City of Ember: En busca de la luz

La magia del cine familiar y de sci-fi de realizadores como Steven Spielberg o George Lucas es dificilmente imitable. Y Gil Kenan es la muestra de ello. Partiendo de un material interesante y de una rica puesta en escena, obtenemos una patata desabrida, apta para todos los públicos pero que te deja con mucha hambre. Es de resaltar la correcta y efectiva interpretación de los niños protagonistas, especialmente la niña-mensajera, y de un magnífico Landau que sigue dando clases de maestro de actores con muchas tablas. El ritmo es preciso pero no apasionado, se echa en falta más efectos de animales (la polilla o la rata-topo, estupendas) y en general la historia se precipita y cojea en su final, donde parece que quieren dar pie a una segunda parte a la vista de su extraña resolución. Para el público infantil es un buen material, y para el adulto, en manos de otro realizador más avezado y emocionalmente implicado, hubiera sido también una buena opción, pero la sosa blandura con la que se envuelve la historia la convierten en una poco interesante película de fantasia futurista.

Imaginativa película, con Tom Hanks en la producción, destinada a un público infantil y juvenil con ecos del cine de Terry Gilliam de "Brazil" y "Doce Monos", del primerizo George Lucas de "THX 1138" o de la odiseística "La Fuga de Logan" de Michael Anderson. Monstruos de la interpretación como Bill Murray, Tim Robbins o el inolvidable Martin Landau encabezan un reparto donde los héroes de ese mundo futuro y despedezado por tuberías a punto de estallar y bombillas que recrean una falsa bóveda celeste, són dos adolescentes predestinados a sus trabajos para mantener un micromundo envejecido por los años después de una catástrofe mundial. Una sencilla caja metálica guardada pero olvidada durante doscientos largos años mantendrá el secreto mejor guardado sobre lo que fue en su día otra vida mejor de la población humana en la superfície.

No le falta imaginación pero su lectura está ya muy recurrida. No pasaría de ser un producto alimenticio sinó fuese por una cuidada puesta en escena (recreada en parte en un gran plató) y la original visión del porvenir de la descuidada raza humana que convive con insectos mutantes y gigantescos, como si fueran extráídos de la literatura de H.G. Wells y, concretamente, de una de sus novelas: "El Alimento de los Dioses".

Lo Mejor: el diseño de producción
Lo Peor: un tratamiento de cuento algo descuidado

Parece que 2008 ha sido un año prolífico en cuanto a la adaptación cinematográfica, más o menos afortunada, de novelas y cómics de los últimos tiempos. El género de la fantasía prolifera y es realmente difícil inventar algo nuevo, algún argumento capaz de sorprender al respetable. Y, entre tantas producciones que compiten en la carrera hacia el éxito, muchas pasan sin gran pena ni gloria, tal vez porque la oferta es demasiado abundante y el público acaba saturándose de historias para pasar el rato comiendo palomitas.
Sea como sea, el género fantástico no me suele desagradar. Me gusta dejarme guiar hacia mundos alternativos, hacia posibilidades que podrían ser o no, pero que en cualquier caso durante una hora y media o más me hacen creer que existen, aunque sólo sea en el reino de lo ilusorio. Hay que aceptar el juego, como cuando de niña yo me convertía en una princesa, o en un hada, o en una madre de familia, o en una piloto de carreras, o en una superhéroe sólo con desearlo.
Si consigues admitir la premisa y olvidarte de ciertas barreras adultas, entonces podrás disfrutar una película como “City of Ember” aunque no tenga una propuesta arrolladora. Sin lugar a dudas, el libro en el que se basa promete ser bastante interesante y desde luego debe de ser mucho más completo que su adaptación a la pantalla pero, como ya he señalado, hoy en día es muy complicado que algo sobresalga en el mercado competitivo de la creatividad.
Otro planteamiento con tintes apocalípticos, con una Humanidad en peligro para la cual la única salida posible consiste en sepultarse bajo tierra. La crítica situación lleva a un grupo de expertos a diseñar el único plan de emergencia viable: construir una ciudad subterránea que durante dos siglos sea la morada provisional de los que quedan sobre el planeta. Para evitar riesgos, la información sobre los orígenes de Ember y sobre la forma de salir de ella se guardará en estricto secreto y no será revelada a las siguientes generaciones. Tan sólo una persona, el alcalde o la alcaldesa, será la encargada de custodiar la información, en una caja especial donde figura una cuenta atrás, y que deberá legar a su sucesor o sucesora en el cargo, siempre manteniendo la clandestinidad. Una vez transcurrido el plazo, la Humanidad estará lista para regresar a la superficie de la Tierra…
Nadie volverá a ver la luz del sol.
Pero, como siempre ocurre en este mundo imprevisible, algo falla en la cadena. La información se pierde por el camino.
El plazo se cumple con creces, y Ember se ha convertido en una ciudad decrépita, alarmantemente falta de recursos. Todo está envejecido y cada vez hay menos recambios, menos provisiones. Hace mucho tiempo que no existe nada nuevo, que todo se recicla y se reutiliza. La población hace juegos malabares para arreglárselas.

La política de Walden Media está clara desde prácticamente el inicio de sus actividades. La compra de exitosas novelas de género fantástico y su posterior adaptación a la gran pantalla, es el modus operandi de esta compañía. Esta dinámica ha logrado atraer a millones de jóvenes de todo el mundo que, deleitados por sus héroes literarios, esperaban verlos convertidos en carne y hueso desde su butaca. Desde entonces muchos han sido los títulos estrenados gracias a esta máxima, figurando entre ellos auténticos éxitos de taquilla promocionados a gran nivel, y otros que tras su estreno han caído en la indiferencia. Esta City of Ember nadaba entre dos aguas, ya que a pesar de que por estas latitudes su publicismo no ha sido tan agotador como el de otros títulos Walden, sí se esperaban de ella ciertas virtudes. Sobre todo debido a su interesante premisa y a un impresionante reparto. Y lo cierto es que ambas facetas funcionan de manera notable en esta adaptación. Su historia, a pesar de tomarse más de 40 minutos en arrancar, ofrece diversión continua y un buen tratamiento del misterio, así como una visión más que acertada del género fantástico. El reparto, además, funciona a la perfección, no tanto porque sus intérpretes realicen trabajos memorables, sino porque cada uno es perfectamente consciente de su rol. Como en una buena plantilla de fútbol, las jóvenes promesas -con una de nuevo sobresaliente Saoirse Ronan- se conjuntan con los “jugadores” más maduros combinándose en absoluta sintonía. Es sin embargo en la ambientación y el diseño de producción, aspecto que suele brillar en estas cintas, donde City of Ember flaquea, ya que esta urbe subterránea, decadente y sombría, no luce tan amenazadora como se le suponía y los efectos especiales que la acompañan son en algunos momentos demasiado artesanales. En definitiva City of Ember, una ciudad que recordará a Rapture o al Refugio 101 a los fans del videojuego, es una cumplidora película fantástica que, a pesar de poder haber dado más, ofrece exactamente lo que promete. Aventuras, acción y para el que quiera, interesantes lecturas sobre una sociedad apática, temerosa y terriblemente dependiente de sus miedos y creencias.

Fiándome de las críticas aparecidas en esta página, tres amigos y yo vimos esta película. La película no empieza mal, pero al cabo de 20 minutos el comentario generalizado era....."un poco lenta, ¿no?", al cabo de una hora la pregunta era: "¿cuánto duraba esto?". Para gusto se hicieron los colores, pero para mi gusto y el de mis tres amigos por unanimidad: "tostón". La ambientación es buena, decorados, fotografía, incluso la historia y los protagonistas están bien. Pero nos pareció lenta, el guión desaprovechado, partes de la historia inconsistentes, con lagunas, y el final simplista.