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Solaris

Ciencia ficción. Intriga Un científico es enviado a la estación espacial de un remoto planeta cubierto de agua para investigar la misteriosa muerte de un médico. Adaptación del clásico de ciencia-ficción del escritor polaco Stanislaw Lem. (FILMAFFINITY)
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Críticas 121
Críticas ordenadas por utilidad
23 de agosto de 2011
78 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas películas de ciencia-ficción pecan de ser obvias, sobreexplicadas o de intentar epatar con efectos especiales que encubren su escaso contenido. "Solaris" adolece del defecto contrario, convirtiéndose en una obra tan minimalista, despojada y metafísica que casi echa a patadas lo que de ficción y de ciencia pudiera haber en ella. Es cierto que las descripciones del espacio y las abundantes disquisiciones científicas pueden no ser lo crucial en el fantástico libro de Stanislaw Lem, y que lo que en él marca la diferencia sea su compleja visión del ser humano y su maduro tratamiento de la ciencia-ficción, tan cercano a la reflexión filosófica. Lo que es innegable es que en ese libro hay un sentido de la maravilla, un deslumbramiento por la aventura espacial -aunque ésta se revele decadente y oscura- que no figuran en la versión cinematográfica de Tarkovsky. Ni tampoco está en ella el soterrado sentido del humor del libro, esa exquisita ironía que empapa toda la aventura espacial y la reflexión sobre su naturaleza.

Puedo entender que, por una búsqueda de la esencia del libro, por un lado, y la obvia carencia de recursos técnicos, por otro, Tarkovsky decidiera ser más papista que el papa y tratar de plasmar el núcleo mismo del libro, su meollo intelectual. Por eso le ha salido una película tan... pura. Y no, para mí, en el buen sentido: el planeta de Solaris que Lem concibió es de una riqueza abrumadora, y en la película apenas se muestra como mero -y casi innecesario- telón de fondo, un trámite por el que pasar de puntillas para centrarse en los elevadísimos temas del amor, el individualismo y, en general, la condición humana. Y no, una película no debe mimetizar la obra en que se basa, pero es peor aún traicionar su espíritu por, imagino, miedo a vulgarizar algo tan etéreo, tan delicado como "Solaris".

¿Un Quijote sin molinos, caballeros andantes y aventuras, o Moby Dick sin ballenas y arpones siguen teniendo valiosas reflexiones? Probablemente sí, pero serán otra cosa, y su contenido se volverá estéril y tedioso. Lo mismo "Solaris", que se vuelve una estirada sucesión de bellas y estilizadas imágenes, de sesudos discursos apenas contextualizados, de personajes fieles al espíritu de la novela, pero tan esquemáticos que sus motivaciones y reacciones se vuelven casi incomprensibles. Y es que, por último, me cuesta imaginar cómo alguien que vea esta película sin haber leído previamente el libro es capaz de entenderla razonablemente, de hilar todos sus cabos y de alcanzar esas enjundiosas reflexiones que, en efecto, se plantean.
ThrashJazzAssassin
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14 de octubre de 2015
75 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tovarishchi pedanty tarkovskistas ¿hacéis crítica de cine o la hacéis de filosofía y literatura? Comprendo que os gusten los dilemas de naturaleza metafísica y ética de Solaris. Vale. Pero el mérito en este caso no es de Tarkovsky sino del escritor polaco Stanislaw Lem. Lo mejor de la película es la novela, esa misma novela que este plomizo film intenta hacer aborrecible.

Ciertamente es una película de culto, pero de culto a san Tedio, a santa Modorra, a Nuestra Señora del Santo Sopor, o al casi imposible “despertar” de Buda. Película de culto a la Divina Somnolencia con un botafumeiro cargado de opiáceos.

Eso no ha impedido que, sujetándome los párpados con pinzas de la ropa, haya conseguido disfrutar de la belleza de bastantes planos parsimoniosos del maestro Tarkovsky, de la música de Bach, de los homenajes a Pieter Brueghel El Viejo, y de todas esas reflexiones de la novela sobre lo irrepetible de la vida y del amor, sobre la imposibilidad de las segundas oportunidades, sobre esa moraleja hedonista de que más valen amores en mano que ciencias volando.

¡Pero qué manera de estropearlo todo regodeándose en el tedio cargante, lento, soso, tonto y críptico! Dan ganas de gritar herética “que viva el bendito Rafael Azcona, el santísimo Woody Allen, el divino Billy Wilder”.

Otro mérito que hay que reconocerle a esta película de magufos solarísticos es que resulta hipnóticamente interactiva: el cerebro se te va convirtiendo en protoplasma y acaba armonizando con el gelatinoso océano de Solaris. No es broma. Es todo un logro. Se diluye la separación “obra/espectadora” y te quedas sopa, así… como… entre… remolinos… de sueño sádico y fangoso.

Compararla con esa maravilla indiscutible que es 2001: una odisea del espacio… es un insulto a la inteligencia (terrestre y extraterrestre). La comparación dejaría en ridículo a Solaris y violentaría a un Tarkovsky que afirmó no haberla visto.

Uno de los grandes errores de todos los directores del panteón momificado, pedante, aburrido y amargado, creo que consiste en que no comprenden –porque no quieren, no pueden o no saben- que si el mensaje de una película es profundo y espeso –como el océano de Solaris- hay que rodarlo y montarlo con gracia, con ritmo, con ligereza, con emoción, con intriga, con lucidez, con poderío visual, con ironía, con humor… para atenuar su cargante gravedad; y no rodarla y montarla con esa cachaza sermonera, plúmbea y repetitiva, estancada y oscura. Y al no comprenderlo, estos pretenciosos camaradas lo que consiguen es que su reflexión estética y ética, sobre lo humano y sobre lo eterno... se nos eternice de un modo inhumano.
Yolare
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4 de agosto de 2007
86 de 121 usuarios han encontrado esta crítica útil
* Todo lo que diga sobre esta película es poco. Posiblemente mi película favorita. Son tantas las reflexiones a las que incita, tantos los diálogos abrumadores, las secuencias imborrables, de excelsa e inquietante belleza, la valentía en su realización.

Film lento, lentísimo; sí, pero que más da esto cuando agita tanto en nuestro interior.
La frialdad y el tono irreal de su onírico ambiente turba y somete desde los primeros segundos. No hay mejor prólogo a esta película que esos solemnes pasajes musicales de Bach.

* Por lo visto, la novela en que se basa no contempla esa introducción terrestre, no sitúa la acción primeramente en nuestro planeta, pero que gran acierto el de Tarkovski haciéndolo así; ¡Que magnífica forma de introducirnos en la órbita de lo que va a exponernos a continuación! Película para elucubrar en miles de dimensiones. Miles de mundos y universos en los que penetrar, obvios y personales.

* Como ya saben quienes suelen leer mi modesto blog, no soy muy dado a comentar aspectos técnicos de las películas, porque, pese a reconocer abiertamente mi ignorancia al respecto, me da congoja referir realidades que saltan a la vista, o incurrir en errores en el vocabulario, o cualquier otra cosa. Pero si me gustaría señalar que, como ocurre en secuencias de “Stalker” o “El Espejo”, y no se si será habitual en otras obras de este señor, me fascina como a veces el movimiento y las evoluciones de la cámara parecen independientes respecto a las de los actores, cosa que me desconcierta, al ganar estos, fuera de plano, posiciones sorpresivas que uno no puede anticipar, y que a veces de una sensación de ruptura y confusión.

O esos primeros planos, o muy velados, o tan cercanos y cerrados, asfixiantes, intrusivos, que disparan nuestra imaginación pero engañan nuestra intuición. Por no hablar de la infinidad de detalles en los planos generales y abiertos, que quizá no nos sirvan de mucho en la “historia”, pero que enriquecen lo que nos narramos a nosotros mismos y lo que se quiere plantear, ayudando a disparar nuestras cavilaciones.

* Fuera del interés que pueda revestir esta película como obra de ciencia-ficción, con sus ideas y especulaciones metafísicas, científicas, o sean de la naturaleza que sean, los personajes están tan soberbiamente tratados en sus circunstancias y los actores bordan papeles tan impactantes, que cuesta abarcar todo lo que este film imprime a todos los niveles.

* Mezcla de ciencia-ficción, drama; la complejidad de la relación entre Kelvin y Hari es inabordable, igual que las experiencias e impresiones de todos los pocos personajes. Empatizar con todos ellos resulta vertiginosamente turbador.

* Y en fin, aquí me detengo con humildad. Escueta reseña para un film insondable. Véase, y que cada cual opine, piense, y sienta.
irian hallstatt
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31 de mayo de 2008
87 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mi desgracia la he visto por la mañana y en versión original subtitulada. Me he desconectado con mucha facilidad, puesto que el ritmo de la película se me ha hecho cadencioso-tedioso. Valoro la filosofía subyacente y la plasticidad de algunas secuencias, pero creo que ha envejecido mal, o al menos no todo lo bien que debería.
Sólo la recomendaría a un tipo de filmaffiniteros concreto concreto: muy gafapastero, o amantes de Asimov.
Ya podéis crucificarme amigos, ya que hasta mis almas gemelas difieren de mi votación esta vez.
Feldon
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7 de abril de 2010
60 de 84 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde ayer mismo mi Santísima Trinidad de la Ciencia Ficción Cinematográfica (“El planeta de los simios”, “2001, una odisea del espacio” y “Blade runner”) ya es historia. A partir de ahora, cada vez que necesite aludir a mis sci-fi favoritas deberé olvidarme de tríos, ternas e hipóstasis varias y utilizar otra denominación (¿Póker sideral? ¿Cuarteto galáctico, quizás?) que me permita expresar de forma pública y notoria que son ya cuatro -y no tres- las pelis de ciencia-ficción que a día de hoy ocupan un privilegiadísimo puesto de honor en mi sacrosanto altar cinéfilo. ¿La nueva incorporación? “Solaris”, por supuesto.

Porque sí, la peli de Tarkovski podrá ser todo lo laaarga, leeenta y espeeesa que queráis pero os puedo asegurar que hacía mucho tiempo que una peli no me provocaba una batida de coco tan impresionante. Una batida de coco en la que aspectos tan distintos como la congoja existencial o el amor pugnaban por seducirme y en la que la música y las imágenes de Tarkovski me tenían absolutamente pasmado, boquiabierto y patidifuso. Aún hoy sigo dándole vueltas a Solaris, a ese océano pensante, a esa especie de entidad extraterrestre capaz de materializar nuestros propios sueños, nuestros propios recuerdos, para que éstos interactúen con nosotros y pongan a prueba nuestra razón… y nuestros sentimientos.

En fin, que la veáis. Pero ya. Sobre todo si sois de los que, de vez en cuando, os gusta darle alpiste a la mollera. No os arrepentiréis. Ah, y ni puto caso a esta humilde crítica. La peli es infinitamente mejor ;)
Taylor
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