Langosta

Es una buena película para personas amantes de un cine "diferente". Es una película que muestra una arbitrariedad marcada desde el principio, con escenas que te ponen en alerta a lo largo de todo el film, sin saber por donde va a parecer el giro de la trama. Muestra una utopía amplia sin necesidad de enseñar el mundo que lo rodea, centrándose únicamente en escenarios concretos y repetidos. En definitiva podría decir que es una película que te hace mirar este campo artístico de una manera distinta y comprender las infinitas posibilidades que abarca su elaboración.

Impulsada por una idea increíblemente original, "Langosta" se vuelve tediosa y pierde fuelle por el camino al carecer de mayor atractivo que el punto de partida, solo recomendada para un público dedicado.

'Langosta' es ese gran ejemplo esporádico de cómo de una genialidad se consigue hacer algo parcialmente aburrido, con puntuales momentos para hacer efectiva esa genialidad a través del humor. Su fundamento en un mundo distópico hace equilibrios dentro de la locura surrealista. La ironía funciona pero solo a veces consigue hacer que salte la chispa. La sobriedad de las actuaciones va en consonancia con la del lugar, una especie de balneario del delirio; algo que sirve como punto de proyección de la manipulación de la persona para conseguir la supuesta perfección del individuo. Los arquetipos de la felicidad van enfocados hacia la vida en pareja, con tutor espiritual y cuenta atrás para que se consiga el deseado cambio para mejor. Traducido, un perro de presa y un reloj que marca el irremediable tictac para el teórico punto de no retorno.

Con su fino sentido del humor (negro) demanda el miedo a la soledad y amplifica una de las esencias de la sociedad, al tratar a la pareja como uno de los pilares en que se fundamenta la misma, eso sí, todo expuesto bajo el prisma del autómata controlado, artificial y sin sentimientos, dispuesto exclusivamente para cumplir los objetivos dictados de quienes mandan. El culmen de su absurdo lo tiene presente con su misticismo y su forma de reencarnación a elegir. Lo que no sabemos es si cuenta con ello como castigo o como medio para alcanzar la perfección no lograda en esta vida.
Es siniestra a la par que sarcástica. Una obra de innegable originalidad repleta de detalles sobre el existencialismo, que no por eso llega a convertirse en todo lo ácida y divertida que podría y debería.

La premisa es tan buena, los actores están tan bien elegidos, la estética es tan sumamente maravillosa... qué pena. Lo que podría haber sido una verdadera y contundente crítica social entremezclada con comedia (de muchos matices) se convierte en una primera mitad fresca y atrayente por lo ya alabado anteriormente y en otra media de enorme hastío.
Expone conceptos realmente interesantes, metáforas de buena calidad, pero se queda en un quiero y no puedo. La crítica se queda coja y el ritmo también.
Una verdadera, verdadera lástima.

Película extremadamente original, que parte de una premisa interesante para ir desarrollando a partir de ahí una historia prácticamente surrealista. Me atrapa algo más la primera mitad que la segunda, cuando el mundo que se nos presenta ya ha perdido algo de capacidad de sorpresa, y cuando la experiencia va divagando por unos derroteros distintos a los que planteaba inicialmente.

Las actuaciones son sobrias, con un toque apático y triste muy en la línea del universo que se nos plantea, destacando Colin Farrell en el papel principal. Son esas actuaciones, unidas a las conversaciones, las que mantienen un moderado interés por una propuesta cargada de humor negro, que llega a ser irregular, pero que también es realmente interesante para los que busquen una experiencia diferente con toques surrealistas.