Gattaca

Por favor, que alguien me ofrezca algún motivo para no considerar este fantástico film como un clásico de la Ciencia Ficción, a pesar del año de producción, parangonable a cualquier otro que ya figure por méritros propios como tal, léase, El planeta de los simios, Blade Runner, 2001..., Metrópolis, Alien, y un largo etc (que me perdone Lázaro Carreter)
Película minimalista donde las haya, que valora los aspectos humanos en detrimento de la vertiginosidad y manierismo fílmico que suele absorber la mayor parte del esfuerzo a la hora de acometer la tarea de abordar este tan denostado género.
Esta modesta producción,antítesis de films palomiteros, aborda temas tan amplios como la superación,la discriminación,la tenacidad, la lucha individual, el esfuerzo... todo lo mismo sin caer en veleidades fascistas, que tanto gusta de ver cuando de hablar de estos asuntos se refiere.
Pero sin ningún género de dudas, el film funciona cuando juega con la metáfora de la medalla de plata, con la posibilidad de ser el segundo en el escalafón, reflejándose con perfección en la relación del protagonista con su hermano y, sobre todo con el del personaje de Law, un tipo diseñado con todas las bendiciones para el mejor, el primero en el escalafón, pero que por tal motivo no estaba en condiciones para no ser el protagonista, para admitir la derrota, para ser el segundo de la lista, deviniendo todo eso en una flagrante falta de tenacidad, desconociendo términos como esfuerzo, autosuperación, constacia, empeño, paciencia, perseverancia...
Película de ideas, que soslaya conscientemente la futil descripción del futuro en el que se desarrollan estos acontecimientos, que alcanza su clímax en una de sus últimas escenas, en la que juega con la metáfora del cabello oscuro, dejando constancia con el mismo, del último y principal mensaje de este film.
Película que en sí misma es un gran matiz, ya que en ningún momento intenta desacreditar la posibilidad de avanzar en el campo de la manipulación genética, sólo con las dos citas iniciales queda meridianamente claro, si no que advierte de su torticera utilización, nominando los potenciales riesgos de que, según que personas, jueguen con la posibilidad de ser Dios, eliminando lo más importante que caracteriza al ser humano, esto es, la imperfección, y su búsqueda constante de autosuperación, (no lo obviéis, sin adversidad ni esfuerzo, no hay superación).
Por último hago referencia al título de este comentario, la película nomina sin rubor todos aquelos aspectos que nos hacen humanos y que en todos los casos nos distancia de lo que en un futuro serán híbridos de éstos.

Todo eso de la bioética y las implicaciones morales de la genética está muy bien, pero que el tema de una película sea polémico no la convierte en obra maestra. Entiendo que en su momento, hace 12 años, fuese una película de culto. Todavía andábamos con Dolly y lo de la vacas locas muy caliente. Pero la película ha envejecido de forma muy malita. Recuerda a Hitchcock por lo efectivo de la intriga, pero también por su incuestionable puerilidad. Desgraciadamente para Niccol, el orondo calvo solía contar con buenos protagonistas. Pero ni Hawke, ni Thurman, ni Law (el menos patético) son Stewart, Grant o Bergman, ¿verdad?

Nos guste o no, si hay un género que precise de elevado presupuesto, ése es la ciencia ficción. Veo que hay foreros que celebran la puesta en escena como minimalista. A mí me parece paupérrima, que refleja más la falta de medios que cualquier aspiración estética, aunque puedo estar equivocado. Pero llama la atención que en un mundo en el que se clonan individuos a la carta no hayan descubierto la cámara de seguridad. ¡Uf! Eso es muy heavy. En un film de este género la tecnología es un elemento fundamental. Aquí da risa.

La trama policial es completamente inverosímil, a menos que nos creamos que todos los miembros de la corporación GATTACA, y también la policía, son tontos del culo. Es preocupante si consideramos que supuestamente son todos superdotados. Apenas se cuenta nada sobre el misterioso proyecto espacial; de hecho, ni siquiera sabemos en qué coño trabajan en esa empresa. Ah, que tiene un valor simbólico de superación, y eso. Vale. Yo diría que seleccionan personal para algún congreso de azafatos. Eso sí, genéticamente perfectos: puro ADN Tolili. Los que trabajan en GATTACA parecen de TRACA, porque actúan como auténticos tarados mentales.

Por otro lado, las interpretaciones son clónicas… de malas. Hawke parece crionizado y la Thurman… pues como siempre: mucha presencia física, pero sin una automática o una katana en ristre no vale ni para mujer florero.

No obstante, debo reconocer que la película se me ha hecho medianamente entretenida y que su aire retro-decadente posee cierto encanto.

Algunas incongruencias son dignas de spoiler:

Ver "Gattaca" ha supuesto para mí una gratísima sorpresa.
Creo que en el film, la ciencia ficción es una disculpa para cuestionar la obsesión que se veía en la sociedad de finales del Siglo XX y principios del XXI por la excelencia, la calidad, la perfección, el crecimiento contínuo, etc. (la película es de 1997, antes de que la Gran Crisis haya desmontado toda esa falacia y nos haya dejado desnudos frente a nuestra imperfección, nuestra chapuza y nuestras miserias).
Y es que, cuando las cosas son tan disfuncionales -no hay nada más disfuncional intentar crear un mundo perfecto en esta vida llena de sorpresas y de imprevistos- acaban estallando con estrépito, como le ha pasado a nuestra muy disfuncional economía actual.
El film acaba cuando la situación particular del protagonista se resuelve -para bien o para mal, no podemos decir cómo- , pero todos presuponemos que hay más casos como el suyo y que esa aberración genético-nazi que tienen montada nuestros supuestos descendientes va a acabar como el Rosario de la Aurora, porque, como la fuerza de la naturaleza demuestra una y otra vez (la última, en el terremoto de Japón), los elementos son mucho más fuertes que el ser humano y siempre nos acaban venciendo.
Así, ver "Gattaca" no sólo es un placer para los sentidos (la luz, la BSO), sino que, además, te hace reflexionar, emocionarte e indignarte un poco más contra lo que ha pasado estos años en el Mundo.

Gattaca es una de esas cada vez más raras obras cinematográficas tan prolija en todos sus aspectos técnicos y estéticos como sobreabundante en sus profundas ideas y argumento; que a la vez dificulta una opinión única (bastante posible con el 95% del resto del cine) y no por incapacidad innata (aunque seguro, algo de eso hay!) sino más bien por la compleja y potente inteligencia manifiesta tanto en todo lo que se ve como en lo que no de cada cuadro, cada secuencia, cada diálogo, de casi todo.

Retratando un futuro en que la condición humana se arrodilla completamente ante la tecnología y la ciencia se erige como la herramienta absoluta de segregación – el sueño de Hitler, pero sin genocidio – A. Niccol se las arregla para que aun, ante semejante realidad las cosas no luzcan tan mal, balanceando el gris porvenir con constantes invitaciones a contemplar los paisajes más hermosos; que armonizan lo natural y lo artificial; y convierten la cinematografía de Gattaca en uno de los elementos estéticos y narrativos más incitantes en el plano intelectual.

Pero en ese ajedrez humano la hegemonía genética descuenta la inquebrantable tenacidad del espíritu humano incodificable y rendido a la voluntad misma; corporeizada en Vincent el fulano de cuya transformación (con cambio de nombre y todo) cargada de vasta simbología, inspiración y drama real; somos testigos. Con perfecto dominio y con una contenida y muy convincente actuación Mr. Hawke se echa la película al hombro.

Como ya lo mencionaba aunque Gattaca posea un interesantísimo hilo narrativo, un argumento concreto a la vez radiante y un estilo inigualable –sólo posibles gracias al coherente guión– lo que más agradezco y gusto me causa es la tremenda fuerza y vigencia de sus ideas, la crítica y en un menor sentido defensa del avance de la ingeniería genética y sus eventuales perjuicios como fuente de discriminación o racismo, la profana ridiculización y desdeño hacia la religión, es brillante y a la vez insidioso considerar a los genéticamente no-aptos “hijos de Dios”. El entendimiento del enamoramiento y los sentimientos como meras consecuencias del anormal funcionamiento de un órgano (adivinen cual!), la ambigüedad en nuestros anhelos de perfección (o imperfección), las diatribas entre lo natural y lo artificial de la conducta humana y la proverbial confrontación o conciliación entre el vitalismo del espíritu y el reduccionismo bioquímico-genético; configuran un plato exquisito, difícil de resistir que logra incluso minimizar la exagerada especulación científica declarada por ejemplo en el viaje a Titán o la predicción de la edad de deceso a los segundos del nacimiento.

Gattaca es una ventana al aséptico futuro acompañado de un análisis clínico de las consecuencias de la entronización del positivismo científico-tecnológico en la sociedad; a la vez que nos exhorta a agarrarnos de nuestra alma y echar una mirada al universo.

Guanina, adenina, timina, timina, adenina, citosina, adenina... bien podría ser el inicio de una secuencia de ADN perteneciente a un ser genéticamente perfecto. Pero la perfección genética no asegura el éxito al cien por cien. Tampoco es posible justificar el fracaso en un ser manipulado genéticamente para ser perfecto, y el fallo puede convertirse en un trauma insalvable.

No existe el genoma que dicta el espíritu humano. Ésta es la frase que reza la promoción de esta gran película, escrita y dirigida por el poco prolífico Andrew Niccol(Nueva Zelanda, 1964), que sólo ha dirigido otra película más, Simone (2002) de la cual lo más interesante parece ser la canadiense, nacida en 1978, Rachel Roberts, su actual esposa. También firma el guión de El show the Truman (1998).

Esa frase es la que se desprende del esfuerzo de Vicent (Ethan Hawke), uno de los últimos "hijos de dios", también despectivamente llamados "degenerados", y en su empeño por lograr su sueño: viajar al espacio. Un puesto reservado sólo a la élite de los hombres genéticamente perfectos. Claro, que su sueño sería algo completamente imposible sin la ayuda de Jerome Morrow (Jude Law). Lo más curioso de todo es que Ethan Hawke ya había viajado al espacio en la ya mítica Exploradores (1985)...
El elenco de actores lo completa una mujer que bien podría ser genéticamente perfecta, por lo menos por fuera lo parece: Uma Thurman.

Una película altamente recomendable por lo cuidado de sus imágenes, por el buen gusto de sus planos, su composición y sus detalles (a qué les recuerda la escalera de caracol de la casa de Jerome), por su guión y la interpretación de los actores así como el trasfondo ético-moral que vehicula el tema, por la música de Michael Nyman, y por la trama policial con la estética propia de los años 30 que proporciona ese aire "retro" a ese futuro quizá no tan lejano, bajo la que se mueve este "thriller policial de ciencia ficción" y que indudablemente, en un futuro, será considerada como un "clásico".