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007 al servicio secreto de su Majestad

Acción Tras la marcha temporal de Connery, el actor australiano George Lazenby toma el relevo en esta nueva aventura del agente británico 007, que en esta ocasión se asocia a un mafioso -con una atractiva hija Tracy Di Vicenzo (Diana Rigg)-, para unir sus fuerzas en la lucha contra la malvada organización Spectra. Ambientada en los alpes suizos, el malvado Stavro Blofeld (Telly Savalas) amenaza al mundo entero con un ambicioso plan: lanzar una ... [+]
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Críticas 76
Críticas ordenadas por utilidad
3 de marzo de 2019
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy en la dinámica de las aventuras del "otro" Bond con paisajes en bonitos lugares y escenas bien cuidadas. Especial atractivo en el marco funcionarial de Bond, en el Ministerio, sale incluso su despacho, algo novedoso, cuando llena la maleta con recuerdos de sus anteriores aventuras.

La acción se combina en la película con momento emotivos. No pueden faltar las persecuciones que quedan bien y Bond demuestra aquí ser un agente más humano. También muy llamativo el papel del supuesto Conde Blofeld, Telly Savalas, y su mayordoma, Ilse Steppat (que falleció en diciembre del mismo año de la película). Ambos forman una pareja de malos muy caricaturesca, al estilo de los cómics, y dan un perfecto resultado para el espíritu de la saga.

La película parece que va a cansarte, que se va a alargar, ahora, no es así, mantiene el ritmo hasta el final.

George Lazenby cumplió como 007 digan lo que digan, aunque le pasen cosas, como dice al principio, que al "otro" no le pasaban. El caso es que cuando prueba el caviar te sabe decir de dónde proviene, cómo mandan los cánones. La relación con la chica Bond, Diana Rigg, es la más sincera habida hasta ahora por lo que también ahí queda perfecto. Un agente, este Lazenby, con sentimientos, que se gana el puesto a figurar entre los 007.

Obligada para los aficionados por ser un guion característico de la franquicia y por la única aparición de este 007.
floïd blue
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5 de noviembre de 2013
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguramente no haya habido ni habrá en la historia del cine otro 007 como Sean Connery. Al incuestionable carisma y personalidad del escocés hay que añadir el hecho objetivo de que fuese el primero en interpretar al más famoso de los agentes cinematográficos con licencia para matar. Y aunque posteriormente el actor ha conseguido a golpe de buenos papeles desencasillarse en parte del personaje, no cabe duda de que su imagen ha quedado ligada a la de Bond para los restos. Hasta tal punto es así que a cada nuevo intérprete que asume el reto de dar vida a 007 se le compara antes con Connery que con su antecesor.

El actor y modelo australiano George Lazenby fue el primero en ser elegido como recambio a Connery después de que éste renunciase al papel por primera vez a finales de los 60 (un papel al que volvería después en sucesivas etapas; ya se sabe “nunca digas nunca jamás). El experimento fue fugaz y fallido. No convenció a los productores, tampoco al público que después de seis películas no se habituaba a ver a otro tipo a los mandos del Aston Martin. No convenció al propio Lazenby que se veía demasiado joven para el personaje y decidió tomar otros derroteros en su carrera – llegaría a ser uno de los hombres Marlboro en la década siguiente. Conclusión, Connery volvió a la saga en el siguiente título y Roger Moore tomó tras él el relevo definitivo.

“007 al servicio secreto de su Majestad” es un Bond maldito. Y con lo que nos gusta a veces reivindicar el malditismo es hoy uno de los títulos favoritos de los seguidores de la serie. En el film, Bond sigue paseándose por los ambientes más sofisticados, pidiendo sus martinis agitados y no mezclados y tratando a las chicas con su habitual encanto y su puntín machista. Pero al mismo tiempo, este es un 007 inédito y especial. Porque posee uno de los finales más bellos y emotivos de la serie, porque Telly Savalas es un malo con personalidad que impone y las persecuciones en la nieve siguen siendo espectaculares a pesar del croma. Porque John Barry compone uno de los mejores scores de toda la historia de los 007, y porque, en fin, sale Louis Armstrong cantando la maravillosa “We have all the time in the world”. Con todas sus licencias (para matar incluso) ¿se puede pedir algo más para una película de James Bond?
Juan Solo
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1 de octubre de 2009
15 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si por algo hay que empezar a alabar esta obra maestra es sin duda por la excelente banda sonora de John Barry y la hermosa canción de Louis Amstrong que puede escucharse durante la película. Eso sólo para empezar.
Podríamos continuar por la excelente dirección de Peter Hunt y el sólido guión, haciendo de este título el más estricto, el más fiel a la novela, el más realista, y sencillamente el mejor de la saga.
Y todas estas bondades coinciden precisamente con el debut y única aparición como el agente 007 del modelo George Lazenby. Los productores habían empezado a filmar esta obra maestra y aún no tenían Bond, tras el abandono del señor Connery.
Debemos decir que el señor Lazenby transmite un rigor mortis que beneficia sin embargo al personaje haciendo a este modelo, que ni siquiera era actor, uno de los Bond más fieles al personaje literario.
La actriz Diana Riogg, que tuvo sus más y sus menos con el señor Lazenby, está sencillamente magistral y deliciosa(la mejor chica bond) y Telly Savalas es todo un lujo en el papel de villano.
Esta cinta, que ha sido denostada injustamente por no contar con Connery es, hasta Casino Royale(ya con Craig) el mejor Bond de la historia. Invito a que sea vista sin prejuicios y aceptando al señor Lazenby como un Bond a la altura de las circunstancias.
Ya, por continuar y sin desvelar absolutamente nada del guión, diré que no hay un final igual en toda la saga del agente británico. Para mí, un 10.
lucio fulci
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25 de diciembre de 2014
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al llegar a la novela número 11, “Al servicio secreto de su majestad” (la cual se publicaría en 1963), parece ser que alguien sopló al oído de Ian Fleming, que su personaje, James Bond, se merecía ya un efectivo cambio para que no siguiera sonando a “siempre lo mismo” y también para que espantara las bromas que comenzaban a oírse entre los muchachos sobre la inclinación sexual de ciertos héroes como Batman, El Fantasma… y por supuesto, James Bond, que no lucían interesados en contraer nupcias y por ahí se decía que, “el que a los 35 no se ha casado, su pistola apunta hacia el otro lado”.

Esto llevó, entonces, a la simpática historia que aquí nos cuenta, donde, además de un segundo enfrentamiento de Bond contra Ernst Stavro Blofeld -quien ahora planea una guerra bacteriológica de esterilización-, también conocerá a la ‘condesa’ Teresa di Vicenzo, la depresiva hija (con tendencias suicidas) de un poderoso empresario quien, al enterarse de la positiva relación que viene teniendo ella con el agente del MI6, se dispone a prometerle a éste dinero e información sobre Blofeld ¡con tal de que se case con su traviesa muchacha!

Mientras escribía su novela en Jamaica -a muy corta distancia de donde, en ese momento, la EON productions estaba rodando su primera adaptación, “Dr. No”-, alguien más advirtió a Fleming de que, con lo que venía contando, iba a poner celosas y molestas a las fans del agente 007… y entonces, el drama shakesperiano entrará en el cuento, y aunque de manera bastante abrupta, “Al servicio secreto de su majestad” viene a convertirse en algo rompedor en la, por entonces, cansina rutina de la serie.

Por capricho de la productora que nunca se interesó por seguir la historia de Bond en la línea que la traía Fleming, ésta se convierte en su sexta película y es aquí donde se acaba con todas las dudas sobre la virilidad del agente favorito de Moneypenny, quien, una vez más, le verá colgar su inutilizado sombrero. Y en esta adaptación que hiciera Richard Maibaum, se jugará incluso con una serie de divertidas situaciones que, durante un buen rato, pondrán en duda la masculinidad de este James Bond que, con creíble ambigüedad, representa el australiano y hasta entonces modelo de comerciales televisivos, George Lazenby. Sus camisas de boleros, bufanda colorida, falda escocesa… y hasta su “título” de baronet -que la linda Ruby (Angela Scoular) explicará maliciosamente como “una clase inferior de b(v)arón”-, son puntadas que... ¿se propondrá Bond demostrar que son solamente patrañas?

En resumen, <<007 AL SERVICIO SECRETO DE SU MAJESTAD>>, se convierte en una entretenida aventura, comedia y drama, en la que, el ex-editor pasado a la dirección, Peter Hunt, demostrará que se podía imprimir un nuevo estilo a las peleas de Bond, logrando dinamizarlas hasta causar un mayor impacto. Además, cuenta con la preciosa Diana Rigg, quien estará de tú a tú junto a su enamorado, demostrando lo que había aprendido en la serie televisiva, “The Avengers”, de donde provenía. Y, Telly Savalas, hará un efectivo Blofeld, jugando de nuevo a perturbar la paz del mundo.

Pero al público no lo convencerían, suficientemente, los inciertos rasgos físicos y de carácter del nuevo intérprete, y la productora se vería obligada a volver a tentar a Sean Connery para que apareciera en la siguiente entrega, “Diamonds are forever”.

James Bond regresará...

Titulo para Latinoamérica: AL SERVICIO SECRETO DE SU MAJESTAD
Luis Guillermo Cardona
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17 de diciembre de 2006
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realmente me pareció un pelín mala, pero hay algunas escenas, tomas, decorados que merecen una atención aparte. La verdad es que no está a la altura de las anteriores, pero no deja de tener su encanto, quizá por la nostalgia que siempre crea el personaje de Bond. Lanzenby no convence del todo, aunque hay escenas en que se acerca mucho al perfil del personaje.

Escenas malas a destacar son:
1- Al comienzo de la película, cuando está mirando a la chica por la mira telescópica, aparece el borde de la mira, y curiosamente lo que queda a la izquierda de ese borde está al mismo tamaño que lo que hay dentro de la mira.

2- Las escenas de persecución se notan enormemente el fundido de los personajes con un fondo para nada bien insertado que queda a veces hasta ridículo.

3- La relación con Moneypenny en las anteriores entregas es más natural, un flirteo realmente simpático, aquí la pobre muchacha no se termina de creer que este tipo sea James Bond ni a la de tres.

4- Curiosamente el malo, al que dábamos por muerto, aparece en la escena final conduciendo un coche, nadie a quien se le hayan estirado las cervicales podría ir conduciendo un coche y mucho menos sentado.

5- Hay escenas larguísimas que a veces no sabes si vienen o no al cuento de la historia.

6- Por último, decir que la impresora que usa James cuando va a las oficinas del abogado, parece más un fax que una impresora, y sabiendo el gusto de Q por el minimalismo de sus cachivaches ya podría haber tenido algo mejor.

Pero a favor hay que decir que es destacable sus localizaciones, así como el vestuario, una fotografía correcta y que, en definitiva se trate de una película antigua de Bond. Sirve para pasar el rato, siendo un producto entretenido.
Dulce_Utopia
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