirse de su pasado delictivo sino que se hace experto catador. Por lo visto aparte de las orejas dumbonianas el chaval goza de una nariz milagrosa con el don del olfato whiskero.

Y así nuestro muchacho, auspiciado por una especie de ángel de la guarda representado en la figura de un señor gordo aficionado a los destilados, se convierte en un fenómeno de la cata whiskera y va por ahí olisqueando vasos con el mismo entusiasmo olfativo con el que los perros olisquean los culos de otros perros.

Y del mismo modo que en Full Monty aquel grupo de parados sin oficio ni beneficio ni futuro salían de la depresión mediante el streaptease, esta panda de choricillos de medio pelo se solazan e intentan escapar de la miseria entre vapores etílicos. Un método ciertamente peligroso que yo no extendería demasiado, por si acaso. Que de la cata a la papa puede haber un paso.

Una vez más Ken Loach y Paul Laverty, su guionista de cabecera, apuestan por las segundas oportunidades y nos obsequian con esta simpática historia que tal vez no sea una de sus mejores películas pero que se ve con agrado y vuelve a dejarnos con esa sonrisa bobalicona con la que ya nos dejaron en trabajos anteriores como “Buscando a Eric”. Vamos, que mola. Y con un whisquito en la mano todavía más.
Talía666
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9 de diciembre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ken Loach vuelve a la gran pantalla con lo mejor de su cine social, aquella comunidad de jóvenes, marginados por su pasado delictivo y a los que sólo unos pocos son capaces de darle una segunda oportunidad; cine de conciencia, reflexivo, realizado con mucho respeto y realismo, sin perder la esencia del entorno que nos muestra pero colocando sus miras mucho más allá; personajes vendidos, marginados en una sociedad que nos les quiere, que saben salir adelante jugando al juego de los que ganan pero con un alma, un interior mucho más limpio y puro. Te atrapa desde el minuto uno, te mantiene en vilo todo el relato a la espera del desenlace de este grupo de chavales que comparten el rechazo de la comunidad y el desasosiego de no saber cómo encauzar su destino. Luchar contra viento y marea, contra todas las voces que intentan hundirte y convencerte de "lo mierda" que eres, pequeños quijotes luchando contra enorme molinos de viento que salen victoriosos es lo que ofrece esta interesante película, firmada por uno de los mejores directores a la hora de plasmar vidas humanas, sufrimientos cotidianos y angustiosos dolores que nos envuelven día a día; sin duda alguna, este británico director es excelente en la configuración de los seres humanos, de sus más elevadas esperanzas y de sus más terribles miedos. Envuelta en comedia, esta visión de la juventud actual, esta crítica social ácida y áspera, esta muestra de solidaridad de la buena amistad, esta no redención ante las dificultades, este aprovechar las oportunidades que nos da la vida..., es una gran lección de buen cine, de saber lo que se quiere expresar, de cuidar los personajes y de llegar con profundidad al corazón del espectador, de atraparlo y no liberarlo hasta la aparición de "fin"; y, aún con todo, seguirá en tu interior durante mucho tiempo.
lourdes lulu lou
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24 de diciembre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más, Ken Loach refleja la vida de los "desechos" sociales fruto de las políticas que se iniciaron con la Dama de Hierro. Una historia sencilla, bien contada, creíble, con personajes bien construidos, buenas interpretaciones que nos habla de las segundas oportunidades. Sales del cine con la sensación, de que no todo esta perdido, todavía queda esperanza.
chemosh
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19 de agosto de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta no hace mucho, hablar de Ken Loach era hablar de cine protesta, de reivindicación, de compromiso, de denuncia, de anti-glamour, un poco en plan: ‘no diga cine social, diga Ken Loach’. En esta “La parte de los ángeles”, Loach levanta un poco el pie del acelerador y se permite una comedia ligera con raíces en lo social pero sin señalar a nadie, sin querer llamar la atención ni herir susceptibilidades más centrada en lo positivo -la lucha por superación, la solidaridad, las segundas oportunidades- que en lo negativo -la marginalidad, la pobreza o la droga… presentes, pero no protagosnistas-.

La película es inequívocamente suya: sencillez argumental, verticalidad narrativa, estética cotidiana y cero edulcorantes y conservantes, o sea, lo que se ve es lo que hay: un grupo de chavales condenados a servicios sociales se ven inmersos en una aventura a medio camino entre la gamberrada y el club de los cinco que les ayudará a reinsertarse y a recuperar la confianza en ellos y en un mundo en el que la amistad es algo más que un concepto y en el que sigue habiendo personas buenas dispuestas a echar una mano.

Frente a las películas que basan su atractivo en lo visual o lo sonoro, “La parte de los ángeles” es claramente kinestésica (orientada a sensaciones, como todos sabéis). Su atractivo no está en lo que vemos, que parece un documental de la Lonely Planet escocesa; ni en lo que escuchamos, que parece una radionovela… si nos dejamos llevar provoca una sensación de honestidad, de complicidad y de que el mundo puede ser algo mejor.

No es una película atractiva, cuesta encontrar tiempo para ella, pero resulta balsámica.
OsitoF
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