Mayo de 1940

Quiero llamar urgentemente la atención sobre esta película que pasó sin pena ni gloria por nuestros lares, para variar. Es el quinto largo de Christian Carion, un director proclive a la poesía de las imágenes a quien conviene prestar atención.
Un alemán antinazi y su hijo huyen de su país, acaban en Francia, cuyo idioma él domina, pero se separan sin querer cuando el ejército de Hitler invade la campiña y la gente huye en dirección al sur. Muchas peripecias seguirán a continuación. Esta conmovedora historia la cuenta Carion con un uso elegante de la cámara y un especial cariño para sus personajes, auténticos seres humanos de carne y hueso que nos hacen vibrar y emocionar a lo largo de su viaje: la maestrilla de pueblo, encarnada con enorme sensibilidad por la hermosa Alice Isaas, el oficial británico que ha perdido a todos sus hombres (brillante Matthew Rhys), el alcalde del pueblo y su amante (sensacional Mathilde Seigner), el entrañable Paul, incapaz de abandonar sus preciadas botellas de vino (chapeau para Olivier Gourmet)... Y de fondo, la bellísima banda sonora del viejo maestro, Ennio Morricone, que en el ocaso de su vida continúa componiendo temas que nos abren en canal y transmiten caudales de sensaciones.
Es una película de amor y guerra, de situaciones horribles y actos de individualismo heroico, que plasma el horror de los desplazados, tan dramáticamente de actualidad. Esto sucedió hace sólo unas cuantas décadas, en la pacífica Francia. Está volviendo a suceder muy cerca, pero claro, se trata de negros pobres, que no beben vino del bueno ni comen suculentos patés. Tal vez habría que repensarnos. De momento, asomaos a las imágenes de Mayo de 1940 y vivid el Cine, con mayúsculas.

Es una película con un tema interesante y aún actual (los desplazados internos de una guerra, en este caso unos franceses en la II guerra mundial), buena BSO aunque muy "Morricone", y fotografía muy bonita. Y se acabó. Sobreactuaciones terribles, situaciones inverosímiles, desarrollo de la historia que no engancha...
Me he aburrido bastante con esta película, sólo me he entretenido con sus bellas imágenes.

No puedo ver películas como esta, notable, sin pensar una vez más en la idiotez humana que lleva a las guerras. Y más en concreto en esos nazis que llevaban la crueldad en el adn.
No es un peliculón, pero está bien hecha, bien interpretada, con una música magnífica.
Y además nos informa de esa tragedia de refugiados, de la que poco se ha hablado nunca, de los muchos miles que murieron en las carreteras, acribillados cobardemente por la aviación nazi.
La historia transcurre en varios planos, todos interesantes.
El niño lo hace muy bien y la escena con el alemán moribundo le quita un poco de lo maniqueas que suelen ser estas películas. También los alemanes fueron víctimas de la soicopatía de Hitler.

Veo "Mayo de 1940", la película francesa que, dirigida y coescrita por Christian Carion, narra la historia de los 8 millones de personas que, tras la invasión de Francia por los alemanes en la II Guerra Mundial, intentaron huir de sus pueblos. Este modesto film, cuya trama se basa fundamentalmente en los recuerdos de la madre del director y en testimonios de los habitantes de la región de Nord-Pas-de-Calais, cuenta con una brillante banda sonora de Ennio Morricone, una luminosa fotografía de Pierre Cottereau, unas correctas escenas bélicas y una cuidada ambientación, si bien el realizador, al intentar elaborar una película que sea positiva y agradable de ver, ha sacrificado la tensión dramática, una mayor densidad en la construcción de los personajes y una plasmación más profunda de los buenos sentimientos. A pesar de ello, este film íntimo, emociona por su potencia humanista. De 5,7.

Drama confeccionado bajo el yugo de la guerra que se comparte a ratos. La cuidada ambientación y unos hechos que, aquí ficticios, tuvieron la desgracia de vivir familias enteras durante aquellos días de asedio alemán, no terminan de ser suficiente baluarte para empatizar con la situación y los personajes, salvo por algunas escenas puntuales en las que la tensión o la tragedia sí quedan patentes.
Muy logradas las escenas (pocas) con los aviones de la Luftwaffe nazi sobrevolando o bombardeando el campo y la ciudad. Espectaculares. De veras, que sí. No siendo éste el elemento sobre el que más énfasis se pone, resulta desconcertante ver cómo una película no enraizada en su parte bélica, las cosas resulten más meritorias desde ese frente que desde el que se supone hacia el que va enfocado la misma, el drama.
La labor de Christian Carion no termina de ir por dónde seguramente hubiera sido su interés. Abre dos asuntos paralelos para llenarnos de sensibilidad ante la tragedia, el éxodo masivo y más especialmente, la separación de padre e hijo, y con ninguno de los dos se consigue transmitir de manera firme y constante la dureza del trance, porque no hay en ningún momento la auténtica sensación de que nada malo vaya a pasar a quien nada malo le puede pasar. El riesgo es superfluo, sólo aparente y las posibles bajas que se queden en el camino prescindibles. Con un buen documental y una narración con voz en off se llega mucho más lejos al objetivo.