El invisible Harvey

Hoy respiré profundamente y todo lo malo que estuve atravesando se fue. Es la magia del cine. Esto se lo debo a James Stewart y a Harvey con sus inspiradas actuaciones. Incluso James, que habla en la introducción del DVD, recuerda con ternura a esta pequeña joya, tan rara, y tan maravillosa.

Que nadie juzgue a la locura inofensiva, cuando esta es así, o se representa así. Cortázar por ejemplo veía sus cronopios y claro, como es un gran artista, nadie le dijo nada. Por eso si alguien tiene a una persona cercana que ve cosas o mejor dicho personajes, den un segundo vistazo y a lo mejor ustedes también lo verán.

Es una de esas películas de las que a primera vista no se espera mucho, y termina dejándolo a uno con una sonrisa franca y esperanza en el corazón.

Wilson R. Castillo

"Iremos viviendo la vida y tratando de hacer felices a cuantos nos rodean y, cuando nos salga al paso la fantasía, la saludaremos, y trataremos de que se quede con nosotros para siempre." Escribí estas líneas en la contraportada de mi libro de relatos "Fantasim Express". Es evidente que Elwood lo ha conseguido. Muy pocos lo logran. Creo que también James Stewart, memorable en su interpretación.
Henry Koster, en unos primeros minutos magistrales, nos presenta al buenazo y encantador Elwood. Ni Koster ni Stewart dejan nada al azar. Se trata de cine con mayúsculas; calidad suprema, como el turrón. La secuencia inicial es pura poesía. Elwood no camina, flota; Elwood no gesticula, acaricia; Elwood no mira, dulcifica. Y, sobre todo, absorbe. Cada detalle. Lo que hoy los hombres normales no sabemos hacer. Se desliza por el caminito con leve sonrisa y brillo en los ojos. En escasos segundos ya ha llenado su corazón de flores y de sol. "Hoy tenemos un bonito día", le comenta el cartero. "Todos los días son bonitos", le responde Elwood.
El caballero amable, tranquilo y simpático sigue su camino. Su mirada es la de un niño, su mente la de un sabio. Su sencillez y naturalidad conquistan a quienes le rodean. Miento, Elwood es incapaz de conquistar. Elwood simplemente ama. Y las personas normales, siempre ávidas de afecto, tornan sus miradas de desesperanza en otras llenas de asombro y de ilusión. Pero, lo realmente irresistible de Elwood, ¡incluso más que su amigo Harvey!, es su capacidad para escuchar a los demás. Escucha a sus semejantes y les hace sentirse importantes; escucha y alivia; escucha y... quienes son escuchados recuperan la capacidad de soñar.
A pesar de todo ello, en una secuencia memorable llena de dolor y de silencio, los normales quieren llevarlo a su terreno. La mirada suplicante de la enfermera Kelly es la mirada del espectador. Se cierra la puerta.
¿Soñar o no soñar?, ¿ser listo o bondadoso?, ¿captar la belleza de la vida o ir con prisas siempre? El taxista lo tiene claro. No, no es solo el dinero. Quiere sentarse con Elwood y escuchar, y ser escuchado. Todo lo que cuenta Elwood es maravilloso porque saborea cada palabra que dice, la acaricia, la mima. "Voy a repetirlo: la tarde iba cayendo..."

Gran película que te hace pensar, y mucho, en los valores morales de la sociedad; y en consecuencia, en todo lo demás...

Genial James Stewart, en su línea.

Me gustó Peggy Dow.

Una película que va de un tipo que cree tener como amigo inseparable a un conejo de más de dos metros, no es que sea invisible como reza el título, es que no existe... Con esta idea inicial, que todos podemos conocer leyendo la sinopsis, no es difícil aventurarse a pensar acerca de lo que nos espera la película, una comedia de buenas intenciones cuya mayor virtud es el ejemplo que predica el personaje de Stewart: más vale ser bondadoso que listo. Y es que el personaje principal, Stewart, no el conejo, es alguien que cae bien por su inocencia, por su bondad, porque allá donde va trata con amabilidad a todos, sin excepción, los invita a tomar una copichuela o a cenar a su casa, siempre con una sonrisa dibujada en la cara. A parte quedan los juicios de valor sobre los enredos propios, habrá a quienes gusten más o menos, yo personalmente los he encontrado adecuados al tipo de película, no era de esperar otra cosa. Con el encierro accidental de la hermana de Stewart en el psiquiatra yo me he descojonado, no sé decirlo de otra manera.

Detrás de ese conejo imposible hay un mensaje de buenas intenciones, hay un trasfondo invisible (nunca mejor dicho) que tiene que ver con la idea que promueve Stewart desde el inicio, aunque esté chalado, aunque sea un loco que quieren encerrar y del que la sobrina huye, lo importante no es que esté como una regadera, lo importante es que a ese conejo al final lo acaban aceptando todos y hasta algunos acaban viéndolo. Símbolo de la benignidad, de la generosidad y la amabilidad. Si a todo ello le sumamos algunas risas tenemos lo que es para mí una película notable, el mismo Frank Capra la hubiera podido firmar.

Quizás me gustaría conocer un Puka. Y que me hiciesen un retrato con él. No sé si me haría mejor persona, como hace con James Stewart, dándole la paz y serenidad que todos buscamos en la vida, pero seguro que ya no sería igual.

"El invisible Harvey" es una gran película, no es una simple comedia, sino una reflexión sobre que es la locura, el amor, la bondad, la familia y el sacrificio por los demás, que hace cambiar a una persona de la noche al día, si hay segundas oportunidades y que es lo importante en la vida. Pero también es una gran comedia, maravillosa, a la altura de las comedias de Howard Hawks, de Cukor, de Capra. Diálogos chispeantes, escenas ingeniosas, magníficos personajes, situaciones equívocas y divertidas y un personaje que está sin estar, pero que es el alma de la película: el increíble Harvey, el puka.