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También la lluvia

Drama Cochabamba, Bolivia. Año 2000. Sebastián (Gael García Bernal) y Costa (Luis Tosar) se han propuesto hacer una película sobre Cristóbal Colón y el descubrimiento de América. Mientras que Sebastián, el director, pretende desmitificar al personaje presentándolo como un hombre ambicioso y sin escrúpulos; a Costa, el productor, sólo le importa ajustar la película al modesto presupuesto del que disponen; precisamente por eso elige Bolivia, ... [+]
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Críticas 151
Críticas ordenadas por utilidad
6 de febrero de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran película que conjuga una mensaje de profundo calado con una puesta en escena de una cineasta muy cuajada.

No llega al 10 por algunos detalles absolutamente subjetivos: no me gusta el recurso a los niños para crear emociones, creo que es demasiado fácil; la escena del perdón de Costa a Daniel está insuficientemente resuelta y las interpretaciones, excepto Tosar y Elejalde, que están soberbios, son discretas, aunque Aduviri se sale en la escena final, no creo que se pueda hacer mejor.
juancarlospj
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12 de junio de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bolivia parece el lugar ideal para grabar una película sobre la llegada de Cristobal Colón al nuevo continente. Las ventajas son sus hermosas localizaciones, la presencia de población indígena y, sobre todo, la posibilidad de contratar mano de obra barata, casi regalada. Filmar con cientos de extras reales es algo muy atractivo, por lo que el equipo técnico irrumpe en la selva para iniciar el rodaje. Pero los habitantes de Cochabamba están más preocupados por su propio futuro, llevando a cabo una lucha social para evitar que los más poderosos restrinjan el acceso al bien más preciado: el agua.

El equipo dirigido por Icíar Bollaín aborda la Guerra del Agua de Bolivia de una manera original, desenfocando la atención del conflicto para situarla en algo que es prioritario bajo el punto de vista occidental: el trabajo. Precisamente, el problema de la privatización del agua empieza a ser importante solo cuando afecta a los intereses laborales. El tema elegido para la película que están produciendo tampoco es casual, ya que evidencia las semejanzas entre los abusos realizados por los primeros españoles en América y los de la población acomodada sobre las clases sociales más bajas. Frente a la enorme desigualdad económica de Suramérica, el papel de occidente queda reflejado como el de mero espectador que, de vez en cuando, debe mirar hacia otro lado.

La fotografía de «También la lluvia» está cuidadosamente mimada plano a plano, tanto en la iluminación como en el encuadre. Se ha captado una belleza que no está solamente en la vegetación de la selva, sino en las miradas y gestos de un espléndido grupo de actores y actrices. Aunque ya conocíamos las dotes interpretativas de Luis Tosar, su trabajo sigue siendo sorprendente. Con la velocidad a la que está creciendo como actor, cabe preguntarse cuánto tiempo pasará hasta que dé el salto (hacia adelante o hacia atrás) a la industria estadounidense. Por otro lado, Gael García Bernal únicamente aporta unos ojos vacíos y perdidos, dándole un cierto trasfondo a su personaje.

Aunque se aleje del cine comercial, «También la lluvia» es un film español que merece la pena ver. La coproducción con México y Francia parece haber beneficiado al resultado final. Es un buen ejemplo de cómo el cine bien hecho no tiene por qué recurrir siempre a lo mismo, aunque sin renunciar al entretenimiento. De nada serviría ofrecer alternativas que terminasen aburriendo al público, que es quien hace posible que cada proyección siga teniendo sentido.
Koonery
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11 de septiembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por el magnífico guión de Paul Laverty.
Porque refleja con fuerza uno de los muchos estragos del impacto del neoliberalismo en latinoamérica.
Porque las interpretaciones son más que creíbles - especialmente Erejalde -.
Porque la dirección es magnífica y reafirma la consolidación de Icíar Bollaín, una suerte de "ken Loach" española.
Porque "se moja el culo", porque se arriesgado y consigue con creces lo que se propone, porque sí, porque este filme es brutal, y punto pelota.
Mihlius
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29 de septiembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iciar Bollaín, tan tentada siempre por el cine de corte social tanto como directora (Hay motivo, Te doy mis ojos) como cuando actúa (La balsa de piedra), nos presentaba en esta ocasión una historia complicada en el contenido y en el continente.

Esa Guerra del agua que marca la película sirve como contexto histórico para contarnos los problemas de un rodaje español en tierras bolivianas y las tribulaciones del equipo, incapaces de mantenerse al margen de la revuelta social que está a punto de estallar. Problemas que afecta a cada uno de una manera diferente y que sirve para comprobar que guión y dirección no están acertados a la hora de plantear el desarrollo.

Según se va desarrollando la película, los protagonistas -Tosar aceptable, Bernal muy flojo- entienden que deben buscar su propia identidad y ven encontradas sus posiciones, algo totalmente ilógico en la vida real teniendo en cuenta el negocio por el que están allí. Lo que para uno es lo más importante, para el otro empieza a ser secundario.

El problema es que poco a poco todo nos va pareciendo demasiado secundario, y las historias que al comienzo tenían interés, ahora lo han perdido y a Bollaín lo único que le interesa es explotar la vía lacrimógena apostando mucho más por una historia personal que por una global.

La película fue elegida para representarnos en la Gala de los Oscar por la Academia, pero a pesar de tener muchas nominaciones (13 en total) solo consiguió 3 premios, lo cual deja en evidencia que nunca congenió del todo con la crítica ni con el público.

Aunque el guion parte de una premisa más que interesante, requiere demasiadas casualidades para avanzar (sobre todo en la parte final en la que Tosar logra adentrarse en territorio comanche son su vehículo) , lo que se agrava con la mecánica realización de Bollaín, que no saca partido al juego de realidades, facturando un producto incluso excesivamente correcto en la elaboración pero sumamente académico.
Moody
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4 de mayo de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film dirigido por Iciar Bollaín y con guión de Paul Laverty (habitual de Ken Loach). Estando Laverty por el medio ya nos podemos imaginar que la historia tiene un fuerte contenido social.
La trama gira alrededor de un rodaje que se realiza en tierras bolivianas, sobre la llegada de Colón al Nuevo Mundo. Entre el equipo de rodaje encontramos a su realizador, (Gael Garcia Bernal), su productor (Luís Tosar), y entre el equipo de rodaje reconocemos a Karra Elejalde y a Raúl Arévalo entro otros. El componente social lo aporta la situación de un país que no tiene salida al mar, cuyos habitantes, de mayoría indígena, se rebelan contra las autoridades por unos impuestos sobre el uso del agua.
Claramente, el tándem Bollaín/Laverty enfocan el film en una doble vertiente. Por un lado el pasado, es decir, la situación de los indígenas en el momento en que llegaron los conquistadores y subyugaron a toda la población para conseguir oro y otros metales preciosos. Por el otro el presente, la situación actual que pasados 500 años no parece cambiar demasiado. Sobre todo para la población indígena. El paralelismo es tan acertado como poco original y es que el film parece un remedo de situaciones más o menos comunes que busca soltar el mensaje de denuncia social a la mínima oportunidad.
Para conseguir esto, los personajes son claramente clichés (el realizador con conciencia social, el productor que sólo piensa en el dinero, actores que sólo se mueven por intereses personales...etc). Por mucho que dichos papeles se acaben intercambiando entre sus personajes, el film no deja de ser previsible. Ni tampoco que se pueda considerar que su historia está vacía por dentro. El principal problema es que, pese a que las interpretaciones no se pueden considerar malas, el film no transmite nada, no conecta con el espectador. Pese a lo valorable de una propuesta que principalmente busca despertar conciencias, la verdad es que el discurso social está lleno de tópicos, sin aportar ninguna visión nueva a una realidad que todos conocemos y sobre la que tendemos a apartar la mirada cuando nos la muestran en la pequeña pantalla. Por otro lado, además de desaprovechar los papeles de secundarios como Karra Elejalde o Raúl Arévalo, que hubieran dado mucha más cancha, el film muestra una evolución en sus personajes principales que se nos antoja poco creíble. Se nota que muchas explicaciones quedan elididas, y lo que es peor, que el mensaje apenas pasa de la superficie.
En estas circunstancias, cuesta hablar bien de un film lleno de tópicos para lo que cuenta y poco trabajado en lo que se refiere a su discurso, que resulta demasiado simplista. Y lo que es peor, con unas situaciones que, al carecer de cierta profundidad el espectador no se las acaba de creer. Las cosas son mucho más complicadas de lo que nos quieren hacer creer.
manulynk
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