También la lluvia

La película resulta fría, falta de ritmo, buena intención se le nota de fondo pero no resulta.

Unos españoles egocéntricos que suelen hacer cine viajan a un país sudamericano a rodar una "superproducción" (para España esto es una superproducción), y resulta que en medio del rodaje les pilla una polémica sobre el agua en ese país: manifestaciones, palos a mansalva y lo único que parece preocuparles es hacer una película (esto es criticar la industria mires como lo mires).
Por supuesto como esto es una obra ficticia, cambian ligeramente de actitud y parece que les empieza a importar un poco más lo que pasa alrededor suyo.

Me gusta el cine español, pero con esta casi me duermo. Tuvieron suerte que no tenía nada mejor que hacer...

Vaya por delante que no soy muy deboto de Bollaín y su sensibilidad. Algunas de sus películas me han gustado mucho y otras, simplemente me parecen un tostón influmable...
Pero creo que la presente es un BUENA PELÍCULA. No puedo definirla de otra manera. Cine social, real y sin caer en tópicos que en ocasiones, hacen que este tipo de cine, caiga en una pedantería e hipocresía inaguantable. Bien ambientada, no se casa con nadie, pero tampoco propone buenos y malos, sino diferentes puntos de vista y motivaciones; lo cual me parece de agradecer.
Me parece muy destacable además desde el punto de vista de las interpretaciones.
Te animo a que vayas al cine y te rasques el bolsillo porque esta película lo merece; y hoy eso, no es poco decir.

Eso le dice el indio a Sebastián en una de las escenas y creo que podría ser el tema principal de la historia. Cine dentro del cine. Un equipo de filmación se dispone a rodar una película sobre la Conquista en Bolivia. La historia de indios y descubridores, plagada de abusos de poder, discurre paralela a la pura realidad de la calle. El director es un idealista obsesionado con poner de relieve la crueldad de los conquistadores; el productor en cambio sólo está preocupado por estirar el presupuesto y evitar problemas. Pero los acontecimientos irán poniendo a cada uno en su sitio. Película de carga socipolítica y factura pedagógica, cada personaje es en sí un arquetipo: hay cínicos totales, idealistas bienintencionados, justicieros cobardicas y (fuera de la burbuja) personas que erriesgan la vida por conseguir derechos elementales. Hace pensar, lo cual ya es un gran mérito. Como ocurre siempre en el cine de Iciar Bollaín, consigue hacernos ver desde otra perspectiva problemas cotidianos. Lo hizo ya con "Flores de otro mundo" y "Te doy mis ojos" y lo hace ahora con el tema de la injusticia y nuestra postura ante ella.

Cuando un guión como el de Paul Laverty es dirigido por una directora como Icíar, el resultado es algo más que la suma de las partes.
Lo mejor del guión no es lo evidente, que es muy bueno, sino lo que queda en segundo plano: la humanidad de los personajes, sus giros, su dudas... con las cuales se hilvana una segunda historia que da más fuerza, si cabe, a la primera. No sólo a los conservadores, sino a los progresistas de salón y chanel número 5 les ha hecho temblar el suelo que pisan. Y eso es ya todo un logro para los tiempos que corren.

El rodaje de una película se convierte en secundario cuando la vida de las personas está en medio. Empieza sin mucha expectación pero a medida que va pasando el metraje te va enganchando y sientes formar parte de la trama, ahí está el exito de esta cinta, rodada con la intención de hacernos ver lo importante de la vida. Un Luis Tosar esplendido como siempre, un buen reparto y sobre todo las ganas de luchar que hay que tener en la vida.