La zíngara y los monstruos

¿Qué? ¿Cómo? ¿«La zíngara y los monstruos» en español por el inglés «House of Frankenstein»? ¿En serio? Buenísimo, sin más comentarios.

Lo cierto es que «La mansión de Frankenstein» tampoco es que pegue mucho con la trama de esta peliculita que pretende juntar a varios monstruos clásicos y…, bueno, realmente no es que pase gran cosa excepto pelearse un poco entre ellos. Todo por una venganza del doctor Niemann contra quienes lo enviaron a la cárcel porque hacía experimentos humanos… A quién se le ocurre condenarlo por eso, faltaría más…

Entre estos experimentos se encuentra trasplantar la cabeza de una persona a otra o un cerebro humano a un perro. Estas ideas, para una película buena de terror, me parecen fantásticas, pero en esta «House of Frankenstein» solo queda la risilla que te producen los monstruos congelados, las sobreactuaciones de todos, los momentos de acción acartonada y esos planes que no llevan a ningún lado porque ya sabemos que los planes de un científico loco no suelen funcionar.

Ni miedo ni nada. En todo caso, la nota de 5.7 en la web. ¡Qué monstruosidad!

Estas películas son entrañables, para quienes somos aficionados al cine terror y a los clásicos. Está clarísimo que ésta no es la mejor película dentro de esta categoría, de la Universal, que -como se sabe- tuvo su era dorada en la década del '30, para entrar en una lenta decadencia en la década de los '40. De dicha época datan estas mezclas de monstruos cuando ya se agotaban las fórmulas creativas. Y sus productores decidieron reunirlos a todos o parte de ellos en una sola cinta. Y hubo varias, con buenos resultados de taquilla, aún a costa de una baja en la calidad, respecto a las primeras magníficas obras del tema. En realidad, ese tipo de terror asustó genuinamente a un par de generaciones, como mínimo, y además con la novedad para la época, del "cóctel monstruoso".

En consecuencia, esta "Casa o Mansión de Frankenstein" hay que verla y analizarla en su contexto. Tiene un buen ritmo y es entretenida, bien logrado clima de misterio, atmósfera gótica y unas espectaculares persecuciones en carruajes. Efectos especiales bastante adecuados, según su época. E incluso se podría decir adelantados, ya que hemos visto similares efectos en cintas de fines de la década del '50.

Comienza la historia, por supuesto macabra, mostrando un carromato con esos espectáculos muy propios del siglo XIX e inicios del XX, esa "Casa de los Horrores", que traslada un tétrico show a diversos pueblos. Pero ese sólo es el nexo inicial con el resto de la trama, el relato a poco andar sigue por otros derroteros. En una delirante idea, le extraen la estaca al esqueleto de Drácula y lo resucitan, en un breve y deslavado papel de John Carradine, un Conde elegante, pero sin nervio ni carisma, y tal vez imitando en su mirada y talante al aquí ausente y muy superior Bela Lugosi.

Después, la película entra como en una segunda parte, más entretenida, aunque sin mayor nexo con la primera, salvo por los dos protagonistas, que llevan la carga de la película (pese al gancho de los monstruos). Estos son el Dr. Niemann, admirador y obsesionado con la obra del Dr. Henry Frankenstein, aquí un científico pasado de rosca claramente, interpretado brillantemente por Boris Karloff (unas palabras para él al final). Y su ayudante, un jorobado que sueña con que su jefe transforme su físico, para lo cual hace méritos suficientes, realizando el trabajo sucio, pero es capaz de mostrar su lado sentimental. Es un personaje muy bien resuelto por Carrol Naish.
Aparece una comunidad de gitanos y una zíngara bailarina que concita la atención y cariño, especialmente del jorobado. Y como no, irrumpen los dos monstruos que faltaban, el de Frankenstein saliendo de su congelamiento (papel menor también de Glen Strange) y el Hombre Lobo, con una muy buena caracterización del atormentado ser, mitad humano, mitad bestia, hecha por Lon Chaney Jr. (su papel máximo). Sin embargo, la aparición en escena de ambas criaturas es casi testimonial, por lo escasa y se extraña verlos más en pantalla.

Es interesante constatar aquí la muy efectiva labor de marketing que tenían los grandes estudios del cine, ya desde esa época, bueno, no en vano se trata de Estados Unidos. Sólo como curiosidad es cosa de revisar los afiches de entonces respecto a la película que nos ocupa (y también muchas otras similares), la manera de atraer al público vendiéndoles un producto que no siempre respondía a lo que después encontraban en la sala de cine. Eso de "5 monstruos por el precio de uno" y cosas similares, suena divertido como cebo publicitario de feria ( y en este caso, en rigor, no eran más de tres y de escasa presencia).

Pero la estrella absoluta de la función es Boris Karloff. Hace una gran creación del científico paranoico que quiere experimentar entre la vida y la muerte, primero huyendo de la cárcel para luego (incluso con otra apariencia) tomar venganza de aquellos que lo encerraron y finalmente seguir con los experimentos que le interesan a él y a otros cercanos, basándose en los cuadernos del alienado Dr. Frankenstein. Da gusto ver a Karloff en un papel que no sea el monstruo que lo inmortalizó en el cine, y apreciar su carisma y convicción, dentro del género.

Los secundarios correctos, cumplen en lo suyo, la musicalización es adecuada y típica de estas producciones, hay una buena recreación de ambientes y un final rápido y que -en una primera impresión- nos pareciera haber visto en alguna otra película del tema.

Dentro del festival de secuelas que surgieron en este Universo Cinemático de monstruos, "La zíngara y los monstruos" no es de los mejores. En la propaganda ofrecían cinco "monstruos" a la audiencia: el hombre-lobo, el monstruo de Frankenstein, Drácula y dos facsímiles "baratos" como son el "mad-doctor" de Hacendado, que encarna Boris Karloff, uno de tantos doctores que veremos en este tipo de películas y un jorobado que nada tiene que ver con Notre Dame. Pero la propaganda resulta algo engañosa, por cuanto los tres monstruos clásicos no interaccionan entre sí, no combaten, no se cruzan, lo que resulta, hasta cierto punto, decepcionante.

El Drácula de Carradine no me convence, y los primitivos efectos de animación para su transformación le dan una puñalada mortal, no parece Drácula, sino alguien disfrazado para una fiesta. El monstruo de Frankenstein apenas tiene papel, y recuerda a sus parodias posteriores, algo imposible de disociar en el recuerdo colectivo. El que más cumple es el hombre-lobo, pero su papel humano, siempre quejándose y llorando, recuerda a un político de Ciudadanos. ¡Pégate un tiro con una bala de plata y deja de jo****! Todos ellos serán protagonistas de microhistorias insertas en el filme, como si fuese de episodios. De todos los malos, quizás el jorobado enamorado es el que mejor funciona, aunque no tendrá continuidad.

Y como en todos estos filmes, tendremos la ración de pueblerinos con antorchas de noche ¡que ganas de quemar! ¡parecen saqueadores antisistema en busca de escaparates que reventar y robar! De hecho, reventarán la casa del personaje de Boris Karloff...

En fin, película flojilla que tendrá una continuación con resurrecciones inexplicadas ...

Barra libre de monstruos con este empaquetado que en apenas 71 minutos saca cinco símbolos del terror de la Universal, en un arrebato de más y (cosa más que cuestionable) mejor. Algunos apenas de paseo, como Dracula, en una de sus encarnaciones más guaperas a cargo de John Carradine, el creador de la incesante saga de los Carradine, otros más profundos como el papel de Karloff, que por cierto deja el papel del monstruo de Frankenstein al ya por aquel entonces solvente Glenn Strange. Acompaña el atormentado jorobado y el rey de los amargatti, el hombre lobo. La pirueta argumental para ponerlos juntos e hilados resulta asombrosa, pero en general la peli resulta floja.

Segunda entrega de los crossover monstruosos tras ‘Frankenstein Meets the Wolf Man’. Lon Chaney repite papel como el hombre lobo y Boris Karloff aparece interpretando al típico científico loco, y es gracias a este dúo que la película no naufraga estrepitosamente. Por su parte Drácula está interpretado por John Carradine en la que es la peor versión del conde, patético y falto de carisma; mientras el monstruo de Frankenstein recae en Glenn Strange, el cual pasa sin pena ni gloria por un personaje que ya estaba más que acabado.

La película mezcla a todos estos personajes con bastante torpeza, a duras penas la trama tiene algo de sentido y hace gala de todos los tópicos paridos por el cine de monstruos. En realidad es muy similar a la reunión anterior, solo que agregando a Drácula de una forma absurda, forzada, y que en verdad nada tiene que ver con el resto de la historia. Por otra parte creo que es una película decepcionante, en el sentido de que los monstruos no tienen interacción entre sí, salen poco y parecen tener más bien historias independientes que cruzadas.

Aún así, hay cierto encanto en el ambiente que se crea. Construcciones góticas, bosques tenebrosos, una niebla misteriosa, el carruaje gitano, la muchedumbre con antorchas… Cierto aire expresionista que transmite la sensación de estar presenciando una pesadilla.

Resulta curiosa pero también una película fallida que debería haber sido mucho más de lo que es, y que tenía los elementos para ello.