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La colmena

Drama Camilo José Cela escribe en el prólogo a la primera edición de la novela: "La Colmena no es otra cosa que un pálido reflejo, que una humilde sombra de la cotidiana, áspera, entrañable y dolorosa realidad (...) no aspira a ser más que un trozo de vida narrado sin reticencias, sin extrañas tragedias, sin caridad, como la vida discurre, exactamente como la vida discurre. Queramos o no queramos. La vida es lo que vive -en nosotros o fuera ... [+]
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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
26 de enero de 2008
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película donde todos participan de la conversación general literaria que se viene sucediendo en el café de doña Rosa en Madrid de la década de los 40 del siglo pasado.
Se habla de la influencia de unos sobre otros, de concursos literarios, y de muchas cosas más, de las ideas de gran importancia y de otras que a nadie importan.
Se mantienen misteriosas comunicaciones que despiertan sentimientos de incertidumbre en los personajes ante el mundo miserable en que viven.
También trata de malas personas, gente miserable, prohibiciones e incluso descubre corazones de oro, que también allí existen.
Es un retrato de la amistad, de la confianza, compasión, y muchas otras cualidades que se dan en el género humano, pero más acentuadamente en los integrantes de esa colmena que es la gran ciudad. Y también de sentimientos, y de formas de ser de una gente empujada a vivir así por la situación que vivió el pais en aquella época.
Reparto de lujo.
Bajo mi criterio merece un 9 sobre 10.
pierrezugazua
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21 de marzo de 2009
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mario Camus (Los Pájaros de Baden Baden) comprimió y seleccionó a los veinte personajes mas relevantes, de más de doscientos, de la novela de Camilo José Cela. El director, nacido en Santander, contó con la complicidad del Premio Nobel de Literatura y que alardea de sus conocimientos en una breve aparición bajo la atenta mirada de algunos de sus creados; Rubio Antofagasta (Mario Pardo), Ricardo Sorbeda (Paco Rabal) y Martín Marco (José Sacristán). Pero en el Café Delicia no solo deambulan amantes de las letras sinó también negociantes de estraperlo tales como el triunfador Mario de la Vega (Agustin González), el sufridor Tesifonte Ovejero (José Sazatornil) y el pícaro Leonardo Meléndez (José Luis López Vázquez) y mujeres de buena apariencia pero faltas de pan y moneda, entre ellas Victorita (Ana Belén) o Julita (Victoria Abril). Con más discreción se pasea por las mesas el amarado Julián Suárez (Rafael Alonso) cuando no puede estar con su amante Pepe "El Astilla" (Antonio Resines). Pero la maestra de ceremonias de este zoo humano es Doña Rosa (María Luisa Ponte) la propietaria del Café y que es la quien decide quién se queda y quién no. Aunque tan acogedor sitio se llena de ciudadanos hambrientos y que combaten el frio exterior llenando sus estómagos de bicarbonato o, con un poco de suerte y céntimos, café con leche caliente.

La posguerra retratada en toda su crudez y en cada una de las almas que se mueven de día y de noche en el microcosmos de un rincón de Madrid. La Guerra Civil finalizó hace años y las diferencias, prejuicios y la desafortunada picaresca se pasean como unos clientes más en el centro del calor del olvido frente a la dura situación de la época.
Natxo Borràs
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13 de diciembre de 2009
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente ejemplo de adaptación literaria de calidad. Destaca el reparto coral, con la presencia de la flor y nata de distintas generaciones de actores, desde unos jóvenes Ana Belén, Victoria Abril, Fiorella Faltoyano, Imanol Arias o Antonio Resines hasta los veteranos Agustín González, Jose Luís López Vázquez o Francisco Rabal.

Excelentemente ambientada en un frío invierno de 1942, el film refleja la miseria, la desesperanza, las nulas perspectivas de futuro o el sometimiento en esos años de posguerra, de una manera casi palpable, ayudado en gran parte por los escenarios, casi todos reales, excepto el café La Delicia, un estudio recreado para la película.
A través de pequeñas historias que se van deslizando desde un efectivo montaje, es un perfecto exponente de la dificultad que pasaron nuestros familiares (restricciones, cartillas de racionamiento, etc).
El descubrimiento del sexo (Victoria Abril), el timo como método de supervivencia (López Vázquez) el estar sin blanca (Paco Rabal y acólitos), y otras tantas situaciones propias de una sociedad decadente y castigada, se dan cita, adornadas por la aparición del propio Cela (Matías Martí, el inventor de palabras) y Antonio Mingote en un breve cameo.
Destacan secuencias como el robo del huevo (entrañable López Vázquez), o las lentejas con bichos.

Mario Camus, estuvo presente en “Encuentros con directores de cine” en el Teatro Cervantes de Almería el 30-XI-2009, para homenajear al gran Jose Luís López Vázquez. Explicaba que fue todo un lujo dirigir a tantos buenos actores. Atribuyó también gran parte del mérito al productor Jose Luís Dibildos.
La presencia de tantos actores importantes fue con la intención de que el espectador no se perdiera entre tantas historias y de esa manera consiguiera identificar a cada uno con su situación. Fuera de España, se tenía la duda de que el espectador la siguiese de igual modo, pero a juzgar por el éxito conseguido en Berlín, parece ser que no tuvo ningún problema.

Presentada en el Festival de Berlín en 1983, ganó el Oso de Oro, en una curiosa historia. Al parecer fue presentada casi al final y el jurado tenía hecha ya su elección. Pero “La colmena” gustó mucho al público, aplaudiéndola incluso mientras se exhibía. Al jurado también parece que le sorprendió bastante y decidieron otorgarle el premio ex aequo junto con “Ascendancy”, de Edward Bennett.
Gabriel Ufa
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31 de enero de 2011
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La colmena" fue un caramelo envenenado que se le dio a Mario Camus. Un reparto increíble (desde José Luis López Vázquez hasta José Bódalo, pasando por Charo López) y la adaptación de una de las obras maestras de la literatura más reciente en castellano. Por ende, muchos caerían en la tentación de juzgar que era un trabajo muy sencillo llevar esta empresa a buen puerto.

Cuanto menos, un gran hombre de cine se lo susurró al oído a Camus cuando llegó el Oso de Berlín: "Muchos pensarán que era fácil hacer esta película. Pero usted y yo sabemos que es muy complicado". Y efectivamente, lo difícil es trasladar el espíritu de ese café desde las páginas cotidianas de posguerra de Cela y mostrarlas como tales, crudas y realistas.

El propio autor gallego hace un interesante cameo, pero no interpreta a un personaje de la obra original, más bien una versión de un inventor de palabras que había probado en un cuentecillo. Su escena con los maravillosos Luis Escobar, Paco Rabal y el resto de poetas, no tiene ningún precio, bohemia pura.

Sinceramente, podemos considerar que estamos ante una de esas piezas mayúsculas del cine español, a la altura de lo mejor de Azcona, Berlanga, Buñuel y la ilustre compañía. A pesar de que hoy tengamos sensación de hartazgo por el tan común tema de la guerra civil, manoseado hasta el extremo por el medio artístico, ésta es de las que merecen la pena.

Dura y cotidiana. Sonrisas detrás del frío invernal.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Libanés
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3 de mayo de 2014
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un tiempo en el que al habitual proceso artesanal que implica la producción de una película se le presuponía, además, amor al cine. Todos los responsables de esta magnífica película nos dan a entender con su trabajo que querían al cine. La fotografía lúgubre, clásica, poniendo agrio color a una época infecta, llena de represión, pobreza y miedo. La dirección un tanto tosca pero vital, fluida y honesta. Las interpretaciones, un compendio de genialidades encabezadas por Rafael Alonso y su composición de 'la fotógrafa', un homosexual sesentón en un entorno hostil... y la bendita insensatez de José Luis Dibildos de adaptar y producir una de las mejores novelas en lengua castellana.

Todo rezuma arte y amor, rebosa calidad y se incrusta en nuestra retina así como en la historia del cine español. Este género de obras perduran para siempre. Un aviso a los cineastas de ahora: aplicaros el cuento, menos marketing de tres al cuarto y más amor.
Redelbe
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