Sucesos en la cuarta fase

Una buena película de ciencia ficción que recordaba haber visto de pequeño, pero que dado la poca repercusión televisiva que ha tenido los últimos treinta años en favor de otras de menor calado, olvidé con el paso del tiempo. Tras recuperarla, constato que tal vez el mundo del cine perdiera un gran director en la figura de Saul Bass. Algunas secuencias del film están rodadas con gran elegancia, más teniendo en cuenta lo fácil que hubiese sido en los setenta abusar del truco burdo, que por aquellos entonces gustaban de cutradas de la más variada índole. Las hormigas, grandes protagonistas, parecen bailar según los dictados del director, y posar ante la cámara mostrando su mejor lado. Incluso el final, que podía haber caído en la moraleja fácil, da un giro místico-filosófico que, cuanto menos, sorprende.

Extraño y olvidado filme de ciencia-ficción, emparentado con aquellas películas setenteras con científicos aislados en bases secretas investigando una amenaza biológica a la humanidad como fue "La amenaza de Andrómeda"(1971). Tiene más relación con esos filmes que con aquellos que inundaron con posterioridad las salas de cine donde los bichos más variopintos amenazaban la sociedad, como fueron, por ejemplo "El enjambre"(1978) o "el imperio de las hormigas" (1977).

Dos científicos en un lugar árido de Arizona investigan el extraño comportamiento de las hormigas. Un comportamiento que hace huir a los humanos. Un comportamiento que denota una inteligencia colectiva que quizás supere a la humana ¿Intentar contactar con ellas o intentar destruirlas?

El título en España está, sin duda, influido por "Encuentros en la tercera fase". Parece ser que fue estrenado en 1980. Recuerdo que lo presentaron en el Festival de cine de Madrid.

Saul Bass, su director, fue el diseñador gráfico por excelencia de Hollywood. Sus títulos de arranque son míticos, como el de "Vértigo" de Hitchcock. Hay malas lenguas que dicen que algo tuvo que ver en la secuencia de la ducha de "Psicosis". Bass ganó un óscar al mejor cortometraje documental. Esa sensibilidad artística se nota en el diseño de los planos y secuencias del filme. No hay encuadre al azar o poco pensado. La película es bella plásticamente. El uso de los objetivos macro con hormigas reales le da un toque alienígena a la historia. Porque las hormigas parecen de otro mundo. Y sin embargo, son reales. La larga secuencia de arranque del filme, solo con hormigas, está rodada por Ken Middleham, un documentalista.

La película tiene claras influencias otros filmes. Hay secuencias, como el hallazgo del muerto bajo la lona por los científicos con esos trajes NBQ, que recuerda a la mencionada "La amenaza de Andrómeda". Las torres de las hormigas, unos prismas tallados que evidencian inteligencia, nos retrotrae al monolito prismático de "2001, una odisea en el espacio". Y tenemos secuencias de la actividad de los insectos, atravesando la trampa con gasolina, en claro homenaje a "Cuando ruge la marabunta". La secuencia final, retirada el montaje final y que se puede encontrar en youtube, una alucinación lisérgica y fantástica, con su propia BSO, no deja de recordarme el final de "El abismo negro" (1979) con las visiones que tienen los astronautas.

Bass nos muestra una estación experimental que parece estar en otro mundo, donde los humanos son invasores y las hormigas sus habitantes. Hormigas inteligentes, que valoran su sacrificio por el bien común. La escena de como las hormigas retiran sus cadáveres y los alinean como si fuesen soldados en una guerra es impactante. En este filme sorprende tolo lo relacionado con el rodaje de las escenas con los insectos. No sé como han logrado que las hormigas reales "interpreten" los papeles. las vemos acarrear cosas, moverse con orden. Si hay mezcla con algún tipo de animatrónico, el resultado es, simplemente, apabullante.

El apartado actoral, es, quizás, lo más flojo. No tienen demasiado sentimiento. Sobresale la belleza de estatua griega de Lynne Frederick. Pero aquí los protagonista son los insectos.

No busquen un filme de bichos asesinos. Nada que ver con eso. Es un viaje iniciático, alucinado, fascinante. Un torbellino de imágenes hipnóticas. Y tiene un final distinto localizable en youtube. No es que sea alternativo, sino que es más largo que lo que ofrecieron en las salas, con secuencias de innegable belleza plástica, pero extrañas, donde veremos desnudos, rostros humanos que se funden y que la posterior "El abismo negro"(1979) parece retomar para su conclusión. Un final que acentúa esa alucinación, esa irrealidad de un mundo alienígena en el que se transformará la Tierra.

Saul Bass alejándose de sus trabajos como diseñador gráfico de muchas películas de culto, con su único largometraje como director –en su haber cuenta con dos mediometrajes que son Why man creates y Quest– nos deleita con grandilocuencia, perfección y soberbia gracias a una de las mejores películas de Ciencia Ficción de todos los tiempos: Phase IV.

Si alguien se aventura a leer la sinopsis antes de ver la película, pensaría rápidamente que se trata de la más vulgar Serie B, donde las hormigas se hacen gigantes y controlan el mundo, pero no, es todo lo contrario, es una obra maestra incomparable.

El mérito del director es que desde el inicio logra robarse la atención del espectador, gracias a una introducción de aquellas, advirtiendo al espectador del fenómeno que origina todo lo que va a suceder posteriormente. Las explicaciones que dan a lo largo de la película hacen que el guión sea creíble. Nunca la película se vuelve incoherente ni estúpida, mientras más pasa el tiempo nos sumergimos en una suerte de incertidumbre. El final de la película es abierto y tiene muchas interpretaciones.

Debido a un extraño fenómeno cósmico, las hormigas logran desarrollarse como seres tan o más inteligentes que los seres humanos. Estos atacan a todos sus depredadores, logrando espantar a las familias que viven en su hábitat. Un biólogo y un matemático deciden investigar el problema. No tardarán en darse cuenta que ellos han pasado a ser los investigados. Comprendiendo como se sienten las ratas de laboratorio, miles de interrogantes pasarán por sus mentes.

Saul Bass (1920-1996) es conocido especialmente por sus elaborados títulos de crédito, dan fe de ello los de Psicosis, De Entre los Muertos (Vértigo), Con la Muerte en los Talones (todas ellas de Hitchcock), Uno de los Nuestros, Casino, El Cabo del Miedo, La Edad de la Inocencia (todas ellas de Scorsese), West Side Story, Anatomía de un Asesinato, etc. Lo que no es tan sabido es que también dirigió una pequeña película de ciencia ficción a mediados de los 70, Sucesos en la IV Fase.

Los científicos Ernest D. Hubbs (Nigel Davenport) y James R. Lesko (Michael Murphy) se encuentran haciendo un experimento que les lleva a descubrir que las hormigas planean dominar el mundo. Lo que empieza como una simple investigación, lleva a los doctores a un peligroso juego con los animales por demostrar quién es la raza más inteligente.

De marcado carácter entomológico, al ver el comportamiento de los insectos, Sucesos en la IV Fase es una curiosa película semidocumental sobre una minimalista invasión al mundo. Considerada en la actualidad de culto, resulta exagerado afirmarlo, si bien contiene ideas interesantes, como aquellas relacionadas con la investigación científica realizada por los protagonistas, en cambio, como invasión a la Tierra por parte de seres intraterrestres el debut de Saul Bass echa en falta haber contado con más medios. No quita que el planteamiento de las batallas de los humanos contra las hormigas sea original, viendo el punto de vista de cada bando y su acción/reacción al ataque del rival, cual partida de ajedrez, el error se encuentra en los actos que cometen ambos frentes, faltos de fuerza (los humanos atacan dándole a un botón, las hormigas con rayos láser).

Esa falta de dinamismo en la confrontación hace que Sucesos en la IV Fase acabe por resultar tediosa, más teniendo en cuenta que ocupa casi la totalidad de los 80 minutos de metraje. Sin duda alguna es la gran tara de una película que contiene buenas imágenes (el funeral que hacen las hormigas, la aparición de los promontorios), también obra y gracia de la fotografía de Dick Bush (Tommy, ¿Victor o Victoria?).

Película de culto de comienzos de los setenta dirigida por el responsable de los títulos de créditos de películas tan conocidas como Psicosis, Espartaco o Con la muerte en los talones, en la que fue su única incursión como director. Cuenta a modo cuasi documental el particular duelo que mantienen las hormigas contra el hombre después de que un extraño suceso haya alterado su comportamiento y comiencen a organizarse. Todo el ingenio de las laboriosas hormigas contra la inteligencia humana. Dos científicos y una adolescente superviviente del ataque de las hormigas recluidos en un sofisticado laboratorio luchando contra ellas en una guerra sin cuartel.