Her

Una maravilla. Deslumbrante e hipnótica. Dos horas de pasmo y disfrute.
Es el retrato preciso de un neurasténico. Sí, de esos que se pasan la vida ensimismados, mirándose el ombligo con arrobo. Sensibles a morir. Delicados hasta el delirio. Inseguros siempre. Inteligentes, educados y sutiles. De los que se emocionan por todo y tanto les cuesta hacer vida "normal". Los que se meten hacia dentro y se encogen como bolas de lana. Los tristes y solitarios.
Y a todo eso le sumas el avance tecnológico imparable que facilita el enclaustramiento y la autosuficiencia. Que posibilita que en un electrodoméstico cada vez más diminuto puedas tener todo a tu disposición, sí, hasta el afecto o el sexo.
Pero claro, nos pongamos como nos pongamos y le demos las vueltas que queramos, siempre hay los mismos problemas, o, más bien, el mismo problema. Hasta qué punto somos capaces de sufrir, olvidarnos de nosotros por un momento, ceder, aguantar, diluirnos..., con tal de no estar solos. Sea, egoísmo o generosidad. Aislamiento o compañía. Seguridad temerosa o caos doloroso. Esa es la lucha y el asunto nunca resuelto. Nos gustaría todo, a la vez y separado, depende. Y eso no es posible. Por lo tanto, cuestión irresoluble, eterna.
Otra cosa es la mirada de la película, dirigida a un tipo concreto de personas/personajes (¿álter ego del director, quizás?): los ¿"nerds"? Jóvenes (ya no tanto, se acercan a los cuarenta, o directamente los tienen) con buenos trabajos, artísticos a ser posible, con dinero, cultura y necesidad de amor; niños grandes que no se adaptan. Un poco pijos y cargantes, bastante mimados y solipsistas. Que hacen de sus sentimientos (hasta la más mínima fluctuación) cuestión de estado (hasta películas), que corren el peligro de desaparecer de tanto contemplar sus dolores y bellezas, sus minucias y bobadas. Que se ven a sí mismos con el éxtasis (casi místico) con el que los padres suelen ver a sus hijos recién nacidos, que por no ser padres acaban siendo hijos de sí mismos, sus propios bebés, en un desdoblamiento de personalidad un tanto enfermizo. Histeria sentimental e individualismo extremo.
Pero la película es una gozada. Todo está bien. Desde la fabulosa dirección a la increíble fotografía y la perfecta interpretación de Phoenix.
Una genialidad, por sincera y bella. Vemos el alma desnuda del autor. Con todo lo bueno (mucho) y lo malo (también).
Todos tenemos algo de eso, no tanto quizás, seguramente no. Pero tampoco su talento, gigantesco.
Buenísima.

Me quité de la cabeza el tópico de argumento amoroso con drama incluido cuando me dijeron que “Her” era una historia de ciencia-ficción. Desde luego, ya sólo esto era una grata sorpresa.

Estamos en 2025. Theodore Twombly (Joaquin Phoenix), vive una vida gris desde que se separó de su mujer. Aún se encuentra en trámites de divorcio de su amor de la infancia Catherine (Rooney Mara – “Pesadilla en Elm Street”, “Millenium”) y la rutina es lo único que le concede una estabilidad con la que soporta el vacío de su corazón. Trabaja escribiendo conmovedoras cartas de amor a gente que tiene dificultades de expresar sus sentimientos.

Viviendo de la rutina, dejándose mecer por lo que le resta de tiempo, sin disfrutar, lo único que llena su soledad son los entretenimientos digitales y avances tecnológicos con los que simular nuevas experiencias que rompan la burbuja de su vida. Hasta que, en un intento de romper su rutina, se encuentra un nuevo sistema operativo sacado al mercado; un innovador simulador de Inteligencia Artificial que evoluciona y aprende. Al instalarlo decide dotarlo de una identidad femenina la cual se pondrá por nombre Samantha (con la voz de Scarlett Johansson), a quién pronto veremos en “Capitán América: soldado de Invierno“.

Así, Theodore quedará sorprendido ante la capacidad de adaptación y aprendizaje psicológico que tiene Samantha. El lazo emocional que se forma entre ellos será increíblemente profundo e intenso para sorpresa de ambos, surgiendo un amor 2.0 casi irreal. Paralelamente, Amy, amiga de la infancia y vecina de Theodore (Amy Adams), le presentará a Amelia (Olivia Wilde – In Time, Alpha Dog) en una cita a ciegas. También destacar el personaje de Paul, interpretado por Chris Pratt.

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Fragmento extraído de www.generacionfriki.es

Un drama humano futurista, muy en la línea de los argumentos que apunta la recomendable serie británica BLACK MIRROR, sobre las implicaciones sociales, emocionales y morales de los avances tecnológicos y su absoluta involucración en el día a día de la raza humana.
En este caso, la ciencia-ficción sirve simplemente de escenario para plantear las implicaciones psicológicas de crear para los humanos un sistema operativo con deseos, conciencia y emociones propias. Algo que te puede acompañar allá donde estés y capaz de mantener una conversación profunda, con sus propias opiniones creadas. Cuando esto desencadena en una relación amorosa casi a distancia con un ser vivo, éste se debe enfrentar a los pros y los contras de establecer tales vínculos emotivos con, en el fondo, una computadora. De ahí que la cinta reflexione como tanto le gusta hacer a Spike Jonze sobre la soledad, la introspección, el compromiso, la introversión, la búsqueda de la felicidad de la forma más fácil, etc.
En su desarrollo se asemeja mucho a un melodrama romántico al uso, muy original por la propuesta de partida, claro está. En su desenlace se le da un tratamiento que no por pasmosamente lógico (habida cuenta de lo que se está tratando es una relación hombre-máquina) no deja de ser ocurrente y enriquecedor.
La pega que se le puede poner a la película es que no es apta para todos los paladares, ya que peca de un ritmo lento o excesivamente pausado. Si durara media hora menos, ganaría muchos puntos.

La trama nos lleva a un futuro cercano, donde un escritor de cartas (tenéis que ver la peli para entender la profesión) que vive sólo tras su separación decide comprarse una inteligencia artificial como nuevo soporte para su pc.

Poco a poco, a medida que van hablando y la IA va aprendiendo se entabla una relación entre ambos que no puede describirse como menos que amorosa.

No diré mucho más sobre la trama de la película, simplemente que sepáis que asistiréis a la evolución de dicha relación a la par que veréis cómo el lanzamiento de las IA va alterando el comportamiento del resto de personas de su alrededor.

Un planteamiento de ciencia ficción que va andando en el filo entre dicho género y el drama romántico, sin decantarse demasiado por ninguno de los dos y dando como resultado un híbrido mucho más que interesante.

Formalmente la película es muy correcta, con una buena imaginería de ese futuro cercano, un buen ritmo y una música que aunque no destaque acompaña bastante bien al metraje.

Lo que sí destaca sobremanera es la interpretación de Joaquim Phoenix, no en vano se pasa casi toda la película hablando sólo (la IA no tiene representación física), una actividad que lejos de parecernos extraña se me antoja totalmente entendible y natural cuando éste buen hombre la representa en pantalla. Papelón.

Dejando a un lado las implicaciones y reflexiones que el planteamiento de la película nos puede llevar a hacer (interesantes, sin ningún tipo de duda) tenemos una películas de unas dos horas en las que casi todo el rato tenemos a un solo actor en pantalla, y se pasa rápida: algo bueno debe tener.

Personalmente me ha parecido una muy buena película que os gustará a poco que os guste cualquiera de los dos géneros que toca. Imprescindible? No. Altamente recomendable.

Vencí mis demonios, al menos unos de ellos, seguro tan patético como los otros: El ir al cine solo, sí, jamás lo había hecho, hay cosas que me es imposible hacerlo solo, el cine era uno de ellos, pero la película Her se me antojó que era necesaria verla así, desolado como está el personaje principal, tal vez tratarlo de entederlo desde la misma soledad que me corroe.

Así que hice mi colita, compré mi entrada, uno chocolatitos y me arrellané dispuesto a desolarme, sí un treinton como yo, sin pareja viendo una película romántica de un tipo cuarentón que se enamora de un software, todos al mi alrededor iban acompañados (o yo me empecino a verlos así) y yo me senté delante y disfruté la película comiendo una a una las pastillas de chocolate sin despejar la mirada del ecran, al salir la tranquilidad de haber superado un estúpido miedo me hizo conocer o construir más (un peldaño tal vez) la libertad, pero dudo mucho que pronto lo vuelva a hacer.

La película es magnífica, no he visto las demás del Oscar, excepto Gravedad, pero Her se llevó todo mi entusiasmo, mi credulidad a su disposición y si bien pequé de leer críticas antes, sin embargo ella (Ella) me dejó extasiado, a un salto de la cima, seguro, es cierto, el desarrollo de la relación es el de toda relación y ese cliché es peligrosísimo, pues por ordinario puede caer en lo mediocre, pero no; Spike Jonze que ya nos fascinó con Quieres ser Jhon Malcovich y Donde Viven los Monstruos, en esta cinta se luce diseccionando una sociedad que paradójicamente ha logrado comunicaciones más instantáneas y transportes más rápidos pero que sin embargo desola más a los hombres, el mismo trabajo de Theodore es de esos, muchos se bastan con las comunicaciones informáticas sin siquiera proponerse ver al otro, las escenas varias donde las personas alrededor se comunican por celular son dramáticamente actuales, es común denunciar que los niños se reunen y se comunican por su laptop pese a estar uno al lado del otro, pues eso hay aca, esa caca inmediata de saber algo y luego esfumarse porque los modales no nos permitirían alejarnos de nuestro interlocutor así, mas en la vía informática se puede pretextar que se fue la conexión y sin fin de falacias; de eso hay en esta película y me recordó sobremanera la escena de Shame donde el protagonista no puede mantener una relación sexual porque se siente involucrado personalmente, y bien, en este caso sucede similar, y es que el tipo intenta dos veces relacionarse pero tampoco lo culmina pues algo le impide desprenderse, en este caso es una ruptura amorosa, pretexto rosa, pero efectivo.

Todo ello nos dice que algo más pasa, que este tipo no solo va al software como algo alternativo a su relación con el mundo, no, ese software se presenta como su única salida y se aferrará a Ella porque no cree en los hombres, porque desconfía aun de sí, pero, en esto la película acierta sobremanera, nos hace patente y evidente que ello no es solo problema del protagonista sino de todos alrededor, ahí está como contrapeso Amy Adams (tan bella aun sin maquillaje) que también sufre cuando el software es desconectado y sienten desolación y recién reaccionan que hay personas alrededor suyo.

Por otra parte, además de esta denuncia deshumanizante que el protagonista cuestiona muy tímidamente y más bien se construye por lo que pasa a su alrededor, está el plano mas evidente: El amor, qué es, acaso es necesario un cuerpo, de eso Samantha lo sabe y Theodore de alguna manera lo siente, cómo se construye una relación, la conversación con su ex esposa es magnífica, es cruel pero cierta, pero es posible relacionarse mutuamente con un ordenador, los niveles afectivos y cognoscitivos pueden ser igualados, es posible crear vida como es la nuestra, somos reproducibles informáticamente por nosostros mismos de manera planificada acaso, o es una fantasía que nos hunde más en el fango, justamente en eso reside su lado mas novedoso pero no por eso magnífico, de ahí que su guión haya ganado el Oscar por ello.