En la boca del miedo

Empezaré esta crítica como empiezo todas y ya me repito mucho. Esta es mi peli favorita de Carpenter y la vi en el videoclub. Me resultó curiosa una foto que había visto con Sam Neil vestido con el traje del psiquiátrico y con toda su celda, cuerpo y ropas llenas de cruces pintadas por él. Inquietante.

Luego vi la película y me cagué, porque la vi con unos tiernos 13 años y las pelis de miedo entonces dan más miedo. Para mí es la gran obra desconocida de John Carpenter. Es muy fácil elogiar La cosa o 1997: Rescate en Nueva York. Son clásicos. Pero En la boca del miedo el bueno de John fue un poco más allá y creo que se dejó llevar por una situaciones tenebrosas y unos personajes inquietantes. Si me preguntan una película de terror que me hubiese gustado hacer esa sería: "En la boca del miedo".

John Carpenter, a veces perdido en vulgares producciones, vuelve por sus fueros y nos regala a los amantes del terror una gran obra de fantástico. Puro Lovecraft, pesimismo cósmico y negro final se imbrican acertadamente para consumar un convincente ejercicio de cine. Fiel al espíritu del creador de Providence, repleta de negra escatología, la película fascina visual y conceptualmente. Carpenter, reencontrado con el Terror, sale con buena nota de la prueba. Su veteranía queda patente en el buen hacer y en el contundente resultado final. Como el experto que es, sabe recurrir a todo el arsenal de que dispone el terror y la ciencia ficción para crear atmósferas y situaciones sobrecogedoras.
Un descreído investigador de seguros es contratado para encontrar a un escritor de terror, líder en ventas, quien ha desaparecido misteriosamente. Aceptado el caso, convencido de ser éste un mero reclamo publicitario, es atacado por un enajenado, hacha en ristre, que resultará ser el mismísimo representante del novelista en cuestión. En el transcurso de su búsqueda las cosas empiezan a enturbiarse, cediendo la realidad ante los embistes de una locura que llega desde espacios cósmicos de demencia y horror ancestrales.
Acertados actores, con el incrédulo Sam Neill a la cabeza y cameo de Charlton Heston incluido, para una obra llena de referencias, con inolvidables momentos que quedan grabados en la retina. Correcta en el uso de efectos pero consciente de su abuso, escenas que incomodan sin el uso de gore y brillan simplemente por su tratamiento formal. Los monstruos tentaculares y amorfos solo se entrevén, consciente el señor Carpenter de que sugerir vale más que mostrar en cuanto a seres primigenios de bajo presupuesto se refiere. Maestro del terror y gran conocedor de los recursos del género, el director norteamericano maneja a su antojo los resortes visuales, jugando con los colores y la fotografía para generar malestar y desasosiego, angulares amplios y un retorcido ritmo. El guión resulta notable así como su desarrollo sostenido, virtudes ambas que acompasan las características formales ya mencionadas para concluir una gran película que todo amante del género fantástico debiera visionar. Si eres fan del terror, de Howard Philips Lovecraft y de la buena ciencia ficción, esta película no te decepcionará y te reencontrará con el Carpenter más querido por su gente.

Actualmente contamos con aquella premisa de que ya está todo visto, de que hoy día ya no hay historia capaz de sorprendernos, y que únicamente la que nos acabará resultando más intensa y 'realista' de todas ellas es la única que consiga realmente atraparnos en su interior, sea como sea... Curiosísima y tremendamente original premisa que destiñe no mucho, sino muchísimo olor a un Stephen King en su apogeo (no en vano de este trasnochado Sutter Cane podemos encontrar aspectos con el que referenciar al genio de Portland) y un tremendo aroma casi homenajeador a Lovecraft en el desarrollo gótico y psicológicamente oscuro de la propuesta.

Siendo uno de los más veteranos de la cuadrilla, poco más se puede decir de Carpenter como narrador, excelente se le queda corto. El problema de este aceptable thriller fantástico deriva más bien cuando el guión parece que se le escapa de las manos a director, guionista y hasta apuntador si es necesario, convirtiendo esta curiosa pesadilla que engancha como pocas en sus primeros y escalofriantes compases y acaba cayendo en la desmesura de una absurda paranoia propia de un trasnochado David Lynch.
Es cierto que cuando se acerca a su desenlace, ese juego con el metalenguaje cinematográfico hasta cierto punto mola y todo (también muy propio de su director) pero cuando las cotas surrealistas se elevan de forma tan descarada y apenas son capaces de finiquitar con mucho acierto la faena, la propia peli es la que pierde gran parte del rumbo que hasta ese momento parecía haber trazado.

Presupuesto moderado tirando a bajito muy bien aprovechado (sensacionales escenarios), reparto correctito más o menos dentro de sus posibilidades con un Sam Neill en pleno apogeo y el cameillo de un Charlton Heston que andaba por ahí, y efectos especiales bastante atractivos. Película algo sobrevalorada en su conjunto, quizás por aquello de que en los 90 una cierta originalidad no era precisamente una de las grandes bazas de casi cualquier realizador que se precie. Ni es inolvidable ni apesta, cuanto menos una curiosa mezcla entre dos de los maestros del fantástico del S.XX de la mano de unos de los mejores narradores cinematográficos que ha conocido el género. Aceptable.

·LO MEJOR: La trama engancha desde el primer momento.

·LO PEOR: La triste desmesura en la que va cayendo conforme avanza la trama.

Sin duda, esta película cae del lado del mejor Carpenter. Las actuaciones son buenas, la dosis de intriga es la correcta, pero sobre todo cabe destacar el guión, de impecable realización.
Pienso que es una película poco conocida y valorada, pese a acercarse mucho al nivel de la magnífica "The Thing". Se siente un cierto aire retro de las mejores películas de los ochenta (que sigo pensando, es la década en que se hicieron mejores films de terror).
Original por los cuatro costados, no faltan toques de género fantástico que provocan esa fascinación de la que solo los amantes del buen terror (y digo terror, y no gore o sustos, que es lo que está ahora de moda) podrán participar en toda su genialidad.
Muy buen final, buenos giros del guión, excelente montaje y buena actuación del siempre correcto Neill.
¡Viva Carpenter!

Esta película, como bien se ha comentado en otras críticas, desprende un olorcillo típicamente ochentero a pesar de ser del año 95. Pero esto no tiene porqué significar que sea mala, es más, diría que incluso crea un efecto contrario. Evidentemente, y como suele pasar en las obras de Carpenter, no cuenta con un amplio presupuesto, algo que se deja notar en algunos apartados como los efectos especiales.

Alejándonos pues de efectismos, Carpenter consigue, para variar, una magnífica ambientación, muy al estilo de otras clásicas obras suyas, introduciéndonos poco a poco y casi desde el comienzo en una intrigante y malsana atmósfera en la que repentinamente comienzan a sucederse una serie de momentos realmente escalofriantes que consiguen poner los pelos como escarpias. Llegado este momento de clímax de terror, más o menos a mitad de película, pensaba que estaba ante una excelente película del género y, que yo recordase, probalemente la mejor de la década de los 90, tanto de Carpenter (que hasta la actualidad no ha vuelto a hacer ninguna tan relevante)como del terror en general. Pero este momento de clímax no es sino un punto de inflexión, a partir del cual el film entra en una suave decaída, pues algunos momentos ciertamentes brillantes son acompañados de situaciones algo incoherentes y forzadas que pueden hacer la historia algo incomprensible y caótica.

A Sam Neill nunca lo he considerado un actorazo, pero creo que cumple bastante bien en este papel, rodeado de secundarios poco relevantes y un Charlton Heston casi imperceptible.

En definitiva, no creo que sea la mejor película de este (a mi entender) brillante director, pero si es muy destacable en algunos momentos, sobretodo la primera parte del film. Además, resulta muy ágil y, como ya he dicho, con situaciones que hacen entender el porqué a este género se le llama terror, algo que últimamente no se consigue con mucha habitualidad.