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El león en invierno (TV)

Drama Año 1183. A l final de su vida, Enrique II de Inglaterra (Patrick Stewart) está rodeado de parientes hipócritas y ambiciosos que sólo buscan obtener beneficios personales y políticos a su costa. Llegada la Navidad, el rey decide anunciar cuál de sus tres hijos será el heredero del trono e invita a su esposa, Leonor de Aquitania (Glenn Close), a las celebraciones que tendrán lugar en Chinon, en Francia. Leonor, que vive recluida en un ... [+]
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
11 de febrero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
21/21(30/01/16) El moscovita Andrei Konchalovsky realizó una interesante versión para la televisión estadounidense de la aclamada obra teatral de 1966 del dramaturgo James Goldman, ya llevada al cine con gran éxito en 1968 con Anthony Asquith en la dirección y con las fascinantes interpretaciones en los roles protagonistas de Katherine Hepburn y Peter O’Toole, y este es uno de los grandes hándicaps de este telefilm, las comparaciones, con las que pierde en todos los duelos, aunque Glen close y Patrick Stewart dan un notable rendimiento. Con lo que cabría preguntarse si aporta algo a la cinta primigenia, y las respuesta es que sus recursos nuevos son meros artificios sin fuerza alguna. Una historia sobre el poder, sobre las luchas por alcanzarlo, sobre la ambición, sobre las conspiraciones, sobre la infidelidad, sobre los celos, sobre el odio, sobre el paso inexorable del tiempo, sobre la rivalidad entre hermanos, sobre el amor curtido, ello en el marco de una reunión familiar de Navidad, que para hacerla más áspera los invitados son una disfuncional familia de la realeza. Desarrollado con afilados y punzantes diálogos, avanzando por situaciones un tanto desequilibradas, algunas de calado emocional, otras algo pasadas de vueltas.

La acción principal se desarrolla en el castillo de Chinon en 1183, el Rey de Inglaterra Henry II (Patrick Stewart) celebra la Navidad, durante la cual tiene pensado decidir quién de sus tres hijos, el impetuoso y guerrero Richard (Andrew Howard ), un torpe y de mentalidad infantil, Juan (Rafe Spall), y el sibilino Geoffrey (John Light). Allí también está invitada la esposa de Henry. Leonor de Aquitania (Glen Close), que lleva 10 años encerrada en el castillo de Salisbury por orden del esposo, ambos tienen a su preferido para heredar la corona, el enfrentamiento está servido. Asimismo asiste al castillo el joven Rey de Francia Felipe (Jonathan Rhys-Meyers), para resolver con que hijo de Henry debe casarse su hermana Alais (Julia Vysotsky), de este casamiento depende un territorio galo, Vexin, Alais ahora es amante del rey de Inglaterra.

Al igual que en el film de 1968 esta nueva versión es guionizada por el propio autor James Goldman, aquí hay una sabrosa salsa en unos ententes y tour de forcé actorales de los que saltan chispas, por supuesto el más brillante de los que se producen es el de Eleonor con Henry, una titánica “batalla”, en la que cada contendiente utiliza las mejores de sus armas dialécticas, saben de las debilidades el uno del otro y las utilizan para pincharse de modo mordaz y caustico, dejando entrever entre su contienda el afecto que subyace tras esta capa de amargura, ellos son el alma del relato. La narración discurre entre un tono adusto, seco, con constantes luchas familiares, alianzas de conveniencia que se rompen y traicionan, en una constante especie de montaña rusa en la que se entrecruzan pasiones, ilusiones, ambiciones, territorios, y mucha ironía.

La cinta con respecto a la de 1968 nos da un prólogo en el que vemos el motivo por el que Eleonor está presa de su esposo Henry, y es que vemos como Eleonor con sus hijos Geoffrey y Arthur, en 1173 batallan contra Henry, tramo que pretende aportar y lo que es mostrar las carencias presupuestarias en una recreación bastante pobre. Está un tramo caótico en el castillo de Chinon, hasta que aparece Eleonor que el foco se centra en la pareja protagonista. El resto se atiene más o menos al film de de Asquith, incluso con el momento crudo en que el Rey Henry rompe el hielo en el cuenco de agua. Al igual que la original se me hace el metraje excesivo para lo que cuenta, podrían hacerse eliminado tramos que poco suman e incluso abunda en la redundancia. Los personajes de Eleonor y Henry se mueven a base de un sube y baja de emociones un tanto incoherente, más pronto están arriba que están abajo, cayendo en el carácter bipolar, esto repercute en falta de solidez en su personalidad, de una crisis al momento surge el sarcasmo, de ahí a la histeria y vuelta a sonreír, esto provoca sensación de banalidad y confusión.

Glen Close tiene el problema de la losa de la comparación Katherine Hepburn, y es que además Close realiza una portentosa actuación, sí, pero copiando casi plano por plano, y gesto por gesto a la Hepburn, veo su lenguaje gestual y estoy viendo a Katherine, sus ademanes cuando llega en la barca y cuando se va, una gran imitación, pero imitación, Close dota de carisma a su rol, dejando traslucir grietas de fragilidad, pero plagiando la Hepburn. Patrick Stewart si dota de originalidad a su Henry, le da personalidad propia, le da genio, vitalidad, energía, nervio, una notable actuación que desborda simpatía y brío, aunque siempre con el yugo apretando de la sombra alargada de Peter O’Toole. Y entre Close y Stewart hay una buena química, es lo mejor del telefilm, sus momentos juntos, sus vaivenes emocionales. El resto del elenco cumple, resaltando a Jonanthan Rhys-Meyers como el Rey Felipe aporta una extraña mezcla de figura débil con fuerte carácter, buenos sus momentos sibilinos. Julia Vysotsky es una turbadora belleza que simplemente está correcta. Andrew Howard como Richard está algo pasado de vueltas. Rafe Spall como John queda bien como el patoso y tarugo aspirante a la corona, el preferido de su padre, aunque poco creíble que un Rey dese para su pueblo que lo gobierne un lerdo que solo puede ser o mangoneado por los demás o llevar a la anarquía a Inglaterra. John Light cumple como el manipulador Geoffrey, conspirando con unos y otros.

Dos frases del rey Henry II: <Somos asesinos, engendramos la guerra, la portamos dentro como la misma sífilis. Somos cadáveres que pudren los campos, porque aunque viejos, estamos podridos; <Dios, pero me encanta ser rey!>.

(sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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31 de julio de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impresionante película que he descubierto creyendo que iba a ver su versión anterior, la de 1968, la protagonizada por Peter O'toole y Katherine Hepburn. Esa es la que yo pensaba que había conseguido y cuando le dí al play y apareció en pantalla la bella y gélida Glenn Close, una de mis debilidades, de la que desconocía que se hubiera puesto alguna vez en la piel de la reina Leonor de Aquitania, me dije que quizás no era lo que yo esperaba ver pero que, sin duda, si estaba esta maravillosa actriz aquí algo bueno tendría que esperarme y así fue, ni más ni menos. Esta versión producida en parte por el protagonista de la misma, el británico y elegante Patrick Stewart, se hizo para la televisión y llegó a ganar un Emmy al mejor vestuario, el cual creo que es merecido, y le valió a la rubia actriz un Globo de Oro más que acertado por su retrato escalofriante de esa reina despiadada que sólo buscaba poder por encima de la vida de sus hijos y de su marido. Stewart está perfecto, su físico, su porte elegante, su mirada, un actor al que a partir de este momento respeto y sigo, más allá de su prolongado papel en la serie "Star Trek". Tiene una presencia en pantalla inmejorable. Junto a él mi admirada Glenn. Dicen las malas lenguas que la actriz imitaba aquí en todo momento a su antecesora en el papel, la gran Katherine Hepburn, pero, sinceramente, ¿creéis que una actriz de la calidad de Close necesita imitar a nadie? Ella es una leona en pantalla. Desde luego, tengo que ver esa "León en invierno" de la Hepburn, ya se me ha inyectado el veneno y nno puedo escapar de él, pero Glenn Close está sublime. El desconocido actor galés Andrew Howard está magnífico como Ricardo Corazón de León, John LIght (ex marido de la actriz Neve Campbell) está perfecto como el sibilino Geoffrey y un joven Rafe Spall hace lo propio con su desagradable personaje de Juan sin Tierra. Un ambiguo Jonathan Rys-Meyers, guapo y perfecto para tal ambigüedad de su personaje, el rey de Francia y la bella y delicada Yuliya Vysotskaya hace correctamente de su hermana y amante del rey, de Patrick Stewart. Todos son auténticas hienas unos con otros, asesinos, cadáveres podridos que llenan con su hedor a putrefacción todo lo que tocan y por donde pasan. Increíble y recomendable versión.
Un saludo,
Tess
TESS
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12 de mayo de 2021
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Película basada en la salida de Eleanor de Aquitania durante la Navidad de 1183 de su reclusión para estar con su familia con permiso de su marido, el rey Enrique según el texto teatral de James Goldman.

Que Leonor de Aquitania sea probablemente la mujer más hermosa de la historia, nadie tiene ninguna duda.
De su riqueza, su cultura, su fuerte personalidad, su fuerza y poder tampoco. Ni de la influencia y el atractivo que ejerce su figura incluso hasta nuestros días, dándonos la impresión de una mujer muy adelantada a su tiempo, quien a pesar de todas sus penalidades llegó a una edad más que avanzada.

En esta ocasión Leonor viene interpretada por Glenn Close, de forma magistral. No más que la de Katherine Hepburn...aunque en este caso es de esos en los que no me siento feliz comparando las interpretaciones. Son dos Leonor de Aquitania muy parecidas, pero sus interacciones con el rey cambian.
Si bien Peter O´Toole tenía una atracción magnética y sexual con Hepburn que hace a la película de 10, no ocurre así con Patrick Stewart.

Patrick Stewart mantiene una relación demasiado plana con Close, esa es la gran tara que me impide ponerle un 9 o 10, porque realmente merecería la pena.

La relación entre Enrique II y Leonor fue una relación de fuertes pasiones, llena de fuego, tanto en el amor, como en el odio y la política, y en este remake eso es mejorable.
Su enfrentamiento por quien de sus hijos sucederá a su padre en el trono de Inglaterra y sus juegos para ello es la quintaesencia de la obra de Goldman.


Así fue concebido por Anthony Harvey en el 68 y por Konchalovsky en este remake, funcionen como funcionen los actores o transmitan como lo transmitan, es una sensación independiente.

Además hay que hacer alusión a que en esta versión hay actores que funcionan de sobresaliente y otros que contrastan por su flojo trabajo, su falta de conexión con los personajes.

Actores como Jonathan Rhys Meyers quien encarna al rey de Francia o Yuliya Vysotskaya quien hace de Alais, la amante de un viejuno Enrique dejan mucho que desear, pareciera que se aprendieron sus líneas recién se vestían en el plató antes de rodar y las decían sin más, como loros.

Rafe Spall transmite muy bien la ineptitud que se deriva históricamente del personaje de Juan Sin Tierra, pero no así Andrew Howard está a la altura del más majestuoso rey que hubo en Inglaterra, Ricardo Corazón de León, el hijo deseado, el líder de la conquista de Chipre en Tierra Santa durante la Tercera Cruzada, habiéndole jurado fidelidad todos los reyes de Europa, subordinados a su cetro en la guerra.

Howard carece de todos los elementos que Ricardo posee: belleza, fuerza, carácter, o no al menos como el de la versión clásica.

En resumen, es un dramón medieval de sobresaliente que no se le puede poner porque pierde tres puntos con algunos de sus actores más mediocres.

Tiene una reconstrucción maravillosa, y un vestuario muy elaborado con ausencia de complicaciones ornamentales, o de colores chillones, todo es sobrio, elegante y muy trazado.
Escenarios, fotografía, complementos de las estancias por dentro y fuera. La atmósfera medieval es una de las más difíciles de conseguir.

La frustración, el amor, el dolor y la lucha por el poder están por Close excepcionalmente representados, pues se come la pantalla a cada instante.

Una gran mujer interpretando a otra. Realmente la historia es impresionante.
barbara12
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3 de octubre de 2016
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1968 Anthony Harvey dirigió a Katharine Hepburn y a Peter O'Toole en la primera versión de esta formidable historia; así que no sorprende que años después se realizara una versión televisiva debido a la gran calidad de su trama y del enorme éxito que obtuvo.
En esta ocasión la historia sigue siendo igual de buena; pero es verdad que no brilla con el mismo toque mágico que tuvo el anterior director. Aun así, hay que reconocer que la trama funciona y engancha. Al principio le cuesta arrancar un poco, pero conforme van sucediéndose los hechos uno conecta fácilmente y se inmiscuye en esa trama en la que el rey de Inglaterra debe decidir cual de sus tres hijos será el próximo rey; mientras intenta mantener el equilibro entre su mujer y su amante. Decisiones de gran importancia que suceden durante unos días de Navidad en el que el futuro del país está en juego.
La historia es muy buena, y el film debe ser muy malo para que no funcione. Aquí aunque sea una versión televisiva, sigue siendo efectiva toda la trama. Uno se adentra en esas intrigas palaciegas en el que todos quieren llevarse el mejor trozo del pastel. Un pastel que se va desmigando poco a poco mientras todos les van dando bocados cada vez más grandes y profundos.
Actoralmente la película está muy bien. El gran peso de los protagonistas se lo quedan unos muy brillantes actores que realizan un trabajo impresionante. Por un lado la fantástica Glenn Close es la que da vida a esa reina que se encuentra encerrada por su marido, ya que ha intentado quitarle su reino en varias ocasiones. A ella se le han concedido unos días libres para pasar las fiestas con su familia; y será la ocasión perfecta para intentar recuperar todos sus derechos. Su personaje es fantástico y su actuación más.
Junto a ella el gran Patrick Stewart; que deja de lado sus famosas sagas "X-Men" y "Star Trek" para dar vida a ese rey inglés que tiene pavor a la futura muerte que cada vez está más cerca, y no sabe a cual de sus tres despiadados hijos dejar su reino. Su trabajo también es increíble, y se compagina perfectamente con su compañera Glenn Close. Ambos tienen una escena juntos de unos 10 minutos de duración que es toda una experiencia y un lujo. Los dos dan una auténtica lección de interpretación.
En fin, "El león en invierno" es una versión interesante del gran clásico. Su historia es muy buena porque está muy buen desarrollada, pero hay que reconocer que no brilla tanto como se le espera. Existe algo que no consigue alzar la trama a esa altura que se merece y eso hace que uno se quede con un poco de mal sabor de boca. Aun así, muy interesante de ver gracias a su fantástica historia y a unas brillantes interpretaciones; entre las que se incluyen una del gran Jonathan Rhys-Meyers.
icaro_81
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