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El asesinato de Trotsky

Thriller Tras haber tenido que abandonar la Unión Soviética en 1929, Leon Trotsky acaba exiliado en México. Un agente de Stalin, Frank Jackson, es enviado al país americano con la misión de acabar con él. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
17 de abril de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al hilo de un hecho absolutamente real se construye una cinta excesivamente lineal, sin matices, sin verdadera emoción. Además no sé si verdaderamente es reflejo de cómo vivía Trotsky en México. Parece un burgués y probablemente lo fuera, pero queda algo deslucido y, sin más justificaciones, alejado del estereotipo que se tiene de su vida.
De lo que he leído sobre la película no parece que el director se la tomase demasiado en serio, problemas etílicos al margen. La caracterización física del personaje es espléndida, sin embargo, aunque Burton le da una complexión física algo más nutrida, tengo al anarquista por un hombre más delgado, incluso pequeño.
Delon trabaja en esta cinta (creo) con Losey por primera vez. Luego hizo una película que a mi me gustó mucho, El otro señor Kelin (1976) mejor que esa en todos los sentidos, desde el guión hasta el montaje.
No sé qué pinta realmente Romy Schneider en esta cinta. Probablemente un gancho para la taquilla, aunque no está especialmente guapa, para lo brillante que era ella.
Quizá le falten algunos diálogos para explicar algunas cosas, sobre todo las relaciones entre los protagonistas y las relaciones de estos con el político. Parece que hay muchas cosas que saber con carácter previo para seguir la película. Por ejemplo, me desconcierta el atentado previo que sufrió, que no sé si es real o no, que al parecer sí lo fue pero parece quedar diluido en la dinámica de la cinta.
Tampoco se explican bien las relaciones con Diego Rivera y Frida Kahlo, que fue cercana e íntima, al punto de vivir mucho tiempo en su propia casa.
No me ha parecido especialmente brillante, sobre todo en el papel del enviado por Moscú para organizar su asesinato. No es de las mejores de Losey.
ÁAD
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29 de septiembre de 2016
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un reparto de lujo se involucró en este film dirigido por Joseph Losey que retrata los últimos días de vida del revolucionario Trotsky en su exilio en México.
En una época en el que el nazismo hacía sus estragos en Europa y que los campos de concentración iban aumentado conforme avanzaba el poder de Hitler; en México se recluía a uno de los personajes que más importancia tuvieron en el siglo XX y que fue uno de los grandes líderes de los revolucionarios rusos.
La película recrea esos últimos días de reclusión en el que Trotsky pensaba en todo momento en su futura muerte, a manos de alguien mandado por su gran enemigo Stalin. Mientras vivía con esa sensación escribía un nuevo libro revolucionario donde exponía sus ideales para el mundo.
Sin lugar a duda se trata de una película con una fuerte temática política que a veces cuesta un poco de digerir. El guion es pesado y denso debido a que parece en muchas ocasiones que uno esté escuchando un discurso sobre el comunismo y el "troskismo"; y por consiguiente no son unos diálogos que resulten sencillos ni muy llevaderos para entretener.
Decir además que no consigo entender muy bien cierta relación con algunos personajes. La relación de Trostky con la familia está clara; pero el personaje encarnado por Romy Schneider con el líder soviético no consigo muy bien cuadrarla. No se sabe a que se dedica ella y porque entra y sale de la casa tan fácilmente.
Por supuesto tampoco entiendo la relación de ella con el personaje de Alain Delon. Está claro que son pareja, pero son de ideas políticas tan distintas y él es tan raro y hermético; que resulta muy extraño que estén juntos. Parece que solamente les une una especie de atracción sexual de estilo dominación. Y ello es debido a que el personaje del novio no es claro. No se entiende su ocultismo. ¿Quién es? ¿Porqué se comporta así? ¿Cuál es su objetivo para matar a Trotsky? Muchas dudas y cuestiones surgen con los personajes porque los mismos no quedan claros en la historia.
La película no obstante cuenta con alguna escena buena que consigue despertar del letargo de todo ese discurso panfletista que derrocha un guión bastante soporífero. Pero dichas escenas no son lo suficiente buenas como para salvar a este film de un olvido que se irá acrecentando con el paso de los años.
En fin, "El asesinato de Trotsky" es un film denso y aburrido. Destacable algunas escenas y sin lugar a dudas la interpretaciones de sus protagonistas. Richard Burton sublime como siempre. Romy Schneider está impresionante. Y Alain Delon aunque me resulta el más flojo de todos, creo que consigue mantener el tipo; aunque su problema es que su personaje no consigue ser muy comprensible.
icaro_81
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6 de octubre de 2013
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El asesinato de Trotsky es una obra difícil de clasificar. La película, como indica su nombre, es un relato de los últimos días de la figura política, cuando el dirigente comunista pasó la última estancia de su vida exiliado en México, antes de ser asesinado por el espía catalán, Ramon Mercader, enviado por el servicio secreto ruso.

La película es una obra fallida. Duele decirlo, porque detrás de las cámaras se encuentra uno de los directores británicos más interesantes del cine de los años sesenta, Joseph Losey, cuya película más célebre, el Sirviente, realizada en 1963 junto a otras grandes obras le ha dado el mérito suficiente para meterse de lleno en la historia del cine.

Sin embargo, El asesinato de Trotsky es una obra irregular en la que se nota que el director británico no se siente a gusto con las implicaciones con las que está tratando el tema. En muchas ocasiones el director parece tener unas ideas muy poco claras y concisas sobre el tema que está realizando, lo que hace que la película tenga una personalidad muy dispersa. Seguramente sea porque Losey es un director de origen británico cuya mirada aún estaba muy lejos de ser totalmente objetiva o capaz de contarnos algo que ofrezca una visión nueva, y además en el film se producen cambios sustanciales respecto a la historia real. El espía Ramón Mercarder por ejemplo no aparece nunca en la película, y su personalidad es substituida por la de un personaje ficticio interpretado por la famosa estrella de la época, el francés Alain Delon. Evidentemente, también se han cambiado las motivaciones del personaje para cometer su asesinato, para que tenga un papel mucho más cinematográfico y menos acorde con la cruda realidad. En este sentido es curioso cuanto menos ver a nuestros protagonistas utilizar un inglés más que fluido.

Así pues, Losey propone un debate elemental en la película. Por una parte, se dedica a registrar la vida del dirigente soviético en el exilio. El personaje de Trotsky es interpretado por Richard Burton que consigue una caracterización perfecta del personaje. Por otra parte, la visión que el director británico ofrece sobre el personaje soviético es interesante, pero cae en la construcción de una personalidad tópica, que aparte de repetir clichés no muestra una profundidad digna de interés. Al igual que Marat (Recordemos el magnífico cuadro del neoclásico Jacques Louis David) la personalidad de la víctima está recreada como si fuera un mártir. Vemos al personaje confesar parte de su ideología política, así como su disensión con la Rusia real, pero el guión sólo se queda en la epidermis del personaje, ofreciendo escenas pintorescas, que si tienen cierta gracia, pero que carecen de profundidad alguna. En este sentido son bastante redundantes las escenas en las que se nos muestra a nuestro protagonista de manera reiterada en su pequeño jardín, y cuidando a sus animales. Un burdo recurso que no parece digno de Losey, y del que se sirve el director para enseñarnos la gran calidad humana del personaje. También son habituales las escenas en las que nuestro personaje comparte comida y discursos con diferentes compatriotas o incluso universitarios, en las que las discusiones políticas están a la orden del día, pero tampoco son estas unas grandes recreaciones digna de mención.

Por otra parte, se enlaza la historia del personaje de Alain Delon, el antagonista de la película. Losey abandona la posibilidad de elaborar un film con tintes de Thriller o de espías, que tan de boga estaban por los años setenta, y se recrea en la personalidad de sus personajes. No hay grandes conspiraciones ni gente arrimada a una mesa mientras el humo llena toda la habitación y se susurra la palabra magnicidio. Nada de eso. A Losey, lo que le interesa es mostrarnos la carga sentimental que le corresponde al asesino, con todas las implicaciones de consciencia, elaborando así una especie de criminal que sufre y se concome de remordimientos por los actos a los que se evocado a cometer. En este sentido el director nos ofrece algunas escenas que intentan demostrarnos el trance al que se ve sometido Alain Delon.

En realidad, esta estructura se encuentra totalmente rota y el director nunca sabe cómo hacer que los diversos fragmentos que componen la película tengan un sentido unitario. No lo consigue más que en ocasiones contadas (como en el momento del asesinato, una de las mejores escenas de la película, en que vemos la supuesta arma del Piolet con la que Mercader asesinó al dirigente) y por eso la película adolece de una arritmia narrativa que hace que el espectador se sienta perdido ante lo que está viendo.

Si la película se salva de la quema es por la elaboración de algunas escenas que contienen diversos elementos artísticos de gran nivel. La secuencia con la que se abre la película por ejemplo, demuestra el saber hacer del director británico. La obra se inicia con un gran desfile en México de diversos grupos sociales, en los que paulatinamente se nos enseña las diferencias entre las ideologías comunistas, en una alusión metafórica de la historia principal y de nuestro personaje, Trotsky. Por otra parte también son dignas de mención ciertas escenas en las que el director trata de romper con el equilibrio clásico, mediante la utilización de una música estridente y unos planos fijos que crean una atmósfera agobiante y que dota a la obra de una singularidad muy especial.

http://neokunst.wordpress.com/2013/10/06/el-asesinato-de-trotsky/
Kyrios
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29 de diciembre de 2008
13 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película muy mala. Joseph Losey sin Harold Pinter era poca cosa. Estrellas justamente famosas están ridículas en este film. Al fin el largo brazo del camarada Stalin alcanzó a su mayor enemigo, que era ya un "dead mad walking" desde hacía décadas. No hay que santificar tampoco la figura de Lev Davidovich Bronstein por su enemistad con Stalin y su gran inteligencia y carisma personal, era un asesino en masa, como todos los máximos líderes del Partido Bolchevique tras la revolución. De haberse convertido en máximo líder soviético, cosa imposible por no ser de la vieja guardia bolchevique de antes de la revolución, y por su origen hebreo, que Rusia tenía y tiene una tradición espantosamente antisemita, roja o blanca, todo indica que no hubiese sido mucho mejor que Stalin. Y es que ya todo Stalin estaba en Lenin.
Teddy Roosevelt
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