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El compromiso

Drama. Romance Una mañana, en la autopista, de camino al trabajo, Eddie Anderson intenta suicidarse. Al regresar del hospital, se encierra en un mutismo que sólo rompe para intentar que su mujer comprenda las razones de su malestar. Trata de explicarle sus frustraciones e insuficiencias vitales, y cómo su éxito como ejecutivo publicitario y su relación amorosa con su secretaria Gwen sólo han servido para poner de manifiesto la falsedad de su vida. A ... [+]
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
8 de marzo de 2010
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es una gruesa y pesada obra teatral filmada como cine.

Nos narra la vida infeliz de un hombre con dineros, bienes raíces, matrimonio a lo grande, amante y muchas otras posesiones. Él sólo quiere "ser", aunque ello suponga "ser nada". Pero a pesar de que ya está en los cuarenta años nunca ha tenido valor suficiente para atreverse a eso: a "ser" solamente.

Su vida está demasiado esclavizada, encadenada a sus posesiones, empezando por su familia, trabajo, estatus, amante extramatrimonial, etc.

En general lo que nos cuenta la película es bastante indigesto, pesado, abrumador, de excesiva duración: la vida de un hombre infeliz a quien un psiquiatra se lo diagnóstica resumidamente así: "No gustarse a sí mismo. Esa es la causa de la infelicidad en casi todo el mundo."
Azurcine
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22 de diciembre de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El compromiso" aparece hoy ante mí como un film sumamente irregular, en el que su director, Elia Kazan, parece intentar imitar, o al menos acercarse, al prestigioso cine europeo de autor de esa época, sin dejar de ser Kazan, pues estamos ante una especie de continuación del previo "América, América" (America America, 1963), film del que aparecen incluso algunas breves imágenes. Como en el caso de "Georgia" (Four Friends, 1981), de Arthur Penn, "El compromiso" es un film de inmigrantes y sus descendientes, que es como decir un film sobre los Estados Unidos de América y su sociedad.

El resultado, pese a algunos evidentes aciertos, no llega a la altura de "América, América": es difícil creerse que Richard Boone (nacido en 1917) es el padre de Kirk Douglas (nacido en 1916), y, en fin, Boone es demasiado joven para su papel, lo mismo que Douglas es demasiado viejo para el suyo, un papel que Kazan quería dar a Marlon Brando, en un primer momento. Entre los papeles de Douglas y Boone se elabora uno de los temas más importantes del film, la relación padre-hijo, tema absolutamente fundamental en el cine estadounidense. Por otro lado, el tema del hombre de mediana edad en crisis es casi un subgénero del cine estadounidense, no hay más que repasar la filmografía de Jack Lemmon, o ver "American Beauty" (1999), de Sam Mendes, para ir haciéndose una idea. Douglas, especialista en papeles de hombre torturado, da una gran fuerza dramática a una historia y a un guión que tratan de ponerse al día con respecto al cine del momento, y de ahí la profusión de desnudos y escenas de cama. Por entre esta un tanto tópica historia de triunfador en crisis asoman claves autobiográficas: por entre el recuerdo del pasado y la recuperación de la familia del protagonista asoman la amargura, el malestar, la decepción, y la sensación de haber triunfado sobre cierta traición, y sobre el olvido de uno mismo.
Pedro Triguero_Lizana
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18 de agosto de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un poderoso y muy significativo arranque de una extraodinaria película, haciéndonos la gran pregunta, ¿por qué un hombre que aparentemente lo tiene todo para ser feliz, al menos en teoría, se intenta suicidar?, por cierto, de una manera harto espectacular y ahí es donde el señor Kazan . Primero como notable escritor y segundo como el gran director que por regla general, siempre fue, alternando el pasado del protagonista, sus orígenes humildes de hijo de inmigrantes, su sueño de ser escritor y la alargada sombra de un padre represor, que en cierta manera le obliga a prostituir su talento escribiendo anuncios, en vez de la gran novela americana. Se podría decir que sacrifica sus sueños por el éxito seguro de los textos publicitarios, por otro lado en el tiempo presente los esfuerzos para cumplir sus sueños y ser feliz de una vez, ante la atónita mirada de su mujer, su amante y el resto de la familia. Un reparto espectacular, con un Kirk Douglas en su mejor momento, una fascinante Faye Dunaway y una magnífica Deborah Kerr, siempre es un placer revisar este film, por cierto, la novela en la que se basa, la tengo pendiente, seguro que no me decepciona.
zuriman
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11 de enero de 2018
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me entristece muchísimo poner una puntuación tan baja a está película, no por los actores que trabajan en ella que atesoran un gran prestigio, sino por la película en sí, que es infumable. Aun así, y siendo algunos de los actores y actrices que más admiro, las actuaciones de los Kirk Douglas, Deborah Kerr y Faye Dunaway, dejan muchísimo que desear y, creo, sinceramente, que las olvidare rápidamente. Y es eso precisamente lo que voy a hacer con la película, olvidarla por completo. Es una película insufrible, donde me surge la siguiente pregunta: ¿Cómo es posible que estos grandísimos actores se prestaran a trabajar en semejante bodrio? Es algo incomprensible. Tampoco nos olvidemos del famoso director Elia Kazán, que sinceramente, no se muy bien lo que nos quiso contar en está inclasificable película.
En mi opinión, la película es un cúmulo de despropósitos que resumo a continuación:
- Diálogos ininteligibles, sin sentido y aburridísimos.
- Escenas que se suceden sin ninguna continuación ni criterio alguno.
- Flashbacks absurdos e incomprensibles que no aportan nada.
- Sin argumento entendible...
En fin, un completo desastre. Sin olvidar las muecas cómicas e irreconocibles de mi admirado Kirk Douglas, que no se que pintan en la película.
Ante lo visto, me surge una pequeña reflexión. El Hollywood de finales de los años 60 y principios de los años 70, era una especie de cine experimental e innovador, que pretendía ser moderno, pero que no lo conseguía aunque lo intentara. Era una época de un cine extraño y no acto para todos los públicos.
Por otro lado, he leído una crítica de un supuesto "entendido" en la materia, que parece ser que se dedica a esto de hacer críticas profesionales. El cual, nos comenta que esto, es una obra maestra. En fin, si el lo dice, abra que creerle. Es una opinión muy respetable, pero con la que no estoy nada de acuerdo. A mi me parece todo lo contrario, una "obra pésima" en todo su conjunto. Obras maestras serían: "De aquí a la eternidad" (Deborah Kerr), "El loco del pelo rojo" (Kirk Douglas) y "Chinatown" (Faye Dunaway). También lo sería: "El Álamo" (Richard Boone), aunque este actor tiene un papel muy breve en la película. Por cierto, en la película Richard Boone hace de padre de Kirk Douglas. Curioso, porque en la vida real era un año mayor que Kirk Douglas. En fin, cosas del séptimo arte...
Así que, los que la consideran como una obra maestra, por favor háganselo mirar con urgencia.
Como colofón a mi crítica, diría que la película es horrorosamente mala y que no hay por donde cogerla. Decepcionante 100%
Sebas VG
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21 de noviembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada despertar, el ser humano tiene siempre en perspectiva y a su disposición, tres poderosos caminos por los que puede orientar su vida. Estos caminos se llaman Ser, Hacer y Tener.

El Ser, lo encaminará hacia una búsqueda interior (conocimiento de sí mismo) que hará posible entender las razones básicas de la existencia y concentrará sus mayores esfuerzos en procura de la trascendencia con la meta de la Unicidad. El Hacer -con el Ser-, lo pondrá al servicio de la transformación individual y colectiva, en procura de aportar a la solución de los conflictos sociales... y cada acción diaria será un fluir inagotable de las grandes herramientas que la vida le ha dado por esencia.

En cambio, cuando el hombre asume el Hacer, sin haber fortalecido el Ser, caminará a la deriva, improvisará constantemente, y hará (y se hará) frecuentes daños, por su ligereza y por desconocimiento del lazo invisible que lo une a los demás; y cuando el hombre se dedica a Tener, y todo lo que hace es nada más que por tener y más tener (faltando incluso a los principios éticos), es clara demostración de que ha ignorado el Ser, y entonces, mientras más tenga más vacío se sentirá, porque el tener es externo y no puede llenar el interior ni complacer al espíritu.

Eddie Anderson -para su padre siempre, Evangelus Arness, por su origen griego-, es un publicista que tuvo su momento de "gran éxito" en el Hacer y el Tener, hasta que un día se dio cuenta de que se olvidó del Ser y que lo logrado, hasta entonces, no era otra cosa que un pesado fardo, puesto que vendió mentiras, promovió productos nocivos y se engañó a sí mismo por complacer a los demás, en especial a los inconscientes y a los sinvergüenzas.

Se me antoja esta historia como una suerte de visión de futuro de, “Esplendor en la hierba”, en el supuesto caso de que, el señor Stamper, hubiera seguido vivo y, Bud, se hubiera casado con la linda, pero doblegada Deannie, dispuesta a tolerarle y a complacerle de manera muy semejante a como haría una esclava. Entre tanto, Bud, esmerándose por escalar una posición social complaciendo a su padre y renunciando a todo lo esencial de la vida, envilecido con el absurdo afán de poseer.

Basado en su propia novela -pues, escribir fue su última gran afición-, el director Elia Kazan, realiza un filme innovador y colmado de interesantísimos apuntes psicológicos, donde escudriñar en el Ser es el objetivo primigenio de su historia. Con un buen número de apuntes autobiográficos, el personaje de Eddie, es una suerte de alter-ego que sirve a Kazan para demostrar cómo podemos ponernos en riesgo de malbaratar la vida por emprender los caminos esenciales a la inversa.

De nuevo, estupendas actuaciones de, Kirk Douglas, Faye Dunaway y Deborah Kerr, conformando un triángulo amoroso que incluirá paranoia, obsesión e intento de suicidio, como parte de una trama que, de haber sido un poco más corta y menos colmada de abstracciones, de seguro hubiera calado mucho más entre el grueso del público y hasta en los Críticos de Cine.

Título para Latinoamérica: <<EL ARREGLO>>
Luis Guillermo Cardona
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