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Shotgun Stories

Drama. Thriller Son Hayes nunca habla de las cicatrices de su espalda. Sus hermanos, Boy y Kid, tampoco. Su pasado, como esas marcas de bala, nunca ha dejado de acecharle. Especialmente en el caso de su padre, un hombre violento y borracho que no se molestó ni en poner nombre a sus hijos. Criados por una madre detestable, los tres hermanos crecen educados en el odio hacia los nuevos hijos de su progenitor. Cuando éste fallece, el conflicto es ... [+]
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
5 de marzo de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No todo es desesperanza en yankilandia. Aun existen directores que ven oro en contar historias con entereza y honestidad. Directores que se saben norteamericanos y obran en consecuencia, mostrándonos su mundo, de forma profunda a veces y de manera menos atinada en otras, pero sinceras y echando mano a utensilios cinematográficos de buena calidad. Tal es el respeto por el espectador que uno luego de observar la obra renueva sus esperanzas. Afortunadamente es el caso de Jeff Nichols y del plantel de actores que se presentan aquí, dándole un podio especial al señor Michael Shannon. Por supuesto, la historia es de familias enfrentadas, de duelos y rencores, abusos y perdones, violencia y venganza. Todo bajo un paisaje bucólico y melancólico afines.
cinéfilocrispado
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4 de octubre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
146/21(29/09/14) Ópera prima de un director y guionista americano que apunta bastante alto, el de Arkansas Jeff Nichols, un cineasta que gusta de enmarcar sus turbadores dramas en la fisonomía de de un paisaje rural que talla a machetazos la personalidad de sus protagonistas. Nichols realiza un sugestivo relato sobre el sinsentido de la venganza, desarrollando un melodrama sereno pero fluido en el que los personajes evolucionan de modo enfermizo, dos familias enfrentadas y unidas por el mismo padre, padre al que cada rama ve de un modo distinto.

El escenario es un pueblo rural de la América profunda en Arkansas, allí vive los 3 hermanos Hayes, el mayor es Son (gran Michael Shannon), Boy (buen Douglas Ligon), que vive en una furgoneta obsesionado con hacer funcionar el aire acondicionado, además es entrenador de un equipo juvenil de basket, y Kid (buen Barlow Jacobs), el menor, vive en una tienda de campaña en el patio de la casa de Son, a este lo acaba de abandonar su esposa Annie (correcta Glenda Pannell ) por ludópata, Son y Kid trabajan en una piscifactoría, Kid mantiene una relación con Cheryl (correcta Cley Campany). Un día su madre se presenta para anunciarles que su padre del que estaba divorciada y que se casó de nuevo, estableciendo otra familia ha muerto, los 3 se presentan en el entierro a interrumpir al sacerdote para Son decir unas palabras sobre el difunto, en su panegírico arremete contra su padre, dice que era un alcohólico, que los vejaba y terminó abandonándolos para formar otra familia con otros hijos (4 hermanastros), en el epílogo de su discurso escupe sobre el ataúd, Mark (correcto Travis Smith, uno de los hermanastros clama venganza contra Son y sus hermanos, esto es la espoleta para hacer explotar una batalla entre los 3 hermanos contra sus hermanastros nacidos de la “otra” familia, derivando en enfrentamientos y chispas constantes entre las dos familias donde la llama de la violencia estará latente en un increscendo tormentoso.

Escrita por el propio Nichols, cineasta curtido en los cortometrajes, con solo 29 años demuestra un gran temple y saber hacer a la hora de modelar un tortuoso drama familiar, se adentra en un paisaje rural triste, rebosante de penurias, esto es aprovechado por el director para exponer una visión lírica del paisaje agrícola-pesquero, acentuando con estos parajes la forma atávica en que se comportan los personajes movidos por el instinto primario de la venganza, personajes exhibidos de modo deprimente, frustrados, acomplejados, desorientados, sin esperanzas, alienados por una madre que les ha infundido odio, tocando estos temas de modo punzante, intentando transmitir las emociones que sufren los personajes, tipos taciturnos, lacónicos, nihilistas, pero con gran sentido de la lealtad y el compromiso. En su argumento Nichols deja destellos religiosos como en el sentido generalista en que nombra a los protagonistas, Son/hijo, Boy/chico y Kid/chico, esto en un panorama de reminiscencias ancestrales, agricultura y pesca, donde cada rama de hermanos podría ser Caín y Abel, que cada uno les ponga la etiqueta donde desee, versando la narración sobre la violencia entre hermanos. Ahonda en una violencia latente que nos es mostrada fuera de plano, en elipsis, se respira pero no se ve, la sugerencia prima para desconcertar al espectador, la desarrolla en un increscendo sosegado, plasmando en pantalla una tensión asfixiante, sutilmente con momentos profundo de dolor. Hay diálogos inteligentes, rebosan naturalidad, con sugerentes dosis de humor, que hacen a los protagonistas infundirles autenticidad. La cinta sobre todo es una denuncia sobre la violencia, sobre las venganzas endémicas, sobre la alienación familiar, sobre los odios enfermizos o sobre buscar chivos expiatorios a tus penurias.

Uno de los co-protagonistas es la fotografía poderosa de Adam Stone (“Take Shelter” o “Mud”), de gran belleza, en scope para captar toda la hermosura de los escenarios rurales, las llanuras, los horizontes infinitos, los campos, el río, las viviendas típicas del medio oeste, elementos geosociales que cuecen a fuego lento el espíritu de los personajes, Nichols se nutre con pasión de los momentos plácidos en que la cámara pasea por estos lugares vampirizando todo lo que se mueve con esta cadencia. Asimismo la música de Ben Nichols (“Mud”), hermano del director, y miembro del grupo Luther, acuna en sus suaves sonidos este thriller dramático con resonancias a western cuasi-claustrofóbico, por lo de lugar donde los personajes parecen no poder escapar a su patético destino.

Michael Shannon comenzó su fructífera unión al realizador (Nichols escribió el papel expresamente para él), al que ha acompañado en “Take Shelter” de protagonista y en “Mud” de secundario, ayudado por un físico singular sabe jugar con él para inocularnos que es un alma atormentada, maravilloso como Nichols maneja el disparo cicatrizado en la espalda de Shannon para dotarlo de un aura enigmática cuasi-mística, Shannon dueño de una penetrante mirada evoca un hastiado alma, además aporta un tremendo carisma, espléndido en el panegírico en el funeral del padre. Doug Ligon resultante algo naif, un poco perdido en su rol que parece carente de emociones, me es frío su papel, lastrando parte del calado de la narración. Barlow Jacobs resulta grato en su melancólico rol, el que transpira más ilusión por salir del hoyo en que están sumidos los hermanos, encantador. G. Alan Wilkins intrigante como Shampoo con esa imagen con el ojo siempre vendado, cada vez que aparece es para sembrar cizaña. (continua en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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28 de octubre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Opera prima de este realizador estadounidense proveniente de Arkansas, cineasta apegado al cine independiente que le gusta enseñar la vida rural en sus trabajos, un cine de marginados situación que empata perfectamente con la situación de sus personajes. Mostró su buen pie con Take Shelter (2011) y que se terminó de consolidar con la extraordinaria Mud (2012).

En Shotgun Stories cuenta la historia de Son Hayes (Michael Shannon, el que se convertirá en su actor fetiche), un hombre que apenas subsiste con sus trabajos, con ciertos problemas con su pareja, muy apegado a sus hermanos y con nula relación con su madre, según se logra entrever.

El día del entierro de su padre, un tipo que los maltrataba y que los había abandonado desde pequeños para establecerse con otra mujer con la que formó una nueva familia, se vuelve a incentivar una vieja rencilla entre familias, hablando de forma más cercana a la realidad, problemas entre hermanastros que no se soportan los unos a los otros.

Nichols va conformando la historia con buen pie, presenta a los distintos personajes que intervienen, muestra los giros argumentales, exploramos más en la personalidad de cada hermano de Son y de él obviamente, comprendemos sus personalidades y más importante aún entendemos el sentido de la rivalidad.

Dentro de los puntos bajos decir que Shotgun Stories tiene algunos baches en el guion, hay momentos donde parece que no se avanza mucho, se vuelve algo repetitivo, aparte que tiene una resolución mal manejada y que muy fácil para todo lo que se vio, no existe mayor clímax de emoción.

Pero desde este primer paso ya Nichols da una muestra de lo que será su cine, muy enfocado en la psicología de sus personajes, además de un pasado que los hirió y los dejó marcados. Excelentes actuaciones y ambientación. Una buena película.
10P24H
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3 de marzo de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apenas una década ha pasado desde que Jeff Nichols debutara con Shotgun Stories, y desde entonces la trayectoria ascendente de uno de los cineastas independientes con mayor proyección de la actualidad no ha cesado de recibir halagos tras firmar en 2011 Take Shelter, un drama donde las catástrofes se personificaban para hablarnos sobre temas mucho más arraigados a la esencia intrínseca del ser humano donde Michael Shannon repetía como protagonista, Mud, ese drama sureño con un reconvertido Matthew McConaughey para la ocasión, y volver en 2016 con el drama racial Loving y su particular incursión en la sci-fi, Midnight Special.

Si bien la estela de Nichols ha empezado a cobrar cada vez más fuerza gracias a estos dos últimos trabajos, conviene no eludir su ya citada ópera prima, una Shotgun Stories donde el apoyo de un cineasta del tamaño de David Gordon Green en la producción era toda una carta de presentación para un debutante como el de Arkansas.

Ambientada en esos parajes sureños que tan bien parecen dársele a Nichols y forjada en esa América profunda que tan buenos resultados ha dado en otras ocasiones, el autor de Take Shelter nos presenta a Son Hayes, el impasible hermano mayor (esto en ningún momento se especifica, aunque es lo que parece querer indicar Nichols fijando esa jerarquía interna) de una família de tres que trabaja en una piscifactoría y tras encontrar una nota de su mujer en casa reunirá a sus congéneres (por los que ella no parece sentir demasiada simpatía) bajo el techo de su casa para recibir, sólo unos días después, la noticia en boca de su madre de que su padre ha muerto. La asistencia al entierro por parte de Son y sus hermanos azuzará viejas rencillas que terminarán componiendo el núcleo de un relato visceral sobre la naturaleza humana.

Su prólogo y la presentación de los hechos deja claro que, ante todo, Nichols es un fabuloso narrador capaz de armar en unas pocas escenas el epicentro de una historia teñida por episodios pasados (esas marcas en la espalda de Son y los rumores entorno a ellas), estigmas familiares (la vaga relación con la figura materna o la nula reacción ante la mentada noticia de la muerte de su padre) y conflictos externos a través de los cuales otorga las suficientes señas como para que el espectador, sin conocer el origen de todo ello de antemano, pueda reconstruir mentalmente y sin dificultad los hechos.

Así, esa familia rota y desunida por el abandono de un padre y el supuesto instigamiento de una madre al odio, componen el marco perfecto para conducirnos a un panorama donde el miedo bordea inconscientemente las vidas de esos personajes y la violencia parece ser la única respuesta posible ante el desconocimiento de esa situación.

Lejos de acudir a episodios más explícitos o gráficos, Nichols sabe sugerir el conflicto de raíz manejando y gestionando a la perfección los instantes de mayor intensidad dramática, y suscitando siempre la escena desde el punto de partida más favorable tanto para el propio film como para las habilidades de sus intérpretes (en ese sentido, tanto el manejo del plano como la planificación de la escena resultan elementos capitales). De este modo, el de Arkansas demuestra ser un hábil gestador de secuencias (sean del tipo que sean) que sabe hacer fluir con impresionante pulso a través de la narración.

Con un Michael Shannon que ya daba trazas de su talento a la cabeza y un elenco repleto de secundarios a los que se saca el mayor partido posible, Shotgun Stories es una película tan cruda como conmovedora, en la que Nichols se maneja a la perfección: tanto generando pequeños picos de atmósfera en apenas segundos (especialmente destacables la secuencia del funeral o la del lavadero de coches), como administrando una banda sonora que exprime los contrastes de los que hace gala el film y desentrañando un tono vital para el devenir de la obra.

Aunque con su título, Shotgun Stories defina indefectiblemente hacía donde virará la historia en cierto modo, ello no condiciona el film en ningún momento debido a la sencillez con la que el cineasta sabe tratar temas más complejos de lo que pudiera parecer, y que a la postre termina convirtiéndose en una de sus virtudes primordiales para culminar con una de esas conclusiones que, con arrebatadora ingenuidad, se clavan en la retina del espectador en uno de los mejores debuts del cine independiente norteamericano de los últimos años en el nacimiento de los ya, sin lugar a dudas, grandes talentos confirmados de un panorama cada vez más creciente y en cierto modo subversivo que encuentra en las cualidades del cine de Nichols el mejor reverso para comprender que las ganas de derribar tabúes y fronteras formales no siempre lo son todo.
Grandine
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10 de octubre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son (hijo), Kid (niño) y Boy (chico) son tres hermanos que viven un pueblo a medio camino de ninguna parte tan propios de la américa profunda. Esos nombres se los puso un padre alcohólico que los abandonó y una madre odiosa. Los hermanos se dedican a deambular por la ciudad y viven los tres bajo el mismo techo de una pequeña casa. Son (Michael Shannon) trabaja en la piscifactoría local y en sus ratos libres se dedica a perfeccionar un sistema para ganar a las cartas en el casino, cosa que le acarrea algunos problemas con su mujer, pues de momento suele perder.

Un día aparece la madre en su casa, les dice que su padre ha muerto y que si quieren saber cuando es el funeral que lo miren en el periódico; ella, por descontado, no asistirá.
Es en el funeral cuando conocemos a la otra familia del padre, que representan como una especie de antítesis (poseen tierras, conducen camionetas nuevas y viven en una casa grande) pero en el fondo se parecen mucho. Allí, Son, dice unas palabras sobre su padre que no gustan y surge el conflicto.

Esta es una de las películas en las que las emociones se cuecen en el interior de los personajes. Son tranquilos, reservados y parcos en palabras. Una cadencia musical (del grupo de Ben Nichols: hermano del director) lenta que acompaña a la película muy bien. Los personajes se nos presentan con retazos de su vida expuestos en escenas cortas que se van separando con algún fundido.

Hay mucha violencia en la historia, pero Jeff Nichols apenas nos la muestra. La venganza se apodera de la trama, pero no se trata de la típica historia de venganza aunque lo parezca. (1)
Por otra parte la película nos habla del problema de educar a unos hijos inculcándoles el odio (aún siendo racional) hacia alguien. En este caso hacia un padre que abandona a los hijos. (2)
Y enlazando estas dos ideas se diría que está ahí la libertad de un hijo para elegir por si mismo qué camino seguir independientemente de la opinión paterna.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Mister_Floppy
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